¡Bienvenidos! Como en la descripción de mi perfil dije que escribía la primera cosa que se me viniera a la mente, pues aquí traigo una prueba de que es verdad.

Sin interrumpirlos más, dejo que procedan a leer esta historia. Me divertí mucho escribiéndola al ponerme en los zapatos de nuestro querido y masoquista Kano Shuuya.

¡Disfrutad!


Lo extrañaba, sin duda alguna extrañaba sentir aquel aroma; ya sea su sabor y textura. Crujiente, suave, salado o dulce.

Me refiero a la exquisita, deliciosa, apetecible, e incluso asombrosa comida de Kido.

Lo sé, me merecía eso y mucho más por todas las veces en que deje enfriar aquellas deliciosas obras de arte que con esfuerzo y dedicación nos daba nuestra líder. Y en este momento requería con desesperación de ellas.

Mi estomagó rugió como nunca antes lo había hecho, mientras observaba la vacía nevera de nuestra base sin rastro de comida alguna. Justo en ese momento recordé aquellos desayunos que ella preparaba. Realmente eran sorprendentes.

Esos exquisitos manjares me los habían arrebatado, junto a "ella".

Me abracé a la nevera, mientras comenzaba a sollozar. Esto era suficiente, sentía como no lograría soportarlo por mucho tiempo más.

Desde que Seto tuvo un pequeño accidente en su brazo, por obligación debió dejar el trabajo en el que estaba. Nuestra situación económica no era la mejor, y necesitábamos a alguien que con esfuerzo trajera al hogar el sustento para seguir viviendo.

Aún recuerdo ese momento en que el silencio reinó entre los presentes. Una mano se alzó, llamando la atención de todos mientras decía: "Yo lo haré, ya que dudo que alguien más se ofrezca antes de que estemos muertos de hambre".

Y fue en aquel momento, exactamente hace cinco días desde que dejó este humilde hogar, y se dedicó por completo a un misterioso trabajo del que no sabíamos absolutamente nada, con la promesa de que lograríamos sobrevivir gracias a su esfuerzo.

Seto ha estado en casa desde entonces, intentando suplantarla; pero nada era igual. Él y Mary se cuidaban entre sí, divirtiéndose mientras intentaban imitar el delicioso talento en la cocina de Kido. Son solo... ellos dos.

¡¿Y donde se suponía que quedaba yo?! Esos cinco malditos días había intentado sobrevivir al hambre y aburrimiento. Me arrebataron todo lo que era primordial para mi.

Pero aquellas cosas primordiales en mi vida solo provenían de una persona; Kido Tsubomi. Ella era la única capaz de lograr que mi estomago fuera feliz, debido a los manjares diarios que siempre preparaba, cumpliendo cada horario de ellos; mientras que me brindaba sus mejores rostros furiosos al momento de sorprenderla con alguna broma. Hacerla enojar me divertía tanto...yo, era feliz en aquel entonces.

Pero esos días de felicidad absoluta se habían ido, dejando un vació en mí y mi estómago.

—¡Kidoooooo!...¿donde estas? —Grité, apegándome más la fría nevera, mientras mi estomago rugía su nombre.

—¡Kano!, ¿cuando dejaras de hacer eso? —Escuché la voz de Seto entrando en la cocina. —Es la quinta vez que te veo abrazado a la nevera y llamando a Kido. Si tienes hambre sabes perfectamente que Mary podría ayudarme a cocinarte algo, pero nunca quieres.

—Tu no entiendes mi sufrimiento... Kido se ha ido y no volverá jamás... —Seto rodó los ojos mientras un suspiro se escapaba de sus labios.

—¿Cuantas veces te he dicho lo mismo?, Kido solo esta trabajando temporalmente hasta que mi brazo se recupere. Ella volverá y se hará cargo de la base nuevamente... —Su voz sonaba cansada. —Además ella vuelve a casa cada tarde.

—¡Pero solo llega para encerrarse en su cuarto y no sale hasta el otro día, para irse a ese trabajo del que no sabemos nada! —El hambre se apoderaba cada vez más de mi ser.

Kido solo volvía a casa justo cuando el cielo se oscurecía, diciendo que estaba cansada. No cocinaba, ni siquiera se acercaba a mí para preguntarme como me encontraba en su ausencia; ninguna sola palabra ni algún regaño. Solo dejaba algunos bocadillos en la mesa, y eso era todo.

—De verdad era necesario que alguien trabajara. Piensa que incluso tuvimos que decirle a Shintaro que se quedara un tiempo con Konoha, para que no hubiéramos muerto de hambre con la poca comida que tenemos. —Suspiró nuevamente, mientras me observaba con una gran sonrisa. —Vamos, ¿quieres que te prepare algo con lo que hay?

Dudé, pero ya no soportaba esa desagradable sensación en la boca de mi estómago. Acepté, soltando de entre mis brazos a la nevera.

—¡S-Seto!— La voz de Mary se hizo presente corriendo y casi tropezando hasta donde nos encontrábamos. —Momo-chan, Ene-chan, Shintaro, Hibiya y Konoha-kun acaban de llegar, ¡dijeron que querían invitarnos a comer! —Sus ojos brillaban de emoción como una pequeña niña.

—Oh, que amables de su parte.—Una sonrisa apareció en sus labios.

Caminamos hacia el salón, viendo como todos se encontraban esperándonos.

—¡Chicos! —La animada voz de Momo-chan inundó el ambiente.

—¡Hola! —Seto saludó al instante, mientras la felicidad de ver a sus amigos se extendía por su rostro.

Él siempre era un amor de persona, no tanto como yo, claro.

—Hola... —Saludé, lanzándome al sofá con una desgastada voz debido al hambre.

—¿Eh?, ¿qué le sucede a Kano-san?— Preguntó preocupada al verme.

—Bueno... estos días ha estado así por el asunto del trabajo de Kido. —Contestó el mayor fan de la "esponjosita" con una pequeña risa nerviosa.

—Así que esta de esa forma por la Líder, ¿quién lo diría, eh? —Una cibernética voz se alzó en el televisor, mirándome con picardía.

Ene-chan y sus típicas bromas. Algunas eran divertidas, como cuando molestaba a Shintaro por su fetiche a piernas de chicas, o a Kido por su supuesto interés en la ropa interior con encaje.

Sólo la observé, fingiendo una sonrisa. Sus bromas jamás se compararían con las mías.

—He estado hambriento todos estos días, además de aburrido. —Mi voz sonaba despreocupada.

¿Qué sabía ella acerca de mi hambruna por la falta de Kido estos días? Podría interpretarlo como quisiera.

—Kano-san, Danchou no es tu empleada, además se que estas de esta manera porque no tienes a quien molestar. Deberías ser tú el que trabajara... —La voz de su hermano la interrumpió.

—Momo, cálmate. No discutan por cosas estúpidas. —Cerró los ojos, volviendo al silencio mientras un curioso Konoha lo observaba tomando su celular.

Solo sonreí, ignorando lo dicho del sabelotodo. Pero aún así le agradecí internamente; no quería seguir con ese tema sobre la ausencia de nuestra Líder.

—Abuela, recuerda a lo que vinimos. —La desinteresada mirada de Hibiya se encontró con la de Momo.

—¿Cuantas veces tengo que decirte que apenas estoy en plena juventud? —Un tic nervioso se apodero de su ojo izquierdo mientras recobraba la compostura. —En fin, vengo a invitarlos a comer todo lo que quieran en el nuevo restaurante maid de la cuidad, es un lugar nuevo que se abrió hace poco. Pasé el otro día por ese sitio y era muy lindo...

Mis ojos se abrieron al escuchar las palabras "comer" y "maid", dejando de prestar atención por completo a todo lo que comenzaba a decir la emocionada Kisaragi.

Mi imaginación me transportó a un mundo en donde estaban miles de chicas vestidas con aquellos atuendos tan sexys y cortos...

Amo, ¿quisiera alguna otra cosa más? Recuerde, puede pedirnos todo lo que usted quiera.

—Por ahora no hermosa, solo quédense a mi lado hasta cuando se me antoje algún otro aperitivo.

—¡Kya! Nuestro amo quiere que estemos a su lado...

—Amo, ¿podría darle un masaje mientras come aquel delicioso Taiyaki que yo misma le prepare?

—Claro lindura.

Dejé de pensar aquellas cosas, ya que mi nariz comenzaría a sangrar en cualquier momento. Sin duda podría llenar mi triste y vacío estomago mientras observaba esas hermosas falditas, escuchando como de sus suaves y carnosos labios me llamaban "amo".

—¡Que estamos esperando! —Salté del sofá, corriendo hasta la puerta principal. —¡Vamos, vamos chicos! —Reí mientras mi imaginación me transportaba a ese sitio lleno de hermosuras nuevamente.

—¿Q-qué fue ese cambio de animo tan exagerado? —Preguntó Hibiya mientras todos se encogían de hombros.

—Y me dicen a mí pervertido. —Comentó el chico coca-cola.

Pero aquellas palabras simplemente no me afectaron, yo estaba extasiado por mi imaginación en ese momento.

—Comida... quiero comida. —Konoha repetía por milésima vez desde que salimos de la base secreta.

¿Acaso habría alguna manera de su hambre cesara solo por una vez? Regla n°1, si no quieres irte a la banca rota, simplemente no tengas un Konoha en tu casa.

—Ya falta poco, podrás comer todo lo que quieras gracias a la abuela. —Hibiya sonreía maliciosamente observando a la Kisaragi.

Banca rota, eso lo dije hace unos momentos atrás.

—Si, aprovéchense de que estoy recién pagada... —Infló sus mejillas algo irritada, ignorando la palabra "abuela" que tanto le enfadaba escuchar. —A propósito Seto-kun, ¿de verdad no saben donde trabaja Danchou?

—No, dijo que no era de nuestra incumbencia; mientras ganase dinero aquello no importaba. —Ladeó su cabeza. —Se va temprano por la mañana y vuelve en la tarde, últimamente ya ni la he visto... solo cuando me entrega el dinero que ganó en el día.

Recuerdo aquella conversación, más bien gritos, luego de que fuera su primer día de trabajo. Seto, Mary y yo teníamos curiosidad por saber de donde ella venía, así que le pregunte sin más. Aún recuerdo el golpe en mi cabeza luego de insistirle a que hablara.

—Ya veo... —Respondió pensativa, observando el brazo vendado de Seto. —Espero que te recuperes pronto. Me siento algo culpable ya que todos disfrutaremos de un día juntos, mientras Kido-san trabaja sin descanso.

Conociéndola, se perfectamente que ella de verdad trabajaría sin parar por nosotros.

—También me siento de esa forma, pero no nos entristezcamos, ¿verdad Mary? —Sonrió a la pequeña ya que estaba algo cabizbaja. —Realmente es cansador realizar todas las tareas del hogar. No tengo la menor idea de como Kido logra aquello todos los días.

—¡Danchou es impresionante!, además de su futuro como excelente madre, ella es la disciplina en persona, ¿verdad señor ojos de zorro? —Ene-chan me miraba nuevamente con esa pícara sonrisa suya desde el celular de Kisaragi-chan.

Y allí iba nuevamente con sus bromas acerca de mi "oculta atracción masoquista hacia Kido". Qué estupidez.

—¡Claro, claro! —Respondí despreocupadamente alzando mis manos.

Sentí la mirada de la Kisaragi sobre mí. Y allí empezaba de nuevo...

—Apostaría a que Kano-san no ayuda en nada de los quehaceres domésticos.

—Kisaragi-chan, si que andas muy mala hoy conmigo... he tenido unos días bastantes ocupados gracias a la ausencia de nuestra Danchou. —Fingí tristeza en mi voz.

—Me imagino, rogando a que ella vuelva para que haga la mayoría de tus quehaceres...

—Chicos, vamos no peleen... —La suave voz de Seto se interponía entre nosotros.

—Cálmate abuela, te arrugaras más de lo que estas.

¿Mencione que algunas bromas de Hibiya hacia Momo-chan realmente me causaban gracia?

Momo suspiró, ignorando al chico nuevamente. Ellos dos si que tenían una extraña relación, bueno, no tan extraña y llena de golpes como la de Kido y yo.

Mi estómago rugió inesperadamente, exigiendo algún bocadillo.

Una pequeña risita por parte de Mary se escucho en el lugar.

—Momo-chan, ¿como es ese lugar al que nos llevas? —La curiosidad se apoderó de ella.

—¡Oh! Pues...—Su rostro se torno pensativo. —Es un lugar donde hay chicas y chicos que se visten de manera elegante, y se dedican a atender al público. De seguro te gustará cuando los veas. —Sonrió.

Los grandes ojos de la pequeña esponjosa se iluminaron, de seguro imaginando aquel vestuario que ocupaban.

Sí, aquello era lo más llamativo de esos lugares... las chicas usando aquellos trajes de sirvientas tan provocativos, diciendo que están allí para complacerte.

No podía dejar de sonreír, imaginando a aquella belleza que tendría la suerte de atendernos; bueno, de atenderme.

—¡Hemos llegado! —La voz de la Kisaragi me saco de mis profundos e importantes pensamientos, viendo como a lo lejos un gran y llamativo restaurante nos esperaba.

—Hey abuela, atraerás a todos... esos lugares están repletos de personas, y la líder no está para hacerte la vida fácil.

—Primero: tengo 16 años, segundo: se perfectamente que llamaré la atención, y tercero: he traído algo que me ayudara a pasar desapercibida.

Del pequeño bolso que traía colgando de su hombro sacó una peluca castaña.

Torpemente comenzó a intentar cubrir su cabello, recibiendo la ayuda de su hermano. Al terminar de arreglarse, solo pude comenzar a reír de su aspecto. Era realmente gracioso, mientras me veía furiosa; pero sabía perfectamente que no me golpearía con la misma fuerza de Kido si ese fuese el caso.

—¡Kano-san eres realmente malvado! —Sus manos estaban hechos puños mientras arrugaba su nariz.

—¡E-es que te ves tan divertida! —Mi estómago dolía de tanto reír a carcajadas, mientras otra pequeña risa se alzó en el lugar.

—¡Tú, pequeño niño no te burles de mí! —Ahora su enojo era hacia Hibiya. —¡Sigan burlándose de mi y no comerán nada!

Aquello logró que mi ataque de risa cesara en ese instante. Por nada del mundo me perdería de aquel hermoso y mágico lugar que estaba casi al frente mio.

Continuamos caminando, percatándonos de que el plan de camuflaje de Momo-chan funcionaba. Nadie la reconocería por ser una "idol", ni sus poderes se activarían ya que lograba controlarlos mucho mejor que antes.

—Goshūjin, ¿quieres que saque las mejores fotos de la ropa interior de las sirvientas para tu colección? —Aquel comentario de Ene-chan hizo que casi escupiera de la risa.

Pensándolo bien, no sería mala idea. ¡Pero vamos!, todos saben que el incomparable pervertido del grupo es Shintaro, por lo tanto debía de mostrar mi perfil bajo.

—¡C-callate! —Reprochó el Kisaragi enojado y con un leve sonrojo. —¡Y a mi me dices pervertido!

Aquello me hubiera matado de la risa, pero en aquel momento mi atención solo se centro en la hermosa sirvienta que nos daba la bienvenida cuando cruzábamos la puerta principal.

—Bienvenido, mi amo. —Aquella chica rubia hizo una reverencia ante nosotros. —Siéntanse como en casa, de inmediato los atenderemos.

Su llamativo traje de maid iba adornado por unas orejas y cola de gato rosas. Aquello la hacia ver adorable, combinando perfectamente con su angelical rostro y su largo cabello, y claro, su curvilíneo cuerpo.

Usé mi máscara, mientras mis ojos recorrían a cada chica vestida de maid que encontrábamos en el camino. Sentí como si estuviera corriendo entre un camino de flores, mientras esas bellezas me esperaban en el fin del sendero para complacerme.

¡Ese lugar era el puto paraíso!

—¡Q-que hermosa! —Mary no dejaba de observar a cada uno de los sirvientes que veíamos, dando pequeños saltitos de emoción. —Quisiera verme tan linda como ellas.

—Siempre te ves linda. —Respondió con una dulce voz el hombre rana.

Y ahí iban de nuevo con sus típicos gestos de cariño.

Mary abrazó el abdomen de Seto, viéndose a los ojos mientras se creaba una atmósfera tan dulce como un pudin.

Pudin... mi estómago volvió a rugir.

Nos sentamos, eligiendo una adornada y amplia mesa cerca de la ventana. Sus acolchados asientos hacían que mi trasero se sintiera tan cómodo, al igual que en el sofá de nuestra base.

Observé el lugar, viendo como la mayoría de las mesas ya estaban ocupadas mayoritariamente por jóvenes, siendo atendidos por los empleados. Mi atención rápidamente se centró en todas las bellas chicas vestidas de gato del lugar, mientras mis ojos se concentraban en aquellos cortos vestidos, viendo sus piernas al momento de inclinarse ante los clientes...sin duda era el cielo.

—Que guapos son...—Momo no dejaba de observar a los sirvientes del lugar.

Y bueno, al igual que chicas atendiendo, habían algunos hombres vestidos de gato también, tipo mayordomo de Kuroshitnosecuanto; un anime que Mary me obligó a ver unos días atrás.

—Como si alguno se acercaría a ti con ese cabello que traes. —Le respondía Hibiya con burla.

—Pequeño mocoso...

—¡Seto!— Las manos de la esponjosita lo tomaron del brazo. —¡Quisiera ser una sirvienta como todas las chicas de aquí algún día!

—Claro que sí, Mary. —El chico rana le sonreía.

—La diferencia entre tú y ellas, es que esas chicas pueden caminar con un vaso de agua, sin tropezar con sus propios pies, kukuku. —Comencé a reír, pero la mirada enojada de Mary se poso en la mía.

Oh no, sabía que si continuaba burlándome de ella me convertiría en piedra, como tantas veces antes. Estar paralizado no era algo agradable, sobre todo si te picaba la nariz.

—Kano, deja de burlarte de Mary. Tu igual te haz caído bastantes veces por despistado. —Me reprochó calmadamente Seto.

—Esta bien, esta bien...—Mi estómago reclamó comida nuevamente. —Mierda, tengo tanta hambre.

—Co-mi-da... —Konoha observaba a Shintaro exigiéndole aquello.

—Maldición, ¿no que la atención era inmediata? —La voz del Kisaragi estaba algo molesta.

—Tranquilo, tranquilo, si ya llegara nuestra mesera para que le observes las piernas...—Los comentarios de Ene-chan hacia Shintaro siempre me hacían reír.

—Seto, tengo hambre.. —Mary inflaba las mejillas mientras su mirada se dirigía a él.

—Está bien, pronto llegará la sirvien-...

—¡Lamento la tardanza! —Mi mirada como la de los demás se posaron en una chica levemente inclinada, sin lograr verla bien. El cabello cubría su rostro mientras tomaba grandes bocanadas de aire —¿Qué desearía...

Mis ojos simplemente no podían creer lo que veía. No, no podía ser. Debía de ser una alucinación producto de tanta hermosa chica que había alrededor. Aquella voz, aquella chica...

Su traje negro de maid estaba ajustado al cuerpo, mostrando la silueta de su delicada cintura. Su falda estaba aproximadamente a 10 centímetros de sus rodillas cubiertas por largas calcetas negras, mostrando la suave y blanca piel de sus muslos. Su cuello tenía un enorme y plateado cascabel, como un gran collar con una cinta roja. Una cola y orejas blancas de gato adornaban su atuendo, como en todos los otros sirvientes.

Y su cabello... su cabello estaba peinado con dos coletas que caían por su pecho.

No podría dejar de observarla, sintiendo que en cualquier momento moriría de un derrame nasal. Aquella divina imagen estaba mostrándome a la diosa de todo mi paraíso maid.

Kido Tsubomi estaba paralizada como todos nosotros, sosteniendo una pequeña libreta, mientras su expresión era la misma como si hubiese visto al mismísimo diablo en persona.


¡Espero que les haya gustado! Realmente me entretuve bastante al escribirla. (Sí, Kano vio Kuroshitsuji junto a Mary ?)

Subiré la continuación cuando pueda estar nuevamente en mi horario de inspiración. (De una a cinco A.M)

Agradezco su apoyo, y créanme que más adelante en mis futuras historias vendrá lemmon, mucho lemmon. E igualmente comenzaré a subir contenido sobre más parejas de KP o de algún otro anime.

¡Muchas gracias por leer! :')