Buenas! Por aquí nuevamente pero esta vez con un reto :3, elegí a la hermosa Luna Lovegood porque la adoro xD y la verdad me tentaba escribir con ella, además estoy escribiendo un longfic que no subiré aun hasta tener algunos caps completos, así si sufro de bloqueo mental no lo dejarpe en hiatus. En fin, espero que les guste.
Nota: Este fic participa en el minireto de Febrero para "La Copa de las Casas 2017-18 del foro de La Noble y Ancestral Casa de los Black"
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de J.K.R y los amamos
Aviso: Es un EWE y aunque Luna es mi personaje en este reto, no pude evitar hacer menciones a nuestro adorado Drarry eue
Palabras: 336 (solicitadas: entre 100 y 400)
Las cosas habían cambiado para todos ese año y el cambio más notorio era Luna Lovegood.
Luna se volvió un poco más taciturnia que antes, su leve ingenuidad quedó opacada por las vivencias del año anterior, un año que al parecer nadie tenía ánimos de recordar; pero había algo sobre su estancia en la Mansión Malfoy que sí le gustaba recordar, y eso era su fugaz amistad con Draco Malfoy y todo lo que aprendió sobre sapos.
Uno de los libros que Malfoy solía llevarle a ella y Ollivander, era sobre la naturaleza muggle, algo bastante extraño puesto que todos sabemos lo que piensan los Malfoy sobre los muggles; de todos modos era un libro que Luna había aprendido a apreciar, después de todo los muggles tenían razas muy extrañas de animales también. Un animal que le llamó bastante la atención eran los sapos, ¡Tenían lenguas que podían estirar!, ¡Y eran viscosas y se pegaban a las cosas dándoles la habilidad de poder atraerlas a si mismos!, Luna no podía creer lo impresionante que eso podía ser y se dio cuenta de que deseaba ser un sapo.
Comenzado el 8vo año, Luna era una de las pocas personas que le hablaban a Malfoy, pero se había ganado el derecho de saber cuanto amaba Draco a Potter, es por eso que quiso utilizar sus habilidades de sapo para ayudarles. Luna se escabullía por los pasillos saltando y tatareando algo que solo ella podía escuchar hasta llegar a la torre de Gryffindor donde nuevamente hacía de ninja para poder dejarle regalos a Harry sobre la cama. Lovegood estaba muy feliz de su nueva habilidad animaga, le había costado muchos intentos y habilidad de concentración que no sabía que poseía, pero lo amaba... Amaba dar saltos en los jardines, perseguir a los helipatas, tratar de atrapar a los nargles con su lengua y bañarse en el lago, su piel viscosa lo agradecía.
Luna amaba ser sapo... Y los sapos, de haber estado en Hogwarts, habrían amado a Luna también.
Sarah
