Resumen: -Me desagradas Espantapájaros, no te confundas; pero eres la única compañía que tengo y me he acostumbrado demasiado a ti.-Cavila convencido el cuervo.

Declaraciones: Los personajes de Naruto son de Masashi Kishimoto y los uso sin ánimo de lucro; la historia es mía.

Advertencias: U.A. Yaoi (KakashiItachi), y muchos etcéteras; leer bajo su propio riesgo. Ocasionalmente personajes un poco OCC necesario por desarrollo de historia.

Dedicado a todas las fans KakashiItachi; con agradecimientos especiales a Sahel y Artemis_Megami.


EL CUERVO Y EL ESPANTAPÁJAROS

"Nací al lado de las ratas, cuyas madrigueras en ocasiones las formaban de la misma materia de la que están hechas mis entrañas. Penumbra y olor a moho fueron mis iniciales aliados, mientras manos prodigiosas tomaban retazos para formar la inmundicia que conformaría mi cuerpo. Sin sangre que corra dentro de este inicial ser inhumano, fui colocado colgante como el despojo útil de mi creador; bajo el intenso rayo de sol que castiga y decolora mi ya de por sí inmunda materia, existo para servir a mi señor. Y aún así, soy estandarte y paladín para defender el futuro…

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El guerrero copia; legendario espantapájaros: paja y sonrisas falsas, desde su posición privilegiada en la parte superior en medio del maizal, observa con un ojo el vuelo de los pájaros antes de embarcarse en su propia silenciosa misión. Uno de ellos, en particular, luciendo un eterno saco negro, sin mancha alguna en la frente donde moran las inusitadas ideas; arrogancia pendiendo de sus alas como si confiara en que se apodera del mundo. Y por una vez en su existir, el espantapájaros no se siente en paz.

Las plumas obscuras parecían lanzar destellos al ser rozadas cual caricia por la luz del sol. Alas bien abiertas planeaban en el aire, rompiendo el viento al sobrevolar los campos de maíz que se encontraban al bajar de la ladera, que daba hacia el lúgubre castillo. Más allá se encuentra el río que alimenta los frutos de la tierra, cuyas nítidas aguas mantenidas por mágicas artes, se adorna con escarolas brillantes al reflejar la luz del astro rey.

Va entonces el ave obscura a cruzar el bosque, evitando verdosos ramajes espesos y sorteando las alturas hasta lograr cruzar el pantano.

Un castillo más imponente que el anterior, se erige posterior a esa podredumbre. Encubriendo de excelso mármol y piedra tallada la interna inmundicia, el dueño le recibe en el ventanal de la más alta torre.

-¿Lograste verlo de cerca?

El cuervo de grana mirar asiente. Aquel hombre de cabello tan obscuro como su alma sonríe malicioso.

-Lo maldigo a él y su creador, una y mil veces más… -ofrece su mano a la que reticente sube el ave, clavando sus garras en la blanca piel; el hombre acaricia con el dorso de sus dedos las plumas del pecho-… al igual que a ti, mi obligadamente fiel Itachi.- suelta con su intensa pero burlona voz.

En sus ojos escarlata aparece una diminuta pupila obscura, es como un eje alrededor de la cual tres más pequeñas giran amenazantes. Vuela de la mano de aquel antes de que el impulso lo venza y termine combatiendo a su actual "amo".

-Dicen que si crías cuervos… te sacaran los ojos. -El hombre amplía su sonrisa, lamiendo despacio la sangre que mana de las pequeñas heridas en su antebrazo, hechas por las garras.- Pero sé que puedo ser la excepción que rompa la regla, mi querido Itachi… y hacer míos tus ojos maravillosos algún día.

El cuervo bate sus alas bordeando el castillo, introduciéndose en la ventana de una sencilla pero amplia habitación. Gruesos cortinajes que penden desde el alto techo hasta el suelo, se remueven ante la intromisión del aire al abrirse la ventana.

Se acerca a pasos lentos, con el balanceo típico de la raza física a la que pertenece y dotado de su personal elegancia. Se detiene en el centro de la habitación, frente al gran cristal que encierra dentro de sí al cuerpo del humano de seis años.

Se acurruca en el diminuto montón de paja que hay a los pies de este pequeño y exótico altar, que él mismo ha puesto como nido, serenando su corazón al imaginar que puede sentir el calor de la criatura que yace atrapada en el interior.

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-Durante el día, él enviaba a su parvada a rondar mi maizal, pero no se acercaban porque sabían que yo lo impediría.- El anciano sacude el nuevo chaleco verde que le ha colocado, golpeando suavemente con un trapo humedecido para quitar el polvo, observando orgulloso a su creación una vez que se lo ha colocado.

-En breves lapsos el cansancio me agotaba y dormitaba sobre todo en las noches. Era cuando se aprovechaban y se comían los granos de esta tan complicada cosecha de maíz, que yo mismo he plantado y cuidado día a día desde hace generaciones.

Empuja hacia arriba el muñeco de trapo y paja que por fin ha vestido; lleva bajo el chaleco verde una prenda de manga larga y amplios pantalones ambos negros. Ha adicionado esta vez un par de botas y una bandana con un protector de metal para su cabeza, que ha adornado con el grabado del estandarte de la bandera de su castillo, para cubrir uno de los ojos.

-Hasta que hace ya varios años te puse aquí para que me ayudaras. Tan sólo al verte se alejaron, ¿y qué podías hacer tú, apocado muñeco silente y pachón? Claro que ellos no sabían que tanto tu vientre como tu cerebro estaban rellenos de paja. Ahora puedo descansar un poco más.

El anciano sonrió, limpiando su frente del sudor debido al intenso sol matutino, que incluso al tocar con su luz los campos de maíz, parecía dotarlos de un color dorado claro. Casi tanto como los pocos cabellos rubios que aún existen entre la blanca melena y barba del hombre que acomoda al espantapájaros con tanto ahínco.

Extiende bien los brazos del gran muñeco, colocándolos sobre el palo horizontal para que quede bien sujeto; sería una pena que ahora tan limpio, su pachón espantapájaros terminara en el suelo otra vez, como lo había encontrado.

-Aunque eso cambió y con la aparición de ese cuervo, me he visto en la necesidad de hacerte modificaciones. Esta vez los cuervos se dieron gusto contigo, tienes qué poner más empeño para alejarlos, mi Kakashi.- golpea suavemente en el abultado pecho, provocando que pequeñas nubecitas de polvo salieran de entre la paja del interior.

El anciano de nombre Minato Namikaze, era un hombre ya muy entrado en años pero igualmente redoblado en experiencia y sabiduría. A pesar de que tenía más de cien años encima, su cuerpo era fuerte y casi hasta atlético. Su abundante y desordenado cabello sujeto en una coleta baja, al igual que su barba corta, eran blancos con leves trazos amarillos; mostraban que alguna vez hubo una exuberante melena rubia. Los ojos azules cual cielo despejado, no habían perdido su brillo ni su solemne mirar. Sus rasgos cuando no estaba molestos por el acoso de las aves y su dueño, mostraban una templanza candorosa como pocas.

Inicialmente, los cuervos de Uchiha Madara devoraban sus cultivos indiscriminadamente; al colocar la figura del espantapájaros, un aditamento humano que se había hecho su antítesis casi natural desde tiempos antiguos, se habían alejado un poco. Sin embargo, con la llegada del cuervo de bello plumaje y ojos escarlata todo había cambiado, puesto que era mucho más inteligente que cualquier otra bestia que jamás hubiese conocido.

Los había organizado y él mismo gozaba de una extraña fuerza interior extraordinaria. Minato no tardó mucho en percatarse de que era un ser mágico de inigualable poder e investigó a fondo sobre su existir. Si bien no podía traer un espíritu tan poderoso para rivalizar con eso, puesto que ya no lo había, crearía uno el hechicero Minato, en base a un alma que le fue cedida desde hace muchos años.

Fue así como se le ocurrió usar la figura de su espantapájaros para crear al mejor guardián que podría encontrar. Pero como toda extraordinaria creación necesita de tiempo, el Kakashi no fue la excepción y dilataría en ser perfeccionado para convertirse en lo que pretendía el hechicero, pero sin duda tarde o temprano con el empeño que ponía en todas las cosas lo lograría.

Aprovechando la luz de la luna, ciertas alineaciones de las estrellas, previamente luz de sol y los seis elementos vitales para la materia viva, Minato había logrado dotar de vida a su espantapájaros, sumando el secreto que poseía.

Inicialmente el espantapájaros no se movía, seguía colgado con su figura pachona de aburrido semblante inexpresivo –puesto que Minato, sólo le había puesto un botón de un lado y una gema del otro, el resto de su rostro era plano,- pero la energía que despedía era tal, que parecía hacer una barrera infranqueable.

Una vez entrado al límite energético que naturalmente imponía Kakashi, a los cuervos les disminuía capacidad de movimiento y parecía como si a veces les robara la vida: absorbía su energía para redoblar la fuerza de su existencia.

El cuervo líder para seguir informando a su amo, el hechicero Madara, tenía que lograr excavar en lo más profundo de ese secreto, para saber qué tipo de poder o hechizo tenía el espantapájaros y poder combatirlo. Entonces hubo de sacrificar a varios de sus compañeros para poder penetrar en el perímetro, cruzando esas especies de ondas de poder emanadas del harapo con paja en las entrañas.

Cuando Itachi, el cuervo de ojos escarlata logró traspasar con sus alas y volando en contra del flujo energético, cubierto por delante por los cuervos que caían uno tras otro sin vida en el piso apenas delante de él, fue cuando ocurrió ese aún más extraordinario suceso.

La cabeza con rostro plano de apretada paja amarrada y a medias cubierto, cuya cabellera estaba hecha de la abundante melena de un lobo gris del norte, pareció moverse un poco, para después de golpe levantar la "mirada" –puesto que su ojo, seguía siendo el simple botón-.

Con su afilado pico, Itachi se acercó más para poder cortar los hilos de su cuello, pero se sorprendió cuando el espantapájaros se movió para esquivarle y aún más cuando notó que su pecho se movía como si respirara a través de los poros de la paja, puesto que no había ni siquiera una nariz.

Lo observa con cuidado mientras volaba en círculos sobre él; todo es tela y paja que sale desordenada por todos lados y sin embargo el hechizo es reconociblemente poderoso. Hay una mayor premura por deshacerse de él. Como si no fuese lo suficientemente sorprendente ya, el espantapájaros bajó de su asta.

Itachi se siente débil, es cuando se percata de por qué el resto de las aves siempre que se acercan caen como si hubiera algo que las asfixiara al instante. ¡Absorbe parte de su energía vital! Minato había hecho un hechizo que al acercarse un ente espiritual, entonces cobraría por fin vida su creación.

Descubrió tras varios días, después de muchos intentos similares, que aquel espantapájaros tras el trozo de tela y el protector con el símbolo de Konoha, que cubría el otro lado de su cara, escondía una especie de gema roja; era su otro ojo y el que le permitía copiar no sólo el poder de las aves para repelerlas y absorber su energía, sino que era como si fuese el que al ser descubierto, le permitiera adivinar sus movimientos. Desde ese entonces fue cuando se granjeó su apodo de guerrero copión.

Bajó apenas pudiendo sostenerse sobre sus lánguidas piernas, trastabillando innumerables veces; su cuerpo doblado formando atrás una joroba y paja saliendo por cada pequeño orificio entre la gastada ropa. Tambaleándose con movimientos torpes pero efectivos; había tomado el palo horizontal donde estuvo colgado desclavándolo del asta vertical, dirigiéndose con espeluznante lentitud arrastrando los pies que sostenían el poco formado cuerpo, que semejaba al de un humano.

La resistencia que el poder del hechicero manando del espantapájaros creaba, parecía asfixiar a las aves, que poco podían hacer desgranando el maíz e intentando aún en sus últimos instantes tragar los granos. Kakashi alzaba la mano y en un movimiento brusco, dejaba caer el palo sobre el ave; incluso si volaban parecía como si las fijara inmóviles en el aire justo para dar el torpe golpe, que tras un terrible crujido revelando que rompía huesos, las dejaba ensangrentadas en el suelo. No tenían más opción que huir para no ser todas exterminadas.

Madara entonces los bañaba con pócimas que hacía para que pudieran resistir, pero con el tiempo, día a día regresaba disminuido el número de su preciada parvada que no podía culminar su misión.

Sin embargo, el espantapájaros también tomaba más forma. Itachi a veces juraba que podía escuchar en su propia mente una voz venida de aquel espantajo, que simulaba cada vez con más precisión las formas de la raza de los hombres. Y por eso lo odiaba más.

Minato con el tiempo se había sorprendido de los avances, que a pasos agrandados tenía su creación: se estaba convirtiendo en humano en menos de una década, cuando había pensado que le tomaría al menos un cuarto de siglo. Por ese mismo motivo, viendo el sobre esfuerzo que hacía por cumplir su labor incluso desafiando las leyes de la propia naturaleza y hechicería, Minato decidió ponerle más cuidado al casi desmantelado y sucio harapo que fue su espantapájaros.

Dedicaba parte de la mañana a hablarle para educarlo e instruirle. Contaba historia cronológica y leyendas; hablaba una y otra vez sobre innumerables hechizos para que los aprendiera y le daba lecciones sobre combate; incluso cuando sabía que no podía moverse puesto que no había llegado la hora en que lograba hacerlo –puesto que sólo, y sólo durante pocas horas en el día entero, podía tener motilidad su cuerpo para luego quedar otra vez inanimado aunque conciente,- lo bajaba para poder mover sus poco flexibles partes para mostrar los movimientos que debía hacer.

Una escena hasta graciosa, puesto que era como si el hechicero moviera un gran muñeco que era de su tamaño. Como si fuese una película, Minato hace que Kakashi en su mente vea imágenes de sus batallas de juventud para que aprenda de ellas, e incluso coloca memorias: sus viajes y convivencias con otros seres humanos, para que se familiarice con todo ello.

Las palabras y deseos de Minato se hacían realidad palpable, cuando el Kakashi lograba hacer algunas cosas como se las había enseñado. La gran voluntad del hechicero tomaba forma y logró hacer en la cabeza del espantapájaros un cerebro más que funcional, puesto que aprendía más rápido de lo que podría poner en práctica debido a su imperfecto cuerpo.

Ni hablar de lo que sintió al ver la primera vez que antes de ponerse el sol, había comprobado cómo la forma de su cara se afinaba, el botón visible que había puesto como su ojo se afilaba y tras volverse una línea horizontal se repletaba de pestañas tomando forma, al abrirse daba paso a un adormilado ojo humano, con iris color gris obscuro. Y tras la máscara, bajo lo que se adivinaba una respingada nariz que la cara plana de paja no poseía comúnmente, un par de labios se movían para decir un raudo y lerdo "gracias".

Es entonces cuando Minato, sabe que es el momento. Introduce de nuevo a su espantapájaros al castillo que de por sí todos los días lo hacía aprovechando las ausencias breves de los cuervos.

Desde el campo, Kakashi lo había seguido obedientemente, aún con su andar torpe de movimientos lentos y pausados, tal y comon cuando una persona se levanta estando débil o sin haber usado en mucho tiempo sus músculos. Mira con sumo detalle cada parte del castillo.

Mueve las falanges que tiene en la mano, mirándose cada día más sorprendido, puesto que esa piel cada vez más deja el color de la paja para tomar un tono menos amarillento. Minato le llama lo que le distrae de admirar lo extraordinario en que se transforma su cuerpo. Kakashi atiende a mientras en el camino hacia él, intenta llamar a las cosas por su nombre para entrenar su voz, que se escucha gruesa, lenta y rasposa por desuso y esfuerzo.

Minato nuevamente saca sus gruesos libros –que sabe de memoria, pero sirven como catalizadores de su poder,- corta su muñeca para llenar un cuarto de una copa y comienza con el ritual secreto que da vida a su creación, que es tan suya porque toma carne a través de su sangre; mente y conciencia gracias a su propio espíritu. Aunque esta vez es un poco distinto, puesto que ha elegido precisamente el momento en que su espantapájaros está despierto.

Ese día, incluso y cuando el espantapájaros está conciente –y precisamente necesitando ese detalle para culminar,- el hechicero amarra sus manos. Ha hecho inscripciones complicadas a su alrededor, dejándolo en un círculo concéntrico repleto de símbolos justamente en medio de la habitación.

Observa con agrado cómo es que Kakashi, mueve su cabeza y manos frecuentemente como nervioso, aunque intenta estar tranquilo como sensei lo ha pedido. Se mantiene quieto más por confianza que por fidelidad aunque tiene mucho de ambas, puesto que su maestro y el campo son lo único que conoce y tiene. Minato no puede sentirse menos que orgulloso cuando su adorada creación muestra nerviosismo. Está desarrollando respuestas instintivas y también sentimientos.

Tras realizar oratorias en lenguas antiguas y por muchos incluso desconocidas, Minato se acerca entonces hacia Kakashi, desnudando en lo posible su cuerpo para marcarlo con la sangre. Toma su cabeza con sumo cuidado y le da a beber apenas un par de gotitas, limpia la comisura de los labios de Kakashi con suma paciencia y cuidado.

Minato le sonríe, como siempre bondadoso y sus ojos repletos de cariño, puesto que en base al ejemplo intenta enseñarle esta vez sobre afecto y amabilidad. Minato no quiere un hombre perfecto, quiere crear un gran ser humano.

Es por eso que ha tomado tal decisión e incluso cuando sabe que eso va a dolerle mucho, puesto que puede notar claramente que ya existen redes de vasos capilares bajo las primeras capas de paja. Abre su pecho ignorando la expresión de dolor de Kakashi, puesto que sabe que igualmente aún no siente tanto dolor como lo haría si tuviera su cuerpo netamente humano. El leve color ocre de las pajillas se va de a poco tornando rojizo, mientras el puñal se abre paso por el cuerpo del espantapájaros, que profesa un agudo quejido de dolor.

Minato sumerge las manos, abriendo y haciendo espacio en la cavidad torácica. De un baúl extrae un objeto que coloca dentro. Una pequeña caja de madera cerrada. Con sumo cuidado pero con movimientos magistrales, Minato ha rellenado de nuevo el cuerpo y lo ha zurcido con soberbio talento. Al instante, la paja más externa se torna piel, asimilando la sutura y se cierra impecablemente sin dejar cicatriz.

Agitado y habiendo ocupado todo su poder para soportar el dolor, Kakashi se vuelve de nuevo el muñeco inanimado. Con creciente entusiasmo, Minato ha apoyado el oído en el pecho suave que se hunde ante el peso de su cabeza: escucha por fin latir un corazón.

Minato acaricia su desordenada melena gris; lo dejará descansar pero aún bajo los rayos de sol.

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Los ojos rojos miran cuidadosamente los rasgos de aquel atrapado dentro del cristal. Desde hace alrededor de un siglo, ha observado tristemente cómo es que no ha cambiado ese joven humano ni un ápice. Sigue teniendo su cuerpo y hermoso rostro de seis años; su cabello aún cae a los costados de su rostro como si lo enmarcara y las partes de atrás aún están encrespadas. El rostro pareciera sereno, pero la diminuta curvatura en sus cejas, muestra el dolor con que fue encerrado desde ese entonces.

Sin embargo, aunque aparentemente nada cambia, el cristal que inicialmente era de un potente color índigo, se ha ido decolorando hasta quedar apenas en un añil muy claro.

Sasuke se debilitará un poco más cada día que pasa.

Ya habían aprendido a combatir al espantapájaros gracias a la ayuda de Madara. Podían traspasar la barrera que imponía su presencia, unos se atascaban los picos con los granos.

Otros encabezados por Itachi, con picos y garras atacaban las costuras y desgarraban la tela para extraer paja del ser sin rostro ni voluntad propia, que les atacaba con la vara gruesa y rayos que salen de sus manos. Ahora podían esquivar esos rayos de electricidad, debido a que su vuelo se hacía más ligero al ser bañadas las plumas con una pócima, pero que de todas formas, disminuía la vida de las aves, puesto que Madara sólo aceleraba su capacidad.

Un día anterior la derrota había sido más severa, puesto que ni siquiera habían encontrado al triste espantapájaros; cuando pensó que por fin podría lograr terminar su trabajo al deshacerse de la gran molestia, puesto que Madara le había regresado apenas un poco de su poder que tenía cautivo, Itachi se encontró con el tranquilo y viejo hechicero sentado en el tronco que solía usar para descansar mientras hablaba con su creación.

No teniendo muchas más opciones, los cuervos de todas maneras valientemente se lanzaron a intentar tragar el maizal. Itachi intentó combatir al hechicero con su disminuido fuego y la capacidad para ver con sus ojos extraordinarios el flujo de energía. Sabía por demás que el hechicero era más poderoso que él. El anciano era rápido y cien mil veces más preciso que su espantajo. Cuando había llevado a la parvada completa, Itachi regresó con Madara con menos de diez elementos. Furioso por la falla en la misión, a pesar de la explicación de Itachi, al decirle que el hechicero no había salido como habían predicho a combatir al monstruo que Madara había soltado en los bosques, sino que se quedó incluso a guardar a su espantapájaros, terminó por ir y desquitarse con Sasuke para castigar a Itachi.

A veces Itachi, agradecía que el joven Sasuke, tuviera el rostro encapsulado en el cristal con la misma expresión, puesto que sería terriblemente insoportable ver en su expresión todo el dolor que de seguro le provocaba la descarga de poder de Madara. En ocasiones el cristal hasta humeaba tanto, que Itachi juraba que un día se derretiría con Sasuke dentro. Pero al final sabía que eso no pasaría, pues entonces Madara no podría retenerlo más.

Si Minato hubiera ido a combatir al monstruo del bosque para salvar a los animales míticos que ahí habitaban, entonces ellos hubiesen tenido tiempo de ir y consumir el maizal, acabando también de una vez con el espantoso espantapájaros. Madara tendría que cumplir su promesa y liberar por fin a Sasuke. Pero otra vez su esperanza de ese día se había ido como brisa matutina al colocarse el sol en su cenit.

-Lo siento, Sasuke… -piensa Itachi, intentando infructuoso que sus pensamientos sobrepasen la barrera mágica que simboliza el gran cristal que lo aprisiona,- será en otra oportunidad.


Continúa.

Comentarios de autor: Hatake está relacionado con los campos de cultivo y Kakashi significa Espantapájaros. De ahí surge un poco (entre muchas otras cosas) de la idea de este fanfiction. Yo se que tengo otros fanficpendientes, pero en este la historia no dejaba darme de vueltas en la cabeza así que lo conveniente fue parar los otros fics para por fin culminar este; si, está terminado y lo publicare de forma semanal. Sin duda tengo agradecimientos especiales a Sahel y Artemis_Megami, que me ayudaron muchísimo al soportarme con estas ideas, leer el crecimiento del fic e incluso me ayudaron cooperando incluso a veces en algunos capítulos ya fuese por medio de juegos o recordándome la historia que les narre "verbalmente" y siempre se me olvidaba… o teniéndome toda la noche dándome latigazos mentales para acabar.

¡Un saludo y gracias por leer, espero sus comentarios =)!