Aquí con una historia un tanto rara :D (la 5 *3*!) me gusta que la personalidad de Alfred sea juguetona ^^, así es Alfred y Hetalia, más que nada es humor con insinuaciones algo shonen-ai que hacen volar nuestra imaginación. Mi Arthur pirata no es tan malo, pero tampoco muy bueno :3

Agradezco a: Solitudely, por tenerme paciencia de leer mis fic, ayudarme y opinar a pesar que aún no le doy los que le prometí, lo lamento u-u
Pareja: Estados UnidosxInglaterra.
Disclaimer: Hetalia y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Himaruya Hidekaz.
Advertencia: Ingleses que no saben nadar.

Arthur Kirkland era un feroz pirata de los mares con una tripulación algo rara, pero eficiente, nadie podía desobedecer ninguna de las ordenes que eran dadas por este imponente joven de ojos verdes y gruesas cejas acompañadas de un hermoso cabello rubio no muy largo pero tampoco excesivamente corto. Era guapo, sexy, malo, todo lo que se podía pedir en un capitán como lo era él.

–C-Capitán Kirkland…–el pobre grumete temblaba como gelatina al dirigirle la palabra.

–¿Dime? –le respondió suavemente mientras sus ojos se entrecerraban en aquel pobre marino.

–Un barco se aproxima hacia nosotros. Es un barco enemigo, y la tormenta se hace cada vez peor –

–¿Y? –

–Deberíamos retirarnos Capitán…–

–¿Retirarnos? – rió – ¿Retirarnos dices? –rió nuevamente. –Te pareces a la nenita de Francis, no me retiraré jamás, pelearemos hasta que este barco se hunda o yo me hunda con él. –

Y lo cumplió, la batalla había comenzado.

–¡Hay que proteger el barco putos cobardes! –gritaba Kirkland dirigiendo a su tripulación. Las balas de cañón siendo cargadas, no perdería.

La ferocidad de ese capitán inglés brillaba con la intensidad de la noche en sus ojos verdes. No se daría el gusto de perder, violaría a sus adversarios, no literalmente claro, pero acabaría con ellos dolorosamente y les quitaría todo aquello que tuviera valor en sus desgraciadas y miserables vidas, incluso la vida de sus compañeros. Sería un favor, una sonrisa traviesa surcó los labios de Arthur emocionado por la batalla.

–¡Ataqueen! –gritó tirándose al barco enemigo cuando los anclaron juntos.

El dominio de la espada que tenía era superior a la de sus camaradas y enemigos, era excepcionalmente bueno, pero el fuerte y bravo mar lograba atontar un poco sus pies, la lluvia corriendo y los truenos azotando los mares y con eso la madera del barco agitándolo de manera bestial, era una tormenta atroz. Arthur luchó valientemente hasta el final, pero no era únicamente un barco el que le atacaba, eran dos.

–¡No tengan miedo! –volvía a alentarlos.

–¿Por qué no? ¡A veces tener miedo es lo mejor! –decía Francis tiritando un poco, veía la derrota llegar.

De un momento a otro una feroz ola se vino al barco enemigo, al que había abordado el Capitán Kirkland junto a otros camaradas, Arthur miró con horror el mar abalanzarse cerca de él. Sonrío de punta a punta con excitación un poco después.

–¿Me ha llegado el fin, no? – rió – Al menos todos estos malditos canallas se hundirán y morirán conmigo…–

Todo lo que recordaba después de eso era oscuridad. Una tormenta y muchas olas, la tempestad no tuvo misericordia, de eso se acordaba mientras su mente vagaba y sentía sutilmente

Se despertó desesperado abriendo los ojos mirando hacía todos los lados –¿Hem? ¿Estoy vivo? –

Se tocó el cuerpo asegurándose tener todo en su lugar.

Miró todo su entorno, no encontró su tripulación, su barco, sólo había árboles, palmeras y arena, era una isla, una puta y desgraciada isla. Cocos era lo único que había. Lo único que existía era eso, y arena, pero estaba seguro que su leal tripulación vendría por él, no podía resignarse a quedarse en un lugar como ese por toda la eternidad, no el gran pirata inglés.

–¿Hay alguieeeeeeeen? ¿Alguien maldita sea? – gritaba con toda su fuerza pero no conseguía más que eco en esa isla desierta.

–¿Fraaaaaancis? ¡Si te quedas con mi nave te violo! ¿Oíste? ¡Te violo! –

El pirata se sentó abruptamente en la arena, resignado, no a su destino, sólo al momento. Allí no había nadie.

–No, no hay nadie más. Sólo tú, yo y la arena… ah, y los peces – suspiró una voz.

El inglés suspiró medio ido mirando el horizonte de agua que se formaba en el mar. –Estoy seguro que me vendrán a buscar, solos no pueden… –

–Puede ser… sin su pirata malo, sexy y cejón será un trabajo difícil…–dijo algo triste –Pero es mejor si te quedas conmigo, me gustas mucho pirata.

–Exacto…–suspiró nuevamente – Sin su pirata malo, sexy y cejón será… What? –

El británico recién notó que estaba conversando con algo, con alguien, miró primero detrás suyo para ver si era otro hombre pero se equivocaba y su verdosa vista miró nuevamente el horizonte del mar donde vio a un chico sumergido en el agua, tenía unos brillantes ojos azules y un pelo algo rubio con un cachito algo curioso en su partidura.

Al instante después el chico le sonrió algo seductor y se movió dejando ver parte de una grande y hermosa aleta donde deberían estar sus piernas.

–¡U-un pe-pescado parlante! –se hecho para atrás, sin miedo, sólo sorprendido.

–No soy un pescado parlante…–infló sus mejillas

–Poco me interesa…sólo aléjate de mí espécimen raro, había escuchado hablar de mujeres mitad pez… pero no de hombres –

Tú no sabes nadar. –

El pirata se irguió con un amargo gesto que se formo en su cara. –¿C-Cómo lo sabes? –

–Porque yo, Alfred F. Jones… soy un sireno, y más importante, soy tu salvador. ¡Te acabo de salvar! ¡Por eso, te quedaras conmigo, forever! –rió con superioridad mientras movía suavemente su aleta.

Arthur no se lo podía creer, salvado por un pescado parlante, debería suicidarse y ahorrarse la humillante situación, pero aquel ser no dejaba de mirarlo con aquellas orbes azuladas, curioso, encantado.

¿Cuándo saldría de allí?

Esta historia continuará…

N.A: Aajajajaj, aquí Arthur pirata y Alfred sirenito, esto lo saque de una imagen que vi una vez pero no entendía ya que estaba en japonés ¿A alguien le agrada? , creo que estoy enamorada del USxUK, todo por culpa de una amiga x,D