Disclaimer: el Potterverso no me pertenece


Este fic participa en el reto temático demayo"Espías" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black". En este reto, como el propio nombre indica había que escribir sobre un espía y yo me decanté por nuestra vecina y amiga Arabella Figg, porque al fin y al cabo se pasó toda la infancia de Harry espiándole por ordenes de Dumbledore


Observar y hacer

Aun habiendo estado rodeada de magia durante años, Arabella Figg disfrutaba como nadie de los placeres más mundanos como cuidar de sus gatos, tomar una taza de té bien caliente todas las tardes y oler a césped mojado cuando caía una de esas tormentas que tanto molestaban a sus vecinos. La mujer mantenía que había mucha más magia en el mundo muggle que la que imaginaban sus familiares más cercano, por eso no opuso ninguna resistencia cuando Dumbledore le encargó la misión de vigilar a Harry Potter.

Le gustaba su vida, era tranquila y sin presiones innecesarias, pero eso fue antes de su regreso. Desde que Dumbledore se lo comunicó Arabella no era capaz de pegar ojo, vigilaba la casa de los Dursley día y noche sin descanso con temor de que alguien apareciese con la intención de dañar al chico. Pero aunque alguien apareciese, aunque ella estuviese lo suficientemente atenta como para verlo, ¿qué iba a poder hacer ella? Solo era una squib, una vieja squib que solo servía para la tarea que Dumbledore le había mandado, observar. Pero cuando la situación se tornaba complicada, seguía haciendo lo mismo: observar sin poder hacer nada.

Pero había gente que no era como ella, gente que podía cambiar cosas con su magia, que podía enfrentarse a males mayores y proteger a ese chico, y no lo hacían. Eso era demasiado para ella, ¿cómo podía estar tranquila cuando sabía que alguien podía estar atacando a Harry? Se suponía que no iba a pasar, pero había pasado y la culpa era de Mundungus. Había decidido que proteger al muchacho no era tan importante, que estaba bien dejar a una vieja squib sola ocupándose de él, había decidido demasiadas cosas.

Y por un momento se había sentido útil. Había sido capaz de salir de su casa e ir a ayudar aún a sabiendas de que si los dementores volvían, ella sería la primera en caer. Por primera vez en su vida había dejado de observar para hacer.