This is my life, before the switch
The doors of my new life opens
Un día especial había llegado para mí, después de un largo andar. El día en que me vestiría con el uniforme de los shinigamis. El día en que todos los esfuerzos y sacrificios hechos por mí habían rendido fruto. Me sentía con una mezcla de felicidad por haber llegado, y de un toque de incertidumbre ante aquella puerta que se abría delante de mí, invitándome como a volver a nacer, porque nacía el camino que me conduciría a ser alguien.
Me levante, me di un baño relajante, me vestí con un uniforme limpio de pies a cabeza, me vestí, tome un buen desayuno y salí caminando tranquilamente rumbo al cuartel, ese sitio que sería importante para mí desde ese día. Al llegar a él me di cuenta que estaba semidestruido, no sabía en ese momento por qué, pero no me intereso averiguarlo. Preferí darme un paseo para conocerme de vista a aquellos que serian mis compañeros en este camino. Y de entre los shinigamis que circulaban por allí, fui poco a poco reconociendo a aquellos que resaltaban entre todos, por alguna razón. Primero vi a un shinigami de piel morena clara con cabellos blancos y largos.
...( ¿cómo? ¿o es moreno con cabellos blancos, o no será al revés?. Siendo al revés, pues ya esto me parece particular. ¿Un albino que no tiene piel de albino?... ¿y qué? tú eres de algunos que no abundan mucho...)
Me moví un poco, y di de lejos con dos chicas shinigamis, una de cabellos y ojos azules, y otra de cabellos y ojos negros. Seguí caminando rumbo a otro lado, y me encontré igual con un tío pelirrojo montado en un árbol, con gafas de sol y una guitarra en sus manos. Me fui de esos lados, y me tope con otro pelirrojo con ojos azules y aire de misterioso. Iba de lo más tranquilo para arriba y para abajo por el cuartel, y me vi de lejos a otro grandullón, pelado y con ojos verdes.
...( bueno, ya no soy el único aquí en esta división, que es tan alto).
Seguía divagando por los pasillos, y me vi a un shinigami con una ocarina. Anduve un poco más, y me vi de lejitos a dos shinigamis: uno con barbas, que tenía un aire muy sereno, y un shinigami alto, pero lo más particular de él es que llevaba un traje moderno puesto en vez del uniforme.
...( el de barbas se ve bastante buena persona, pero el otro si que se nota...)
Salí a un patio, que ya me quedaba de camino al despacho de la capitanía, y vi a dos más: uno con cabello rojo y ojos amarillos, que estaba sentado viendo a una shinigami de cabello violeta volando en un avión de papel.
...(vaya, una shinigami con un avión de papel, que impresionante...)
En el pasillo que me llevaría al despacho de la capitanía, me encontré con una discusión entre una pequeña de cabello rojo con 2 enormes trenzas, y una mujer con cuernos. Al fijarme bien en la pequeña, me di cuenta que tenía el brazalete de teniente.
...(definitivamente, esto aquí es una división bastante única. Un albino que no tiene piel de albino, un tío con una guitarra acústica, un grandullón que hace que no sea el único, un tío con una ocarina, un shinigami alto que viste trajes modernos, una chica que anda en aviones de papel, bueno, los únicos que parecen comunes y corrientes son el shinigami con barbas y los demás, y ahora esto. Parece que los cuernos de la que los tiene son una marca de su carácter, así que más vale que me les pase por un lado a ver si llego al despacho). Dicho y hecho, solo por unos cuantos pasos...
- Macarrón, a donde crees que vas?
- Etooo... voy al despacho de la capitanía...
- No vas a pasar
- ¿Por qué? ¿porque lo de macarrón? ¿por que me visto como me gusta? sin ofender...
- Por eso. No me das confianza. Vamos a acompañarte, por si acaso...
Y finalmente llegue a al despacho de la capitanía de la división. Toque la puerta, y una voz femenina me aviso que podía pasar más allá de la puerta. Pasé cuidadosamente, y vi a una joven albina de ojos rojos con la capa que la identificaba como la persona a la cual le daría mis mejores esfuerzos en su nombre, para lo que fuese necesario.
- Ohayou gozaimasu, capitana. Soy Anthony Yasushiro Broomfield, uno de los últimos en ingresar a la división, y estoy a sus ordenes... (sostengo lo dicho. Esta división es tan única como yo mismo).
Mi historia, la historia que había ocurrido para que yo estuviese en ese momento y en ese lugar, había empezado como más de 3 años y medio antes.
Desde hacía diez años, me había mudado con mi madre a una cuidad de la periferia de Tokio, desde la ciudad y el país donde había nacido y dejado al resto de mi familia, para tener una vida más provechosa. Mi madre estaba bien, y yo había salido de la primaria como un alumno destacado por su inteligencia y sus muy buenas habilidades atléticas. Estaba con ganas de seguir estudiando, y ya mi madre me estaba inscribiendo en un instituto para eso.
- Tony!!
- Dime, mamá
- Ya hice lo que tenía que hacer
- ¿Qué pasó?
- Vas a seguir estudiando
- ¿Dónde? ¿cerca o lejos?
- Vas a estudiar en el Mashiba, primer año, sección B
- Que bien!! venga... esa fue una noticia que me puso feliz, porque todo estaba saliendo como debía ser
- ¿Qué tal si vas a averiguar en el remate de libros usados a ver si consigues algo que te pueda servir?
- Voy mas luego, mama, que tengo que arreglar el cuarto
- Esta bien, no te demores mucho...
- Haaaaaaaaaai!. Arreglé mi cuarto, y salí a hacer lo que tenía pendiente. Iba revisando tranquilamente los libros, a ver si había algo que me sirviese, cuando me encontré con un libro algo extraño. Estaba encuadernado en cuero de color plateado, y de su lomo salía una cadenilla rematada en un colgante extraño, que aseguraba que el libro se mantuviese cerrado, por medio de darle varias vueltas. En general, se veía bastante viejo pero aun útil.
- Señor, ¿sabrá de que este libro?
- No lo sé, porque por si no te has dado cuenta, la cadenilla está trabada y no he podido zafarla. Si quieres, llévatelo gratis. ¿Buscabas algo en particular?
- Libros para estudios secundarios
- Deben llegarme pronto porque por ahora no hay, está pendiente
- Si, en eso estaré, que pronto debo empezar clases. Regresé a casa con el libro en mi mochila y...
- ¿No conseguiste nada, Tony?
- No hay libros por ahora, deben llegar pronto
- Está bien... ¿vas a tu cuarto?
- Si, voy a leer un poco y después bajo a cenar.
