Afuera el frío calaba los huesos, pese a la multitud de personas que transitaban en las calles, el calor humano se disipaba. Era un grato alivio ingresar en esa cafetería, el olor a canela inundaba el ambiente y el calor del inmenso hogar, ubicado en el centro del salor, reconfortaba el cuerpo. Adoraba ese lugar. Daba la bienvenida por donde se viera o se posara uno. Desde los mullidos sillones, que te invitaban a quedarte dormidos en ellos, la bella imagen de ese hogar, a cuyo chisporrotear de llamas solo lo separaban del resto del local unas paredes de vidrio traslúcido.

Ni que me conociera tán bien. Mi acompañante ya se encontraba ubicado en mi lugar favorito. Apartado del resto de las mesas, al lado de una ventana estaba esta pequeña mesa para dos, estratégicamente ubicada, de forma tal que tenía una vista casi panorámica de toda la confitería, en especial del hogar, y sin embargo, una bella vista al exterior donde se apreciaba como se agolpaban los copos de nieve. Tercer día consecutivo de nevada. Una humeante taza de chocolate, unos ricos bizcochos de limón y un buen libro harían mi tarde de relajación perfecta.

Pero hoy tenía otros planes. Bien divisé a mi mejor amigo, caminé esquivando sillas y comensales, pero a paso firme.

-Llegas tarde Granger- me sonrió de lado.

-Fue apenas un minuto.

- Para ser exactos un minuto veinte, tiempo suficiente para ordenar por ambos.

-Lo de siempre?

-Lo de siempre, aunque me tomé la libertad de hacer un mínimo cambio, es viernes, hay que disfrutar.

Sus ojos tenían una chispa de diversión, juguetones, se traía algo entre manos. Suspiré profundamente mientras dejaba mi abrigo en el respaldar de una tercera silla que me acercó él.

-Que tal tu semana? Mucho estrés con las invitaciones? -la ironía nunca podía faltar.

-En serio?! Vamos, si sabes como terminó- su risilla me perforaba el cerebro, su pequeño deleite en verme fastidiada.

-La comadreja se lo perdió...bueno, no me mires así-lo quería matar- esta bien, Weasley se lo perdió...Contenta?

-Un poco, solo un poco... pero sí, una larga semana. Pero hubiera sido un tremendo error continuar- carraspeo, hechándose hacia atras en su asiento, mirando hacia el techo con la expresión de "gracias Merlín, por fin la iluminaste!"

-Hace cinco años que te vengo diciendo lo mismo! Que no era para tí! Y que hiciste? Me mandaste a fritar esparragos a China! Y ahora...?

-Tenías razón- admití resignada

-Siempre la tengo Granger, siempre.

Nuestros pedidos se aparecieron en la mesa. Como dsifrutaba tomar la taza con ambas manos mientras el calor entibiaba mis huesos, me producía un exquisito escalofrío por toda la espalda, difrutaba mucho de eso. Pero el chasquido de unos dedos a la altura de mis ojos cerrados me sacó de mi ensoñazon.

-Vamos Granger, parece que estas teniendo un orgasmo con esa taza...- automáticamente sentí que todos los colores se me venían a la cara, infeliz. Traté de cambiar el tema.

-Como se encuentra Scorpius?

-Él? En estos momentos siendo muy mimado por mi madre y malcriado por mi padre. En resumidas cuentas, se encuentra bien.

-Me alegro. Y sabes algo de ella? Ya pasaron, dos años.

-Un año, siete meses -enarqué una ceja, necesaria tanta presición?- Y si, está saliendo con un banquero, en lo que va del año cambió tres veces de departamento, renunció a dos trabajos, paso de castaña a pelirroja y ahora castaña de nuevo. Conclución, las muggles estan locas! Locas Granger, locas!

-Por si lo olvidas... yo soy...-pero no me dejó terminar la frase.

-Alto! No eres muggle. Eres una bruja que por las eventualidades del destino tienes padres muggles, que algo de magia deben tener para que nacieras como naciste. Yo hablo de muggles, muggles. Y están todas locas.

Me heché a reir, era muy cómico ver como trataba de defender la teoría que postulaba, y no era menos. Desde hace tres años que estudia la genialogía de todos los brujos y brujas y la evolución de los muggles hacia la magia.

-Hace cuanto fue eso?

-Lo de Natasha? Cuatro años. Que locura!

-Estuviste dos años desaparecido, quién iba a pensar, que vos, de entre todos los magos, se iba a enamorar de una muggle.

-Y segirla hasta Francia? En mis años en Hogwarts ni yo me hubiera creído capaz de algo tan descabellado.

-Y regresaste con regalo y todo...jajaja

-Eres perversa Granger-suspiró- fue lo mejor que me pasó. El volver a casa con el pequeño en brazos y ver la cara de felicidad a mi madre sin importar qué...

-Y Lucius?-se encongió levemente de hombros.

-Hoy lo malcría, ya ves.

-Bueno, profesionalmente, vamos bien, pero afectivamente...

-Dejamos mucho que desear... son las cosas de la vida.

-Es nuestra actitud ante las relaciones...

-Habla por tí misma, yo ya tengo un hijo, tu ni llegaste al altar...

-Eso fue un golpe bajo, al menos no soy madre soltera, como cierto padre que conozco...

-Al menos no mandé a fritar espárragos al único tonto que me daba vueltas...

-Que estas queriendo decir? Que no puedo conquistar a nadie?

-No lo quería decir así, pero vas bien encaminada Granger.

-Draco Malfoy, si quiero te puedo tener a tí zumbandome como abejita a la miel- entrecerre mis ojos y me recliné sobre la pequeña mesa, lo que hizo que él dejase escapar una tremenda carcajada.

-Que Merlín y Flamel me libre de semejante castigo!

-Uggg! Juro que te golpearía hurón!

-Esa es manera de comportarse? Una alta funcionaria del Ministerio de Magia? Pobres padres, pagaron semejante colegio de magia y hechicería, ni que hablar de las Academias, y terminamos en esto Granger?

-Y para cuando te acostumbrarás a llamarme por mi nombre.

-Nunca Hermione, por que haces esas preguntas tan tontas.

Sin más, se levantó de su asiento, me acercó mi abrigo y dejó pagada la mesa. Cuando intenté dar siquiera un par de pasos, mis rodillas flaquearon. En un rápido movimiento, Daco me sostuvo por la cintura. Mis mejillas ardían, y no sabía si era por la vergüenza que sentía o algo más.

-Vaya, no pensé que fueses tan floja-fue cuando recordé que mencionó un cambio en el pedido, algo que salía de lo usual.

-Que era el toque del que hablaste?

-No te diste cuenta? Pedí que le agregasen una medida de licor de fuego al chocolate. Es viernes Granger, hay que disfrutar.

Disimulando la forma en como me ayudaba a mantener una marcha semi coordinada, logramos salir de local.

-Te llevo hasta casa o crees poder sola?

-Me metiste en esto...Ahora lo arreglas.

-Muy bien, te doy a elegir, quieres el método tradicional o al estilo muggle?

-Tradicional, voy a llegar más rápido.

-Excelente elección, al estilo muggle entonces, por aquí- o se volvió sordo o me estaba jugando una broma, pero salir a Londres atravesando el Caldero Chorreante para llegar a casa, no era la forma más rápida, que se olvidó de las redes flu?

-Es una broma? Puedo estar ebria...-me sonrió, era evidente, tenía otros planes.

-Quiero mostrarte un lugar, prometo dejarte en casa después de eso. Ahora vamos, que hace un frío que me hiela los dedos!