Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Kubo-sensei

Capítulo I

"Prima Ballerina"

Yuratchka Plisetsky, 15 años

Dolía, cada parte de su fino y delicado cuerpo dolía, ya no sabía hace cuanto tiempo mantenía la misma acción con aquel sujeto, su boca estaba cansada, hastiada, necesitaba cerrarla y anhelaba un respiro de ese asqueroso vaivén que no paraba, sus dorados cabellos se encontraban pegajosos por el sudor y fue justo en ese momento donde volvió a sentir esas odiosas nauseas; "El" había acabado, el interior de sus labios estaba lleno, quería vomitarlo pero si quería ahorrarse el maltrato tenía que tragarlo, con brusquedad era tumbado en la cama ya usada un sinfín de veces mientras era levantado fuertemente de sus caderas y fue entonces cuando entendió que el juego había comenzado, se alimentó de una bocanada de aire para posteriormente limitarse a gemir cual gata en celo, en aquel mundo no importaban los sentimientos, aunque fingiera esas bestias ya extasiadas por el placer y el morbo de tener a un menor de edad con los finos rasgos de una señorita dócil y sumisa los superaba lo suficiente como para dejar de pensar, no importaban los golpes ni los fetiches, las lágrimas o sus anteriores intentos por liberarse, no es como si con gritar fuese a lograr que alguien lo rescatara de esa pesadilla, que los movimientos lo llegaran a lastimar y el dolor que pudieran causarle eran cosas que ya pasaban a segundo plano, poco podía recordar de su primera vez, aunque si fuera por su deseo propio quisiera olvidarlo por completo, añoraba olvidar a ese niño de 8 años siendo tomado por aquel vejestorio de 67 que aparecía en sus sueños, su fantasma y el de esos recuerdos lo atormentaban cada noche, y en ese momento mas lo quemaban al tener que mirar a la cara al cliente que en este momento lo poseía, tan parecido, tan repugnante, sintió algo viscoso y aterradoramente cálido en su interior, lo comprendió, "El", había acabado por segunda vez.

Tampoco sabía cuanto tiempo pasó desde que su cliente se fue, permaneció tirado, tembloroso y sin fuerzas, cuando volvió en si se percató de que algo ardía, fue entonces cuando se atrevió a tocar su entrada y al volver a mirar el dedo con el que cometió la acción visualizo un poco de sangre comprendiendo así el origen del ardor, dejó caer su mano tal cual cayó su cuerpo en esa cama dos horas atrás y se permitió llorar.

Sus pies descalzos tocaron el piso alfombrado y su mirada sin brillo se detuvo en los ropajes de seda roja con los que había entrado a ese cuarto, estaban tirados a su lado, con cuidado los tomó y procedió a cubrirse con ellos, sin mas salió y escabulléndose entre la multitud tomó rumbo al cuarto que compartía con su compañera, ella era quizás el único soporte que tenía para seguir en pie. El cuarto estaba a oscuras, la chica probablemente se encontraba atendiendo a los clientes del bar que disfrutaban del espectáculo de esa noche, se desato la colorada bata y volviendo a su desnudes se topó con aquel espejo que se encontraba a un costado de la mesa de noche mas próxima a su cama, ese asqueroso sujeto había dejado una marca cerca de su cuello, tocó con cuidado cada parte de su lastimado cuerpo, aún dolía, frustrado llevó la mirada a la fotografía que permanecía impecable en un bello marco de plata en su mesa de noche, se aventuró a tomarla con una de sus manos comenzando a observarla con desprecio.

-¿Por qué? – Poco a poco alzó la fotografía con claras intenciones de arrojarla lejos - ¡¿Por qué me encerraste en este mundo y tuviste el descaro de dejarme solo!? – agitó su brazo a punto de soltar el marco con la foto para que salieran disparadas pero justo en ese momento su mano se detuvo dejándolo pensante unos instantes – Ah, … después de todo no puedo hacerlo – Resignado tiró la fotografía a su cama y se apresuró a tomar una ducha, la cálida agua que se escurría no hacía mas que recodarle lo sucedido hace aún unos minutos atrás, desesperado tomo una esponja y la frotó con fuerza por todos los rincones ultrajados de su cuerpo pero la suciedad que sentía no se iría tan fácilmente.

Mila entró a la habitación luego de terminar su turno y vio que la luz de la mesita de Yuri seguía encendida, se acercó caminando despacio, con cuidado de no despertarlo y una vez se sentó a su lado y lo observó dormir, comprendió el por que del desorden del cuarto y es que ahí estaba agotado y rendido en los brazos de Morfeo, sus ojos estaban rojos e hinchados por lo que podía adivinar que había estado llorando antes de dormirse pero lo que mas le llamó la atención fue verlo abrazando la fotografía de su madre, no pudo evitar sentir pena por su pequeño amigo, después de todo ella era la única que sabía por todo lo que había pasado esa pobre criatura y el por que le tocó vivir esa miseria de vida; acarició sus cabellos y depósito un tierno beso en su frente para luego arroparlo como corresponde con sus sabanas, la noche del día que ya se avecinaba sería bastante ajetreada para el chico y por ahora lo mejor para el era descansar.

Podía ver el vapor que salía gracias a su respiración, la noche cada vez se hacía mas helada y la nieve mas densa pero dejó de sentir frío hace unas horas, después de todo así era Rusia, y en sus actuales circunstancias no es como si eso le importara, ¿Cómo se suponía que se superaba una ruptura amorosa?, los pasados dos años fueron apareciendo como una película en su mente, podía verse a si mismo, al Katsuki Yuuri que admiraba a Víctor Nikiforov, el Katsuki Yuuri que quedo en último lugar en el Grand Prix Final, el Katsudon que comenzó una vida con su ídolo cuando este se apareció en su hogar con la intención de ser su entrenador para hacerlo ganar el oro en el Grand Prix de la nueva temporada, fue así como nació su amor después de todo, recordó entonces su compromiso antes de la final y por ultimó el momento en que su amor solo logró obtener la plata, a fin de cuentas el oro le fue arrebatado por JJ, a pesar de que tomó la decisión de no retirarse del patinaje y continuar con Víctor como su entrenador mudándose a Rusia junto a el y estableciéndose en su departamento, había algo que lo detenía en sus prácticas, era su tan típica ansiedad, los días se volvieron cada vez mas duros, no lograba concentrarse y era inevitable para el no comenzar a sentirse como una carga para su pareja, luego empezaron las discusiones y con el paso del tiempo la relación se trizaba, fue ese mismo día en la tarde cuando tuvieron su última pelea, se había caído después de fallar por octava vez en el mismo salto y fue ahí cuando explotó, definitivamente no podía más, gritó y se desahogo de todos sus pesares, habló y le dijo todo a Víctor, calló cuando su garganta comenzó a picar, solo recordaba ver a Víctor con la cabeza gacha y una expresión sombría a punto de dedicarle sus últimas palabras -Yuuri, el problema es que tu no lo entiendes y yo aunque lo sabía no lo quería ver, lo nuestro ya no puede seguir y nuestra mutua inspiración se agotó- en esos momentos se había quedado de piedra, vio a Víctor salir de la pista y retirarse mientras se despedía sin detener su paso - до свидания, Adiós Yuuri – Esa noche Víctor no llegó al apartamento y el solo optó por retirar sus pocas pertenencias, y despedirse de Vicchan, guardó el anillo en su bolsillo, a pesar de que dejara de usarlo lo llevaría siempre con el - do svidaniya Víctor- Dejó el hogar y partió en busca de una posada con los ahorros que tenía tomando en cuenta que realmente no eran pocos, decidió quedarse en un hotel por unos días hasta encontrar un lugar estable, tiró sus cosas con el poco ánimo que le quedaba y salió a una larga caminata, caminata que lo tenía ahora perdido en sus pensamientos y que no lo hizo darse cuenta del tipo de lugar por el que casualmente pasaba.

-¡Ten mas cuidado idiota!- Yuri se sobresaltó al volver en sí, había chocado con un hombre de unos 40 años que lo miraba furioso.

-Lo siento mucho señor .- Se inclinaba en forma de disculpa, mientras oía que este continuaba insultándolo al momento en que se retiraba, lo siguió con la vista y vio que entraba a un local, este le llamó la atención, tenía un gran letrero que anunciaba algo de una tal "Prima Ballerina", miró a su alrededor y lo comprendió, se encontraba en el barrio rojo Ruso, su primer impulso fue irse pronto de ahí, pero entonces su pecho dolió y recordó su situación, dio media vuelta y se adentró en el local donde dos mujeres esbeltas y voluptuosas le daban bienvenida, no sabía muy bien que estaba haciendo y mucho menos por qué lo hacía ¿Despecho quizás?.

El local estaba a oscuras resaltando con las luces moradas y azules que adornaban el ambiente, se sentó en una mesa solitaria un poco alejada del escenario principal en el cual al parecer por ahora no comenzaba el show principal, mas mujeres igual de voluptuosas vestidas de una forma en la dejaban poco para la imaginación atendían a los clientes haciéndoles compañía mientras que otras un poco mas tapadas hacían de camareras, su mirada se detuvo en una esbelta chica pelirroja, su cabello no era largo como el de la mayoría, pero ese estilo le quedaba bien, la chica lo descubrió mirándola y se percató así del nuevo cliente por lo que se acercó a el para tomarle el pedido.

-Bienvenido a Rouge's , ¿Con qué vas a partir?– Enérgica saludaba mientras esperaba atenta la respuesta.

-¿Te agrada trabajar aquí? – La chica lo miró confundida y ni Yuuri sabía por que preguntó tal cosa, pero en comparación con las demás mujeres ella parecía la mas normal y humana y el local estaba lleno no solo de adultos y adolescentes que salían de aventuras a escondidas solo por diversión, si no que estaba infestado de hombres mayores entre edades desde los 50's y alguno que otro vejestorio rodeando los 70 años, Mila entendió el por que de la pregunta, si se fijaba bien el no parecía estar acostumbrado a ese tipo de lugares después de todo, lo miró comprensiva.

- ¿Te parece un trabajo del que alguien podría sentirse orgulloso de tener? – Yuuri captó la idea.

- ¿Quieres algo fuerte o suave para comenzar? - Lo miraba atenta.

-Whisky .-

-Ohh- Sonrió divertida – Se escuchó fuerte y claro – Se alejó a paso firme en busca de una copa de whisky para la mesa 20, pronto volvió con una botella no tan grande pero suficiente para que quien lo bebiera disfrutara de un buen momento, Yuuri iba a decir que solo pidió una copa pero Mila le giñó el ojo diciendo que era por cuenta del local. Las luces generales se apagaron y las voces de los clientes se silenciaron, una luz blanca alumbró el escenario y entonces Mila borró su sonrisa por completo llegando a parecer bastante triste, Yuuri se comenzó a preocupar inevitablemente pero ella le dedicó una última sonrisa deseándole que disfrutara del show y sin mas lo dejó solo en la mesa, los ojos de Yuuri viajaron directo a donde apuntaba esa luz que había aparecido en el escenario, por alguna razón no podía apartar la vista, dos mujeres en el lado izquierdo y dos mas en el lado derecho, todas con ropajes del antiguo Japón cubrían con sus grandes abanicos algo en el centro, la curiosidad de Yuuri se disparó y prácticamente tragó su primera copa de whisky carraspeando al sentir que le ardía la garganta pero ignorando esto completamente se sirvió otra y comenzó a marcar su propio ritmo mientras bebía, la música comenzó y escuchó una voz angelical, los abanicos se separaban cada vez mas hasta que terminaron por cumplir su misión, fue entonces cuando lo vio.

- Tan hermoso.-

Aquella hermosa voz lo había domado por completo, esos ojos verdes que miraban a algún punto fijo como pidiendo por sus plegarias eran como dos esmeraldas que pedían ser tomadas, su cabello dorado recogido en una media cola y adornado con un bello sujetador, piel pálida y a la vista suave, labios finos y delicados, un majestuoso kimono rojo con un moño holgado pero firme a la cintura dejando al descubierto la mitad de sus brazos y un poco de su torso, mostrando desde sus pies hasta sus muslos, eran las piernas de un ángel, el cuerpo de un ángel, sin embargo lo notó y Yuuri sintió que le daban vuelta un balde de agua fría encima, ese bello ángel era un chico menor de edad, Observó horrorizado la escena completa, vio como adolescentes, adultos y vejestorios lo miraban embelesados, con expresiones obscuras, llenos de pensamientos indebidos, llamándolo "prima", entonces recordó la triste mirada de la chica pelirroja y su repentino cambio de humor, sin embargo lo que mas le preocupaba era aquel chico que danzaba mientras ahogaba su pena cantando esa canción, se acabó su sexta copa, intentando expulsar todo pensamiento lujurioso que pudo llegar a tener con la "prima", si no se equivocaba rodeaba los 15 años, ¿Qué hacía el teniendo 23 años deseando a un quinceañero?, se recrimino a si mismo, volvió a levantar la vista y se sorprendió al chocar mirada con la del joven danzante, sintió que sus ojos verdes lo penetraban internamente y el no podía dejar de observarlo, de pronto la música terminó y aquél ángel iba desapareciendo poco a poco, fue entonces cuando volvió en si y se percató que tenía un pequeño pero grave problema en su entrepierna.

-Mierda – Se levantó de su asiento mareado mientras se dirigía a lo que según el era la salida, pero terminó en la recepción y gracias a su borrachera logró tres cosas, se quedó mirando al pasillo a unos metros del bar el cual conectaba a unas habitaciones por lo que la recepcionista comprendió que quería pedir una mujer.

-Me gustaría una cama – Ahí estaba el segundo error, Katsuki Yuuri solo quería dormir pero el modo en que lo dijo dio a entender otra cosa, sin contar que mientras bebía en la mesa había guardado sus lentes porque le comenzaron a parecer molestos y dejó su cabello todo revuelto para intentar quitarse de la mente los pensamientos que le provocó aquel niño y claro, la vista que daba era bastante provocativa.

- ¿Desea pedir alguna en especial? – Yuuri no escuchó lo que la mujer le dijo por que su atención fue robada por unos adolescentes ruidosos que al parecer peleaban por quien tomaba primero a la prima Ballerina.

-Prima… - Susurro el aludido recordando el show de hace unos momentos, por alguna razón que desconocía no podía dejar de pensarlo, la recepcionista asintió sonriente, lo llevó a una habitación en el segundo piso y él dentro de lo que alcanzó a captar asumía que podría tener una cama para descansar.

La habitación estaba pintada de rojo, tenía una cama que parecía apetecible para su cansado cuerpo por lo que solo atinó a tirarse en esta después de que la mujer se fue, se quitó su chaqueta y la camiseta que llevaba la cual también lo acaloraba, entonces reparó en sus pantalones, estos poco duraron en su cuerpo, ya semidesnudo se estiró en la cama con la clara intención de dormir sin taparse pero justo cuando estaba por caer a los brazos de Morfeo se abrió la puerta de golpe.

-Disculpe la tardanza, mi señor – Ahí estaba la razón de su alarmante problema de entre pierna, inclinado en una reverencia, con una bata de seda roja que poco lo cubría y el mismo peinado con el que lo había visto unos momentos atrás.

Yuratchka no se sorprendió de ver a ese chico en la habitación, durante el show había hecho contacto de miradas con el y supo que era un cliente nuevo, normalmente a ellos les daban la preferencia para elegir a la prima, se limitó a cerrar la puerta del cuarto y caminar hasta quedar frente a frente al chico nuevo que se había parado de la cama por la impresión, cayó en cuenta de que estaba casi desnudo, cosa que tampoco le sorprendió, suponía que era algún tipo de preparación, una vez que se encontraba a una distancia y peligrosamente cercana se quitó la bata mostrando su desnudez y lo miro a los ojos, pudo ver el sonrojo en su rostro, esto combinado con su expresión de sorpresa si le llamaron un poco la atención.

- ¿Por que hace nada? . No entendía que le ocurría a ese sujeto.

- ¿Qué haces aquí? – Katsuki consternado no sabía que hacer, necesitaba dormir e intentar calmar un poco su borrachera y su problema, pero cuando el chico se quitó la bata se le fue la poca cordura que le quedaba.

- ¿Qué clase de pregunta es esa? – Estaba un poco molesto por no lograr entender lo que sucedía, eso si había logrado descolocarlo de su rutina.

- ¡Yo no te pedí!, ¡solo pedí una cama para dormir! .- Yuuri movía los brazos en su desesperación intentando explicarse.

- ¿Tu eres estúpido? .- ¿Qué clase de persona iba a una casa de putas a dormir?, no es como si lo que el estuviera haciendo fuera una broma – ¿Sabes? tengo que continuar con mi trabajo, así que quita esa cara de idiota y tócame – Bajó la mirada cansado y el joven por su parte estaba en su límite, lo mejor era que el chiquillo se fuera o podía no responder y eso era lo que mas temía, no podía hacerle eso a un niño, si no hubiera bebido podría ser capaz de ganar fuerzas de quien sabe donde y retirarse, pero no, Katsuki Yuuri había bebido y todos sabían que nada bueno pasaba cando eso sucedía.

-Será mejor que te vayas - Dijo serio.

-No nos dejan salir sin haber completado el trabajo – Arrugó el rostro hastiado, si pudiera irse ni siquiera estaría viviendo en esa casa de mierda.

-Pero yo no…. – El chico se acercó mas casi pegándose, ahora comenzaba a preocuparle el desenlace de esto, solo había tenido sexo con Víctor ¿y ahora lo terminaría haciendo con un adolescente?, ah, ahí estaba ese dolor de nuevo, así como estaba poco le importaría cometer una locura esta noche pero por el bien del chico insistiría – no creo que sea lo correcto -

-Hablas mucho – Molesto rodeó a Yuuri por el cuello y lo beso, este dejó de pensar, en esos momentos su cuerpo tenía mas alcohol que razón. Levantó a la prima con un abrazo y lo recostó con cuidado sobre la cama, Yuratchka no entendía como ese sujeto había cambiado tan bruscamente, lo miraba ligeramente sorprendido y este le sonrió, no definitivamente no era el mismo, ahora era el turno de Yuuri de apresar sus labios mientras se acomodaba entre el para una mayor comodidad, no podía evitar rozar con sus dedos cada parte de su piel, como pensaba era suave, abandonó sus labios para proceder a besar su cuello, lamiendo, mordiendo, no pasó mucho tiempo cuando el chico entre sus brazos comenzó a suspirar, elevó la mirada para poder observar mejor a su presa, ahí estaba, indefenso, sonrojado y por alguna razón tenía los ojos llorosos, no sabía si eso le causó ternura o no, pero volvió a besarlo para que se relajara, ¿acaso estaba asustado de el?, no debía ser el primero en su lista después de todo, profundizo el beso al sentir que su compañero se relajaba y le correspondía, la experta lengua de joven jugaba con la suya como si quisiera probarlo, dejó sus labios y comenzó a besar distintas partes de su cuerpo, bajando por su torso, disfrutándolo, pero cuando vio los moretones y las pequeñas heridas del rubio se detuvo y las tocó con cuidado con una mirada sombría.

-¿Quién te hizo esto? – Estaba furioso y no sabía por que, el ojiverde lo miró extrañado.

-¿Por qué preguntas? – Evitó su penetrante mirada, sus heridas y moretones no eran algo que importara, menos a un cliente, por un momento sintió vergüenza he intento cubrirse con sus manos pero el pelinegro las atrapo y las posicionó sobre su cabeza.

-Dímelo – Pidió demandante, Yuratchka se estremeció ante la firme voz y ya sin poder evadirlo finalmente habló – Los clientes normalmente dejan mas de una, no es que importe como me traten, mi trabajo es atenderlos, definitivamente es algo que no importa en este momento – Entones se atrevió a mirarlo, pero luego se arrepintió, el pelinegro lo miraba fijamente, estaba preocupado y enojado a la vez, el quería decir algo pero el mayor lo abrazó con fuerza – Lo siento, yo no te haré daño – se quedó estático mirando al techo mientras el pelinegro lo abrazaba, ¿un cliente se estaba preocupando por el?, ¿por qué se disculpaba?, no se dio cuenta en que momento las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, Yuuri al notar que el cuerpo que protegía comenzaba a temblar comprendió que estaba llorando, paso sus dedos por sus ojos con delicadeza sacando esas lagrimas mientras lo miraba con ternura – Me llamo Yuuri, Yuuri Katsuki – El rubio lo miró – No tengo permitido dar mi nombre real a la clientela- el pelinegro rió tranquilizándolo, no es como si lo fuera a obligar a decirlo, decir su nombre fue algo que le nació, volvió a atraparlo en sus besos y esta vez llevó su mano a la entrepierna del menor para comenzar a atenderlo.

-Ahh.. – Su chico soltó finalmente un sutíl gemido, esto terminó de encenderlo, aumentó su ritmo disfrutando de las expresiones que le brindaba el chico hasta que lo llevó al tan esperado orgasmo, era tan delicado, tan hermoso, sentía que si era muy brusco podía romperlo, pero la mirada de lujuria con la que lo miraba lo incitaba a seguir adelante, así continuó recorriendo y acariciando cada parte de su cuerpo disfrutando de las tiernas vocecitas de la "prima" hasta que se dio cuenta de que ya no aguantaba mas, quería hacerlo suyo, marcarlo como de su pertenencia, se acomodó entre las piernas del menor y lo miró pidiendo permiso, el rubio no podía creer que se lo pidiera, movió sus caderas en modo de afirmación y Yuuri llevó uno de sus dedos un poco humectado por la esencia del chico a la entrada de este para prepararlo, el primero entró sin problema, por lo que pronto hundió el segundo comenzando un lento vaivén

-Mghh …po…¿por que tienes que hacerlo así? – Yura no sabía si en algún momento de su vida había disfrutado de tener sexo, pero si sabía que en este momento se encontraba en el cielo, Yuuri adentró en el un tercer dedo preparándolo para el final – Yu..Yuuri, yo… – Era la primera vez que se sentía inútil intimando, por lo que llevó una de sus manos al miembro del mayor y lo comenzó a atender, este soltó un grave y ahogado gruñido – Si haces eso no voy a poder aguantar mas – Lo miró con deseo, estaba extasiado, completamente perdido en el chico, el rubio sintió como lo devoraba con la mirada – ¿Y entonces que esperas? – El ojiverde lo miró con superioridad, retando a quien tenía encima, Yuuri entendió y se posicionó en su entrada, al primer contacto los dos se estremecieron, luego dio la primera estocada entrando por completo, el pequeño gimió curvando su espalda -Esperaba que me lo pidieras – Susurró en el oído del pequeño, pensaba detenerse ahí un momento para que el menor se acostumbrara pero el lo observaba atento, esperando a que continuara, fue entonces cuando comenzaron con su eterno vaivén, el rubio sentía que cada parte de su ser vibraba cuando su amante entraba en el, se sentía querido, protegido, en los brazos del hombre que lo poseía en esos momentos se sentía completo, sin darse cuenta su corazón latía con mas fuerza mientras pedía por mas, esos fuertes brazos, y su aroma, ese atrapante y masculino aroma lo embriagaba, deseó que esa noche no terminara nunca, si su cliente era siempre el, entonces podría odiar aunque sea un poco menos su vida, el moreno no sabía que pasaba por su cabeza, entendía que lo que estaba haciendo era caer muy bajo, algunos podrían llamarle pecar, y si, se estaba acostando con un menor de edad, pero desde que el chico tomó sus labios por primera vez, supo que no habría vuelta atrás, había nacido en el un deseo de protegerlo a toda costa, no podría volver a ver su cuerpo manchado por las heridas.

-Yu.., ahh, no puedo mas – Yuratchka estaba por llegar a su límite, buscó con sus manos el rostro de su amante y lo besó al mismo tiempo que explotaba de placer ahogando su gemido en sus labios, ese beso fue distinto, significativo, unos instantes mas tarde Yuuri acabó dentro del pequeño cuerpo que reposaba debajo de el y luego se separó un poco para apreciarlo, ahí estaba, respiración agitada, sus dorados cabellos desordenados, empapado por el sudor, mirándolo sonrojado con esos hermosos ojos verdes, el moreno supo que podría pasar horas viéndolos sin aburrirse, se bajó del menor y se recostó junto a el acomodándose en la cama, se continuaron mirando por unos instantes y fue el rubio quien rompió el silencio.

– Yuri, mi nombre es Yuri Plisetsky – Dijo firme, el castaño lo miró sorprendido.

– ¿No crees que así podríamos confundirnos? – Yuuri reía – Yurio, te llamare Yurio – Seguía sonriendo mientras cerraba los ojos, Yuri quería protestar pero notó que la respiración de su acompañante se tranquilizaba, se había quedado dormido, suspiró mientras caía en cuenta de que ya era hora de retirarse, depositó un tierno beso en los labios de su estimado cliente y feliz tomo su bata para cubrirse, se levantó de la cama y su mirada se detuvo en algo que parecía ser la chaqueta de Yuuri, y al lado algo que había caído de ella, era un anillo, hermoso y dorado, entonces lo comprendió, el le pertenecía a alguien mas, su sonrisa se terminó de borrar por completo, sintiéndose tonto salió de la habitación, era su culpa por permitirse tener sentimientos humanos solo por un hombre amable.

Las cosas no podían ser tan buenas después de todo.