INTRODUCCION

Al fin el día había llegado. Los grandes salones de Hogwarts estaban más majestuosos que nunca para recibir a todos los alumnos que llegarían a cumplir con otro año más de estudios. El banquete para esa noche estaba listo, y ya se encontraba en hermosas fuentes de plata sobre las mesas de cada casa.

Cuando las puertas por fin se abrieron, todos los alumnos entraron al gran comedor y se sentaron en sus mesas respectivas, estaban muy entusiasmados por saber qué nuevos integrantes tendrían, y no podían dejar de hablar de ello.

Los profesores también estaban muy emocionados, bueno, casi todos, porque había uno, en especial, al que se le notaba muy nervioso.

- Profesora McGonagall, ¿está usted bien? – dijo inquisitivo el pequeño profesor de encantamientos. – la noto un poco… tensa, sí, sí, tensa… diría yo.

Pasaron unos minutos, en los que McGonagall estuvo observando atenta a los alumnos, antes de responder, mirando de un lado para otro, como buscando a alguien.

- Oh… si profesor Flixster, no se preocupe, probablemente estoy imaginando cosas.- respondió la profesora de transformaciones, pero luego, dijo para ella misma "pero dónde se han metido estos".

Los alumnos nuevos empezaron a entrar en fila, algunos con miedo, y otros nerviosos por saber en qué casa les tocarían. Poco a poco, fueron llamados por la profesora McGonagall, que todavía lucía un poco preocupada, para ser asignados a sus casas, por el sombrero seleccionador.

Uno a uno, todos iban siendo llamados– Griffith, Ethan…., Hornet Lucia….y el sombrero respondía rápidamente- Ravenclaw… Slytherin- seguido por aplausos de los alumnos y profesores.

Mientras tanto, en la mesa de los Gryffindor, algo parecía no estar bien.

- Este año va a ser genial – decía una pelirroja de ojos verdes.

Ay Lili, y como puedes estar tan segura de eso, este año son los TIMO's, además cada año es más difícil que el anterior… y encima este año nos toca llevar…- le respondía Niki Rosenthal, una chica de pelo negro brillante y largo, y ojos color gris.

- Niki… no estoy hablando de eso… ¿es que no te has dado cuenta todavía?- decía Lili nuevamente.

- ¿De qué hablas Lili?, ¿cuenta de qué?

- De que ciertas personitas indeseables no están- decía su amiga, volteando los ojos, como si fuera muy obvio.

- Espera, espera, ahora soy yo la que no entiende… ¿de qué rayos estás hablando Lili?- en ese momento, una chica que estaba al costado de Niki y que había permanecido callada, escuchando todo, entró en la conversación.

- ¿Pero cómo puede ser que ninguna de las dos se haya dado cuenta?- Lili estaba irritada de que ninguna de sus amigas entendiera lo que ella trataba de decir. – Puedo creer que Niki no entienda, porque ella es demasiaaaado buena con todos, hasta con esos, pero me sorprende de ti Soleil – repetía Lili hablándole a la chica que estaba al costado de Niki.

- A ver…a ver… voy a tratar de entenderte… personitas indeseables… no es Snape porque la grasa de su cabeza brilla hasta acá, además a ti te cae bien… no sé porque pero bueno…, no es Suzanne Bones porque su risita estúpida no ha dejado de sonar desde que llegamos, no es Florence Stuttgart porque está ahí como siempre rodeada de chicos que se la comen con la mirada mientras ella se ríe, así que eso sólo deja espacio para Potter y Black, pero ellos están al costado de Remus que está justo ahí.- Soleil Woods había repasado lentamente a todas las personas que no le caían bien, y había terminado señalando a Remus, que se encontraba hablando amenamente con Tristán Simmons, un simpático chico de 6to año y Peter Pettigrew, pero no había rastro de Potter y Black.

Las tres chicas miraron rápidamente cuando Soleil señaló a Remus, y se dieron cuenta que algo faltaba.

- Qué raro, donde estarán Sirius y James, ellos nunca se pierden el banquete- decía preocupada Niki mientras trataba de ubicar a sus amigos con la mirada.

- Lili, y como puedes estar tan segura de que no están por ahí con alguna chica, como siempre lo hacen.- Soleil parecía haberse dado cuenta de lo que pensaba su amiga.

- Es muy fácil mi querida amiga. Nadie los ha visto en el expreso de Hogwarts, ni siquiera Remus, además, no estuvieron en los botes que nos trajeron hasta acá, y lo sé porque ellos siempre hacen alguna de sus estupideces para que todas las chicas los aplaudan, y por último Potter no ha venido a molestarme en todo el camino, y él siempre lo ha hecho durante estos 5 años. – La pelirroja parecía muy convencida de lo que pensaba.

- Bueno, de repente tienes razón, eso sería genial, un año sin Potter ni Black que nos molesten y que nos hagan perder puntos en todas las clases… si… ya lo imagino… sería perfecto. – Soleil tenía cara soñadora mientras decía esto.

Por otro lado, en la misma mesa…

- Peter… ya te he dicho como mil veces que no sé donde están Sirius y James. Durante todo el verano me han mandado cartas diciendo que tenían un súper plan, pero de repente los descubrieron antes de que pudieran hacerlo… no sé. – Decía Remus Lupin un poco alterado.

- Pero Remus… tú crees que sea posible que ellos no vengan a Hogwarts… que voy a hacer sin ellos, no, no, no quiero imaginármelo, ellos tienen que venir. – La rata Pettigrew hablaba muy nerviosamente, mientras Remus trataba de alejarse de él y hablaba con Tristán.

Ya faltaban pocos alumnos para terminar con la selección, y todavía no había rastro de James y Sirius, para McGonagall, sólo podía significar una cosa: Problemas, pero todavía no sabía lo que iba a pasar así que no podía detenerlo.

- Zagreb, Leopold…. Zomel Michael…. Y por último Zumong Raphaella… - decía sin emoción alguna la profesora.

Una vez que la selección hubo terminado, Dumbledore empezó con el típico discurso de bienvenida, que fue más bien corto, pues alegó que tenía hambre y le era imposible hablar con el estómago vacío. Inmediatamente, dio la orden, y las tapas de las fuentes donde estaba la comida salieron flotando hacia la cocina, y los alumnos, algunos más hambrientos que otros, estaban felices, bueno casi todos.

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!- gritaba una Slytherin llamada Maya Whitaker, mientras su propia comida la atacaba.

En un minuto, todos los Slytherin ya se encontraban en una guerra literalmente de comida, donde presas de pollo golpeaban en la cabeza a los que los iban a comer, las habichuelas formaban batallones, para luego salir disparadas para atacar con un grito de guerra, por su parte, los purés de calabaza y zapallo salían disparados para encontrarse con las caras de los comensales.

Todo era un caos, sin embargo, los otros estudiantes que se encontraban en el comedor parecían disfrutar de todo lo que veían, incluso se caían de sus asientos por reírse del show que protagonizaban los Slytherin.

Dumbledore, después de contemplar por unos minutos la grave situación de sus estudiantes, paró el hechizo que le habían aplicado a la comida, se paró, y dijo:

- James Potter y Sirius Black a mi oficina inmediatamente. – dicho esto, Dumbledore se paró y desapareció del gran comedor.

Seguido de esto, hubo un silencio que sólo fue roto por las risas de dos chicos que se encontraban detrás de una puerta. A continuación, estos se dirigieron a la mesa de Gryffindor, donde cada uno agarró un par de panecillos. James se acercó donde estaba Lili, y como siempre, trató de seducirla, a lo que ella respondió con un típico – lárgate Potter- y luego ambos chiscos tranquilamente salieron por las puertas del gran comedor, no sin antes hacerles una venia los alumnos que estaban en Slytherin.

Inmediatamente, todos, excepto los Slytherin claro, empezaron a aplaudir y a reírse nuevamente.

- Diablos, ya empezamos de nuevo, y yo que pensé que este años iba a ser mejor.

- Si, lo sé Lili, pero tienes que admitir que fue una buena broma- dijo Soleil a su amiga.

- Remus, ¿viste eso?, fue genial, ¿porque no me habrán contado de su broma?, osea… tu eres prefecto, y te dijeron que iban a hacer algo grande, pero a mí no me dijeron nada – decía Peter- ¿por qué?

- Porque sabían que lo ibas a arruinar- contestó Remus sin pensar.

- ¿Qué?

- Digo….porque… ellos son tan buenos amigos que no querían que te castiguen a ti. – dijo Remus quien no pudo pensar en una mejor excusa que esa.

- Ahh… ya… que buenos amigos tengo- Peter, como siempre, se lo tragó.

Mientras tanto, en la oficina de Dumbledore:

- Chicos, no les voy a preguntar porque lo hicieron, porque no serviría de nada, pero creo que después de tanto tiempo ustedes deberían de saber lo que les voy a decir.

- Castigados – dijo el chico del cabello negro azabache revuelto, mientras su amigo le tiraba un codazo por lo bajo.

- Cierto, muy cierto señor Potter.

- ¿Limpiando la torre de Astrología? – preguntó Sirius.

- No, me temo que esta vez el castigo será más severo- joven Black.

- Ya sé, tendremos que limpiar el baño del tercer piso- decía James, refiriéndose al apestoso baño que no había sido limpiado desde hace 20 años.

- No señor Potter, aunque suena tentador.

- ¿Tendremos que ir al bosque prohibido?- Sirius seguía inventándose castigos, como lo hacía para la clase de Adivinación.

- Mhmhmh, me rindo – dijo James Potter, mientras miraba a su amigo – ¿y tú Sirius?

- Sí, yo también, ya mencioné todos los lugares que hemos tenido que limpiar antes, y no se me ocurre otro.

- Bueno jóvenes, en vista de que no tienen más ideas, les diré su castigo. – Dumbledore se había asegurado de tener el castigo perfecto para esta ocasión. – Tendrán que limpiar el salón del caldero que se encuentra en las mazmorras- iba diciendo el director mientras los chicos lo miraban.

- ¿Eso es todo, profesor?- preguntaron los chicos, no sería fácil limpiar el sucio salón sin magia, pero no era imposible.

- No, paciencia, después de limpiar esa aula, deberán de hablar en público durante la cena de mañana, y dirán un discurso pidiendo perdón a los Slytherins por los incidentes que ocurrieron durante la cena.- Una vez que el profesor terminó de decir esto, no pudo ocultar sentir satisfacción al ver las caras horrorizadas de los dos jóvenes ante lo último que dijo.

- Profesor, por favor, por lo que más quiera, no nos puede hacer esto, eso no- suplicaba James.

- Si, James tiene razón, ¿no cree que ese castigo es un poco estricto?, nosotros solo queríamos animar un poco a los demás estudiantes- decía un desesperado Sirius.- Le prometo que nunca más, por el resto de la…semana molestaremos a los Slytherin.

- No, joven, el castigo ya está dicho.

- Qué tal si por el resto del mes no los molestamos, ¿nos quitaría el castigo?- intentaba James esperanzado.

- Lo siento, pero esta es la única forma en la que puedo hacerlos entrar en razón.- dicho esto, Dumbledore invito a los jóvenes a que se retiraran de su oficina, y estos lo hicieron.

- Diablos James, ahora que hacemos

- No lo sé Padfoot, supongo que tendremos que hacer el discurso.

- ¿Qué?, estás loco, y hacer el ridículo frente a todo el colegio, frente a nuestro club de fans…

- Ya lo sé Sirius, pero no nos queda otra.

Los dos jóvenes empezaron a prepararse para el discurso del día siguiente, mientras se dirigían a su habitación. Una vez que llegaron, se encontraron con que Remus y Peter ya habían terminado la cena, y se encontraban esperándolos.

- ¿Y?... como les fue… ¿cuál es el castigo? – preguntó Remus, mientras leía un libro de dimensiones paralelas.

- Terrible, tenemos que limpiar el cuarto del caldero que está en las mazmorras- decía James con cara de alguien que lo envían a la muerte.

- Ahh… pero eso no es tan malo, han tenido que limpiar cuartos peores, como el día en que limpiamos el baño del tercer piso, eso sí fue asqueroso. –continuaba Remus tratando de alentar a su amigo.

- Eso no es todo… tenemos que… que…- James no pudo continuar. Remus miró a Sirius.

- Tenemos que pedir disculpas a los Slytherin, en un discurso, a la hora de la cena de mañana. – dicho esto, Sirius se tiró en su cama boca arriba.

- Eso no suena muy bien, felizmente que a mí no me castigaron así nunca. – Remus estaba contento de su suerte, mientras sus amigos lo miraban con cara de odio.

- La broma que hicieron estuvo genial- decía Peter por primera vez en la conversación.- todos aplaudieron hasta que McGonagall los tuvo que callar.

- Sí, lo sabemos, estuvimos geniales, como siempre, apuesto a que muchas chicas querrán salir con nosotros después de esto, aunque dudo que las Slytherin nos pidan algo.- Sirius ya se encontraba otra vez de pie, como si nunca lo hubieran castigado.

- Jajá, sí, fue una de las mejores bromas hechas a los de Slytherin, todavía me acuerdo de sus caras de terror, y cuando trataban de defenderse con sus tenedores y platos.- James otra vez estaba riendo.

- Y… volvieron a la normalidad. – Remus parecía acostumbrado a esta clase de actuaciones de sus amigos.

La noche siguió avanzando y los 3 merodeadores y Peter seguían hablando de la broma del día, hasta que poco a poco, se durmieron.

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Espero que les haya gustado al menos esta introduccion, este es mi primer fic asi que necesito que me digan que tal esta para ver si lo continuo o no. Ademas de sugerencias y bueno.. lo que quieran decirme!