Disclaimer: Peter, ni los niños perdidos, ni Wendy, ni nadie de aquella hermosa historia me pertenecen, son pura y única obra de J.M Barrie
Agradezco a quien se tome el tiempo de leer este drabbe
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Sentado en aquel frondoso árbol, oculto por su espesura, Peter, intenta reprimir su llanto, pero no puede. Lágrimas presurosas corren por sus mejillas escarlatas, acarician suavemente las cicatrices, productos de feroces batallas. Intenta serenarse, controlarse, se pide un imposible. Ha tenido un sueño, no, no ha soñado con una nueva forma de ridiculizar a Garfio, ha soñado con su madre. Una mujer fina y elegante, la que hace mucho tiempo lo dejó caer de un cochecito de bebé, quien con su melodiosa voz le entonaba las más dulces canciones de cuna y leía las historias más sorprendentes, todas con el fin de que él se durmiera.
Frunció el ceño, molesto, más que un sueño era una pesadilla, tal vez, un recuerdo. Allí se encontraba ella, con otro bebé en brazos, entonando las mismas melodías y sonriendo amablemente, con la ventana cerrada y un Peter reemplazado. No era cierto que el odiara a las madres, detestaba haber perdido a la suya. Observa el cielo bañado de estrellas, allí, a lo lejos, debía estar ella, probablemente acunando a su "hermano".
Oye el crujir de las ramas, desenvaina rápidamente la daga, se voltea, listo para el enfrentamiento, solo que este no ocurre. Quien produjo aquel sonido no es nada más ni nada menos que Nibs, otro niño perdido. Se relaja al notar que no hay peligro, mira detenidamente a su amigo, también tiene rastros de haber llorado. Le pregunta por qué, el pequeño responde que su llanto se debe a que ha soñado con una señora que le abrazaba y le daba el beso de las "buenas noches", alguien que no sabía por qué, extrañaba mucho.
Entonces el chico que nunca crecerá comprende, entiende que esa noche no ha sido el único que ha soñado con su madre. Atrae al pequeño hacia su cuerpo y le abraza, sabe que no podrá reconfortarlo del todo, pero al menos es un intento. Lo acompaña hasta su cama, lo arrulla, e intenta cantar una de aquellas canciones que escuchó cuando bebé, solo lo intenta, no recuerda del todo la letra, pero a Nibs parece bastarle, en poco tiempo cae dormido sobre el colchón de hojas. Peter marcha nuevamente hacia donde antes se encontraba, se pregunta que estará haciendo ella y si, alguna vez, se habría acordado de él.
Lo que no sabe, ni mucho menos sospecha, es que siempre ha estado en la mente de su madre. Esta, cuando reza, pide por el bienestar de su pequeño hijo, esperando que, donde sea que esté, sea feliz.
Pero él no lo es del todo, ya que… no siempre es bueno ser un niño perdido.
