DISCLAIMER: Los personajes de Naruto no me pertenecen, aunque espero que dentro de poco si Gaara. Muajajaja.
Leencantaba ver como temblaba ante él. Le encantaba que ella temblase con sólo oír su imponente voz. Era algo que lo hacía sentirse poderoso.
Hinata Hyuuga se movía ágilmente buscando el papeleo importante, referido a misiones para los chuunin de la arena, información sobre otras villas, o papeles atrasados que Gaara dejase atrás por menor importancia.
Observó como la Hyuuga se estiraba en la estantería para alcanzar un libro. Maldijo a Temari por lo bajo, por haberle dejado su provocativa ropa. El vestido blanco de su hermana, se amoldaba perfecto a las curvas de la Hyuuga, bastante más prominentes, provocando que la corta falda se subiese más y más al intentar alcanzar el libro.
Claro que él había tenido parte de culpa por ello, al decirle que era mejor que vistiese de otra forma, pero no tan provocativa ¡demonios! Él sólo le informó que en la arena hacía demasiado calor como para llevar las ropas habituales de Konoha. Además el calor era tan sofocante que podría provocar graves quemaduras en la piel, y resulta que Temari le deja su vestido, hecho con una tela preparada para absorver el calor de los rayos del sol.
En fin, con ella allí, era imposible concentrarse en nada.
Llamaron a la puerta suavemente, y tras dar su permiso, Kankuro apareció ante él para darle unos informes recibidos de parte de Konoha.
-Gracias, Kankuro. Puedes irte.
Su hermano no se iba, es más, parecía estar ajeno al mundo, ensimismado mirando hacia la esquina del despacho del pelirrojo, donde Hinata se agachaba para recoger algo que se le había caído al suelo.
Gaara miró hacia lo que tanto desconcentraba la atención de su hermano mayor, que no quitaba la vista de Hinata.
La Hyuuga se levantó del suelo y se giró levemente para observar al mayor.
-Hola Kankuro, no te había visto, lo siento, Estaba demasiado ocupada buscando unos papeles.
-No te preocupes, Hinata. Sonrió de forma estúpida rascando su cabeza.
El pelirrojo carraspeó con fuerza para llamar la atención del castaño.
-Disculpa Gaara, ya me voy.
Hinata se inclinó a modo de reverencia y Kankuro salió del despacho cerrando la puerta con cuidado.
-Gaara sama.-La dulce vocecilla lo hizo levantar sus ojos aguamarina de la mesa.-Disculpe, tengo que salir un momento. ¿Quiere que le traiga algo?
-El aguamarina volvió su vista abajo y comenzó a escribir de nuevo.
-Si, un té, gracias.
A veces solía ser tan escueto…sin embargo Hinata lo prefería así. Había ocasiones en las que cuando él la miraba intensamente temblaba. A veces daba miedo. Sin embargo ella sabía que él era bueno, que había cambiado. Aunque no era una persona muy habladora. Él y Naruto eran como el día y la noche.
Suspiró y salió del despacho.
Durante toda la tarde el kazekage trabajó duro. Hinata no se imaginaba que alguien pudiera ser tan eficiente y permanecer tanto tiempo enfrascado en el papeleo. Incluso Tsunade descansaba y de vez en cuando se tomaba una copita de sake.
Se asomó a la pequeña ventana viendo como ya estaba oscureciendo, y en los pasillos cada vez se oía menos murmullo.
Kankuro entró de nuevo en el despacho.
-Gaara, es tarde, me voy a casa.
-De acuerdo, iré más tarde, aún tengo cosas que terminar.
El castaño se encogió de hombros y salió del despacho.
-Puedes irte también si quieres, estarás cansada.
Hinata sacudió su cabeza en negativa.
-No. Está bien. Le esperaré.
Gaara asintió y siguió con lo suyo.
Al cabo de un rato…
-Pon esto en el archivador de la estantería Hyuuga. Con esto ya hemos acabado por hoy
Hinata asintió y se inclinó para guardar los papeles en la estantería.
De pronto notó un cálido aliento tras ella. Gaara estaba detrás de ella, quieto, con su vista clavada en ella.
Hinata comenzó a temblar al sentirlo tan cerca de ella.
Él no podía parar. Le gustaba torturarla de esa forma, y ver como se sentía vulnerable ante él.
-Por favor, Hinata, no vuelvas a venir vestida con la ropa de mi hermana.
Hinata tragó saliva fuerte y asintió como pudo.
Gaara se acercó hacia su oído hablando de forma sensual y seductora.
-No me gusta sentirme torturado y con esa ropa hoy lo estás consiguiendo.
Hinata se giró bruscamente para mirarlo a los ojos. Temblando aún por el contacto de su cálida voz en su oído.
-No sé de que me habla, pero no era esa mi intención.
-Schhhhh. Silencio Hyuuga. El pelirrojo colocó un dedo sobre sus labios para que Hinata se callase. Podía sentir como temblaba, y como sus mejillas se tornaban rojas.
Gaara deslizó su dedo suavemente por su cuello hasta terminar en el inicio de sus pechos y sonrió de forma maquiavélica. Luego, se acercó hacia el cuello de Hinata y dio un ligero mordisco.
La verdad es que ambos tenían que reconocer, que les encantaba la tortura….
Bueno, para el próximo más jeje, tengo que reconocer que adoro el lemon.
Los reviews son siempre bien recibidos.
