Disclaimer: los personajes usados para este fic son propiedad de J.K. Rowling.
Este fic participa en el reto temático de julio "Familia Riddle" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Mi personaje elegido es Tom Sorvolo Riddle
SIEMPRE SOLO
Estaba solo, siempre solo.
Todo empezó en el orfanato: los otros niños me temían, las profesoras y cuidadoras me humillaban, me temían y me lastimaban. Al ver ese comportamiento de los adultos, los otros niños empezaron a hacerlo también y por ello mi vida empezó a caer.
Teniendo cinco años, todo te parece grande, las habitaciones, los edificios, los adultos, pero a mí, lo que de verdad me parecía enorme eran las distancias que había entre la demás gente y yo, la lejanía mostrada hacia mí por el resto de personas a mi alrededor.
Con ocho, las cosas eran un poco más claras en mi mente: yo no era igual que ellos, dentro de mí había algo que ellos no tenían, algo que hacía que ellos me dejaran de lado, algo a lo que no querían acercarse.
Con diez todo tuvo sentido ante la visita del director de un Colegio de Magia.
Habiendo vivido esto durante toda mi infancia pensé que una vez en Hogwarts, con gente igual a mí, esta lejanía acabaría, que por fin había encontrado un lugar que podía llamar hogar, un lugar en el que podía ser yo mismo. Pero no, todo fue a peor: los insultos dolían más, las humillaciones perduraban más en mi mente, todo era más grande que cuando tuve cinco años y vivía en el orfanato, en ese momento Hogwarts era una prisión y un lugar inmenso en el que yo estaba perdido.
Todo cambió en mi tercer año en el colegio.
Empecé a darme cuenta de las cosas que pasaban, tanto a mí alrededor como las que me afectaban a mí: mis compañeros de habitación, de casa o los de casas rivales.
Dejé de estar inmerso en mí, en la tristeza que sentía al estar sólo y me sobrepuse, después de todo, no necesitaba a nadie en mi vida, había vivido así todos esos años y todos los demás no eran importantes para mí.
Tarde mucho en darme cuenta de eso, en metérmelo en la cabeza y en dejar ir ese sueño infantil en el que yo estaba rodeado de gente que me apreciara y me considerara importante.
Para ese entonces una parte de mi murió y otra nació, una que se alimentaba del rencor, del odio y de la ira, una parte que fue creciendo silenciosamente en mí hasta el día en el que me enteré quienes habían sido mis padres, ese día todo explotó en mí, ese día hice lo que tenía que hacer.
Matar, conseguir más poder para sobrepasar las humillaciones y las burlas, ser el mejor del mundo mágico.
Y con el tiempo lo logré
Me hice rodear de ineptos que me seguían fielmente, de personas orgullosas que querían mantener su estatus, de gente con el corazón tan negro como el mío.
Y durante un tiempo todo eso me bastó, hasta un fatídico 31 de Octubre.
Ese día, todos mis sentimientos, bien guardados en mi corazón con mil cerraduras, saltaron fuera de mí y me di cuenta de una cosa muy importante:
No había vivido, había estado toda mi vida solo y no había experimentado nada. Sólo el dolor y la rabia.
Y en ese momento lo añoré, como cuando era pequeño y encerrado en mi habitación del orfanato lloraba pidiendo cariño y amor, lo añoré cuando en Hogwarts quería la amabilidad de mis compañeros, lo añoré cuando, en ese momento, me di cuenta que nadie lloraría de pena por mi muerte.
