Presagio

Sus ojos, su sonrisa y su voz me han hipnotizado desde el comienzo. Nunca creí en el amor a primera vista hasta ahora y acepte que suele traer problemas enseguida, pero por ella daría la vida.

Acepto que me enamore derepente y quede ilusionado solo con verle. Es y será la niña de mis ojos y si mi corazón volviera a latir, lo haría solo por y para ella.

Pero la duda me consume a fuego lento ¿sentirá lo mismo que siento yo por ella? ¿Acaso seria capas de renunciar a su alma por mí? ¿O solo en mis adentros me hago falsas ilusiones?

Comienzos

Mi vida humana no ha terminado con un final feliz de esos que solo ocurren en cuentos de hadas, mas bien fue demasiado trágico. Nunca me podré arrepentir de lo que soy ahora, doy gracias a mi creador por lo que soy.

Nací y crecí en Londres, mis padres eran muy pobres pero para mi eran las dos personas mas maravillosas del mundo, algo que el dinero no podía comprar.

De niño trabaje junto a ellos en la gran ciudad, lugar donde la guerra cobro sus vidas y yo quede solo en el mundo.

Los soldados me llevaron a los campos de concentración donde permanecí hasta cumplir los dieciocho años. Pasado esto, volví a mi antigua casa, la que encontré vacía y desolada, allí pase cada uno de mis cumpleaños y cada segundo de mi triste vida solo.

Una noche muy oscura escuche gritos desgarradores provenientes del callejón cerca de donde me encontraba, corrí lo más rápido posible para socorrer a la mujer, pero cuando llegue encontré su cadáver desgarrado en el suelo y a su asesino frente a mí. En mi fuero interno sabia que iba a morir, y no me precipite , deje que la muerte se apoderara de mi , ya que no tenia nada ni nadie por que vivir y seguir luchando .

Para mi desgracia no fallecí, solo quede tirado en medio de la oscuridad por tres interminables días .Un terrible dolor recorrió mi cuerpo, sentía como cada órgano se quemaba por el desconocido veneno que corría por mis venas .Cuado desapareció por completo me di cuenta enseguida que no era más aquel hombre con temores, era una nueva criatura, lo que nunca imagine ser. Era esa criatura que habitaba en las pesadillas de todos los habitantes de Inglaterra, era un vampiro.

Sobreviví como pude atacando a la primera persona que apareciera en mi camino con el objetivo de saciar mi sed.

Un siglo después pude encontrar inmortales iguales a mi, así fue como me uní a su guardia. Poseía algo llamado don, era algo odiado por algunos y envidiado por otros, podía usar para mi beneficio un don ajeno, era algo como copiar el de otro vampiro. Esto era el motivo por el que Aro me acepto sin ningún inconveniente en su ejército.

Hoy me encuentro recorriendo los bosques de Forks, en busca de la pequeña inmortal hija de la familia Cullen. Aro me envía con el objetivo de ver el estado en que se encuentra la niña.

Mientra corría hacia la casa, admire el paisaje con el que me encontré. Era un día sin sol, el cielo se encontraba totalmente encapotado y una extensa niebla comenzaba a poblar el bosque.

En el recorrido me cruce con infinidades de animales, así que me dispuse a cazar. Después de unirme a la guardia Vulturí deje de beber sangre humana pues no quería convertirme en un monstruo. Este era motivo de discusión dentro del castillo, ya que ninguno de mis colegas estaba de acuerdo con mi decisión. Pero al final la habían aceptado.

Comencé a sentir el efluvio de otros vampiros, me encontraba muy cerca.

Algo llamo mi atención, era el sonido de un pequeño corazón muy cerca de mí, me dispare a ver que se trataba y cuando la vi, indefensa en el suelo tratando de jugar con un pequeño osito que cargaba en esas diminutas manos, me incline hacia ella y observe su persona. Tenia la piel pálida pero no como la mía, sus ojos eran de un color verde y su cabello de un tono más negro que la mismísima noche. Tenía unos hermosos hoyuelos y unos labios finamente delineados. Su rostro era como el de una muñequita de porcelana. Cuando se dio cuenta de mi presencia una ancha sonrisa recorrió sus labios, pude observar que todavía no le habían crecido los dientes. Se acerco a mí gateando, era algo en lo que no le iba nada bien ya que al primer intento se desplomo en el suelo, así que fui yo quien se acerco más. Volvió a sonreírme y puso un dedo en su boca, luego lo retiro y extendió sus brazos hacia mí, hice el mismo gesto y estire mis brazos para tomarla. Fue en esa fracción de segundo cuando distinguí una hermosa y rubia mujer con la niña en brazos.

La conocía, sabía que su nombre era Rosalíe Cullen, pero no entendía que relación tenía con la pequeña princesita. Me levante del suelo sin perder de vista sus ojos. Parecía enfurecida, como si pensara que iba a atacar a la niña. La envolvió entre sus brazos y me fulmino con la mirada.

Escuche como ocho pares de piernas corrían hacia nuestra dirección, me di cuenta enseguida que se trataba del resto de la familia, así que no altere mi posición. Conocía a cada uno de ellos por sus nombres ya que había estado presente en la última visita a Forks, cuando Irina nos alerto de la creación de una niña inmortal. Enseguida toda la familia estaba frente a mi, olfateé un aroma que enseguida quemo mi nariz, se trataba de un hombre lobo. El joven moreno cargaba en sus brazos a la pequeña inmortal que ahora aparentaba una edad aproximada de siete años.

Todos me observaron con los ojos grandes, esperando algún tipo de respuesta de mi parte, pero no dije ni una sola palabra hasta que el hablo.

_Tranquila Rose, no planea hacerle daño a Zoe. Dijo Edward refiriéndose a la pequeña.

Recordé su nombre en mi cabeza, Zoe, era un nombre que encajaba perfecto en su persona, era perfecto para ella.

_Claro que no le hare nada, solo he venido hasta aquí para ver como va el crecimiento de la Rennesme. Respondí mirando fijamente a Edward. Copie su don y ahora podía saber lo que estaban pensando todos allí, aunque no podía infiltrarme en la mente de Bella.

_Esta bien pero no te acerques a mi pequeña. musito la rubia enfurecida y con unos ojos sádicos dispuesta atacarme si era preciso. A su lado se encontraba Emmett, su marido, que también me observaba de una forma descomunal.

_¿Acaso es tu hija? Pregunte con un tono de voz alto, esto alarmo a la pequeña que rápidamente poso sus ojos en mi.

_Claro que si. Yo la he adoptado.

_Tienes claro que esto va contra las reglas ¿verdad?

_No le veo nada de malo a que mi hija allá adoptado a la bebe. objeto Carlisle

_Hasta el momento no se encuentra problema alguno, pero sabes que cuando crezca deberán convertirla.

_Eso ni soñarlo, nunca trasformare a mi hija en esto.

_No lo decido yo sino Aro. Cuando regrese al castillo, sabes que el leerá mi mente y esto no podré ocultárselo.

_Lo sabemos. Respondió Edward. – En tal caso creo que es mejor esperar a que la niña crezca y eligiera su camino.

_Me parece una muy buena opción. Asentí

Podía ver claramente lo que pensaba Rosalíe, sabia que ella no quería que su hija pasara por lo mismo que ella. Aborrecía su vida, no deseaba ser lo que era. Ahora que tenía a esa pequeña, se sentía la mujer más feliz del mundo y la defendería con colmillos y garras como una leona si era necesario.

_Veo que la pequeña crece a pasos agigantados. Balbucee refiriéndome a Rennesme.

_Si, tiene dos años de vida y aparenta de siete. Respondió su madre.

_Mi trabajo aquí ya ha finalizado. Disculpen si hoz he precipitado no era esa mi intención.

_No hay problema, serás bienvenido cuando queráis. Dijo Carlisle en un tono de voz muy gentil.

La niña seguía mirándome fijamente, así que me acerque a ella. Rose se percato de mis movimientos y se alejo un poco de mi, pero Edward le animo a que solo quería tocarle las diminutas manitos. Cuando estuve cerca de ella estiro sus brazos he hizo algo de presión sobre el pecho de rose para que esta le soltara. La tome entre mis brazos y sentí como comenzaba a morderme las mejillas. Sumergió sus manitos entre mi cabello y comenzó a jugar con el, mientras lo hacia emitía una clase de sonidos típicos de bebes. Aunque intente leer su mente no podía y esto me preocupo.

_Yo tampoco puedo hacerlo. Concluyo Edward.

_¿Acaso es algo parecido al don de Bella?

_No, ella deja que vea sus pensamientos, pero solo cuando quiere.

_Ah entiendo.

La pequeña comenzaba a interesarme en su forma de ser, note que tenía carácter y eso me pareció algo muy bueno.

Salude cortésmente a la familia con una mano y salí disparado hacia el bosque.

En todo el camino hacia Volterra no pude dejar de pensar en la niña, era algo tan encantador tener un hijo. Siempre he querido hacerlo, pero nunca he encontrado al amor de mi vida.

Cuando llegue encontré a Aro sentado en su trono, se acerco como un rayo y tomo mis manos para ver lo que yo había presenciado en Forks.

Todavía conservaba el don de Edward, por lo que pude ver claramente en la mente de mi maestro lo que el veía dentro mío.

Algo llamo mucho mi atención, el había visto todo con lo que yo me encontré allí, menos a la pequeña Zoe. No comprendía como su recuerdo no aparecía en mi interior, por lo que Aro nunca se entero de su precedencia. Y eso me hacia sentir feliz, no me podía imaginar que intentara algo contra le pequeña.

Unos días después de mi regreso mi copia del don de leer mentes había desaparecido de mi por lo que ya no pude saber si Aro sabia o no de la pequeña.

Me imaginaba constantemente como seria de grande y rápidamente en mi mente apareció una hermosa mujer de cabello negro y lacio pero lo que realmente me sorprendió fue ver que esta tenía los ojos rojos. Algo que su madre nunca permitiría "su transformación".

Muchas preguntas llenaron mi cabeza en ese momento

¿Como lo tomaría cuando se enterara de que toda su familia eran vampiros?

¿Que sentiría cuando supiera que era adoptada?

¿Acaso querría convertirse en inmortal sin pensar si su madre estaba de acuerdo?

¿O solo huiría de su casa cuando supiera la verdad?

No podía saber cual seria la respuesta a mis preguntas pero me gustaría mucho volverla a ver algún día.

_Brandon. Llamo mi maestro.

Rápidamente corrí hacia el gran salón para ver de qué se trataba su llamado.

Al llegar note que los tres reyes estaban en sus respectivos tronos. Sus miradas eran de ansiedad con un toquede molestia. Algo les perturbaba mucho y más aun a Aro. Su rostro se mostraba inexpresivo algo que jamás había visto. Aro por primera vez estaba totalmente confundido.

_Le he dado vueltas al asunto. Comenzó diciendo.

Yo me limite a contestar solo observe su rostro que cada vez mostraba mas y mas confusión. Tenía el ceño Fruncido y una mano en la cabeza con la que se masajeaba.

Se que ocultas algo pero no logro saber lo que es.

_No oculto nada mi señor. Mentí. Por primera vez estaba mintiéndole a Aro sin que el pudiera notarlo.

_¿Qué es lo que realmente has visto en tu visita al Aquelarre Cullen?

_He visto a la familia entera, al licántropo que al parecer se ha imprimado con la niña y no la deja ni a sol ni a sombra. Y también observe el rápido crecimiento de la niña, tan solo lleva dos años de vida y aparenta la edad de siente años.

Note como su rostro iba cambiando lentamente hasta convertirse en el Aro que yo conocía. El vampiro que creía saberlo todo.

Cambio rápidamente de tema y comenzó a hablarme de algo que ami me interesaba desde hace bastante tiempo.

_¿Recuerdas el permiso que has pedido para salirte de la guardia? Comento Marco

_Si, señor lo recuerdo muy bien.

_Hemos decidido que tus día sirviéndonos han concluido. Agrego Cayo.

_Eres libre de irte y tratar de hacer tu vida. Musito Aro

Una extensa sonrisa invadió mi rostro que se encontraba invadido por la desolación de una triste eternidad. Por fin era libre y podría hacer lo que siempre quise hacer desde que era humano "estudiar historia".