Irresistiblemente naranja

:-:

Disclaimer: Che, ya todos saben que Naruto ni sus personajes me pertenecen. Yo solo escribo la historia.

:-:

Dedicatoria: El fic es en honor a la comunidad "Minato y Kushina: irresistiblemente naranja" Gracias a Bella por invitarme a participar, yo los invito a ustedes.

:-:

La joven disfrutó del tacto de su piel, sintiendo las cosquillas en la punta de los dedos. Sonrió, no había conocido mayor dicha que aquella. Se sentó en la cama, acomodando su peso de la mejor manera posible. Kushina, aún algo incomoda, coloco unos almohadones tras su espalda para apoyarse en ellos.

A decir verdad, ella solía ser muy activa, aún lo era, pero límitadamente. Ahora debía comer más variedad de alimentos, aunque el ramen era el plato obligatorio y predilecto. Soportó el hecho de que no la dejaran hacer prácticamente nada y que todo el mundo le respondiera lo mismo cuando intentaba hacer un esfuerzo minimo; "Ve y descansa".

La muchacha se hundió contra las mullidas almohadas, embriagada en su propia felicidad. Nuevamente acarició con sus dedos el vientre hinchado, de casi unos diez meses. Se rió de si misma, imaginandose como se vería en ese momento ¿Cursi? ¿Boba? Una patadita la distrajo de su ensimismamiento, complacida con el apoyo de su hijo no pudo sino reanudar la caricias. En una semana o poco más daría a luz y comenzaría su vida soñada.

Ella se encontraba algo insegura sobre si sería o no una buena madre. Kushina era descuidada, alborotadora, fuerte y temperamental. Siendo honesta consigo misma, amaba a su bebe, pero no tenía demaciada paciencia con los niños. Suspiro, contrariada. Bueno, siempre estaría Minato para ayudarla y ambos siempre estarían para ayudar a su bebe. Eso le gustaba pensar.

-¿Pasa algo, Kushina?- Minato preguntó, sentandose en el borde del colchon.

-¿Crees que fue buena idea?

El hombre rubio frunció en cejo, confuso.

-¿Qué cosa?

-Tener un bebe, ya sabes… ¿Qué saldria de nosotros, la habanera sangrienta, el tomate de la clase, y el rayo amarillo de Kanoha?

El para entonces Hokage de la aldea se lo pensó un minuto, desordenandose despreocupadamente el cabello rubio.

-Naranja.

-¿Qué?- Cuestionó la mujer, pensando que su marido había enloquesido.

-Del rojo y el amarillo sale el naranja. De ti y yo, saldra Naruto; El imparable guerrero naranja de Konoha.

Kushina rió.

-Será guapo- Aseguró ella- Como yo.

La fingida vanidad, con un guiño de ojos, logro arrancarle al joven una risa alegre.

-Bien, entonces el imparable e irresistible guerrero naranja de Konoha.

-Irresistiblemente naranja.

-Como tú y yo- Bromeó.

-Como tú y yo- Confirmo ella y se acaricio suavemente el vientre.

:-:

Hace rato que tenía pendiente escribir esta historia, pero aquí esta, al fin. La verdad, la hhe escrito en diez minutos y la pondre así, sin más, porque no quiero atrasarme más. Besos y espero que les guste.

Los invito a participar en la comunidad.