Revueltas

No había pasado mucho tiempo desde que había anochecido, pero casi nadie se encontraba en la sala común. Sorprendentemente, sólo unos pocos alumnos de su curso se encontraban rodeados de ese ambiente rojo y dorado.

A pesar de que los exámenes cada vez estaban más cerca.

¿Por qué estudiaba tanto si aún quedaba más de un mes para los exámenes? Una voz en su cabeza le decía "porque si lo dejas todo para el último momento las cosas se saldrán de control". Posiblemente fuera cierto. Pero nunca antes se había preocupado tanto por unos exámenes. Ella no era de las alumnas que se pasaban el día en la biblioteca, pero tampoco era mala estudiante. Simplemente intentaba atender en clase, hacia los deberes y no tenía que preocuparse mucho por estudiar. Recordar (que no memorizar) todo lo que había aprendido a lo largo del curso se le daba bien, y al parecer era más que suficiente.

Puede que la razón de ese cambio fuera tratar de evadirse y no pensar en nada en especial. No pensar ni en que Gryffindor iba a quedar en cuarto lugar en el campeonato de Quiddicth por primera vez en la historia, ni en el estúpido de Shulman que no dejaba de acorralarla por los pasillos, ni en que no había recibido respuesta de las dos últimas cartas que había enviado esa semana. No, mejor era no recordar eso. Mejor volver a lo que estaba haciendo antes de recordar todas esas cosas que no valían la pena.

La revuelta de los duendes de 1.612

"La taberna del pueblo de Hogsmeade fue el centro en que se gestó la famosa revuelta... Hoy en día aún se puede ver en la parte de atrás de la taberna la estatua de un grupo de duendes conspirando entre cervezas de mantequilla (erigida 90 años después por el renombrado escultor Gwenof el Manco) en recuerdo de aquel día."

:Un año antes:

Una pareja va cogida de la mano saliendo de Las Tres Escobas. Los dos llevan una túnica negra con una pequeña H bordada en el pecho. Se dan un beso. A lo lejos otra pareja les observa entre las sombras de la parte trasera de una taberna.

Vaya, vaya con la hortera. Ya verás cuando se entere mi hermano.

¿Para qué decírselo? Trituraría su ego. Además, en estos momentos lo que le pase debe darle igual¿verdad?

Ella sonríe y se le acerca lentamente.

Verdad- levanta la vista y sus ojos se encuentran con una nariz de piedra apoyada en una jarra- ¿De qué año es esta estatua?

Me parece que no se lo estás preguntando a la persona adecuada.

Tienes razón. Pero como esa persona está ocupada me tengo que conformar contigo.

Él frunce el entrecejo pero se acerca también y la rodea por la cintura.

1.700

Lavender Brown y Cormac McLaggen se separan bruscamente al oír el ruido de un cuerpo cayendo al suelo acompañado de una risita ahogada. Ambos se miran y deciden buscar un sitio más íntimo para seguir desde donde lo habían dejado.

La chica de la sala común sigue mirando el libro sin verlo en realidad unos minutos más, hasta que decide hacer caso a lo que realmente quiere y sube las escaleras hacia su dormitorio dejando el libro apoyado en el sofá de enfrente de la chimenea, dispuesta a volver a escribir otra carta a la mañana siguiente y seguir escribiendo 50 si era necesario.

Puede que Ginny Weasley intentara perderse en los libros para no pensar en Harry Potter por lo menos durante unos minutos, pero ya había aceptado que por cada frase que leyera, pensara u oyera sentiría un cosquilleo en el estómago acordándose de los momentos vividos con él el año pasado, y sentiría otro cosquilleo en la espalda al imaginarse repitiendo cada uno de esos momentos algún día con él, cuando pudieran volver a aquella esquina de Hogsmeade para poder decirle simplemente 1702.