N/A: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

Prólogo

Cerró los ojos ya derrotado, sintiendo la sangre correr libre por su rostro y extremidades. Los músculos relajados en una sensación agradable. En pocas palabras, se sentía tranquilo, muy tranquilo, a pesar en la situación en la que se encontraba.

Su cuerpo no le respondía y eso lo podía sentir, por las escasas veces que en un vano intento de reincorporarse, caía como costal de papas sobre el cuerpo debajo de él ya sin vida. Quería levantarse, lo deseaba con muchas fuerzas, pero carecía de energía y chakra, lo había agotado todo en la interminable batalla que se había librado a su alrededor.

Todo había terminado, después de tanto tiempo de espera y entrenamiento, ya todo se había acabado. La vida de Madara Uchiha se encontraba extinta, y por su mano, la que con las últimas fuerzas, había logrado su cometido.

Hundió su rostro en el pecho del Uchiha mayor, captando al instante el olor nauseabundo de la sangre contraria que desprendía el cuerpo, se estaba descomponiendo. Ya que hacía tres horas que el enemigo había caído muerto y, él, sobre este.

La brisa del lugar se sentía pesada, como mezclándose con la sangre y el sudor de todos los ninjas que había participado en la guarra, haciéndolo casi insoportable.

El cielo se había nublando de un momento a otro, dándole un aspecto terrorífico a aquella noche, como si las brujas y magos de las leyendas fueran a hacer aparición para darle un toque más siniestro a la noche.

Se removió un poco sobre el Uchiha, tratando de encontrar una mejor posición, pero con las pocas energía que tenía le era imposible moverse unos pocos milímetros, y con el brazo atrapado, le hacía la tarea más complicada. Y en eso lo recordó.

Su mano yacía enterrada en el estómago de Madara, que con ese último golpe, este había muerto en el acto.

Con desagrado, quiso quitarla, pero su debilidad no se lo permitió. Sintió como su brazo había sido rodeado por los órganos del enemigo, como queriendo arroparle la piel por el leve frío que había levantado. Sus dedos, captaron la sangre que corría por todo su brazo, siendo de él y el Uchiha.

Rindiéndose por no poder lograr quitar su mano del cuerpo contrario, dejó escapar un leve suspiro de derrota. Le desagradaba por completo aquella situación, pero no tenía las fuerzas suficientes como para seguir intentándolo, esperaría a que algún ninja aliado le ayudara a levantarse.

-Ya... todo… se acabó.- susurró al viento abriendo sus ojos azules. –Ero-sennin, ya… todo… terminó.- una sonrisa se posó en su rostro, no de felicidad, sino una de tranquilidad.

Nadie corría peligro, el enemigo más poderoso había muerto y con eso todos sus aliados. La aldea ya no corría peligro, ya no. Ahora él podría descansar por un largo tiempo sin preocupación.

No había podido luchar contra Sasuke, ni siquiera se lo había cruzado en esa batalla, pero no importaba eso ahora. Había acabado con Madara y eso era lo más importante.

-Oba-cha… ya puedes descansar en paz. Tu aldea está en buenas manos.

Entrecerró los ojos cansados, en cualquier momento se desmayaría, lo podía sentir a cada segundo que transcurría y nadie lo podía socorrer, se encontraba completamente solo en ese descampado que había elegido para acabar con todo aquello. Nadie sabía de su paradero.

Agradecía internamente el tener encerrado en su interior al Kyuubi, este se ocuparía de curarle las heridas, sino, hacía tiempo que hubiera muerto desangrado. Porque sí, él se encontraba en muy malas condiciones, casi como el cuerpo debajo suyo, pero volviendo a recordar… si no fuera por el Kyuubi, ya habría abandonado ese mundo junto con Madara.

-¿Ya te has muerto?- reconoció al instante la voz detrás de él. Abriendo los ojos como plato.

¿Por qué hacía acto de presencia en ese momento? No tenía fuerzas ni chakra para pelear, ni siquiera podía voltearse.

¿Qué haría? Sasuke lo iba a matar seguramente, era su mejor oportunidad para hacerlo.

-Hm… parece que aún no.- dijo al verle abrir de sobre manera los ojos.

Naruto trató en vano de moverse, pero solo logró un pequeño movimiento sobre el Uchiha mayor, como si se arrastrara.

-No creo que puedas moverte. No estás en condiciones de hacerlo.- volvió a hablarle con voz tranquila, como si de un camarada se tratase.

Naruto frunció el ceño. ¿Con qué se venía este? Si lo iba a matar que lo hiciera de una buena vez.

-No des vueltas, Sasuke. Sé por qué estás aquí.- dijo serio tratando de hablar recorrido, llenando sus pulmones para no parecer tan moribundo. Cosa que no sirvió, su aspecto lo delataba.

-¿Lo sabes?- preguntó con una sonrisa. Uzumaki gruñó.

Estaba jugando con él, seguramente quería verle suplicar o ponerlo nervioso. Quería disfrutar aquello.

-Lo… sé.

-¿Y cuál es la razón?- volvió a preguntar.

Naruto esperó unos segundos antes de contestar, le costaba horrores respirar con normalidad.

-Quieres romper nuestros lazos.

-Te equivocas.- la respuesta inmediata descolocó por unos momentos al Uzumaki.

Naruto se sorprendió por aquello. Si no venía a terminar con el único lazo que los unía ¿A qué había ido?

-No comprendo a qué te refieres.- decía mientras intentaba, inútilmente de voltearse.

Un pequeño silencio se hizo entre ambos.

-Nuestros lazos ya se han roto, Naruto. Para mí, tú no eres nadie.- respondió secamente mientras se acercaba al Uzumaki. –Que tú aún no lo puedas aceptar, no es asunto mío.

Se arrodilló detrás de este y cogiéndole de la chaqueta, tiró con fuerza para sacarlo de las entrañas de Madara, arrojándolo sobre el césped limpio de sangre.

Naruto se sorprendió aún más al sentirlo tan cerca, y mucho peor cuando este le cogió de la ropa y tiró de él.

Cayó con un golpe seco, sintiendo muy poco dolor al impacto ya que casi todo su cuerpo se encontraba dormido por la pérdida de sangre. Cerró los ojos por instinto, más que otra cosa, pero al verse nuevamente en tierra firme, volvió a abrirlos y enfocarlos sobre el Uchiha ya delante de él.

-Me imaginaba que no debía ser muy agradable aquella posición.- dijo refiriéndose al brazo enterrado en el cuerpo enemigo.

Naruto no respondió. Agradecía que este le hubiera sacando sobre el cuerpo muerto, pero aún así no se lo diría. Ni siquiera tenía una idea del por qué Sasuke no lo había matado todavía.

- ¿Por qué estás aquí?- la pregunta era bastante obvia, pero quería confirmarla antes. Sabía que no saldría vivo de esa, Sasuke había ido para matarlo, pero deseaba asegurarse de eso.

-No preguntes lo evidente.- dijo con frialdad mientras reposaba su mano derecha sobre la empuñadura de la espada. –Te he dicho que nuestros lazos están extintos para mí, pero me desaceré de ti de todos modos, estorbas estando aún en este mundo.

-Entonces alzo de una vez.- trató de incorporarse, pero volvió a caer de espaldas soltando un jadeo. –No puedo defenderme, esta es tu mejor oportunidad.- declaró cerrando los ojos resignado.

No podía pelear, y mucho menos escapar, además de que eso no haría, pero de todos modos sabía de ante mano que su vida acabaría en manos de Sasuke. Aunque su verdadero plan era morir ambos, pero no se había dado como deseaba. Tal vez, Kakashi fuera el que acabara con los Uchihas.

Sasuke chasqueo la lengua con disgusto.

-No necesito de oportunidades.- respondió osco y ofendido. -No era ésta la manera en la que planeaba terminar contigo, pero igualmente no me desagrada.- y dicho eso, desenfundó la espada.

Naruto sonrió ante su respuesta. Tan orgulloso como siempre.

-Pues qué da… - dijo encogiéndose de hombros como su cuerpo se lo permitía. –Ya termina con esto.

No quería morir, por supuesto que no quería, pero no podía hacer nada. No podía pelear, su cuerpo no respondía, nada quedaba por hacer, más que quedarse a esperar.

Vio como el Uchiha se acercaba con espada en mano y sin quitarle los ojos de encima. Su mirada se apreciaba feroz, como si la de un animal salvaje se tratara. Camina hasta él con paso lento, tomándose su tiempo en darle fin. Y cuando estuvo frente a él, lo cogió de la solapa de su chaqueta y lo obligó a sentarse sobre la hierba, para que quedara en una buena posición para su comodidad. Y Uzumaki no opuso resistencia.

Y volvió a recordar. No quería morir, deseaba vivir, convertirse en Hokage y superara a su padre, quería enorgullecer a su madre, deseaba levantar la aldea, cuidarlos a todos. Porque en su corazón ya no cabía maldad, lo había superado y deseaba amar. Ser el mejor Hokage que hubiera existido, ver su rostro esculpido sobre la montaña de los kages, al lado del de su padre. Quería, deseaba aquello, pero ver a su ex amigo frente a él, con la espada en lo alto sobre su cabeza, listo para acabarlo, le destruía todas sus ilusiones.

Deseaba haber podido formar una familia con Hinata, que aún no le había respondido a su declaración de amor. Pero no iba a ser posible, ya no. No la vería nunca más, tampoco a Sakura, ni a ninguno de sus amigos, a Iruka.

Tampoco había podido cumplir aquella promesa que le dio a Sakura, de traer de vuelta al Uchiha. No solo por su amiga, sino, también por ambos, tanto para él como para el mismo Sasuke. Salvarlo de la obscuridad en la que se había sumergido, traerlo nuevamente a la luz y ayudarlo a ser feliz, junto a sus amigos y conocidos. Pero había fallado, y ahora nada podía hacer. Sasuke se había cegado por la venganza y solo deseaba muerte y justicia para todos. No había vuelta atrás.

Con tristeza, esbozo una delicada sonrisa mientras levantaba el rostro y chocaba con la mirada del Uchiha, que lo observaba desde lo alto con porte frío y vacío, como si dentro de éste no hubiese nada, ningún alma. Y le sonrió nuevamente con sinceridad, como hacía en los viejos tiempos, dándole a entender que no era su culpa, que eso que estaba a punto de hacer, no era culpa suya. Él lo entendía, lo hacía ahora y no lo culpaba. Éste había sufrido mucho y la única forma en la que pudo afrontarlo, había sido aquella.

-Lo siento, Sasuke…- susurró para sí mismo pero siendo audible para el otro. –Lo siento tanto… perdóname.-se disculpó. Lo sentía, realmente lo hacía. Le había fallado a su mejor amigo, a su primer lazo de verdad que había tenido, y le había fallado, no lo ayudó como debía hacerlo y por eso, este había sufrido mucho más. Porque él no lo había comprendido del todo.

-Lo siento… realmente lo siento.- dijo bajando el rostro mientras cerraba los ojos. Estaba listo para recibir el golpe.

Pero por su parte, Sasuke no había podido dejar caer el sable sobre su ex amigo. Aquella disculpa tan sincera lo descolocó por completo. Su ex compañero de equipo, su ex amigo y camarada, se estaba disculpado con él, por algo que no era su culpa. Siendo ambos niños en ese entonces, cuando su hermano había asesinado a su familia por el bien de la aldea, no había mucho que el Uzumaki hubiera podido hacer, tan solo era un niño que ni siquiera podía defenderse solo.

Se mordió con impotencia el labio inferior. No podía darse el gusto de pensar esas cosas, debía terminar con la vida de éste, cueste lo que cueste. Él se encontraba en ese lugar por un motivo e iba a cumplirlo.

Con decisión, volvió a alzar en lo alto su arma, mirando fijamente la cabeza de Naruto, siendo ese el objetivo que debía cortar para matarlo. Pero su mano tembló, tembló como nunca antes había hecho, con la duda e inseguridad recorriéndole toda su extremidad, no dejándole cometer aquel crimen. Cosa que lo enfureció más por su debilidad.

Cogió con más fuerza la empuñadura de la espada, como si aquello le renovara nuevamente las fuerzas para hacer lo que estaba por hacer, pero el resultado fue el mismo. Al momento de dejar caer el sable, este había quedado suspendido en el aire a milímetros de rozar los rubios cabellos.

-¿Por qué?- susurró a la nada, desconcertado con él mismo. Naruto abrió los ojos observándolo.

-¿Por qué me dices esto ahora?- dijo sin poder reprimir el desagrado que sentía con su persona.

Naruto enmudeció.

-¿Por qué te disculpas?- bajó el arma sin soltarla. –Tú no podrías haber hecho nada… no tenías la fuerza suficiente.

Naruto frunció el ceño con desconcierto ¿De qué estaba hablando?

-Sasuke.- susurró confundido, pudiendo ver claramente la duda en los ojos negros.

-Ni siquiera yo pude detener todo aquello… era débil.- y ahí el Uzumaki comprendió a lo que se refería. Su pasado, el terrible acontecimiento que había vivido de niño. –Por eso…- continuó hablando.- No te disculpes de algo que a ti no te involucraba.

Naruto no respondió. Parecía que el Uchiha tenía una pelea interior consigo mismo.

Sasuke elevó el rostro al cielo nublado para aclarar sus ideas y latidos. Se sentía extraño, como si no fuera él mismo el que se encontraba ahí.

Al fin de cuentas, todo lo que había vivido resultó ser mentira. Odió a la persona equivocada por tantos años, le dio muerte a su hermano por una idea y mentira errónea. Se deciso de muchos ninjas que lo apreciaban y les dio la espalda a otros. Y ahora, estaba dispuesto a acabar con el Jinchuriki, el único ser humano que hasta ese mismo instante… le seguía queriendo y considerando como un amigo.

Qué extraño había resultado todo. Se sentía vacío, sin nada más qué perder, como si nada le importara. Lo que sucediera a su alrededor lo tenía sin cuidado. Todo lo que lo rodeaba había perdido sentido. La increíble cantidad de poder que había adquirido ya no le entusiasmaba como cuando era un niño de 12 años. Ya no.

Bajó la mirada con tristeza, encontrándose al rubio en las mismas condiciones. Triste. Ese era el sentimiento que los rodeaba por motivos distintos. Naruto por no haber podido salvarlo de aquella tortura y, Sasuke, por su infierno de infancia y adolescencia que había vivido. Nada había valido la pena después de todo.

-Sasuke- le llamó en un susurró para captar su atención.

Este le observó fijamente con la mirada algo perdida, algo que preocupó al rubio y le dio un vuelco en el corazón. ¿Podría ser posible que el Uchiha estuviera reconsiderando dejarlo vivir? O tal vez… ¿Volver a la villa con él? Hacía muchos años que no le había visto esa expresión en el rostro al azabache. Realmente estaba sufriendo.

Sin previo aviso, Sasuke enfundó la catana ante la atenta mirada azulina y su desconcierto.

-Ya no más, Naruto.- habló profundamente mientras una media sonrisa de pena por él mismo se dibujó en su rostro. –Ya no más.

Naruto abrió con asombro los ojos. Realmente algo le estaba pasando a la mente del Uchiha.

-Dejemos esta farsa de una vez.- volvió a decir mientras negaba con el rostro. –No tiene sentido.

-Sasuke… ¿qué tienes pensado hacer?

El Uchiha llevó la mirada al cielo, sintiendo en el acto como millones de gotas de agua caían sobre su piel, mojándolo. Había comenzado a llover y ni siquiera lo había notado.

El rostro y cabello del Uzumaki se mojaron de la misma manera que el ninja delante de él. La sangre sobre todas sus extremidades comenzó a mezclarse con el agua, limpiando de a poco su cuerpo. Pero en ningún momento quitó la mirada al hombre que había sido su compañero de batalla en el pasado.

-Me iré…. Eso es lo que haré.

-¿Dónde?

-No lo sé.

Naruto quiso volver a preguntar. Se sentía desesperado. Por fin, después de tantos años Sasuke había bajado su barrera, mostrándole aquella debilidad y vulnerabilidad que tenía de pequeño dejándole ver esa faceta suya. Pero el mareo repentino que lo rodeó le impidió tal cosa. Se estaba por desmayar, su cuerpo ya no aguantaba más estar despierto, su mente le estaba pidiendo a gritos que descansara. Pero él no deseaba eso, no ahora que Sasuke había desistido en matarlo.

-Sa…su..k- habló tratando de trasmitirle un mensaje. El de volver a la villa junto a él, pero el cansancio y la pérdida de sangre pudo más que él. Perdiendo la conciencia de lo que sucedía, viendo como todo a su entorno se volvía negro, como el cielo esa noche, viendo por último, mientras su cuerpo caía de espaldas sobre la mojada hierba. Al Uchiha dando la media vuelta y alejándose de él.

-"Sasuke"- fue el último pensamiento que pronunció su mente antes que realmente sucumbiera a la inconsciencia.