Aincraid
Prologo
No existía mundo más fantástico y hermoso que ese, Aincraid, tierra de guerreros, de monstruos, de hadas, de toda clase de seres vivos. Dragones, bestias, personas buenas y también personas de gran maldad. Aincraid lo poseía todo.
El reino más grande de todos, era el imponente reino de Selmburgo, situado en medio de los otros cuatro, un mundo donde los humanos reinaban, la Familia Yuuki era la ocupante del trono y su actual gobernante era un hombre duro y de gran valor el cual había demostrado muchas veces en las guerras, su heredera era una hermosa joven llamada Asuna, reconocida por todos por su deslumbrante belleza. Selmburgo era conocida por mantener en su territorio la más grande variedad de elementos naturales, tales como bosques que tenían arboles cuyos frutos eran únicos y de gran sabor, manantiales con aguas con diferentes propiedades, flores que podían ser utilizadas con múltiples fines, y sobre todo, minerales los cuales eran muy interesantes al momento de fabricar armas.
Cardinal, por otro lado, era un reino más pequeño, quizá su tamaño era apenas la mitad de lo que era Selmburgo, aunque ello no significaba que Cardinal fuera pequeño. Su principal característica era su poderío militar, una gran cantidad de fuertes, valientes y adiestrados guerreros habitaba este reino, a vivas voces se pregonaba que Cardinal, era el hogar de los más fuertes soldados. Su rey, Kayaba Akihiko, era un hombre justo y firme, criticado por muchos pertenecientes a la nobleza como un soñador utópico, pero considerado entre los más destacados guerreros, como un hombre que conocía el significado de las palabras sacrificio, honor, y verdad. Su hijo y heredero al trono era un muchacho de cabellera larga y rubia llamado Sugou, de quien se rumoraban las perversidades más grandes por todo el reino.
Sugou, heredero de Cardinal, y Asuna, heredera de Selmburgo estaban comprometidos casi desde el día en que ella había nacido, y pronto cumpliría 23 años, la edad acordada para llevar a cabo la unión matrimonial. Por esta misma razón se había acordado llevar a cabo la presentación oficial de los dos jóvenes comprometidos en unas semanas. La unión de ambos reinos significaría la paz entre las cinco naciones de una vez y para siempre, según la opinión del rey Kayaba
-¡Padre! Por favor, tienes que considerar los planes del rey Yuuki. Con los recursos de Selmburgo, y los guerreros de Cardinal, toda Aincraid se someterá ante nosotros, ¿Por qué ese afán tuyo de mantenernos a raya de los enfrentamientos?-Le reclamó como varias otras noches antes el muchacho vestido con una túnica verde y cuyo cabello rubio le llegaba a media espalda. El rey Kayaba se mantenía de pie, con los brazos en su espalda, misma que mostraba a su hijo mientras miraba por la ventana que le permitía ver casi todo el reino que regía con sabiduría. Finalmente se dio la vuelta y miró a su heredero a los ojos.
-Cuando yo tenía tu edad…no, era incluso más joven que tu hijo mío, tenía esos mismos deseos de dominar toda Aincraid, cuando cumplí 25, mi padre falleció, y herede el trono, en ese momento tuve una epifanía, me di cuenta de que el poder, no es nada sin algo en lo cual utilizarlo. Si nos convertimos en los gobernantes de toda Aincraid, ¿Qué lograremos? Nada en realidad, el poder seria nuestro, pero no tendría ningún significado. En cambio, tenemos una posibilidad aún más grande. Como ya te dije, si nuestro reino y Selmburgo se unen, nuestro poder y nuestra presencia serán tales, que ningún otro reino se atreverá a atacar a otro, por miedo de que nosotros intervengamos. Desde que la hija de Yuuki nació, cuando tú apenas cumplías cuatro años, y formalizamos su compromiso, ese fue el destino para el que te eduque, para ser un hombre justo, un rey sabio, un orgullo para nuestra familia hijo mío. No espero lo entiendas hoy, aun eres joven e inexperto, con solo 26 años no estás preparado para los retos que la vida impone, pero sé que te convertirás en un rey tan bueno como lo fue tu abuelo-Dijo y puso su mano sobre el hombro de su hijo mirándolo con ternura y alegría-Tanto como yo siento que jamás llegue a ser.
-Padre, no digas eso, sabes que todos en el reino aclaman tu nombre, quizás más de lo que aclamaron el nombre de mi abuelo.
-Eso puede ser cierto, pero lo que no se considera es que mi padre vivió en un tiempo más hostil, y me heredó una tierra fértil, que yo solo me encargue de cuidar.
El hombre dio media vuelta nuevamente y camino con apacible semblante hasta su balcón, para observar las luces nocturnas de su ciudad, aquella ciudad que él amaba y había cuidado como a su padre había prometido. Su reino no siempre había sido tan glorioso, pero el antiguo rey había sabido como levantar el ánimo y hacer arder el espíritu de sus pobladores, eso dio paso a un renacimiento impulsado por el actual rey y esto originó el glamuroso estatus tan alto que ahora poseía Cardinal.
-Si nada más tienes que decirme, retirare hijo.-ordenó el hombre y su hijo se reverencio para despedirse. El hombre camino hacia él y lo envolvió en sus brazos en un abrazo paterno nada común entre la nobleza.
-Me retiro padre, que descanse.
-Tú también hijo, mañana es un día importante, nuestros soldados volverán a casa luego de tres meses de exhaustiva guerra contra los monstruos de las montañas del sur que amenazaban con extender su territorio hasta el nuestro, nuestros héroes deben ser reconocidos.
-Querrás decir tu gran héroe.-dijo con amargura mientras que se daba la vuelta para marcharse.
-Trata con un poco más de respeto a tu hermano Sugou.-lo reprendió el hombre.
-Jamás aceptare a ese plebeyo como mi hermano, no importa cuánto me insistas padre. Además, el tampoco acepta ser un hijo tuyo y eso es algo demasiado altanero para alguien de su calaña.-el joven se retiró dejando solo a su padre que suspiro con cansancio, harto de la misma discusión tonta con su hijo con respecto al guerrero perteneciente a su reino. Un muchacho hijo de un herrero y una campesina, simple sangre corría por sus venas, pero gran corazón era lo que la bombeaba.
-Kirito, vuelve con bien a casa hijo mío.-susurro el hombre sonriendo a la nada, pensando en el joven llamado, Kirito.
Esto es solo un pequeñísimo comienzo, si la historia agrada, continuare, si no, también continuare, pero sería bonito continuar con el apoyo de alguien, jejeje, como sea. Publicare en, una semana más o menos, quizás más, no lo sé jaja.
