- No, no entiendes es que hoy... Yo... Y mama... - suspiro sin mostrar los nervios que le recorrían - hoy mama me invito a tomar un café y charlar, dijo que tenía algo que decirme. Pero es muy raro en ella y yo no he estado de todo en mi misma. Siento si no le puse atención suficiente Tsuruga san.
- ¿Entonces no haz pensado... Digo- no sabia como decirlo para que ella no se diera cuenta de lo que había detrás de su extraño comportamiento - ¿entonces no me haz puesto atención en todo el día? - le pregunto fingiendo indignación, aunque comprendía por lo que estaba pasando la chica y mejor no podía caber en su felicidad al darse cuenta que no era del todo rechazado, no le era completamente indiferente como había mostrado todo el día, bueno tal vez sí lo era, pero aún no debía perder las esperanzas.
- Lo siento mucho... Ya es hora de que me vaya - le termino diciendo la peli naranja mirando la hora en su celular - debo ir a cambiarme - nuevamente no le habían puesto nada de atención como si el no existiera en este mundo, pero este no era el momento de preocuparse por su ego y autoestima, ¿acababa de decir que iba a reunirse con ella así sin más?
Cuando se dio la vuelta para detenerla o preguntarle si estaba bien con eso, está ya se había ido, claro que no estaba bien, ¿que acaso se había vuelto idiota por la frustración? Su madre, la que siempre la rechazo, la que fue el motivo principal de su sufrimiento quería reunirse con ella, aunque había conversado anteriormente y ella llego bien, aunque según el presidente ella se encontraba sanada de su corazón y falta de sentimientos, no podía serle indiferente, ¡claro que no! ¡si se había comportado como un zombi estos tres días! Antes de meditarlo más se dispuso a encontrar a la chica, debía ver que se encontrara bien y estar ahí si lo necesitaba, aunque existiera la posibilidad de que no lo necesitara a él.
Por mas que la busco en la sección LoveMe, los pasillos y hasta con el presidente no pudo dar con ella, no sabia donde se había ido y eso le ponía de los nervios. Meditándolo un poco mejor se acercó a las únicas que podían ayudarlo en ese momento.
- Buenas tardes - saludo con la sonrisa más encantadora que pudiera poner a las dos recepcionistas de la agencia - chicas necesito preguntarles algo ¿me podrían ayudar?
Las dos chicas ya se habían estado acostumbrando al cuestionario de varios días a la semana de parte del actor, por lo que no les fue difícil contestar aún antes de escuchar la pregunta. - Mogami san se fue hace unos minutos por esa dirección - indicaron las dos con una sonrisa, ya habían dejado de cuestionarse cual era la preocupación del primer actor de la agencia, pues a pesar de que siempre preguntaba por donde se había ido, nunca iba tras ella y se despedía con una sonrisa: si que era raro. Pero aquel día las sorprendió siguiéndola.
- ¿Él es siempre así? - escucharon que le preguntaban desde el lado, ellas dos conocían a la mujer, la habían visto varias veces esta semana en la agencia, pero no sabían bien que hacía ahí.
- Bueno es la primera vez que deja el edificio, creo que no ha pensado que... - lo vieron entrar asustado, algo alterado y con un par de botones fuera de su lugar, se fue más rápido que de costumbre y sin prestarles atención - bueno ya se dio cuenta de que hay una gran cantidad de fans esperando por verlo.
- Es un chico raro, casi tanto como ella - dijo la tercera espectadora de la extraña situación con una sonrisa satisfecha.
- Oh Señora Mogami san ¿ya se retira? - le preguntaron las chicas.
- Sí. Aquí esta el pase de invitada, nos vemos otro día. - se despidió de las dos jóvenes y se retiró a paso tranquilo.
Desde el día que su madre le había llamado para citarse con ella con la excusa de querer decirle algo importante es que no había podido parar de estar nerviosa, con una tonta excusa había ido a la casa de Tsuruga san, pero no había podido decirle que le ocurría pues desde que había decidido vivir al máximo, sus sentimientos estaban a flor de piel y ¡vaya que era sexy ese hombre! Desde ese momento había decidido que no quería que nadie supiera que se iba a reunir con su madre, no tenía porque contárselo. En especial después de que él expusiera su opinión sobre ella, bueno no lo podía culpar, si ella misma había tenido los mismos sentimientos con respecto a su progenitora, pero ahora sentía que odiar a alguien era algo tan banal y lejano. Las relaciones humanas y en especial las parentales eran más complicadas que eso. Desde ese momento se había obligado a suprimir sus nerviosísmo para poder así trabajar y lo había logrado vaciando todo tipo de sentimientos de su corazón, poniendo una tonta sonrisa mientras que ella se convertía en un cascarón vacío que recorría un mundo que le era ajeno. Era un sentimiento que le parecía algo deja vú.
Pero ahora ya no más de eso, había llegado la hora de enfrentar el momento culmine y de muerte y no se sentía preparada para algo así. Que tal si le decía que la había dado en adopción que al final no quería saber nada ella, ¿qué no sentía más que vergüenza aun después de que habían conversado como iguales? Tal vez quería regañarle por algo que había hecho... ¿Y si se había puesto a ver su tonto comportamiento en el mundo del espectáculo y le quería decir que su enamoramiento se notaba a kilómetros? ¡Podía ser de cualquier tema! ¡No podía aguantar tanta incertidumbre!
Cuando pensó que quería que todo terminara la vio llegar, estaba entrando con su paso distinguido a la cita y se dirigía hacia ella. Tragó en seco - me arrepiento quiero que seguir con la incertidumbre - pensó, pero ya era tarde. La mujer ya estaba a una distancia imposible de ignorar y se miraron sin saber que expresión tener.
- Buenas tardes Kyoko - le dijo la mujer sin ningún tono en especial.
- Buenas tardes... - ¡no sabía como llamarla! Seguro ahora la odiaría más ¿cómo no lo había pensado antes?
- Puedes llamarme madre o por mi nombre, como te acomode más
Eso la había sorprendido - ¿que acaso lee mi mente? - pensó, ¿cómo es que ella sabía que estaba pensando? ¿Parecido? O tal vez solo tal vez ¿su madre sabia algo sobre ella? - gracias madre - le dijo con vergüenza y bajando la cabeza. Pero luego lo pensó mejor quería ver su reacción al escuchar eso, esperando que apareciera la arruga en su entrecejo, pero no paso. Vaya si que era una rara situación nada esperada, pero le dio algo de confianza que antes no tenía.
Vio como la señora pedía dos cafés: uno expresó y otro cortado con leche y galletas al empleado y una vez nuevamente solas la miraba. - ¿como haz estado?
No era una pregunta cariñosa ni mucho menos preocupada, así que no sabia como responder a esto - bueno bien, gracias por preguntar. - no sabia si responder más, podía contarle muchas cosas, pero no creía que ella la hubiera llamado para eso ¿o si?
- Escuche que a Box R le esta yendo bien, y la sintonia aumenta a medida que avanza.
Eso si era sorprendente, ella estaba enterada de la serie en la cual actuaba, eso la alegro un poco tenía que aceptarlo - sí, ahora comenzarán a ver la verdadera personalidad de Natsu y que en realidad ella no es tan mala y los problemas ha vivido, el director cree que al final el espectador simpatizara con ella y ya no se sentirá como una antagonista a pesar de que su actuación no variará ni su personalidad cambie. - le contó demás por la emoción, cuando se dio cuenta de que había hablado mucho y que lo más probable es que su madre hubiera preguntado solo por mantener las apariencias sintió miedo nuevamente, la miro esperando encontrarla enojada pero no era así. No pudo aguantar mas la curiosidad la mataba. - seguro esto no te importa jajaja lo siento me deje llevar ¿de qué querías hablar conmigo madre? - le pregunto finalmente avergonzada, pero no recibió respuesta de parte de su madre.
En ese momento el empleado del local se acercó a ellas con el pedido y lo puso en orden sobre la mesa en completo silencio, luego de agradecerle el empleado se alejo.
- Nunca me han importado las series de televisión, es cierto, pero parece ser importante para ti así que si quieres puedo escucharte, aunque no comentaré ni opinare nada al respecto. - le respondió tan fría e indiferente como siempre había sido, vaya que si era dura para decir las cosas, pero algo era diferente: no la estaba alejando, no la acompañaba, pero tampoco la alejaba como cuando era pequeña.
- Muchas gracias - dijo sin meditarlo mucho, de verdad se sentía agradecida de que estuviera dispuesta a escucharla aun cuando su interés no fuera el suficiente para opinar algo al respecto - mi trabajo es muy importante, desde que vine a Tokio y me di cuenta las intenciones de Shotaro, la actuación me ha ayudado a crear una nueva yo con la que soy muy feliz, muchas gracias por permitirme hacerlo. - la cara que mostró seguro jamás la había ensayado, algo sonrojada y con un sincera a sonrisa mientras miraba ligeramente hacia abajo.
- No tengo nada que decir al respecto, si puedes mantenerte por tu cuenta de esa manera y a eso quieres dedicarte... Incluso creo que es bueno que a tu edad ya tengas una idea de lo que quieres hacer y hayas comenzado - ¿le estaba felicitando? Por un segundo pensó que se acercaba el fin del mundo.
- Madre. ¿Que es lo que tenias que decirme? - le pregunto esperando escuchar alguna mala noticia, no podría haberla llamado para algo bueno o porque simplemente quería saber como estaba... No, no, claro que no, su madre no era así. Por lo menos no con ella.
- Ahora que lo preguntas Kyoko, no es algo muy importante, pero realmente quería preguntar que significaba esto - podía sentir su mirada fijamente mientras le pasaba un pedazo de papel, era un recorte de un diario de farándula eso seguro, claro y ahí salía la foto de ella y Juliana Hizuri quien había venido días atrás a visitarla, cuando se enteró de lo ocurrido con su madre ella como su segunda madre quiso viajar a verla y claro que lo hizo, no tuvo ningún límite al encontrarla, ya que la abrazo y le grito hijo aun cuando se encontraban en plena calle, fue comentario de farándula que al día siguiente Juliana y Kuu tuvieron que aclarar.
- Ah, ellos son los señores Hizuri, son famosos en el mundo del espectáculo - la miro y vio como en ella se estaba formando la arruga entre cejas a la que tanto le temía y trago en seco, quería más explicaciones, claro que las quería, no era tonta, le había contestado con algo obvio. Suspiro y comenzó con la historia - Kuu Oto san vino a Japón hace unos meses. El come mucho y le dijo al presidente que en su estadía solo quería comida preparada tradicionalmente de Japón, así que el presidente me solicitó a mi que lo atendiera. Eso fue antes de que creará a Natsu, en ese momento no sabia como actuarla, por lo que el me enseño cómo crear mi propio personaje para ser mejor actriz y de esta manera me pidió actuar a su hijo, alguien desconocido para mi, creo que mi actuación fue buena por que comenzó a llamarme hijo... - no hubo respuesta de su madre, pero en ese momento solo recordar la felicidad de Kuu al verlo le hizo sentir tristeza - parece que su hijo esta muerto. Me dijo que hace siete años que no lo veía. Cuando se fue de nuevo a América comenzó a llamarme de vez en cuando y Juliana san es su esposa, ella me ha adoptado como una hija, aunque es la primera vez que la conozco en persona. No pensé que se abalanzaría sobre mi y me dio mucha vergüenza en ese momento. - se rió solo de recordarlo hasta que miro a su madre, no había ceño fruncido pero lo que vio no le gusto, sus palabras, algo habían logrado provocar sus palabras.
- Ya veo... - le dijo con una pequeño suspiro, aunque casi imperceptible y se sintió culpable, esa mujer nunca la había tratado como una hija, pero aun así se sentía culpable de haberla querido reemplazar con otra madre y padre, era una mala persona. Si lo era. - seguro se molesto por eso, soy una mala persona, ¡no! ¡Una pésima persona! - Segura de que perdería todas esperanzas en su estúpida hija y no la volvería a ver fue sacada de su espiral de desesperados pensamientos.
- Kyoko... - le llamo su madre y ella trago en seco, ahora seguro cortaría lazos con ella.
- ¿Si? - pregunto mas nerviosa de lo que sus nervios podían resistir.
- ¿Tienes novio? - esa pregunta le cayo de sorpresa y la hizo ponerse de piedra, en su mente se le dibujo automáticamente la imagen del hombre que le gustaba, pero él no era su novio, ni siquiera se permitía con soñar que eso llegara a suceder.
- No que va... - le contesto automáticamente con una sonrisa forzada que hacía que sus mejillas tiritarán y movía una de sus manos como alejando la simple idea - eso es imposible - eso si había sorprendido a su madre quien no dudo en abrir los ojos un poco mas de lo normal al escuchar eso.
- A tu edad es normal tener novio ¿por qué sería imposible? - claro que era imposible para ella tener novio pues el chico que le gustaba estaba fuera de su alcance totalmente. Pero no sabia si debía contarle ese problema a sus madre, ella tal vez le diría que era una perdida de tiempo o que se buscará a otro chico, que eran chiquilladas o ni siquiera le importaría - por un segundo cuando vi esta revista pensé que estabas saliendo con Hizuri Kuon...
- eso es imposible, como ya te dije madre, Kuon falleció hace más de 7 años madre - dijo casi riéndose del pensamiento que había tenido su madre, pero lo que ella le respondió la saco totalmente de su mundo.
- ¿El hijo de Julie muerto? - le pregunto la madre - no, debes estar equivocada, si lo he visto hoy mismo buscándote.
- ¿que Hizuri san estaba buscándome? ¿Dónde? - eso era imposible ¿cierto?... Pero si ella no conocía a ese chico, es que acaso cuando vio la revisa le molesto, seguro le molesto y la buscaba para gritarle.
- En LME antes de venir aquí... - la miraba sorprendida ninguna estaba entendiendo que ocurría al parecer, vio como su madre fijaba la vista en el vidrio del local por unos segundos se mostró sorprendida y siguió la vista, no había nada especial - ahí esta buscándote como siempre. Me costo reconocerlo ya que su cabello sé a oscurecido mucho... - esperen, esperen mientras su madre hablaba, buscaba algo fuera de lo normal una persona desconocida para ella, pero en la ventana se pudo ver a Tsuruga san apoyado en la puerta de su auto mientras usaba un gorro, bufanda y gafas, tal vez así lograba pasar desapercibido para el resto, pero ella conocía cada centímetro de su cuerpo con la mirada, se levantaba una y otra vez como con intenciones de entrar luego bajaba la cabeza y se volvía a recostar en la posición inicial, solo verlo la hizo sonreír un poco avergonzada. Tan lindo hasta cuando hace algo ridículo.
- Kyoko... - escucho que la llamaba su madre y despertó de su ensimismamiento.
- Oh si lo siento, ¿decías madre?
- Hizuri Kuon... - le dijo para recordarle la conversación anterior, ah si claro Kuon... ¡Deberás! ¡Dijo que afuera estaba Kuon!
- ¿Donde esta madre? Quiero conocerlo - dijo más emocionada de lo normal, tal vez era porque ahora quería dejar salir un poco de los muchos sentimientos que unos segundos antes de acumularon en su interior.
Solo escucho como su madre suspiraba - ¡acabo de quedar como una tonta frente a mama! - se recriminó. Esperado que la regañaran como cuando era pequeña, la vio abrir la boca para decir algo, pero antes de poder continuar unos brazos la jalaron de la parte trasera de su cuello para rodearla en un abrazo.
- Una madre que niega a su hija no tiene derecho alguno sobre ella, así que ¡no me quites a mi pequeña! - escucho una voz conocida, un acento extranjero y ese exquisito aroma a flores que eran irrepetibles.
- Mom - le llamo inconscientemente al sentir como la tiraban, ella no sabia que había conversado con su madre, no había tenido tiempo para explicarle, pero mucho menos le había dicho de que se reunirían hoy, así que ¿cómo se había enterado? Como fuera, era mejor calmar el escándalo que pronto venia. - te presento a...
- ¿Sae san? - le pregunto la joven mujer sorprendida al verla - ¿eres tu Saeki Saena san?
- Tiempo sin verte Julie - le saludó su madre con una sonrisa confiada - veo que no haz cambiado nada, siempre llamando mucho la atención.
- ¿es tu madre Kyoko? - le pregunto a la chica quien sólo atinó a sonreír confundida.
- ¿se conocen? - pregunto la chica sin esconder que le tiritaban hasta las mejillas, no se imagino ese escenario ni en sus más locos días. ¿Qué debía hacer uno en esos casos?
Pero un nuevo golpe de la puerta hizo que saliera de su gran dilema: y la pusiera en uno peor. Ahí de pie en la puerta estaba Tsuruga Ren con cara de fatigado y agitado como si hubiera corrido hasta llegar a ese lugar. Se acercó al trío de mujeres y sin saludar (muy raro en él) tomó a su madre de la muñeca.
- ¿cuándo aprenderás a no meterte en los asuntos ajenos? Déjalas tranquila que ya te dije que estaba todo bien sin que intercedieras.
- ¡Pero es mi pequeña Kyo! ¡No! ¡Sae sálvame! - gritaba la mujer quien era tironeada hacia la salida en contra de su voluntad.
- Ufff... - suspiro al mismo tiempo que bajaba su taza de café la fría mujer, ella ni siquiera se había movido de su asiento por el espectáculo mientras su hija no hacía más que mostrar caras que dejaban en claro que no tenía ni idea de como reaccionar. - si quieren pueden quedarse... Aunque aún no puedo creer que a pesar de los años aún permitas que tu hijo te regañe, Hizuri.
Eso fue suficiente como para dejar a dos personajes de la animada reunión helados, ya no más tirones, ya no más discusiones, ya no más caras raras. ¿Qué había ocurrido? Claro su secreto había quedado al descubierto después de años sin que nadie lo lograra desenterrar.
- Sssshhhh... ¡Es un secreto Saeki! - corrió nuevamente a la mesa la rubia poniéndose el dedo frente a los labios y haciendo guardar silencio a la abogada - Ren san a pasado grandes problemas por esconderlo tanto tiempo.
- Bueno vino a buscarte con excesiva confianza, es normal para mi pensar que ya habían aclarado las cosas. - se defendió sin darle mucha importancia.
- ¿disculpen ustedes se conocen? - se acercó el pelo castaño a la mesa tomando asiento a un lado de Kyoko, sin quitar esa cara de desconfiado.
- Aun sigues siendo sólo niño - le dijo la abogada confiada después de un ligero suspiro, su cara era igual a las serias de Kyoko y lo recordó.
- Tía Saeki - lo dijo en un tono de descubrimiento - pero ¿usted no vivía en Kyoto? ¿Como se conocen?
- Éramos compañeras de colegio, Sae era dos años mas pequeña que yo. - aclaró la modelo - ¡en esa época también eras igual de seria! - se burlaba de su amiga mientras la picaba con un dedo en la mejilla.
- Si allá vivía, me mude luego de casarme - respondió la abogada - Me crié y estudie en Tokio hasta la preparatoria, Julie era mi superiora dos años mayor del club de periodismo. Claro que no nos veíamos desde tu visita a Kyoto - tomo un poco mas de su café.
- Es cierto, ¡que sorpresa encontrarte Sae! Erramos muy buenas amigas hasta antes de que me convirtiera en modelo.
- Con tu ocupada carrera nunca mas te quedo tiempo para las amigas y más cuando te casaste tan joven y formaste familia tan deprisa - le dijo con un poco de maldad la madre. - ¿aun sigues con el comilón de Kuu?
- Claro que si y tuvimos a mi pequeño Kuon, lo conociste hace... ¡No me cambies el tema! ¿Como puedes ser tan mala madre con mi pequeña Kyo? Mira que dejarla sola en la casa de esas personas cuando aun era una pequeña niña... - le recriminó con los ojos al borde de las lagrimas, mientras que el siempre relajado Ren pedía otra ronda de cafés para todos.
- Lo admito no soy muy buena madre, pero tu tampoco tienes una hoja sin antecedentes como para recriminarme algo - se defendió la mujer tranquila.
- Por favor no se peleen - les pidió despacio Kyoko que ya se sentía completamente ignorada en esa situación.
- ¡Buaaaah! - comenzó a llorar Julie - ¡Sae! - se abrazó a la chica tal cual como Kyoko lo hace con Moko - no tienes idea de lo que he pasado desde que mi pequeño Kuon ha decidido venir a Japón por su cuenta, ¡ese secuestrador se lo trajo sin dejar que se despidiera de mi!
- Por favor ten un poco de recato Julie - le pidió la mujer ignorándola olímpicamente mientras la chica que veía esa imagen le resultaba muy familiar, vio como la rubia se comportaba correctamente cuando el empleado le llevo una taza de café a ella y mas galletas - solo déjalo ser... Tu hijo esta bien - le respondió sin darle importancia.
- pero ¿como puedes ser así de fría Sae?
- soy así ¿que quieres que haga? Tu preocupación es normal, pero sabes que esta bien porque Takada siempre te esta dando información de él y deberías saber que tu excesiva sobre protección fue la que causó todo el problema desde el principio.
- Es que si hubiera pasado mas tiempo con mi pequeño nada de esto habría pasado - comenzó a llorar nuevamente la modelo.
- Parece que no me estas escuchando... - le volvió a tratar de hablar la abogada pero era inútil, nada podía calmarla, ni siquiera su hija quien daba vueltas sin saber que hacer. Sonrió sin proponerselo, por lo menos esa chica se había logrado rodear de buenas personas, aún sin que ella estuviera a su lado. Quien diría que aquella chiquilla a quien solo había culpado desde que nació le iba a dar la fortuna de volver a ver a su amiga y recordar que ella también había sido feliz en alguna época. Una mala decisión la había llevado a donde estaba, pero aun no era muy tarde, había visto como su hija logró salir de aquel hoyo de error llamado Fuwa Sho, ¿por qué ella no podría hacerlo? Tal vez nunca había sido una madre, pero por una vez se comportaría como una para agradecer a su hija. - Es impresionante lo parecido a ti y a Kuu aun cuando ha teñido su cabello... - dijo mirando fijamente a Ren - si incluso se comporta igual al idiota acosador de Kuu. Deberías haberlo visto Julie - se rió por lo bajo la mujer y la modelo solo dejo de llorar y la miro sorprendida como si un mundo se hubiera abierto ante ella.
- ¡pensé que me lo estaba imaginando Sae! ¡Ah que emoción! - reventó en alegría la mujer rubia, creo que con tantos gritos el resto de las personas de la cafetería deberían ya estar aburridas, pero por suerte a esa hora solo ellos se encontraban ahí.
- ¿es necesario que grites por cada cosa? - le reclamó la madre de Kyoko. - ya te he dicho...
Las palabras de su madre le tomaron por sorpresa y sólo pudo mirar en dirección a la que ella miraba - Tsuruga San - dijo sorprendida él era el hijo verdadero hijo de sus padres, el que no habían visto hace siete años. Su verdadero nombre era Kuon. Pero entonces, ¡ella había actuado a Tsuruga Ren! ¡Se había atrevido a intentar imitarlo! ¡Y se lo había encontrado de frente cuando lo hacia! ¡No podía ser peor!
- En Estados Unidos ni siquiera saben pronunciar su hermoso nombre y siempre me relacionan con cualquier chico rubio y de ojos color verde como él, no saben que mi pequeño Kuon es aún más lindo que cualquiera.
- Por eso te dije que no le pusieras ese nombre tan extraño - la saco de sus pensamientos la discusión que aun mantenían sus madres - viniendo de Estados Unidos cualquier podría llamarlo Corn, Kun o Cron. Y los tres son ridículos.
- Pero si el nombre de mi pequeño es hermoso, ¡tanto como el! - le reclamo nuevamente su madre mientras a Kyoko no podían darle una nueva noticia de último momento, el hombre que tenía al frente de ella no solo era el hijo perdido de los Hizuri sino que también su príncipe de las hadas Corn, se sentía embaucada, si así se sentía. Lo miro y solo encontró que aquel hombre estaba intentando calmar a las dos mujeres sin mucho éxito y ni por un segundo cruzo mirada con ella. Si, así era, estaba evitando mirarla y que ella lo viera. Un profundo dolor se sentó en su corazón, ¿decepción? ¿Rabia? ¿Odio? No, no era eso... Era más como sentirse traicionada y no haber podido hacer nada para evitarlo, no podía estar enojada, sí desilusionada, pero por sobre todo no podía odiarlo... Sí, frustración era ese sentimiento. Se sentía como una estúpida y no podía culparse más que a sí misma por ello.
De pronto volvió al mundo real, vio la imagen que estaba frente a sus ojos, sus dos madres hablando animadas, el chico intentando calmarlas, todos estaban felices mientras ella no sabia la verdadera historia de la cual se reían, se sentía excluida, si... Ahí iba la ultima de las razones que necesitaba para retirarse de ahí... Tomo lo ultimo que quedaba en su taza, tomo su cartera y miro su reloj inventando alguna excusa.
- Lo siento... - se disculpó con la sonrisa mas tiernas avergonzada que pudo fingir - tengo que retirarme o llegare tarde a mi trabajo en el Durama. Nos vemos mañana mom. Hasta luego madre. - hizo una reverencia a ambas mujeres sin darles tiempo para contestar, miro al hombre que se encontraba a su lado y fingiendo la mejor brillante sonrisa de su vida - hasta luego Tsuruga san.
- Mogami... - le dijo espantado de verla así. Deja vú. Su espalda fue recorrida por un sudor frío, podía sentir su enojo aunque su cara no lo mostrara, ¿así se veía él con esas estúpidas sonrisa? ¿Cómo es que el mundo había caído en un truco tan barato como ese?
- Adiós - dijo la chica comenzando a caminar mientras ignoraba a las mujeres que le preguntaban si no era necesario llevarla y con ellas también al hombre quien no podía sentirse peor.
N.A.: Hola a todos y todas! Se me ocurrió esta loca idea de que Kyoko se enterara de la verdad. La aparición de Saena tiene que traer algo provechoso a la vida de Kyoko, una verdad me pareció buena idea.
Les agradezco desde ya el haber tomado tiempo de leer mi locura! Y por favor escriban cualquier comentario, tomatazo, reto o reclamo!
Saludos y suerte en todos sus proyectos!
