Twilight no me pertenece. Es propiedad de Stephenie Meyer. ;)
La noche (fresca y lluviosa. El cielo cárdeno sobre Forks aparecía de alguna manera lúgubre... casi expectante) en que Conner confesó a sus amigos que era gay fue, no sólo únicamente la más importante de su vida hasta entonces... sino la más importante de toda la vida de Mike Newton, antes y después. Esa noche, en que un (aparentemente) simple tema de sexualidad salió a relucir por fin, la vida de Mike dio un vuelco para siempre... En lugar de ser Conner quien sufriera la transformación, curiosamente, aunque aparentaba ser el supuesto protagonista de la velada.
Conner era rubio cómo Mike, pero su cabello era tan claro que casi parecía blanco... Mientras que el de Mike resultaba de un dorado opulento, leonado, como sedoso oro ensortijado. Ambos tenían ojos azules, siendo los de Conner muy pálidos, de una tonalidad celeste... Los de Mike, por contra, se asemejaban más al profundo zafiro cuyas facetas deslumbrantes resultan casi recargadas, ostentosas, que al cielo sosegado y dócil que Conner ostentaba.
Así pues, en la enorme, caótica habitación de Tyler Crowley (habitación que olía de una forma muy poco idílica: a sudor y a la pizza que habían devorado para cenar...), Austin, Ben, Eric y Mike observaron de hito en hito a Conner. Tyler fingió no sorprenderse lo más mínimo, pero probablemente fue el más anonadado de todos; anonadado e íntimamente desagradado... no le agradaba la homosexualidad, aunque se cuidó de no demostrar su antipatía. No quería dejar entrever su verdadero talante ante sus amigos...
Los demás se lo tomaron con mucha calma, e incluso a risa. Conner, siempre más turbado de lo que aparentaba, rió con sus amigos... pese a que más bien sentía ganas de que la tierra lo tragase. Jamás, para empezar, podría confesarle todo esto a sus padres... ellos eran personas muy conservadoras, retrógradas, que jamás aceptarían la homosexualidad de su hijo. Por lo menos, tenía a sus amigos... aunque en el fondo, completamente inseguro de sí mismo y de los demás, Conner sentía que ellos trataban de apoyarle por pura lástima... que acaso le tuvieran asco, en realidad. Bueno, sin saberlo, había acertado lo que Tyler ocultaba bajo una hipócrita, empalagosa sonrisa...
Inspirando profundamente, Conner continuó "sus confesiones"... y ahora venía la más embarazosa de todas, quizá.
‒Bueno... pues... tengo pareja... Aunque quizás la palabra "pareja" sea demasiado formal... Nos acostamos, y él me gusta muchísimo, aunque no es la clase de chico afectuoso que... Bueno, de todas formas, es irresistible. Le adoro...‒Sus palabras, algo inconexas, balbucidas atropelladamente, abrumaron al grupo a su alrededor. El sexo no les era ajeno precisamente... pero el sexo homosexual sí les parecía algo casi alienígena, prohibido... no sabían apenas nada sobre el tema, y no pudieron evitar... escandalizarse. Conner comprendió su reacción, y la había temido con todo su ser... ¿por qué los demás, Tyler, y Ben, y Mike (Eric no contaba, no tenía demasiada vida social precisamente)... por qué todos podían hablar de sus experiencias y de sus parejas, del sexo sin tabúes ni rubores innecesarios? Conner sentía que tenía todo el derecho a mostrarse igual de despreocupado y sincero que ellos.
Tyler sentía ganas de vomitar. Pensar que Conner dejaba que alguien... le penetrara... de aquella forma... Se estremeció imperceptiblemente de asco y horror. Tener que escuchar estas cosas... Conner le aparecía sencillamente un degenerado. Austin y Eric, por su parte, trataban de comprender, aunque no deseaban imaginarse lo que Conner entendía por sexo... Y Mike y Ben escuchaban, llenos de curiosidad, con una mente abierta y serena. A Conner le ardían los pómulos y las orejas (por contra, cuando Mike se azoraba siempre sentía arder el cuello y el pecho...), y fue aún peor cuando Ben tomó la palabra y le preguntó, sin ambages y con una carcajada, quién era su amante irresistible.
‒Bueno... se trata de... ¡pero no os riáis...!‒Conner inspiró, con el corazón desbocado, y se pasó la lengua nerviosamente por los labios resecos.‒Se trata de un muchacho de La Push... un muchacho quileute... Es amigo de Jacob Black, ya sabéis... se llama Embry Call.
Volvió a hacerse el silencio en la habitación. Luego, Austin y Eric, demasiado nerviosos para resistir, comenzaron a reír histéricamente. Mike y Ben se unieron a las carcajadas, estupefactos y muy divertidos, y Tyler forzó también una risotada que, afortunadamente, resultó inadvertida en su falsedad y tirantez (su asco iba en aumento).
A Conner no le molestaron realmente, después de todo, las risas de sus amigos. De alguna manera, le hicieron sentir aliviado... No había habido desaprobaciones ni dramas. Poco a poco iba sosegándose, sintiéndose más cómodo y arropado por los demás...
‒Yo conozco un poco a Embry Call. Es un tío muy tranquilo, muy serio... un poco parecido a Sam Uley. Está obsesionado por las motos...‒Comentó Eric, enderezándose las gafas.
Conner sonrió, azorado, y dijo:
‒Es el chico más guapo que he visto en toda mi vida. Es... es hermoso.‒Tyler emitió un quejido lleno de repugnancia, pero consiguió que pareciera el inicio de un ataque de tos, muy oportunamente. Conner prosiguió, repentinamente absorto... sus ojos tristes ahora.‒Simplemente... si tan sólo...
‒¿Os van mal las cosas?.‒Inquirió Mike, preocupado.
‒Él es... bueno... muy apasionado. A veces, en exceso... Quiero decir, que todos nuestros encuentros acaban en la cama... no hablamos mucho en realidad. No parece que él desee una relación más... formal. Puedo decir que somos amantes, pero no una pareja...
‒Pero, tío... eso es triste, ya sabes. ¿Quieres decir que él no está enamorado de ti?.‒Protestó Austin, que se había metido de lleno en la historia que Conner había explicado, y se sentía indignado cómo si fuera el protagonista. Era una persona muy sensible, muy empática.‒Quizás... quizás deberías dejarle, Conn. Si él no te quiere, si no te valora...
‒Oye, Austin...‒Interrumpió Tyler, interviniendo por vez primera esta noche (¿qué remedio le quedaba? Debía causar una buena impresión...)‒¿qué te pasa? ¿Te vas a volver gay tú también? Eso son absurdidades románticas... Si lo pasan bien juntos, pues ya está. No todo el mundo quiere o necesita una promesa de amor eterno... Yo tampoco estoy enamorado de Lauren, pero es una compañía muy agradable. Tengo mis necesidades: soy un hombre, soy humano. Si tuviera que esperar al amor de mi vida...
Austin emitió un resoplido.
‒Austin tiene razón.‒Terció Mike suavemente, sin querer mortificar a Conner resultando indiscreto... pero a la vez dispuesto a dejar las cosas claras, con la mejor de las intenciones, deseoso de que Conner no resultara lastimado.‒Si Embry Call sólo quiere sexo y no respeta tus sentimientos... Bueno, Conn, eso no es para ti. Porque tú si le quieres, ¿verdad?. ¿No te sientes utilizado por él?.
‒A veces sí. Sin embargo... en ocasiones me mira con sus ojos negros cómo piezas de ónice... y hay adoración en ellos, cómo si contemplara el sol por vez primera... Pero esos instantes son fugaces; después sus ojos se apagan y quedan helados, y casi... casi... aunque suene loco... casi me miran furiosos, ¡cómo si me detestara!. No le entiendo... pero lo que sí sé es que no puedo dejarle. De ninguna manera. Le quiero... le quiero desde la primera vez que lo vi... Y me quedaré a su lado. Es mejor sentir su deseo y que me tome... a no tener nada, ¿no es cierto?.‒Los ojos de Conner aparecían enormes, casi suplicantes, y de un azul más claro que nunca... y todos pudieron sentir cuánto adoraba a aquel muchacho quileute que parecía destinado a romperle el corazón.
‒Parece realmente un tipo extraño, tal y cómo describes la situación...‒Aventuró Eric, invariablemente analítico.‒Siempre me pareció un poco misterioso... Bueno, cómo todos los muchachos de la banda de Sam, en realidad. Ya sabes que dicen que son una especie de secta o una banda... aunque nunca se ha podido demostrar nada. Es más, ese Sam se esfuerza por medrar en la reserva... se le ve mucho con los ancianos de la tribu... cómo si les hubiera alienado también...
‒Bah, todo eso no son más que viejas leyendas urbanas, viejos chismes.‒Disintió Ben, con una mueca. Lo único que le faltaba a Conner era que su chico fuese sospechoso de pertenecer a una pandilla de satanistas o algo peor...‒Los hemos escuchado millones de veces, y ya nadie les presta atención... ¡Está pasado!.
‒Bueno, pues los rumores quizás deberían reiniciarse. Ahora parece haber dos bandas en La Push... la de Jacob Black parece rivalizar con la de Sam Uley...‒Continuó Eric, en voz baja y tono de misterio.
‒Eres una reina del drama, Eric.‒Desdeñó Tyler, con un gruñido, poniendo los ojos en blanco. Toda esta charla estúpida sobre los polvos homosexuales de Conner le aburría soberanamente... estaba deseoso de cambiar de tema, pero de alguna manera todos parecían ridícula, peligrosamente interesados por esta clase magistral sobre sexo anal y novios esquivos...
Austin insistió:
‒Entonces, vas a seguir con él... Dices que habláis muy poco, pero realmente algo de intimidad debe haber entre vosotros... además de... bueno... de esa clase de intimidad... de...‒Austin enrojeció violentamente, y su voz se apagó.
Conner, ligeramente exasperado, decidió que ya era hora de acabar con todo este tabú molesto y estancado:
‒Realmente, es suficientemente íntimo haberle tenido dentro de mí. No podéis imaginar cómo se siente... Es tan cálido, envolverle en mi interior... Pero, bueno... también resultó doloroso y desconcertante, lo admito. Y él... bueno... nunca me ha dejado ser el dominante... Eso me incomoda un poco. No, Austin, realmente no ha habido mucha clase de intimidad entre nosotros, cómo no fuera el sexo. Jamás me habla mucho... y, a veces, cuando lo hace al fin, dice cosas muy extrañas... casi incoherentes... No sé. Me desconcierta... pero le adoro... Su olor delicioso, su calor (no bromeo, ¡arde! No os podéis hacer una idea...), sus ojos, su tersa piel cobriza... Le adoro. Aunque a veces sea violento...
El silencio que siguió a las palabras de Conner podía cortarse con un cuchillo. La serie de visiones turbadoras que este monólogo había suscitado en el grupo les abrumó a todos. Ninguno de ellos quiso analizar semejante tema... pensar en Conner cómo un sumiso, retorciéndose bajo el enorme, cobrizo cuerpo de Embry Call, no era precisamente algo que los nervios de sus amigos pudieran sobrellevar. A Tyler le sobrevinieron nuevas arcadas, esta vez casi visibles...
Únicamente Mike superó aquel instante de desconcierto e histerismo lo suficientemente rápido cómo para darse cuenta de las últimas palabras de Conner: "Aunque a veces sea violento..."
‒¿Violento...? Conn, ¿qué quieres decir con eso, por Dios? ¿Es que te trata mal... te hace daño de alguna manera...?‒Musitó el muchacho rubio, sobresaltado.
Tyler no pudo creerlo... ¡la conversación cada vez iba peor!. Ahora, supuestamente, el "novio" de Conner lo maltrataba... Tyler llegó a plantearse expulsar de su habitación a todos, dar por terminada la velada de una maldita vez... Pero, desgraciadamente, no podía hacer eso...
Austin empalideció, horrorizado. Y Ben y Eric se quedaron literalmente boquiabiertos. Mike miraba intensamente a los ojos a Conner... azul sobre azul, deseando poder leer el alma de su amigo, por una vez.
‒No he querido decir eso... Por favor, ¡no podéis pensar que él me golpearía, o que yo me dejaría golpear...! No está abusando de mí, ¿vale?. Simplemente... es un tanto... bruto. Me toma sin muchas contemplaciones, sin muchas consideraciones... Me aferra con una fuerza increíble, ¡de hierro!, y suele dejarme salpicado de cardenales, pero no es su culpa... Realmente, no se preocupa de hacer las cosas suavemente. Me embiste cómo si quisiera partirme en dos (aunque es muy placentero, en serio)... A veces me zarandea, indómito, aunque eso no es para tanto... Simplemente es un tanto salvaje. Me da la vuelta, y me llena, así de sencillo... de una forma poco "romántica", un tanto... fría; pero siempre frenéticamente. Eso... eso demuestra que me desea muchísimo, en realidad... Tanto cómo yo a él...
‒No me gusta lo que estás contando, Conn.‒Mike interrumpió aquel discurso disperso y entrecortado, con dulzura pero también con firmeza.‒No suena bien... él no parece concederte toda la importancia que mereces... todo el cariño que una buena pareja debería volcar sobre ti. No tienes por qué aguantar la brutalidad de nadie... él debería ser cariñoso contigo... Creo que no te merece. No parece una relación sana...
‒Te equivocas.‒Zanjó, ásperamente, Conner.‒Si eso es lo que piensas, te equivocas.‒Luego, con voz más suave, tratando de dulcificar su acritud, prosiguió con mirada amarga:‒Gracias por preocuparte por mí, Mike... no puedes saber cuánto agradezco tu amistad, tu calidez, tu apoyo... Pero... Embry no es lo que parece. En serio. Y, de todas formas... yo no puedo dejarlo. Bajo ningún concepto. Le amo... esto no es una mera diversión para mí. Le amo. No puedo separarme de él... No puedo. Quiero que las cosas mejoren entre nosotros...
‒Eso no depende de ti.‒Susurró, gentilmente, Mike.‒Si él no te ama...
‒Mike.‒Interrumpió Austin, tenso.‒Conner es ya mayorcito... Sabe bien lo que hace. Lo importante es que Embry, desde luego, no le ha hecho ningún daño... Seguros de ello, los problemas que surjan entre ellos son personales y ya los solucionarán a su manera... ¡No podemos juzgar (no nos corresponde a nosotros), de ninguna manera, si Embry ama a Conn o no...!
‒Es cierto... Lo siento, Conner. Lo decía por tu bien... no quise...
‒¡Mike, tío, no pasa nada! Y agradezco infinitamente que os preocupéis por mí. Yo sólo... Él me vuelve loco... no sé ni lo que digo, cuando pienso en él...
‒¡Tienes suerte de estar tan enamorado, Conner!.‒Afirmó Eric, sonriente.
‒¿Qué quisiste decir antes, sin embargo, cuando comentaste que Embry "dice cosas muy extrañas, casi incoherentes"?. ¿A qué "cosas" te refieres?.‒Se interesó, sorpresivamente, Tyler.
"Buena pregunta..." pensó Mike, inquieto. "En todo esto hay algo que no me gusta... Es un... ¿presentimiento?."
‒Bah, tonterías, supongo...‒Murmuró pensativo Conner. Luego sonrió.‒Una vez saliste en la conversación por más de media hora, Mike. Embry y yo estábamos juntos en la cama, después de...
‒¡No necesitamos más detalles!.‒Aseguró Tyler, crispado.
‒Lo lamento...
‒Sé natural, Conn. Puedes contarnos lo que sea...‒Terció Ben, alzando una ceja exasperada en dirección a Tyler.‒Tyler también nos explica cuándo introduce sus manos (y lo que es peor: su lengua) bajo la ropa interior de Lauren...
Tyler rió entre dientes, y se relamió.
‒¿Se puso a hablar de mí?.‒Inquirió Mike, tensándose. Estaba seguro de que el imbécil de Jacob Black le había comentado a Embry cosas poco halagüeñas sobre la cita que sostuvieron los dos con Bella, o algo por el estilo...
‒No es lo que tú piensas, Mike.‒Repuso Conner, divertido, cómo si pudiera leerle la mente.‒No tiene nada que ver con Jake, ni con Bella... Estábamos tendidos (un detalle romántico: enredados en las sábanas que olían al almizcle de nuestros cuerpos... Y vale, vale, ya me callo, Tyler, ¡respira!), y comenzó a hablar sobre lo mucho que nos parecemos. Charló sobre esta supuesta semejanza durante una hora... sin parar, en serio. Normalmente es tan silencioso... Pero no hay nada increíble en esto, y el resto de sus incoherencias son tonterías por estilo, que carecen de sentido, cómo si las dijera al azar... Nada escabroso o misterioso, os lo aseguro.
‒¡Este tío es definitivamente rarito...! Tú y yo no nos parecemos en nada...‒Profirió Mike, irritado. Cada vez le gustaba menos Embry Call... todo lo que escuchaba sobre el quileute le hacía sentir extraño... cómo una clase de premonición...
‒Definitivamente, tú eres mucho más guapo que yo, Mike.‒Aseguró sinceramente Conner, con una cálida sonrisa.
‒Tú entiendes, por supuesto, muchísimo sobre belleza masculina...‒Soltó Tyler, mordaz.‒Debes apreciar mejor que nadie los "azules ojos" de Mike...
‒Realmente...‒Intervino Eric, enderezándose las gafas (cómo siempre, era una especie de tic).‒Mike y tú sí os parecéis... un poco. El cabello y los ojos os dan un aire similar... y algo en vuestra figura y en vuestra piel tan blanca se asemeja de una manera indefinible...
‒¡Qué estupidez!. Ambos somos rubios de ojos azules, y eso es todo. Conn es casi albino...
‒Joder, Mike, ¡qué importancia le has dado!.‒Se mofó Tyler.‒Si el novio histriónico de Conner sueña con montarse un trío con dos rubios...
‒¡Ah, por favor! ¡No pienso volver a contaros nada...!‒Protestó Conner, ruborizado, escondiendo el rostro tras las manos.
"¡Esto es peor que una fiesta de pijamas!" se lamentó Tyler para sus adentros.
‒Y... oye, Conn... ¿Tú sientes... mucho placer... cuando...?‒Inquirió entrecortadamente Eric, muy incómodo aunque muerto de curiosidad. No le parecía posible que esa clase de sexo pudiera resultar placentero...
‒No puedes imaginarlo siquiera.‒Murmuró Conner con voz repentinamente ronca, sus ojos dilatados ahora... perdido en sus recuerdos de pasión entre los brazos de Embry Call.‒Sentirle dentro de mí es cómo arder... Cómo desvanecerse y a la vez estar extraordinariamente lúcido... Es cómo rendirse a la más exquisita de las torturas... Cómo bogar a la deriva por aguas cálidas y envolventes, perfumadas... acariciado por oleadas de una satisfacción lancinante, realmente casi dolorosa en su plenitud... Es cómo ser saciado de dulces y frutos tras una prolongada hambruna, tras el sol abrasador...‒Con un involuntario suspiro, que casi pareció un gemido, Conner se pasó nerviosamente la lengua por labios...
‒Joder...‒Tyler lanzó un irónico silbido.‒Desde luego, llevas un poeta dentro...
Nadie tuvo tiempo de añadir nada más, porque tocaron quedamente a la puerta. Todos se sobresaltaron, sin saber por qué.
‒¡Adelante!.‒Gritó Tyler, irritado. ¿Quién venía a interrumpirles...? Probablemente su madre, fastidiosa con sus naderías...
...
...
Ni siquiera una explosión nuclear hubiera resultado más fulminante que la presencia de Embry Call allí, pareciendo extraordinariamente descomunal en el umbral de la puerta.
Se hizo el silencio, y nadie se atrevió a respirar siquiera...
Era inverosímil, totalmente estúpido conmocionarse hasta ese punto por una simple visita, incluso aunque Embry Call había sido el protagonista (involuntario) de toda la velada y era toda una sorpresa su repentina aparición... Con todo, la cosa no era para tanto. Y sin embargo... una especie de extraña aprensión, de alarma, les invadió a todos (un escalofrío deslizándose por su espina dorsal)... sin que entendieran por qué. Era casi una especie de inquietud supersticiosa... una clase de íntimo temor a algo funesto, de mal agüero. Pero Embry Call no era más que un simple muchacho... ¿verdad?.
En algún momento, debía quebrarse el espeso silencio que había caído cómo un telón (casi palpable) sobre la escena...
‒Lamento haberme presentado sin avisar.‒La voz profunda de Embry surgió pausada, cada palabra emitida cuidadosa, despaciosamente, de una forma demasiado marcada... Excesivamente controlada, excesivamente calmosa. Únicamente Mike se dio cuenta de que semejante inflexión era excesivamente afectada, forzada... Embry Call no actuaba con naturalidad, pretendía aparecer... ¿inofensivo?. Pero realmente lo era, cómo cualquier otro muchacho... ¿verdad?. El mal presentimiento de Mike iba en aumento; algo en Embry le repelía angustiosamente... sentía que sobre la habitación pesaba una tensión insoportable desde que el quileute apareciera cómo un espectro, cómo una lúgubre e indeseada sombra tocando con suavidad letal a la puerta... Una presión que era cómo la calma estancada, malsana, antes de la tempestad.‒Simplemente... quería verle. Y conoceros... sois sus mejores amigos.
Tyler fue el primero en reponerse. Además, siendo el anfitrión... ¡debía mostrarse especialmente educado...!
‒¿Verle?. ¿A quién te refieres?.‒Preguntó, alzando las cejas y fingiendo asombro. No podía evitar mostrarse burlón, mordaz, en toda situación. Incluso si lo mataran, trataría de reírse a costa del agresor por última vez...‒De todas formas, ¡bienvenido, tío!. Mi casa es tu casa, y todo eso...
Ben le telegrafió con los ojos que se callara, que dejara la broma, casi suplicante... De alguna manera, Embry Call le ponía el vello de punta... Era cómo una clase de instinto primitivo, aquel muchacho indio parecía peligroso de alguna manera inexplicable e indefinible. Eric lanzó una risita histérica, deseando que a Embry no se le ocurriera unirse a ellos de verdad. Austin, por su parte, pensaba que todo aquello era muy raro... ¿de repente, un tío al que apenas conocían se plantaba en su reunión, sin más?. Y Mike... Mike observaba al quileute de una forma desafiante, sin saber ni él mismo por qué lo hacía... Quizás sentía que todos tenían miedo, y que Embry se daba cuenta también de ello... Y Mike deseaba plantarle cara, afirmar que él no le temía cómo los demás... y que defendería a Conner si Embry intentaba dañarlo de alguna manera...
Embry sonrió, impasible; las estupideces de Tyler no parecían haberle impresionado lo más mínimo. Sus dientes blanquísimos centellearon... y no fue una sonrisa tranquilizadora o amistosa, sino un rictus siniestro, fiero, que recordó a Mike al Lobo Feroz de los cuentos de hadas... Era extraño, hacía muchísimos años que Mike no pensaba en fábulas y fantasías... Embry parecía despertar algo extraño en la conciencia de todos... Era un temor casi supersticioso, sí.
‒Lamento haberme expresado tan mal y causado confusión... Yo me refería al muchacho rubio del que estoy enamorado. Quería verle... desesperadamente... Incluso si esta fuera mi última noche en la Tierra, mi último suspiro sería su nombre...‒Murmuró con voz profunda, estremecedora, Embry Call, cerrando los ojos por un instante. Sus largas pestañas (negrísimas) hacían sombra sobre sus pómulos pronunciados...
El silencio podía cortarse con un cuchillo, una vez más. ¿Quién hubiera podido esperar una réplica semejante...? En aquella atmósfera extraña y opresiva, los muchachos se hallaban sobrecogidos... cómo si las palabras de Embry fueran de otro mundo, imposibles.
Tyler Crowley, sin embargo, no iba a dejarse amedrentar con tanta facilidad... Tenía una reputación que mantener ante sus amigos.
‒Lo que dices es sumamente interesante, ya sabes. Te expresas de una forma muy... ah... heroica. Cómo si hubieras venido aquí a rescatar a un príncipe melancólico y en apuros... Realmente hay algo en todo esto que me recuerda a los cuentos de hadas, no sé por qué; algo en tu aparición casi fantasmal, en tu actitud inaudita... Algo en tu mirada sombría (¡no te ofendas!), quizás, trae a la memoria las viejas historias infantiles sobre ánimas y monstruos ocultos entre las sombras... Hoy, ahora, siento que todo eso puede convertirse en realidad, ¿sabes?.‒La situación resultaba cada vez más estrambótica, intolerable. Tyler había querido burlarse meramente de Embry, mofarse de él ante los demás, sencillamente, cómo hacía con todo el mundo que le desagradaba... Y sin embargo, en algún punto sus palabras se habían convertido en una especie de monólogo desconcertante, preocupante, y ni él mismo entendía qué diablos le pasaba... Verdaderamente, la presencia de Embry había enrarecido la atmósfera, hasta el punto que una persona tan prosaica e indiferente cómo Tyler se había visto afectada también, de forma totalmente involuntaria. Trató de zafarse de esta sensación de embrujamiento indescriptible, añadiendo con sorna desesperada, lamentable:‒Pero siéntate, ¡siéntate con nosotros!. ¡No te quedes ahí petrificado en la entrada!. Busca a tu muchacho rubio aquí... Aunque realmente hay DOS muchachos rubios. ¿Cuál es el tuyo?.
Mike casi temblaba de disgusto, su mal presagio cómo una opresión dolorosa en el pecho, en el estómago... Hielo en sus entrañas. Incluso el imbécil de Tyler se había dado cuenta de que algo tremendamente raro pendía sobre ellos... algo casi eléctrico que Embry había traído consigo. ¡Ojalá el quileute jamás hubiera aparecido...! Además, realmente, la bromita de Tyler había resultado excesiva... ¿por qué tenía que meter a Mike en todo esto?
Por su parte, Conner jamás había sido tan feliz. Con el rostro ardiendo, su corazón parecía a punto de estallar... ¡Embry le amaba!. ¡Embry jamás le había confesado su amor hasta entonces!. ¡Por fin...! Conner había tenido tanto miedo... le había atormentado tanto pensar que Embry sólo quería sexo... que no le amaba en realidad... Pero las palabras dulcísimas, apasionadas del quileute le habían llenado las venas de fiebre, de euforia. ¡Embry le amaba...! ¡No importaba nada más...! No percibió la incomodidad y el temor de sus amigos, ni la actitud tensa, insólita de Embry... Conner únicamente era capaz de escuchar sus propias desbocadas palpitaciones, lleno de adoración...
Embry tomó asiento, pues. Al lado de Eric Yorkie... que comenzó a reír histéricamente de nuevo, sin poder contenerse. Ben le imploró con la mirada, pero todo fue inútil, Eric no podía parar. Salvo por sus risitas enloquecidas, nadie parecía saber qué decir. Conner, turbado y exultante por la declaración del muchacho indio, tampoco sabía cómo actuar... Su silencio estaba lleno de tímida veneración.
‒Lamento haberos interrumpido. Continuad con lo que estabais haciendo antes de mi llegada, por favor...‒Se excusó sencillamente Embry. En realidad no parecía lamentar en absoluto estar imponiendo su presencia. Era gigantesco, masivo junto a los demás, y extrañamente elegante... parecía en verdad mucho mayor que ellos. Y era realmente hermoso... Conner había tenido toda la razón al decirlo, no estaba cegado por el amor...
‒No... eh...‒Inició vacilante Austin, sintiendo que era imposible continuar con el insoportable silencio. ¿Qué les ocurría a todos... qué le estaba sucediendo a él mismo?. Embry Call era simplemente un tipo normal y corriente... ¿Se habían vuelto locos, pues?. Esta mala actitud general era absurda, inexplicable, incomprensible...‒No estábamos haciendo gran cosa, en realidad... Simplemente... charlábamos, ya sabes...
‒Esto era una especie de fiesta de pijamas masculina. Sólo eso.‒Soltó Tyler, desdeñoso, con aparente despreocupación. Trataba de recuperarse de su anterior inquietud... Olvidar sus propias palabras bochornosas...
Embry Call alzó una elegante ceja, y sonrió sardónicamente. Aquella clase de extraño peligro en su sonrisa no había cambiado un ápice... Seguía recordando imposiblemente al Lobo Feroz.
‒¿Ya sabes a qué rubio estás buscando aquí, pues?.‒Volvió a arremeter Tyler, recobrando su aplomo por momentos.
Antes de que Embry pudiera elaborar una respuesta (sus ojos danzaban, salvajes), Eric soltó una risotada más exagerada aún que las demás, una clase de roznido asnal completamente histérico.
‒¡Eric...!‒Farfulló Ben.‒¡Creo que no te sientes demasiado bien! Sería mejor que regresaras a casa... ¿quieres que te acompañe...?
‒¡Pero qué dices, tío!. Si os largáis, se acabó la fiesta... ¡Y esto estaba resultando muy divertido!.‒Protestó Tyler, deseoso de continuar la reunión hasta desquitarse, anhelando poder martirizar un rato a Embry...‒¡Eric está perfectamente, joder...! Simplemente lo está pasando bien, ¿vale?. Esa es la idea: es una fiesta.
‒¡Lo siento!.‒Barbotó Eric, entre carcajadas.‒Es que... ¡este tío realmente arde! ¡Estar a su lado es cómo estar atado a una estufa...! ¡Conner tenía razón...!‒Exclamó, refiriéndose a Embry, sin ningún tipo de discreción, perdida por completo la compostura en mitad de su histerismo sin sentido. Las gafas le resbalaron por la nariz, pero ni siquiera se las enderezó cómo hacía siempre... Estaba visto que el pobre Eric no soportaba bien la presión.
‒¡Ah! Así que Conner os ha hablado de mí, ¿no?.‒Inquirió Embry, con voz suave. Letal.
Conner sonrió tímidamente a Embry, y le lanzó una mirada furibunda a Eric.
‒¡Ben tiene toda la razón! Eric parece haberse vuelto loco esta noche... Sería mejor que se largara a casa, aquí no hace más que el ridículo...‒Profirió, deseando en realidad que todos desaparecieran y le dejaran a solas, aunque sólo fuera por un instante, con Embry... Su Embry...
‒¿Qué clase de cosas os ha dicho Conner exactamente? Estoy muerto de curiosidad...‒Solicitó el quileute con la misma equívoca suavidad. Había algo en aquella voz tersa, sutil, que ponía el vello de punta a Mike... cómo si una caricia de hielo le recorriera la columna vertebral... Casi tembló visiblemente, aunque por nada del mundo hubiera querido que los otros (sobre todo Embry) lo notaran. Esta noche era de locos...
Antes de que la pregunta del muchacho indio pudiera ser esquivada discretamente, Tyler espetó a toda prisa:
‒¡Ya sabes, tío!. Nos ha descrito a la perfección los polvos que os echáis, todo eso... ¡Y con mucho sentimiento!. Es verdaderamente un poeta... ¿verdad que sí, Conn?.
Conner lanzó un sordo gemido. ¿Por qué cojones tenía que verse humillado ante su pareja por el hijo de puta de Tyler? No era justo... no era justo...
‒Ya veo.‒Musitó, sencillamente, Embry. Su rostro permaneció impasible... pero sus ojos fulguraban. Había una clase de cólera hirviente en ellos que dejó boquiabierto a Mike, y que nadie más pareció percibir... Mike supo, de alguna manera, que la cosa se estaba descontrolando... que debían expulsar a Embry de la habitación, de la casa... porque este tipo estaba loco o era peligroso (o las dos cosas al mismo tiempo)...
Eric lanzó otra explosiva carcajada. Embry sonreía ahora... exhibiendo sus dientes centelleantes que recordaban al Lobo Feroz de los cuentos...
‒Ha debido resultar un tema encantador... aunque un tanto íntimo para vuestro gusto, sin duda...‒Señaló, con aparente amabilidad... envenenada. El hecho de que Conner contara sus experiencias sexuales no era, ni mucho menos, para tanto en realidad. Todo el mundo lo hacía... ¿por qué esto trastornaba de una forma tan visceral a Embry, pues?.‒Conner no sabe lo que dice, de todos modos. Es tan poco hábil en la cama, en realidad, ya que hablamos de ello... Y sin embargo, resulta un charlatán consumado... Debería usar mejor su boca en otras ocasiones. Siempre es agradable para mí amordazarle de ese modo, ahorrándome todas sus tonterías, su estúpida sensiblería...
Eric dejó de reír instantáneamente, cómo si hubieran pulsado un interruptor; habría resultado un alivio, de no ser por el horror que había tensado a todos los presentes. Incluso Tyler, indiferente e insensible, quedó shockeado...
Conner empalideció hasta los labios, cómo si ya no quedara una sola gota de sangre en sus venas. Todo esto no podía ser más que una broma de mal gusto, una broma cruel... Embry simplemente había querido mostrarse mordaz y hacerles reír...
¿Verdad?
¿Verdad...?
Mike Newton se levantó súbitamente. Sus mejillas ardían de cólera. Con el corazón desbocado y la sangre silbando en sus oídos, se plantó ante Embry Call. Y... lo que hizo a continuación fue absolutamente absurdo: abofeteó al muchacho quileute, en un gesto sumamente dramático... e irrisorio.
Mike quiso que fuera una bofetada rotunda, recia, y puso todas sus fuerzas y toda su rabia... Pero tan sólo se hizo daño a sí mismo. El quileute parecía de acero, invulnerable... El golpe no consiguió torcer su rostro hacia un lado, y su mejilla cobriza ni siquiera enrojeció. Mike comprendió que debería haber asestado un puñetazo... Comprendió que había golpeado estúpidamente, cómo una nena...
Embry le miraba fijamente, sin pestañear. Pero ya no había cólera en sus ojos negros cómo piezas de ónice... algo sumamente extraño, teniendo en cuenta que le había molestado infinitamente más una estúpida conversación sobre sexo que una agresión física... Mike esperaba algún tipo de contraataque, por supuesto. Lo aguantaría impávido, aunque desde luego sabía que, si un tipo gigantesco como Embry se proponía hacerle daño... acabaría esta noche en el hospital. Pero no tenía ni pizca de miedo; Mike Newton no era un cobarde... Y no se arrepentía de lo que había hecho.
‒¡Eres una basura!‒Espetó, con los dientes apretados. Respiraba agitadamente, todo su cuerpo temblaba...‒¿Cómo has podido decirle algo así a Conner? ¡Él te adora...! ¡Está loco por ti! ¡Se ha pasado toda la noche diciendo lo feliz que le haces!, ¡lo mucho que te ama y te necesita!, ¡lo mucho que teme que tú no le correspondas!. ¡Y tú... tú has sido capaz de ridiculizarle de la forma más nauseabunda que he escuchado jamás delante de sus amigos!. ¡Eres un enfermo!, una basura!. ¿Por qué le has hecho tanto daño a alguien que solamente te ha adorado de la cabeza a los pies...?
‒¿Qué sabrás tú lo que es la verdadera adoración?.‒Preguntó, en un profundo susurro, Embry. Había cerrado sus ojos oscuros cómo una noche sin luna... y sus largas y espesas pestañas le conferían un aire incongruentemente infantil, inocente.
‒Sé que tú no la mereces... Que no mereces nada... que no mereces a Conner... que...
‒¡BASTA!.‒Zanjó Conner, cortando las confusas, furibundas palabras de Mike.
‒¡Tíos, ya es suficiente...! ¿¡De qué coño va todo esto...!?‒Por vez primera, Tyler obró con sensatez, deseoso de calmar los ánimos... Pero fue completamente ignorado. Por su parte, Austin, Ben y Eric contemplaban azorados y atónitos la escena, sin saber qué hacer ni qué pensar...
‒Basta, Mike...‒Suplicó Conner, con voz quebrada. Tenía los ojos llenos de lágrimas.‒Por favor... por favor... No me importa. No me importa nada... Sé que él no ha querido herirme. Simplemente estaba enfadado, ¿de acuerdo?. Se molestó... porque yo os conté nuestras intimidades... Sólo eso. Perdió el control de sí mismo... pero me ama. Vino a buscarme esta noche... ¿no le escuchasteis?. Vino aquí a buscar al muchacho del que está enamorado...‒Las lágrimas corrían ya por sus mejillas, silenciosas.
‒¿Estás seguro de que tú eres el muchacho al que vine a buscar?.‒Se mofó Embry, brutalmente.
‒¿Realmente no sabes cuál es tu rubio, hijo de puta?.‒Maldijo Tyler, que pese a todos sus (innumerables) defectos siempre defendía a sus amigos...
‒¿Qué... quieres... decir con eso...?.‒Preguntó Conner, cuyos labios exangües temblaban convulsos.‒¿A qué te refieres? Te lo suplico...
‒¡No te humilles más!‒Estalló Mike, sintiendo el impulso de abofetear también a Conner, para que despertara de una vez y dejara de llorar por el cabrón de Embry Call... dejara de arrastrarse por él...
‒¡Es cierto, tío!. ¿Estás traumatizado, o qué? ¡No nos hagas el numerito de la mujer maltratada, no le defiendas! ¡Te está tratando como si fueras una perra... una mierda... un...!
‒¡Conner ha captado el mensaje, Tyler!.‒Intervino Austin, recuperándose de su estupefacción ante aquella escena hecatómbica, surrealista.
‒Conner...‒Musitó Ben, tratando de pasarle el brazo por los hombros... pero Conner se zafó, trémulo.
‒Este tío no tiene corazón...‒Masculló Eric, enderezándose las gafas.‒Es un capullo...
‒Si no has venido a por mí esta noche... ¿por quién...?‒Continuó Conner, ignorando a sus amigos, las lágrimas corriendo sin descanso por su rostro vacío, inerte. Su voz era cómo cristales hechos añicos. Sus piernas casi no le sostenían...
‒Te gustaría saberlo, ¿no?.‒Espetó, lleno de virulento desprecio, Embry.‒¡Lloras! ¡Y te gustaría saberlo! Para aumentar tu estúpida amargura... y la mía. Yo ya no podía más... y esta noche te seguí... porque quería verle. ¡Recuerda: incluso si esta fuera mi última noche en la Tierra... mi último suspiro sería su nombre!. Él me detesta... pero aunque yo deba morir tras esta confesión... aunque su odio me mate... prefiero cualquier cosa, antes que continuar en silencio. Tener que callar era un cáncer en mis huesos, una ponzoña en mi sangre (¡los Cullen entenderían lo de la ponzoña a la perfección...!). Pero ya se acabó...
‒¡Su nombre, Embry! ¡Su nombre! ¿A quién amas, pues...?‒Exigió Conner, reuniendo sus últimas fuerzas.
Embry lanzó una destemplada carcajada.
‒Pensé que estaba claro. Sólo hay otro muchacho rubio aquí... Y es a él a quién amo. Tú... te pareces un poco a él... y por eso te escogí, y te hice el amor... Pensé todo el tiempo en él, mientras te poseía... Pensé en su piel blanca cómo la leche, en su boca húmeda y roja cómo la flor del granado, enloquecedora... En sus cabellos leonados, espesos y ondulados... en cómo entretejería mis dedos en su suavidad, y en la suavidad de los rizos de su intimidad... cómo exploraría tan recóndito lugar con mis labios, haciéndole jadear... ¿Me he expresado con suficiente claridad ahora?. ¿Sabéis ya a quién me refiero... por quién vine a morir esta noche?.
...
...
...
Silencio. Una clase de silencio malsano y sobrecogido acogió las palabras de Embry Call, pareciendo extinguir el latido de todos los corazones...
Aquellos seis adolescentes no estaban acostumbrados a escenas de esta clase... No estaban preparados para revelaciones sorprendentes y brutales, para dramas de pasión, celos y ensueños... Sufrían un shock brutal ante la presencia perturbadora y hostil de Embry Call, que con impudor incalificable había vejado a Conner, y confesado su malsana pasión por... Mike Newton... ofreciendo detalladamente sus fantasías más eróticas y prohibidas.
En el exterior, la lluvia continuaba. Su murmullo gentil, invariable, era dulce y acariciador... Mientras que la atmósfera de la habitación, extrañamente viciada, irrespirable, parecía la de una cripta... Realmente había algo fúnebre, mortuorio, en esta escena.
‒Tú bromeas, hijo de puta...‒Tyler fue el primero en recobrar la voz. A pesar de su bravuconería, acidez e indiferencia, estaba tan consternado y horrorizado cómo los demás... Asqueado hasta la médula.‒Vas a desear no haber nacido...
Pero antes de que Tyler Crowley pudiera cumplir su amenaza... Antes de que el resto de muchachos pudiera reaccionar, y antes de que Conner se desplomara o Embry añadiera nada más... Mike Newton, con la sangre tronando en sus oídos y sintiendo una clase vértigo insoportable que oscurecía su visión, se dio la vuelta, tambaleante... y echó a correr. Siendo esta su segunda acción estrepitosamente ridícula esta noche...
Debería haber encarado la situación, por enfermiza y pesadillesca que resultara. Cómo lo haría un hombre. Pero no pudo... creyó que se moría... Era incapaz de enfrentarse a la mirada morbosa de sus amigos; a los ardientes ojos negros cómo el ónice de Embry Call... Era incapaz de soportar el dolor lacerante en el rostro humedecido de Conner...
Aturdido, casi inconsciente, escapó de la casa de Tyler cómo si algo peor que el Diablo lo persiguiera. Salió bajo la lluvia, amparado por la dulce oscuridad... Sintiendo cómo un milagro la brisa fresca y deliciosa en sus mejillas ardientes, en su cuello febril... Deseando estar muerto.
Vagó por las calles desiertas de Forks después de la medianoche... sin saber a dónde ir, ni qué hacer. No podía volver a casa en este estado... De todas formas, no le importaba mojarse, no tenía miedo a coger una pulmonía...
No podría volver a mirar a nadie a los ojos, nunca más. Un enfermo, un degenerado, le había humillado hasta aniquilarle... ¿cómo podía ser posible?. ¿De veras el novio homosexual de Conner acababa de confesar su retorcido amor por Mike? ¿Ese tipo repulsivo realmente había manifestado públicamente su ardiente deseo de poseerle?. ¡Mejor dicho: su ardiente deseo "de aparearse" con él!, puesto que Embry Call no era más que un maldito animal en celo... un hijo de puta, un...
Qué mas da lo que fuera, en realidad. ¡Había arruinado para siempre la vida de Mike, sencillamente!
Aunque era muy cierto que Embry poseía algo de animal, después de todo. Aquellos ojos sombríos, y su sonrisa espeluznante, siniestra, recordaban viva e inexplicablemente al Lobo Feroz de los cuentos de hadas... La clase de Lobo que no desearías encontrarte en la soledad de un bosque oscuro... Las imágenes repulsivas, perturbadoras que inundaron entonces la imaginación de Mike le provocaron arcadas... Jamás en su vida había concebido algo así antes... ser penetrado por un hombre de piel cobriza y negros cabellos... El Lobo Feroz devorando de veras a su presa indefensa...
‒¡Basta!‒Gimió, casi sollozante, Mike. Estaba calado hasta los huesos... se abrazó a sí mismo, buscando algo de calor y consuelo. Semejantes ideas resultaban escalofriantes para él... el maldito Embry Call había corrompido su cerebro sano, decente...
- Mike .
El muchacho rubio sintió que se moría.
Todo se volvió borroso... sus oídos dejaron de captar el murmullo gentil de la lluvia... Pero no se desmayó, finalmente. Por desgracia, aguantó... Hubiera resultado una bendición dejarse llevar por la inconsciencia. ¡O quizá no...!, porque entonces seguro habría quedado a merced de...
Embry Call. Erguido a la espalda de Mike, imposiblemente alto e insuperablemente escultural... Hermoso aun empapado, su piel cobriza deliciosamente llamativa en la oscuridad que los envolvía.
Mike se dio la vuelta, obligándose a sí mismo a enfrentarlo... Aunque temblaba de pies a cabeza. Sus ojos azules, desvalidos e inocentes (ornados de pestañas doradas), se encontraron de lleno con los del quileute, oscuros y fulgurantes cómo carbones al rojo vivo... y anegados de crudo deseo. Mike se dio perfectamente cuenta de ello... de esa lascivia abrasadora... y se le erizó la piel. Desesperado, decidió mostrarse desafiante. No manifestaría turbación... no le daría esa satisfacción a Embry Call...
‒¿Por qué me has seguido?.‒Exclamó, pues, tratando de que no le temblara la voz.‒¡Lárgate! ¡Me das asco...!
"¡Tus ojos me ensucian!" pensó, con una arcada.
‒Me golpeaste antes.‒Repuso Embry, simplemente, sin inmutarse. No parecía enfadado... se limitó a recorrer con su hambrienta mirada la figura esbelta y delicada de Mike. Mike enrojeció, sin poder evitarlo, sintiéndose indefensamente desvestido por aquel malsano escrutinio...
‒La próxima vez que lo haga...‒Profirió Mike con los dientes apretados, adelantando el mentón con altivez, y procurando que su voz resultara amedrentadora, dura.‒Ahora mismo, de hecho, si no te largas... Usaré el puño. ¡Te partiré la boca...!
‒Ya veo... ¿Sabes?, no me defendería. Es mejor, infinitamente mejor, recibir tus golpes que tu indiferencia. Haz conmigo lo que quieras... pero obsérvame siempre con tus ojos de un azul tan dulce.
Mike dejó escapar una carcajada llena de amargura y asco.
‒¿"Mis ojos azules"? ¡Conner también posee ojos azules!.
‒Por eso... y por su cabello rubio... Porque, realmente, de alguna manera hay cierta semejanza general entre vosotros... por eso...
‒¿Por eso te lo tirabas? ¿Tuviste sexo con él pensando en mí?. Es la cosa más repugnante que he oído en toda mi vida... Eres un enfermo...
‒Lamento escandalizarte. Probablemente, si yo fuera una mujer no te molestaría tanto que pensara en ti en los brazos de Conner. Eso no te repugnaría... ¿verdad?. Es más, sería una especie de triunfo... para tu ego...
Mike le miró con odio reconcentrado... sintiendo, mal que le pesara, que había algo de verdad en sus palabras. Sólo un poquito.
Sacudiendo la cabeza lleno de furia, tratando de eludir su confusión, Mike voceó:
‒¡Olvidas que Conner es mi amigo! ¡Yo nunca le haría daño...!
‒¿De verdad?.‒Inquirió Embry, imperturbable.‒Si ambos amarais... digamos... a Bella Swan, ¿no competiríais por su amor? Tyler y tú lo hicisteis ya, de hecho. Por cierto... ¿te importaría que Bella pensara en ti mientras hace el amor con Cullen?. ¿Lo tomarías cómo una afrenta?. ¿O eso realmente te agradaría...?
Touché.
Mike apretó los puños, dispuesto a lanzarse sobre Embry y borrar su maldita sonrisa sardónica... machucar aquellos labios gruesos hasta hacer que sangraran... Verlos hinchados, destrozados...
‒De todas formas, Mike... No te he seguido hasta aquí únicamente para debatir contigo estos detalles... Sino que he venido a ofrecerte algo...
‒¡No quiero NADA de ti, hijo de puta!. ¡No quiero volver a verte jamás!, ¡me das ganas de vomitar...!
‒No hace falta que grites, Mike. ¿Pretendes que te escuche todo Forks, después de la medianoche?. ¿No quieres, pues, ayudar a tu querido amigo Conner...?
‒¿Qué? ¿¡Qué cojones quieres decir, degenerado!?
‒Muy sencillo... Conner está patéticamente enamorado de mí, ya sabes. No es un chico muy despierto... pero sí es realmente sufrido, ¿verdad?. Volvería conmigo, ya sabes... Yo podría conseguirlo con toda facilidad. Incluso después de haberle roto el corazón delante de todos... incluso después de haberlo humillado de la forma más atroz... sé que él está deseando una simple palabra de consuelo, una palmadita en la cabeza; volvería conmigo sin dudarlo, Mike. Y lo sabes. Sabes que Conner... se prestaría gustoso... a que yo continuara utilizándole...
‒¡BASTARDO...!
‒De hecho, has acertado sin saberlo; mi madre... En fin, da igual. Sé que me estoy comportando cómo una basura... cómo el peor hijo de puta... Pero es por tu culpa en realidad, Mike. El amor hace eso... el amor puede convertirte en un monstruo... No es algo tan idílico cómo se presenta en las películas y las novelas, ¿verdad?; pero la realidad es así. Te necesito... y yo sé que jamás te obtendré de otro modo... ¿Sabes lo que es adorar cada centímetro de la piel de alguien, sufrir una agonía física, insoportable, por no poder estar a su lado...? ¿Sabes lo que se siente? No puedes imaginar siquiera una tortura así... Esto me ha trastornado, Mike. Soy capaz de cualquier cosa... por ti... por poseerte, aunque solo sea una vez antes de morir... Porque tu odio me mata, me está matando... Escúchame, pues: ya no me importa nada, convertiré la vida de Conner en un infierno el tiempo que me reste de vida (que no será mucho, sin ti, de todos modos). Te lo juro, haré que se arrepienta de haber nacido... y él lo consentirá todo, porque me ama ciegamente. Soy un monstruo, no imaginas hasta qué punto... y el dolor me ha vuelto inexorable... Tú decides: entrégate a mí esta noche, o... verás lo que soy capaz de hacer con Conner. Él resultará sumamente pasivo...
La lluvia continuaba sin descanso. Bajo el cielo cárdeno, los dos muchachos permanecían calados hasta los huesos...
Mike temblaba, convulso. Pero no sentía frío en realidad, sino repulsión. Una repulsión aplastante, cómo una pesadilla de la que no se despierta... Una garra helada envolviendo, oprimiendo su corazón hasta extinguir su latido.
El rostro de Embry aparecía incongruentemente dulce... con sus hoyuelos y sus pestañas espesas, confiriéndole un aspecto inocente, casi tímido... No había dicho todas aquellas atrocidades con rictus demudado por la ira, sino lleno de suave perversidad... ¡Aquel rostro tan dulce escondía una brutalidad imposible...!
Mike supo perfectamente que Embry iba en serio. Supo que la vida de Conner pesaba sobre sus hombros... dependía de su sacrificio...
Embry Call sonrió entonces, cómo sonríen las cosas terribles.
Cómo lo haría el Lobo Feroz en el umbral del bosque oscuro.
N/A: Esta es una historia tan desconcertantemente mala O_o... No sé cómo he tenido el valor de publicarla. O_o La escribí hace tres años, y entonces realmente lo hacía fatal. O_o La encontré en un viejo CD, y la he publicado porque me ha dado lástima tenerla ahí abandonada xD. Es un two-shot, así que el próximo capítulo es el final. xDDD En fin, dejad review, please, a ver qué os ha parecido de todos modos. ;)
Le agradezco infintiamente a Scarlett el review que me envió en "The Masked Rapist". ¡Me animó muchísimo!, y espero que esta historia también le agrade. :3
