PREFACIO

(LEIF)


Y aquí estaba frente a su casa nuevamente, como siempre que sabía que ella necesitaba algo. Miré hacia el frente y encontré a Miranda consolando a una llorosa Pagan con la cabeza inclinada hacia sus rodillas. No me podían ver desde donde estaba, porque estaba subido entre las ramas de un arbusto y bien oculto entre las hojas. Pagan lloraba en silencio mientras Miranda le hablaba y acariciaba su cabello. Miranda podía ser inmadura y soñadora, la mayor parte del tiempo, pero era un buena amiga, siempre estaba para Pagan, si lo necesitaba. Sonreí ente ese pensamiento. Desde que la conocí, hubo algo en Pagan que me llamaba y me atraía hacia ella. Padre decía que su alma me pertenecía. Que debía seguir sus pasos, cuidarla y protegerla, y cuando llegará el momento, su alma sería mía para siempre. Él me había puesto en adopción con humanos y de ese modo podría estar cerca de ella. Mi padre había simulado abandonarme en la calle, hasta que alguien me encontró y luego de tenerme un par de días en su casa, me llevaron a un Centro de adopción, no pasaron ni cuatro meses hasta que una familia adoptiva apareció, no tenían hijos y realmente deseaban uno, sin importar la edad. Desde entonces siempre estuve con Pagan en cada momento de su vida, aunque ella no lo recordará, su alma no podía recordarme. Era algo doloroso de pensar que cada momento que pasábamos juntos quedará tan grabado en mi mente, pero ella lo olvidará casi al instante de que yo hubiera desaparecido. Soñaba con el día en que ella me hiciera formar parte de su vida y me recordará. El día en que me dijera que me amaba, como yo la amaba a ella. El día en que ella supiera mi verdad y la aceptara. Yo no era humano, pero con ella me sentía como si lo fuera. Soñaba con el día en que ella aceptará que su destino era conmigo y poderla llevarla a mi hogar. Pero claro, eso no sería de inmediato y debía tener paciencia. Padre quería tomará su alma de inmediato, pero yo no estaba de acuerdo. Pagan no era objeto para mí, si la llevaba a Vilokan conmigo, ella me odiaría, estaba seguro. Ni siquiera me conocía en realidad, no podía arrastrarla a esa vida sin tener primero su amor y confianza, sin saber qué era eso lo que realmente quería. Sabía que ese día llegaría. No hoy. No mañana. Pero llegaría. Y estaría preparado para ese momento.

Sólo había un problema o mejor dicho alguien que me impedía acercarme a ella. Jay Potts. Su estúpida alma gemela. Y decía "estúpida" porque por culpa de él, Pagan estaba sufriendo. Pagan lo acababa de ver besándose con otra chica en el pasillo de la escuela. Pagan y Jay sólo eran amigos en realidad, pero era su "alma gemela" aquella alma destinada naturalmente a la suya, era evidente que para ella, de forma inconsciente, ese acto era de cierta manera una traición. Dudaba que ella supiera que era un alma gemela. Los humanos fantasearon desde tiempos inmemorables con encontrar su "alma gemela", pero realmente no tenían idea que era en profundidad. Sus conceptos eran muy básicos, erróneos o superficiales. No entendían la magnitud real de ese concepto, y muy pocos llegaban a encontrarla, porque, como Jay están muy concentrados en otras cosas y no veían lo que tenían en frente de ellos. Esperaba que Miranda y Wyatt tuvieran más suerte, aunque por el momento Miranda lo odiaba porque la excluía de todo, por considerarla una princesita frágil. Por el momento, eso no estaba muy alejado de la realidad.

Hasta hace unas horas, observé la situación entre las sombras, pensando que tal vez Jay podía ser una buena opción para ella, pero me había equivocado. El chico no era más que un idiota entre muchos. Como no podía ver a Pagan del modo que yo siempre la veía a ella, como podía yo amarla más que él, cuando él, en realidad, era supuestamente su "alma gemela". ¿Debía ser al revés, no? Hoy casi perdí los estribos y literalmente estuve a punto de matarlo, por hacer sufrir a mi Pagan. Mi Pagan. Tal vez, había llegado el momento de que actuar. Ese estúpido no la merecía. Aún sin tener alma, yo estaba seguro de cuidarla mejor que él y de amarla más. Y por supuesto que no le rompería el corazón. La seguridad y felicidad de Pagan siempre fueron mi prioridad.

No me pude acercar a Pagan hasta que Miranda se fue con la promesa de que volvería pronto. Bajé del árbol de un salto, en cuanto la chica desapareció de mi vista. Me acerqué a Pagan sin que ella percibiera mi presencia hasta que estuve parado frente a ella. Ella levantó la vista, asustada y sorprendida. La misma sorpresa que veía en sus ojos cada vez que estábamos cerca uno del otro. Como odiaba que ella no me recordará, odiaba con todo mi ser que ella creyera que cada una de nuestras charlas o encuentros fueran los primeros y los únicos, y también odiaba que no recordara mi nombre.

-Hola. –Me miró fijamente al hablar. Casi sonreí, no había nada más hermoso que su voz y su mirada clavada en la mía. Al menos por unos momentos, ella sabía que existía. -¿Te conozco?

-No, pero yo si te conozco. No vivo muy lejos aquí. –Era verdad, yo vivía con mis padres adoptivos a unas siete manzanas de la casa de ella.

-Ah. Entonces somos vecinos. Lamento no recordarte. Eres…

-Leif. Sólo llámame Leif.

Ella asintió.

-Bien. Hola, Leif. Yo soy Pagan.

No quise reconocer frente a ella, que yo siempre supe su nombre. Que no era necesario que me lo repitiera.

-Hola, Pagan. –Le dije con una sonrisa.

-¿Por qué estás aquí?

Por ti. Quise responder pero no podía, no quería que pensará que la estaba acosando o algo por el estilo.

-Pasaba por la vereda camino a mi casa y te vi llorando. Sólo me acerqué para saber si te pasaba algo, si podía ayudar.

-¿Y porque me ayudarías? –Pareció desconcertada.

Oh, Pagan… Si lo supieras.

-Porque eso es lo que deberían hacer las personas, ayudarse en los malos momentos aunque no se conozcan. Al menos eso me inculcaron mis padres. –No mentí en eso, al menos mis padres adoptivos tenían un buen corazón y me aceptaron en su vida como un hijo propio, con todo lo que implicaba. Eran tan diferentes a mis padres biológicos ¿Pero no lo eran muchos humanos? Vivir entre ellos, me hizo apreciar tantas cosas, como el amor y la bondad. Algo de lo carecía mi mundo. Tal vez, con Pagan a mi lado mi mundo dejaría de ser oscuro y vacio. Viviendo junto a todos los humanos o en mi hogar

-Deberían, tú mismo lo dijiste. –Dijo en un tono algo frio. –La mayoría son unos traicioneros.

-Hay de todo en el mundo. –Contesté.

Yo seguí parado frente a ella, hasta que vi que ella se hizo a un lado y dio palmadas a su lado, invitándome a sentarme. Intenté ocultar la sonrisa que amenazaba con aparecer en mi rostro y obedecí, sentándome a una distancia prudencial de ella.

-¿Qué sucedió para que reacciones de ese modo? –Pregunté.

-¿Te importa? –Me preguntó, en su voz había odio contenido, pero sabía que era dirigido al idiota que era incapaz de ver lo que tenia frente a sus ojos, y no a mí.

-Sí. No me gusta ver a una niña llorar.

-No suelo hacerlo muy seguido. –Lo sabía y las pocas veces que lloraba, yo me encargaba de arrancarle una sonrisa de algún modo. –Y no estaba sola, estaba con mi mejor amiga, pero ella tuvo que irse antes de que tú llegaras. Ahora estoy mejor, gracias.

-Puedes confiar en mí, yo sé guardar secretos. –Contesté. –Me alegra escuchar que estabas con tu amiga.

-Fue una estupidez a decir verdad. Reaccioné exageradamente, ni siquiera sé porque me afecto…

-¿Qué fue lo que te afecto?

-Vi a mi amigo besando a una chica, no es la primera vez, ni la primera chica, en realidad. Ya lo sabía. Es sólo… -Se lo pensó y luego habló realmente confundida –que ahora no sé porque me afectó presenciarlo.

Una pequeña lágrima escapó de sus ojos y yo tuve que contener el impulso de abrazarla y borrar el rastro de sus silenciosas lágrimas de su rostro.

-¿Tal vez porque te gusta? –Aventuré. Sabía que era verdad, yo podía leer cada una de sus emociones y sentimientos como si fueran propios.

-¿Qué? No… Es mi amigo. –Vaciló.

-Pues déjame decirte, que tu amigo es un tonto, por no ver lo fantástica que eres, por preferir a otras antes que a ti. Él no merece ni una sola lagrima tuya.

-¿Cómo lo sabes? Es parecido a lo que me dijo Miranda.

-Porque es la verdad. –Contesté simplemente.

-Pero, tú no me conoces.

-Te conozco lo suficiente para saber que eres fantástica, valiente y arriesgada. Suelo pasar por aquí y verte de casualidad subida a ese árbol de ahí. –Señalé el árbol en el que estuve hasta hace unos minutos. –Es raro que una chica lo haga, de hecho nunca he visto a esa rubia con la siempre estas subirse a uno. –Me reí un poco, ya que la mayoría de nuestros encuentros se dan por su tendencia a enfrentar el peligro, o mejor dicho buscarlo ella misma. –A veces, me asusta que te caigas. –Mentí, porque de hecho no me asustaba solamente, sino que entraba en pánico. Los cuerpos que ocupaban las almas, eran tan frágiles. Mi peor pesadilla era que a ella le sucediera algo, yo estaba atento a todo lo que ella hiciera o le pasara, y acudía a su auxilio cuando era necesario.

-No recuerdo haberme caído alguna vez. –Me contestó.

Claro que no lo recordaba, porque mi Pagan olvidaba esos momentos en los que yo la salvaba de una fatal caída. Se olvidaba de mí y en consecuencia del momento que nos unió.

-Pero a veces, he estado bastante cerca. Muchas noches, tengo sueños extraños donde alguien, creo que un niño me socorre para evitar que me lastime en alguna de esas caídas, pero son sueños. No son reales.

¿Lo recordaba? ¿Cómo era posible? ¿Su inconsciente me recordaba? Tal vez no era tan invisible como creía.

-O tal vez sea un aviso para dejes de arriesgarte. –Intente sonar relajado y divertido. -¿No recuerdas como es el chico, verdad?

-¿El de mis sueños?

-Sí.

Ella me examinó detenidamente. Si mi cuerpo funcionara como el de un humano, sabía con certeza que mi corazón estaría latiendo desenfrenado. Por un segundo pareció reconocerme, pero al segundo siguiente, su expresión volvió a ser la misma.

-No. Cuando despierto trató de recordarlo, pero me resulta imposible. Como si… No parece real, Leif. Él me ayuda cuando estoy mal en esos sueños y hablamos. Solamente recuerdo sus ojos, son como los tuyos creo. Pero hay muchas personas de ojos azules ¿no?

Me había hecho cierta ilusión por cierto tiempo, pero no todo era perfecto. Al menos, yo ahora sabía que una parte de esos momentos, quedaban grabados en su memoria. Era más de lo que soñaba, si me recordaba tal vez cuando llegara el momento, sería más fácil que ella confiara en mí y me quisiera. A diferencia de mi padre, yo sabía que no podía comprar el amor de ella, debía luchar por su amor.

-Sí, hay millones de personas así. –Asentí. –Pero solamente una persona como tú. Eres diferente y fascinante. Es una lástima que el chico no vea eso en ti.

Tenía conocimiento de primera mano, Potts la ignoraba por completo… por el momento. Yo iba a la misma escuela que ella, pero no coincidíamos en ninguna clase. Daba igual que le dijera ese detalle de que estudiábamos en el mismo lugar, porque ella no me recordaría al día siguiente. Suspiré y acaricié el pasto, bajo mis pies, me tope con la flor que había dejado caer sin querer, en el momento que me senté, la había seleccionado especialmente en un pequeño parque que quedaba cerca de la casa de Pagan. Ni siquiera supe de que me servía cortarla de la planta, si lo más probable era que no pudiera acercarme a ella. Pero no pude evitar pensar en su significado y en que era una de las preferidas de mi madre adoptiva, quien amaba las plantas. Muchas veces, me tocaba ayudarla con nuestro jardín cuando el jardinero no venia.

*Gardenia. Pureza y amor secreto.

La pureza del alma de Pagan; y el amor que yo sentía por ella, pero que continuaba siendo secreto.

Cuando la corté no contaba con el hecho de que tendría la oportunidad de hablar con ella una vez más. La mayor parte de las veces solo me limitaba a observarla a la distancia y en las noches particularmente malas velaba por ella, transmitiéndole con mis pensamientos cosas agradables. Había un árbol alto que daba justo a la ventana de su habitación, por lo que ni siquiera resultaba necesario entrar.

-No dejes que eso te afecte. –Le dije. –No derrames ni una sola lagrima por alguien que no lo merece, Pagan. Una vez mi madre me leyó esto:

"No te merece quien, con su indiferencia, te hace sentir invisible y ausente, sino quien, con su atención, te hace sentir importante y presente.

No te merece quien sólo te busca cuando te necesita, sino quien siempre está a tu lado cuando sabe lo que necesitas.

No te merece quien siempre busca excusas para no verte, sino quien siempre encuentra razones para verte.

No te merece quien te hace llorar, sino quien se toma el tiempo de corregirte y ayudarte a crecer y mejorar.

No te merece quien intenta cambiar lo que eres, sino quien te acepta así, tal cual eres.

No te merece quien te tiene como opción, sino quien te tiene como prioridad.

No te merece quien sólo te busca para el placer, sino quien te respeta como persona.

No te merece quien te interrumpe cuando hablas, sino quien escucha sin interrumpir atentamente.

No te merece quien te culpa por sus errores, sino quien te perdona, comprende y ama a pesar de ellos.

No te merece quien te cambia por otra, sino aquel que, al conocerte, supo que no existe otra...

Y no te merece quien no hace nada por ti, sino aquel... que no hay nada... que no haría por ti."

Pagan se quedo mirándome fijamente con fascinación, mientras le recitaba cada frase. Fue una excusa perfecta, porque cada palabra que dije iba dirigida a ella aunque tal vez jamás se daría cuenta de ello.

-¿Crees que exista esa persona?

-No lo creo. Estoy seguro. Pero tienes que saber dónde buscar. –Le sonreí con ternura, me sorprendió cuando ella me devolvió la sonrisa. –O tal vez esa persona te encuentre y solo te haga falta reconocerla. –Completé.

-¿Tú la encontraste?

-Estoy trabajando en eso. –Le contesté con una sonrisa. Únicamente estando a su lado me permitía sonreír sinceramente. Eran esos pequeños momentos de felicidad que atesoraba en mi mente. –Para ti. –Dije colocándole el tallo de la flor blanca de pétalos suaves en su oreja, y quedó colgando allí, la flor adornando el rostro de la niña que tanto amaba. Sus mejillas se enrojecieron. Adoraba cada una de sus reacciones y palabras, la hacían tan humana, tan perfecta. Pero al mismo tiempo pensaba, en nosotros, en lo diferentes que éramos y en si estaba bien que yo luchará por su amor, si merecía el sacrificio para ella ¿podría llevarla a mi mundo? Eso aún no estaba claro. Tal vez era un mundo muy cruel, para un alma tan pura. Pero si sucedía, la protegería, la mantendría apartada de cualquier persona que quisiera dañarla y no dejaría que ella cambiara, que se volviera en alguien como mi padre y sus amistades. Me aseguraría que siguiera siendo ella misma. De todas formas era muy precipitado. Primero, ella tenía que aceptarme en su vida, no funcionaría en caso contrario.

Me puse de pie en cuanto noté la presencia de Miranda cerca. Me dolía dejarla, pero había compartido más tiempo que en otras oportunidades, y de cierta manera me abrí y le dije muchas cosas que por mucho tiempo me había guardado para mí solo. Me costaba creer lo aliviado que me sentía. Al final, que ella se hubiera quebrado por una desilusión amorosa, me había permitido hablarle de mis sentimientos, sin que me mirara extraño o escapará asustada. No Pagan no era de las personas que escapaba, ella era valiente y fuerte. En el peor de los casos, me hubiera golpeado o insultado.

-¿Te vas? –Dijo con un poco de dolor.

-Lamentablemente, si. –Le contesté mirandola. –No quiero que mis padres se preocupen y va a oscurecer. Tú también deberías entrar, Pagan. –Le recomendé. –Fue un gusto hablar contigo.

-Lo mismo digo, Leif.

Pagan me miró con ternura e hizo lo inesperado se acercó a mí y sus labios rozaron los míos. Demoré unos instantes en devolverle otro pequeño y tierno beso.

-Eres un buen chico. Gracias. –Dijo al apartarse.

-¿Por qué? –Respondí aun aturdido por lo que acaba de pasar, ella me había besado y ese siempre sería mi primer beso. Un beso tierno e inocente, que al mismo despertó en mi miles de emociones. Mi cuerpo no funcionaba igual al de ella en su totalidad, pero mi corazón se aceleró, luego del beso. Sin duda estando a su lado, me sentía como un humano. No pude ocultar la sonrisa que apareció en mi rostro al darme cuenta de la verdad. Pagan era la indicada, ella sería mi luz, mi guía en el oscuro mundo en él que vivía. La esperanza y la paz que necesitaba en mi existencia. Tal vez no era imposible que ella se enamorara de mí y me aceptará tal como era, cuando supiera la verdad sobre mi naturaleza.

-Por todo. Por el apoyo, los consejos y la flor.

-Oh, no es nada. –Dije quitándole importancia, estaba dispuesto a hacer tantas cosas por ella ahora y siempre. -¿Me prometes que estarás bien, si me voy ahora?

-Lo prometo. Ojalá tus padres no te castiguen. Tienes razón se está haciendo muy tarde.

-También lo espero. –Dije completamente relajado. Mis padres adoptivos no eran de castigarme, no tenían ni un solo motivo para quejarse de mí. Era buen estudiante y siempre regresaba la hora acordada y cuando no lo hacía, les avisaba con antelación. Tampoco Ghede y Erzulie lo hicieron nunca. Erzulie estaba casi desaparecida de mi vida, y Ghede era demasiado liberal como para reprenderme por algo. Aunque no era completamente ciego, como para no ver lo implacable que era con sus enemigos. No era nada bueno molestar a un espíritu vudú, mucho menos si era mi padre. –Cuídate, Pagan. Y no olvides lo que te dije.

-No lo haré. –Me aseguro. ¿Te veré nuevamente?

La mire por última vez, intentando grabar en mi mente cada detalle de su aspecto

-Siempre estaré cerca. Te lo prometo. –Dije antes de inclinarme a besar el dorso de su mano izquierda a modo de despedida y alejarme.


*Gardenia:

"Las gardenias son flores suaves y blancas nativas de las regiones tropicales y subtropicales de África, Asia y Australia. Representan la pureza y la dulzura, y además simbolizan un amor secreto. Son ideales para regalárselas a alguien especial que haya llamado tu atención, pero a quien no hayas revelado tus sentimientos verdaderos todavía."


A/N: ¡Hola! Hace tiempo que vengo pensando en escribir esto, mas puntualmente desde que termine de leer meses atrás, Predestined y Leif. Leif tiene mala fama por culpa de su entorno, pero él es tan diferente del resto, que me parece muy injusto que Abbi Glines le dé un final feliz a todos, menos a Leif. Hasta a Jay le dio un final feliz y eso que él era de los idiotas más grandes del mundo. La verdad es que amo a Dank y a Leif por igual, ambos tienen sus virtudes y defectos, pero eso los hace tan jodidamente perfectos. Este fanfiction ira orientado a la relación de Pagan y Leif. No es por preferencia, porque ya dije que amo a los dos : 3 Pero siempre me pregunte qué hubiera pasado si Pagan hubiera elegido a Leif, y porque el miedo de Pagan por Leif me parecía completamente infundado y ridículo, Leif era diferente al resto e intento demostrárselo. Pagan creía mas lo que Gee y Dank le decían, que en lo que pudo conocer ella misma sobre Leif compartiendo tiempo juntos. Le debería haber tenido más miedo a Ghede y no al hijo, después de todo, Leif era pequeño y no entendía del todo lo que estaba haciendo, todo lo que eso implicaba, le gusto el alma de la niño, eso era lo único de lo que Leif completamente seguro en ese momento. Leif le oculto detalles de su naturaleza, pero también lo hizo Dank. Creo en lo esencial, no existía demasiada diferencias entre La Muerte y el Príncipe Vudú. Solo tuvieron la desgracia de enamorarse de Pagan, lo que les trajo bastantes problemas a los dos. Distintos problemas a los dos, pero problemas al fin y al cabo. Solo que después de todo eso La Muerte salió victoriosa, y Leif con el corazón roto.

Aquí variare un poco las cosas. Además por lo que veo no hay casi ningún ff de Existence, solo me tope con dos: un oneshot de Dank y Pagan y una mini historia de dos capítulos sobre Sabine y como se sacrifica entregándose a Ghede para que su hermana. Las demás son adaptaciones, utilizando nombres de personajes de otros libros, o series o hasta cantantes. Me parece una lástima porque me gustaron los cuatro libros en general. Y quería leer historias basadas en estos libros (que no fueran adaptaciones). No encuentro nada más realmente.

Espero que les guste la historia, esto lo escribí hoy mismo, luego de mucho tiempo de pensarlo, al final me decidí. No se cada cuanto actualizare, porque tengo varios fanfics de "Hunger Games" también. Pero, no abandonare la historia, porque quiero llegar al final que también me hubiera gustado. Ya veré como me organizo con todo.

Y con respecto a este poema:

"No te merece quien, con su indiferencia, te hace sentir invisible y ausente, sino quien, con su atención, te hace sentir importante y presente.

No te merece quien sólo te busca cuando te necesita, sino quien siempre está a tu lado cuando sabe lo que necesitas.

No te merece quien siempre busca excusas para no verte, sino quien siempre encuentra razones para verte.

No te merece quien te hace llorar, sino quien se toma el tiempo de corregirte y ayudarte a crecer y mejorar.

No te merece quien intenta cambiar lo que eres, sino quien te acepta así, tal cual eres.

No te merece quien te tiene como opción, sino quien te tiene como prioridad.

No te merece quien sólo te busca para el placer, sino quien te respeta como persona.

No te merece quien te interrumpe cuando hablas, sino quien escucha sin interrumpir atentamente.

No te merece quien te culpa por sus errores, sino quien te perdona, comprende y ama a pesar de ellos.

No te merece quien te cambia por otra, sino aquel que, al conocerte, supo que no existe otra...

Y no te merece quien no hace nada por ti, sino aquel... que no hay nada... que no haría por ti."

La verdad, he visitado decenas de blogs y otras páginas similares, y en ninguna aclara quien es el autor. Parece que es de alguien anónimo y se ha esparcido como un virus en internet, ya que aparece en un montón de sitios e imágenes.

Para los que lean, me gustaría saber mucho sus opiniones de esta historia en particular. Por el motivo de que casi nadie escribe sobre Existence, no sé que es del agrado del fandom o no. Y tendré en cuenta sus sugerencias al respecto, ya que sería mi primer fanfiction en esta temática :)

Buenas noches.

Lucy N. Mellark Eaton.