La princesa de Sindria

Capítulo 1. La hija del conquistador

En el país de Sindria un joven de cabellera blanca se encuentra corriendo a toda prisa por el palacio hacia la oficina del rey, no muy le gusta interrumpir las negociaciones con otras naciones pero en este caso…

Jafar: ¡ Sin! Hiromi se encuentra en el rompeolas, ella esta…

Sinbad: ¿Qué Jafar? ¿Intentara atrapar al dragón de dos cabezas? Jajaja déjala, está bien_ Exclama un relajado pelimorado recostándose en su silla.

Jafar: Lo siento Sin no debi interrumpir pero me preocupa ella.

Sinbad: Descuida Jafal igual ya terminamos. Ven, vamos a ver cómo le va.

Jafar: ¿Confias plenamente en ella Sim?

Sinbad: Es mi hija Jafar, no hay ola que ella no pueda conquistar_ dice con un tono de orgullo mientras mira fijamente hacia el océano.

En las afueras de Sindria donde las olas chocan contra las rocas que rodean la ciudad se encuentra un joven de cabellera morada con una lanza en su mano derecha lista para atacar. Una especie de serpiente marina roja con 4 cuernos emergido del mar lanzándose contra la joven, esta con un rápido movimiento la esquivo y salto para aterrizar en la cabeza de la creatura y clavo su lanza en la cabeza del reptil logrando que este cayera muerto en las costas de Sindria.

Lo logro ¡Hinami lo logro! Gritaban los habitantes de Sindria que habían observado la escena, aplaudían y gritaban a la joven heredera del país.

Hinami es nada más ni menos que la legítima hija de Sinbad. El rey la tuvo con una joven princesa de tierras lejanas pero no se enteró de ella hasta que la princesa murió de una grave enfermedad y una carta le llego días después de que acababa de terminar la batalla contra Al Thamen. En ese entonces Hinami tenía apenas dos años y el rey la acogió y llevo a vivir consigo a Sindia, desde ese entonces han transcurrido 13 años.

Sinbad: Por Dios Hinami no le diste oportunidad a esa criatura.

Hinami: ¡Padre!_ Emocionada corre a lanzarse contra el rey en un tierno abrazo.

Sinbad se agacha quedando a la altura de su hija para hablarle mientras acaricia su cabeza: Pronto cumplirás 15 Hinami ya sabes lo que significa.

Hinami: Lo se padre_ pronuncia en un tono de tristeza bajando la cabeza.

Sinbad: Lo siento pero ya debes asumir tus responsabilidades como princesa.

La joven princesa solo asiente la cabeza para retirase al castillo a seguir con sus oficios pero antes es interrumpida por la mano derecha del rey.

Jafar: ¡Hinami esfuérzate!_ Grita Jafar a lo lejos mientras la joven se retira al castillo, ella solo se voltea para darle una dulce sonrisa y seguir retomar su rumbo.

Gracias Jafar piensa para sí misma Hinami. Desde que llego al castillo siempre cuido de ella sabe aunque sean unas palabras devolverle el ánimo en momentos difíciles y que momentos los que estaba pasando con la idea de que pronto tendría que contraer matrimonio.

En las oficinas del rey…

Jafar: ¿Entonces Hinami deberá aceptar alguna de las propuestas de matrimonio?

Sinbad: jajajaja ¿De verdad crees que dejare que mi hija de case con un cualquiera y se la lleve lejos de mí?

Jafar: Ya se me hacía muy raro de ti verte tan tranquilo sobre el tema, pero ¿Qué piensas hacer?

Sinbad: Veras la solución es muy simple mi estimado Jafar. Si alguien desea la mano de mi hija deberá enfrentarse en un torneo contra los generales de Sindria ¿Acaso no soy un genio?_ Comenta el pelimorado con un tono de arrogancia mientras sonríe con los brazos cruzados.

Jafar: Mientras no aparezcan conquistadores de calabozos todo me parece muy bien_contesta con una expresión bastante calmada.

En otra parte del palacio…

Hinami: No seas malo Sharrkan

Con ambas manos sujetas a su espada la joven heredera se encontraba acorralada contra la pared bloqueando el ataque de su maestro.

Sharrkan: Lo siento preciosa pero tendras que aprender por las malas

Hinami: Mjm

Con la poca fuerza empujo lo que pudo a su sensei y se impulsó contra la pared para dar un vueltegato en el aire y acabar atrás de Sharrkan apuntando su espada contra el cuello.

Sharrkan: No está nada mal. Bueno es todo por hoy.

Hinami: ¿Por qué me haces esto?_ Suspiro cayendo de rodillas contra el piso. Su cuerpo ya no daba más después de varias horas de arduo entrenamiento con el mejor espadachín de Sindria.

Sharrkan: No planeaba ser duro contigo hoy pero empezaste como una fiera el combate no podía quedarme atrás.

Hinami: Lo siento he estado algo tensa tenía que liberar presión.

Sharrkan: No te disculpes se por lo que estás pasando yo me pondría igual. Pero sabes deberías de confiar en tu padre según se no te entregara tan fácil.

Hinami: ¿Deberás? ¿Qué escuchaste?

Sharrkan: Pronto lo sabrás_ Con una sonrisa y una leve reverencia se esfumo del lugar dejando a una joven pensativa.

Maldito Sharrkan pensó para sí misma la joven pelimorada mientras se dirigía a sus aposentos a darse un merecido baño. De por si la idea de contraer matrimonio la tenía horrorizada ahora el descubrir los planes de su padre la volverías loca. Bueno tal vez el agua caliente alivie sus penas.

Knock Knock sono la puerta de la alcoba de Hinami quien se encontraba distraída en el balcón observando el oceano mientras peinaba su cabello que se encontraba suelto (generalmente lo mantiene trenzado a excepción de uno mechones que caen sobre su rostro).

Hinami: Pase

Jafar: Hinami soy yo, Jafar

Hinami: Lo sé_ dijo voltenado a verlo dedicándole una sonrisa

Jafar: Quería saber si estás bien. Sharrkan comento que andabas algo alterada hoy

Hanami: ¿Debería de estar bien Jafar?_ dijo abrazandolo escondiendo su rostro contra su pecho.

Jafar: Princesa yo…

Se quedó paralizado unos segundos ante el abrazo de hanami. No era que molestara pero tenerla tan cerca despertaba en los sentimientos que no podía permitirse. Pero tuvo que ceder y poco a poco correspondió al abrazo apoyando su cabeza contra la de ella.

Jafar: Perdóname Hanami no he estado para ti estos días

Hanami: No quiero casarme Jafar. Hay tantas cosas que quiero hacer, lugares que ver y sobre todo quiero enamorarme y no estar atada a alguien por tontos arreglos políticos.

Jafar: Lo se Hanami, te prometo que no te entregare a nadie. Puedes confiar en mi.

Esas palabras por parte del peliblanco lo habían comprometido a algo que iba más allá de su posición en la política pero ya no importaba protegería a su princesa a toda costa.