I bet my motorcycle for you.

El cielo estrellado era la única iluminación que había en aquel callejón, la calle principal se encontraba a unos metros y ella no podía sentirse más libre en esos momentos.

Alice venía de la casa de Marlene McKinnon, ella junto con Mary McDonald y Lily Evans se habían reunido en la tarde para ver unas películas. No tardaron en comenzar a charlar y Marlene sacó una botella de tequila de la licorera de sus padres. Alice prefirió pasar aquella vez, no era buena idea manejar ebria y menos aún cuando iba en la motocicleta.

Amaba aquella motocicleta como si fuera su hija, había sido su regalo de dulces dieciséis de parte de sus padres y la atesoraba como nada, la lavaba los domingos y la llevaba al taller al menos una vez al mes a un chequeo de rutina.

El viento azotaba inclemente y ella podía escuchar el zumbido de este contra el casco, se sentía tan libre, tan natural, era como si nada existiera en el mundo aparte de ella, pero un par de luces de neón captaron su atención, pudo ver por el retrovisor un par de motocicletas acercándose a ella. Al parecer eran motocicletas modificadas, volteó a ver al conductor de la derecha y este levantó la cabeza mientras aceleraba, el de la izquierda hizo lo mismo y Alice negó con la cabeza.

Estaba segura que eran de esos motociclistas a los que les gustaban las carreras callejeras en la calle principal, era bien sabido por todos que eran personas un poco bastante extremas, las carreras generalmente se salían de control y muchos accidentes habían ocurrido durante estas.

El chico de la derecha se acercó un poco y Alice rodó los ojos, iba todo de negro, desde la chaqueta de cuero "Súper original amigo" pensó Alice, hasta el casco.

No entendía cómo es que podía ver algo con ese casco, era completamente negro y a juzgar por el visor tenía polarizado, era un milagro que el chico pudiera ver más allá de su nariz, Alice se volvió hacia él y negó nuevamente con la cabeza, el chico hizo ademán de acelerar de nuevo y cuando ella volteó ya no pudo ver al otro chico de la motocicleta, se había adelantado hasta la calle principal.

Al parecer ambos iban a dar vuelta hacía la izquierda, Alice dejó que el otro chico se adelantara para dar la vuelta y cuando ella marcó vuelta a la izquierda lo último que vio fueron los faros cegadores de una camioneta.

La camioneta iba en sentido contrario y cuando Alice dio la vuelta ella salió barrida. La motocicleta quedó atascada bajo la defensa delantera de la camioneta y Alice quedo tendida en el pavimento sobre su costado izquierdo, había un rastro de unos tres metros de sangre en el cemento y algo de la pintura del casco de Alice.

Sintió unas manos sacarle el casco y vio al chico que iba en la otra motocicleta, se había bajado de la suya y vio su casco en el suelo junto a ella, estaba gritando, podía notarlo por la forma desesperada en la que se movía su boca, sentía la cara empapada, se había golpeado bastante fuerte en la cara al caer contra el pavimento.

Lo único que Alice sabía era que le dolía el costado izquierdo y tenía frío, sentía húmeda parte de la cara y la ropa, estaba totalmente confundida, no podía escuchar más allá del zumbido que había en sus oídos; "¡Stuart, Stuart! ¡Weasley, carajo!" escuchaba gritar al chico pero parecía como si estuviera debajo del agua.


Lo último que recordaba antes de caer inconsciente era un par de ojos zarcos, mirándola con preocupación y el ceño fruncido, después de eso todo se volvió negro.

Cuando Alice despertó sentía un ardor horrible en todo el cuerpo, le dolían partes que ni siquiera sabía que tenía, era como si un camión hubiera pasado varias veces por encima de ella. Escuchó el bip de una máquina y abrió los ojos un poco.

La habitación era blanca y había un montón de flores, globos, cajas y peluches ¿Dónde demonios estaba? Intentó respirar y un par de tubos en su nariz se lo impidieron ¿era oxigeno? De repente todo regresó a ella de golpe, las luces de neón, el casco negro y los faros de la camioneta.

Un escalofrío recorrió su espalda, había sufrido un accidente después de salir de casa de Marlene, no sabía porque pero lo único que recordaba antes de que todo se volviera negro eran unos ojos zarcos y una voz que gritaba, pero no podía recordar que era lo que gritaba.

Se removió un poco en la cama y creyó que lo mejor habría sido quedarse como estaba, sus músculos chillaron en protesta y con un esfuerzo sobre humano logró sentarse en la cama, estaba a punto de llamar a una de las enfermeras cuando la puerta se abrió, Adele Smith se encontraba entrando por la puerta seguida de James Potter, ambos tenían unas ojeras profundas y los ojos rojos.

Adele pegó un chillido antes de romper en llanto con las manos en la boca, intentando contener los sollozos, James suspiró aliviado con los ojos llenos de lágrimas, Alice les sonrió a ambos y Adele se aproximó hasta la cama, le tomó una de las manos entre las suyas completamente temblorosas.

–Dios mío, Dios mío, estas bien, James, está bien, Dios, Alice. –

Las lágrimas bajaban a raudales por su rostro y besaba la mano de Alice como si no pudiera creer que ella seguía ahí, James se sacó las gafas y se limpió los ojos antes de reunirse con Adele del otro lado de Alice.

–No tienes idea del susto que le has sacado a todos. – Dijo con la voz ahogada y eso hizo que un nudo se formara en la garganta de Alice.

–No tienes idea del susto que me he sacado yo. – Intentó bromear Alice y tanto su madre como James negaron con la cabeza.

La garganta le ardía y su voz sonaba como la de una persona fumadora mientras se estaba ahogando, le acercaron un vaso con agua y eso logró calmar un poco su ardor.

– ¿Qué haces aquí James? –Preguntó Alice y James se encogió de hombros con las manos en los bolsillos.

–Vine a coquetear con las enfermeras. –Dijo con sarcasmo rodando los ojos. – ¿Qué más voy a hacer aquí Alice? Vengo a verte, tienes una semana aquí.

El corazón de Alice cayó a sus pies y Adele volvió a llenar su vaso mientras le dedicaba una mirada asesina a James, este se encogió de hombros en un gesto de disculpas y Adele pasó una mano por el cabello de su hija.

–Hace una semana que te trajeron aquí cielo y… bueno el golpe fue algo fuerte y aún no habías reaccionado, gracias a Dios lograron traerte a tiempo, no sé que habría sido de ti sin ese chico. – Adele tenía las manos juntas debajo de la barbilla y James se encontraba sentado en el sillón que había a un lado de su cama.

¿Un chico? Eso quería decir que no lo había soñado, el chico de la motocicleta si se había quedado con ella.

–Espera… ¿iba todo de negro? –Preguntó, James alzó la vista y asintió.

– ¿Lo conoces? –

–No, es decir, le cedí el paso al dar la vuelta en la calle principal, ahí fue cuando… bueno, ´recuerdo haber escuchado su voz gritándole a alguien más. –

James hizo una mueca y Adele simplemente estaba junto a ella, tomando su mano. Una semana, no podía creer que había estado inconsciente una semana.

–Mamá… ¿Qué paso con la motocicleta? –El rostro de Adele palideció y James se llevó una mano a la boca intentando ocultar su risa.

–Por todos los santos, Alice Elizabeth Jaden Smith ¿es enserio? Pudiste haber muerto en ese accidente ¿y lo que a ti te interesa es saber cómo está tu motocicleta? – Alice se encogió al escuchar a su madre.

–Solo quería saber que tanto fue el daño. –

–Lamento informarte que quedó desecha, la camioneta debió arrastrarla unos metros antes de estrellarse contra un poste. –

Un silencio incómodo se formó en la habitación y James se puso a juguetear con sus pulgares. Esa motocicleta había sido un regalo de cumpleaños de su padre antes de que muriera, le tenía un profundo afecto y a pesar de que su madre pensaba que era peligrosa jamás le había negado el derecho de usarla.

Adele se aclaró la garganta y Alice parpadeo un par de veces para disipar las lágrimas.

–Le dije a Douglas que esa cosa era peligrosa, pero nunca me escuchó… son igual de tercos los dos. – Negó con la cabeza antes de levantarse, puso una mano en el hombro de James. –Iré a avisar a Charlus y Dorea, vigílala James. – James asintió y puso una mano sobre la mano de Adele antes de que se fuera,

James y Alice habían sido mejores amigos por mucho tiempo, siempre habían estado ahí el uno para el otro y a pesar de que eran de la misma edad y que todo el mundo creían que eran pareja, James la veía como su hermana pequeña, él había estado ahí cuando ella hizo la prueba para entrar al equipo de futbol de la escuela, cuando le regalaron la motocicleta, cuando aprendió a manejarla, cuando Douglas murió.

–No tienes una idea de lo preocupado y enojado que estoy contigo hija de…. – Alice no pudo evitar reír ante el comentario y se tomó las costillas con una mueca, incluso reír dolía.

–Woah, para ahí vaquero, yo no decidí estamparme contra esa camioneta, en realidad el otro conductor venía en sentido contrario. – Dijo con el ceño fruncido.

–Solo… ten más cuidado, sé que no fue tu culpa pero… solo… por esto es por lo que soy hijo único ¿sabes? – James se pasó una mano por el cabello alborotado y Alice negó con la cabeza. –Solo te advierto que mi mamá se va a poner a llorar, las enfermeras solo están dejando pasar a dos personas así que los demás van a pasar luego. –

Alice levantó una ceja y pensó que quizá hubiera sido una mejor idea dormir un poco, de seguro estarían afuera todos sus amigos y ni siquiera quería imaginarse las caras de Mary, Lily y Marlene, casi podía escucharlas culparse la una a la otra.

– ¿Quiénes están afuera? –

–Sirius y Mary, Marlene, Remus y Lily se fueron hace una media hora quizá, podría avisarles si quieres. –
Alice negó con la cabeza, no tenía caso que regresaran, pudo ver por la venta que era de noche, las diez quizá, no quiso saberlo en realidad.

–James… el chico que estaba conmigo ¿saben algo de él? – James hizo una mueca y se rascó la nariz.

Cuando le notificaron que Alice había sufrido el accidente él se había puesto frenético y cuando llegó a urgencias, Adele estabas sentada con la cabeza entre las manos, en esos momentos le acababan de informar que Alice ya había salido de peligro. Dorea, que estaba detrás de James le preguntó si había estado sola desde entonces. Adele negó con la cabeza y les explicó que un chico había estado con Alice en la ambulancia y se acababa de ir.

–Él… venía contigo en la ambulancia, al menos eso es lo que sé, tu mamá hablo con él en realidad, yo solo estaba en urgencias esperando, se fue en cuanto notificaron que estabas fuera de peligro ¿Por qué la pregunta? –

–Mera curiosidad. – James le miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa de medio lado. –Te gustó ¿verdad Smith? –

Las mejillas de Alice se volvieron de un rojo violento y por un segundo pensó que se había puesto grave o algo así.

–Vete al demonio Potter. – Exclamó con el ceño fruncido. –Ni siquiera recuerdo su cara. – Bufó. James rodó los ojos y le sacó la lengua.

Alice hizo un ruido con la garganta y se quedó pensando. Ese chico... Pudo haberla dejado ahí, después de todo ella no era su problema y además de que se había subido con ella en la ambulancia, no se había ido hasta que le habían notificado que estaba fuera de peligro.

La poca paz que había en la habitación se vio perturbada cuando Dorea y Charlus Potter entraron, Dorea le miró con ojos llorosos y se acercó a ella tal como lo había hecho antes su madre, Charlus le abrazó todo lo delicadamente posible y conversaron con ella alrededor de diez minutos.

–Cariño no tienes idea de lo preocupados que estábamos Charlus y yo. – Exclamó Dorea cuando por fin pudo retener las lágrimas. –James se puso frenético, por un momento creí que tendríamos que abofetearlo.

James desvió la mirada con las mejillas rojas y Charlus rió mientras le alborotaba, aún más, el despeinado cabello.

–Nos alegramos que estés bien linda, iremos con tu madre y dejaremos pasar a Sirius y Mary. – Charlus le dio un beso en la frente y Dorea le apretó la mano con ternura.

Ambos eran casi los segundos padres de Alice y James salió junto con ellos, podía escuchar por el pasillo la cantaleta de Sirius y Mary discutiendo "Que te calles Black, estamos en un hospital no un burdel", "¿Viste a esa enfermera? No pensaría lo mism…Auch, McDonald eres una salvaje."

Alice suspiró largamente, esa iba a ser una noche completamente larga.


Dos semanas después Alice se peleaba con la camisa de su uniforme, la habían dado de alta hacia un par de días y a pesar de lo que el médico le había dicho acerca del reposo ella había querido asistir a clases, tenía casi un mes sin presentarse y sin embargo sus compañeros de clases habían estado visitándola constantemente. Había tenido que escuchar a Marlene regañarse a sí misma por dejarla ir esa noche y Alice simplemente le había callado con un ademán de la mano.

–No fue tu culpa Marlene, fue culpa del otro conductor, él iba en sentido contrario. –

Eran las palabras que Alice le había estado repitiendo a Marlene una y otra vez. Cuando por fin pudo pasar el brazo enyesado por la camisa del uniforme se acercó hasta la mesilla de noche donde descansaba su cabestrillo. Sirius y James se había reído tanto de ella cuando le dieron de alta.

Ese mismo día algunas enfermeras le habían ayudado a mantenerse en pie, se había despellejado la parte izquierda del cuerpo y le dolía bastante al caminar, Adele llevaba sus cosas en el bolso que había llevado y James y Sirius traían algunos de los arreglos de flores que le habían enviado y seguían vivos.

Alice había insistido y llevaba con ella algunos globos llenos de helio, caminaba despacio por el pasillo y justo al borde de la escalera se resbaló, tenía las agujetas desatadas y había pisado la punta de una, rodó un par de escalones abajo. Y ahí estaba ella con un esguince de tercer grado en la muñeca.

No habían podido callar a aquellos dos durante media hora e incluso la misma Adele se había reído un poco al principio.

–Vamos a tener que llevarte con una curandera Alice, para que te quite toda esa mala suerte. – Había comentado Sirius que le ayudaba a bajar las escaleras del hospital.

–Cállate Black. – Había dicho Alice rodando los ojos.

Cuando terminó de colocarse el cabestrillo tomó su mochila, bajó las escaleras, se tomó una taza de café rápido junto a su madre y un par de tostadas, le había dicho que la llevaría esa mañana a la escuela, tenía que admitir que una parte de ella se encontraba renuente a volver, no quería que las personas estuvieran preguntando acerca de lo que paso. Dando el último sorbo de café se preguntó si alguno de esos dos idiotas había dicho algo acerca de su vergonzosa caída por las escaleras.


La alarma de Frank sonó a eso de las siete y se removió entre las sabanas, se restregó la cara con ambas manos, se sentó en el borde de la cama, se estiró un poco antes de pasar al baño que había en su habitación, se dio una ducha rápida y se puso el uniforme. Miró el cielo desde la ventana junto a su cama, estaba nublado y era perfecto para él.

Aun no terminaba de comprender como en una escuela como aquella aceptaban que los chicos tuvieran perforaciones pero no tatuajes, rodó los ojos molesto y se puso el jersey negro del colegio, Algie le había vuelto a cambiar de colegio al igual que habían hecho con Stuart, no terminaba de comprender por qué habían hecho tanto alboroto.

La casa estaba en completo silencio, como todo el tiempo, seguramente sus padres estarían en el hospital a esas horas, en la cocina estaba su desayuno y había una nota en el refrigerador: "No hagas que te echen el primer día por favor, hay café en la cafetera, estaremos para la cena. Mamá." Frank rodó los ojos negando con la cabeza, Augusta siempre tan cariñosa.

Cuando terminó el desayuno tomó su mochila y su casco, no quería llegar tarde su primer día.


– ¿Segura que no quieres esperar un poco cariño? – Preguntó Adele mientras Alice se bajaba del auto.

–Estoy bien mamá, te veo luego. –

Alice cerró la puerta del auto de su madre y se adentró en el viejo edificio, el estacionamiento se encontraba semi vacío a esas horas, caminó con tranquilidad esperando ver a alguna de sus amigas. Usualmente Lily pasaba por ellas en las mañanas, buscó su beetle pero no lo encontró por ningún lado.

Suspiró acomodando su cabestrillo cuando una motocicleta pasó a su lado a toda velocidad, puso una mano por delante de su falda, el viento había hecho que se levantara y la mochila fue a dar al suelo, no podía mover el otro brazo y bufó enojada.

El chico de la motocicleta estacionó justamente en el lugar en el que ella solía estacionarse, se sacó el casco y terminó de bajarse antes de mirar a Alice que apenas podía agacharse. Se acercó hasta ella con la mochila al hombro y recogió su mochila del piso tendiéndosela con una sonrisa en el rostro.

–Creo que esto es tuyo. – La sonrisa de Frank se borró de su rostro al ver el ceño fruncido de ella.

– ¿Te diste cuenta cuando casi me atropellabas o después? – Preguntó ella con sarcasmo tomando la mochila bruscamente.

Frank arrugó la nariz y levantó una ceja, más concretamente la que tenía el piercing.

–No deberías estar caminando por el estacionamiento, no fue mi culpa. – Argumentó pasando una mano por una de las correas de su mochila.

–Por personas como tú es que no hay respeto al motociclista. – Refunfuñó Alice molesta y a como pudo volvió a acomodarse la mochila al hombro.

El cabestrillo le molestaba y el yeso le picaba horrores, algunas personas por los pasillos se volteaban a verla y algunos otros la saludaban, la prefecta McGonagall le sonrió al verla pasar por el pasillo y escuchó unos pasos apresurados detrás de ella, escuchó las voces de Lily, Marlene y Mary.

–Buenos días. – Dijeron las tres cuando estuvieron a su altura y Alice les sonrió.

–Alice… ¿de casualidad es tuya la motocicleta del estacionamiento? – Preguntó Mary, Alice hizo una mueca de sufrimiento, no quería admitirlo pero le encantaría que aquella preciosidad fuera suya.

–No, es de un idiota que casi me mata en la mañana. – Dijo rodando los ojos y Lily y Marlene rieron.

Cuando llegaron al aula casi inmediatamente después entró el profesor Slughorn, haciendo que todo el mundo se sentara en sus respectivos asientos. James que se sentaba junto a él le había ayudado con la mochila cuando ella dispuso a sentarse, en el penúltimo asiento junto a la ventana, sus mejillas se volvieron de un rojo intenso y Lily pudo jurar que Alice comenzaba a ponerse morada de vergüenza cuando el profesor Slughorn habló.

–Buenos días jóvenes… señorita Smith, me alegra ver que sigue en una pieza y con nosotros. – Dijo con una sonrisa afable.

Alice se hundió en el asiento ¿Por qué no podía odiarla como los demás profesores de química? El semestre pasado casi había volado el laboratorio entero en una de sus clases "Nos salvamos por un pelo" habían sido las palabras de Slughorn después de sacar a todos los alumnos del laboratorio.

Sirius rió por lo bajo unos asientos más delante y Remus le pegó en la cabeza mientras le decía que pusiera atención, Lily y Mary rieron y Marlene le sacó la lengua en señal de broma. Definitivamente había extrañado estar en el aula.

–De acuerdo jóvenes, vamos a...–

El sonido del chirriar de la puerta interrumpió al profesor Slughorn, un chico pelirrojo con un suéter negro asomó la cabeza por la puerta y le sonrió al profesor.

– ¿Disculpe? ¿Profesor Slughorn?– Preguntó, el profesor asintió con la cabeza. – ¿Eres el chico nuevo no es así?

El chico asintió ante la respuesta del profesor y este le hizo una seña con la mano para que pasara, iba de suéter negro al igual que su acompañante, Alice levantó las cejas, era el chico del estacionamiento. No se había fijado en ese entonces de que llevaba suéter ¿quién lo haría cuando estaban casi a 30º?


El rostro de aquella chica en el estacionamiento le había parecido vagamente familiar, era linda, no podía negarlo, pero se notaba a leguas que era una chica de malas pulgas, Frank se encogió de hombros cuando ella le arrebató la mochila de las manos y pasó a la oficina a recoger su horario, la secretaria le sonrió amablemente cuando fue y le tendió una copia de sus horarios, Stuart llegó tarde, como siempre, con el cabello pelirrojo alborotado, quizá por el hecho de que nunca usaba casco cuando iba en la moto.

– ¿De qué me perdí Franks?– Preguntó frotando sus manos en el pasillo fuera de la oficina.

–Nada en especial. – Frank se encogió de hombros y pasó una mano por su cuello. –Tenemos algo de tiempo, ¿Quieres un cigarrillo?–

Stuart asintió y ambos deambularon un rato por el colegio en busca de algún lugar donde pudieran fumar en paz. Al final se sentaron en las gradas que había detrás del edificio de cómputo, Stuart sacó un encendedor de plata con las iniciales S.W. en él, había sido un regalo de cumpleaños de parte de Frank, sin embargo este sacó una caja de cerillos de su bolsillo y le tendió uno de los cigarrillos de su cajetilla.

–Sigo sin entender por qué usas cerillos en lugar de un encendedor, Frank– Comento Stuart con el cigarrillo encendido bailando en sus labios.

–Hay que cuidar el ambiente Stu. – Dijo Frank con socarronería y Stuart soltó una carcajada de buena gana.

– ¿No has sabido nada de ella Frank?– Preguntó Stuart antes de dar una calada al cigarrillo. Frank soltó una nube de humo y tiró un poco de ceniza.

–No y no quiero saber nada de ella. – Bufó de mal humor y Stuart le miró con una ceja en alto ¿qué mosca le había picado ahora a ese idiota?

–Frank... Me refiero a la chica de la motocicleta. – Dijo en el tono que solía usar con su sobrino Bill.

–Ah...No... No he sabido nada, de hecho anoche estuve pensado en eso. – Volvió a darle una calada al cigarrillo y Stuart frunció el ceño.

–Ese accidente no fue tu culpa ¿Lo sabes verdad?–

–Lo se... Al menos sé que está viva, cuando salí de ahí ya le habían dicho a su madre que estaba fuera de peligro. – Se encogió de hombros y Stuart le tiró el humo a la cara. Frank comenzó a toser al no esperarse eso y el pelirrojo estalló en carcajadas.

–Ow Frank está enamorado. –Canturreó Stuart. Frank le dio un empujón. –Cállate imbécil...–

Stuart dio una nueva calada al cigarrillo y soltó el humo antes de hacer una mueca.

– ¿Todavía piensas en ella?–

–Vamos a clase, creo que tenemos química. – Soltó el pelinegro, pasando por alto la pregunta de su amigo y lanzando la colilla del cigarrillo al piso para después aplastar la con el zapato.


–Estaba a punto de comenzar pero si no les molesta, me gustaría que se presentaran ante el grupo. –

El rostro del chico de cabello negro se contrajo en una mueca de sufrimiento mientras que el pelirrojo asintió con una sonrisa de oreja a oreja.

–Mucho gusto a todos, me llamo Stuart Weasley. –

Stuart Weasley... El nombre le sonaba de algún lugar pero no podía recordar de donde. En las filas de enfrente Mary había arrugado la nariz y procuraba voltear a otro lado, el chico aún lado del pelirrojo se pasó una mano por el cabello y Alice pudo jurar ver los comienzos de un tatuaje asomándose en las muñecas donde se había corrido un poco la manga del suéter.

–Eh...Si yo... Soy Frank Longbottom. –

Parecía incómodo frente al resto de la clase nada que ver con su compañero que parecía feliz de ser el centro de atención.

–De acuerdo jóvenes, pueden tomar asiento, justo voy a asignar las parejas de laboratorio. – Un quejido colectivo se escucho en el aula, el profesor Slughorn solía hacer las parejas al azar y eso a Alice no le hacía nada de gracia.

Slughorn comenzó a nombrar personas al azar; "Black y McDonald", "Evans y McKinnon", "Lupin y Weasley", "Smith y Longbottom", "Potter y Lovegood..." Pero Alice dejo de escuchar, tenía que ser una broma de muy mal gusto, no le podía tocar ser compañera de ese idiota.

–De acuerdo, tendrán todo este mes para presentar el proyecto de este parcial, será el sesenta por ciento de su calificación, si me hacen el favor de sentarse con los compañeros asignados por favor. – Dijo Slughorn antes de volverse hacia la pizarra y comenzar a anotar el tema.

James que estaba sentado junto a ella tomó su mochila y le dedicó una sonrisa de medio lado, habían sido compañeros de laboratorio desde siempre, aun que le doliera Alice tenía que admitir que james era bueno en química, el accidente del semestre pasado había sido en realidad un descuido de James… por no estarla vigilando a ella naturalmente.

Todos comenzaron a moverse hacia sus compañeros de laboratorio y Alice levantó la vista al ver al chico frente a ella, Frank Longbottom se veía imponente desde donde ella se encontraba y aun que nunca lo diría ni aun que la torturaran se veía completamente intimidante. Un ligero olor a tabaco le inundó la nariz y no pudo evitar arrugarla un poco, no estaba acostumbrada al olor.

Frank tomó asiento sin mediar palabra alguna y se dedicó a hacer apuntes al azar, Alice rodó los ojos y comenzó también a tomar apuntes, se distrajo a la mitad de la explicación de Slughorn y lo siguiente que supo era que la clase había terminado, se encontraba guardando sus cosas cuando él se volvió hacia ella.

– ¿Siempre eres así de carismática en las mañanas? – Preguntó el chico a la par que se recargaba un brazo sobre la mesa.

– ¿Disculpa? – Alice le miró con una ceja en alto ¿de verdad le iba a reclamar por el incidente de esa mañana? Ese chico sí que era un caradura.

–Ni siquiera me agradeciste esta mañana, eso fue muy grosero muñeca. – Frank tenía una media sonrisa en el rostro.

Las mejillas de Alice se volvieron de un rojo furioso ¿muñeca? ¿De verdad? No podía creer que le hubiera dicho aquello ¿Qué clase de chica cliché creía él que era ella? Tomó un respiro profundo y tomó su mochila de la parte de atrás de su respaldo.

–En primer lugar, no deberías ir a esa velocidad en un estacionamiento en segundo no tenía por qué darte las gracias, tú tiraste mi mochila en primer lugar y por favor, no vuelvas a llamarme "muñeca" idiota. – Dicho aquello se levantó del asiento, mochila al hombro y se aproximó a la puerta donde sus amigas le esperaban.

Stuart se acercó hasta un Frank ceñudo y turnó la vista de él a ella durante unos segundos, Frank chascó la lengua al ver la enorme sonrisa de su amigo, el bastardo estaba disfrutando aquello.

–Creo que ya tienes una admiradora Franks. – Stuart pasó la lengua por sus labios mientras cruzaba los brazos.

Del otro lado del aula podía ver a un chico de gafas mirándole de mala gana, Frank ni siquiera le tomó importancia y Stuart le dio un golpe en el hombro.

–Déjame en paz Weasley, esa chica es una fiera. – Se encogió de hombros. Stuart le puso una mano al hombro. –No creo que puedas con ella. –

Aquel comentario hizo que Frank le viera con los ojos entrecerrados, se recargó en el asiento y cruzó los brazos, levantando la barbilla en un gesto de superioridad, no había chica con la que él no pudiera.

–No es cierto, yo puedo con ella. –

–Ya. – Stuart rió negando con la cabeza.

–Es enserio Stuart. – Frank tenía el ceño fruncido y miraba a su amigo fijamente, Stuart frotó sus manos, eso olía a apuesta.

–De acuerdo señor "Todas mías." Te propongo un trato, tienes un mes, si para cuando terminé ella sigue sin querer verte en pintura tú arreglaras mi motocicleta durante tres meses. – Frank se encogió de hombros y tendió su mano a Stuart. El pelirrojo negó con la cabeza. –Pero tendrá que ser el servicio completo, desde el motor hasta las luces y el nitrógeno.

A Frank aquello no le hacía nada de gracia, él solía arreglar de vez en cuando su motocicleta y la de Stuart pero prefería no meterse mucho con la motocicleta de su amigo, generalmente la dejaba echa mierda después de cada carrera.

–Está bien… ¿y si yo gano? – Stuart se encogió de hombros, lo que estaba a punto de apostarle no le hacía nada de gracia y esperaba que aquella chica fuera tan firme como lo parecía.

–Si tu ganas… te dejaré la Harley que me dejó Arthur. –

Los ojos de Frank brillaron, el hermano mayor de Stuart le había dejado una Harley Davidson Sportser del 2007, una XL50 vivid black, edición limitada, esas motocicletas estaban numeradas y Stuart no la había sacado del garaje debido a un problema, posiblemente de la inyección eléctrica.

–De acuerdo Weasley tenemos un trato. – Dijo con una sonrisa y estrechó la mano de Stuart.

Esa chica iba a estar tan pérdida por Frank que nunca terminaría de entender que había pasado.


Bueno, no es exactamente mi prospecto de primer capítulo pero aquí esta, me llevó semanas enteras por fin darle cuerpo a esto y creo que no quedó tan mal XD en fin, espero que les haya gustado, estaré actualizando constantemente, o al menos eso espero yo, en fin dejen su review si les gustó o no... ah si, antes de que se me olvide, esto es para las dos señoritas a las que les dediqué Los trapos sucios se lavan en casa, ustedes saben quienen son ahora si, cuando y fuera.

PD: Si, yo puse cuando y fuera, no fue error de dedo ni nada, es un... pequeño chiste personal :9

Diana L. Black.