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Dracula tuvo una hija. Es una historia popular. Pero Hannibal Lecter, este hombre tan friamente malvado y brillante tambien contaba con un legado. Su hija. La llamo Charlotte. Un precioso nombre.

Eso mismo penso Will Graham. Vaya que no podia quitarle los ojos de encima.

"Will. Ella es Charlotte. Mi hija." se escucho cierto tono de orgullo en su voz.

El agente del FBI se quedo sin palabras. El era un hombre timido pero en ese momento era algo mas que la timidez, que le impedia hablar. La comtemplo de pies a cabeza. Que hermoso cabello el que le caia por los hombros. Negro como la noche. Piel blanca inmaculada. Parecia hielo. El mismo Grahan sintio un escalofrio.

"Su madre fallecio cuando ella nacio. Pero rapidamente se ha parecido a mi."

Ambos se miraron. Una mirada complice. Una sonrisa aparecio en los labios de la joven. Esos labios rojos como la sangre que corrio por ellos.

Se acerco a Graham y le estrecho la mano. El sintio ganas de inclinarse y besarsela pero no le parecio apropiado. ¿Y por que no es apropiado? Ella es una dama. Merece ser tratada como el.

"Mi padre me ha contado de usted. Pienso que es admirable." su voz era suave, Graham sintio como el corazon le latia en las orejas.

"He preparado la cena. Will, si gustas acompañarnos.." Hannibal fue interrumpido.

"Seria un honor, Sr Graham" dijo la joven mirando intesamente a Graham. El pudo mirarla a los ojos y descubrio... Nada. Vacio. Ojos inexpresivos. Marrones. Tranquilos. Como los de Hannibal.

Los tres se unieron en la mesa, que ya estaba servida. Hannibal se sento junto a su hija. Hermosa hija. Que con manos delicadas tomaba los cubiertos y comia. Graham estaba concentrado en cada movimiento que ella hacia. Hasta un punto en el que le parecio inapropiado. Hannibal lo noto. Miro a Will fijamente unos segundos. Will se sintio apenado.

"Creo que el hora del postre. ¿Que opinas Will?" pregunto el doctor sin esperar una respuesta.

El se fue dejando a Graham con la joven. Ella lo mirada fijamente. Con la comisura de su labio un poco inclinada. A los pocos segundos se levando. Su vestido se le ajustaba preciosamente, penso Will. Se detuvo a su lado y se inclino para susurrarlr unas suaves palabras al oido. Will pudo oler el prefue exquisito que ella usaba.

"Lo espero en mi habitacion, Sr Graham".