Yo Soy Yo
La tímida y el solitario
En medio del bosque, se podía notar a un ser durmiendo plácidamente.
Este era un ser con aspecto levemente felino, poseía un abundante pelaje blanco que cubría todo su cuerpo a excepción de sus patas, su cola y su rostro, los cuales poseían una tonalidad entre azulada y gris. Su cola tenía forma de simitarra y en sus patas poseía garras. Para finalizar, un cuerno en el lado derecho de su rostro con forma de media luna.
Dicho ser era un Absol, un ser respetado por unos y odiado por la mayoría debido a la leyenda sobre que estos traen mala suerte.
Tras unos minutos, los rayos del sol empezaron a filtrarse por entre las hojas de los árboles y dando directo en el rostro de nuestro no-tan-afortunado amigo.
– ngh – soltó un gemido de fastidio mientras sus ojos se abrían.
Lo primero que hizo fue mover su cabeza para dejar de tener los rayos solares justo en sus ojos, se tomó un momento para que su vista se recuperara tras el sorpresivo destello.
A continuación, se levantó en sus cuatro patas para luego estirarse arqueando su espalda hacia arriba y luego hacia abajo. Finalizó sus acciones con un sonoro bostezo.
Pasó una de sus patas por sus ojos para así deshacerse del sueño restante que quedaba en ellos. Al terminar examinó su entorno.
Estaba rodeado de una gran cantidad de árboles, sin dudas se encontraba en un bosque, podía notar que debido a la cercanía de unos con otros el sol no podía alumbrar por completo la zona. Lo curioso era que no se veía otra señal de vida en todo el lugar, pero no le tomó importancia.
Todos los factores previamente analizados lo dejaron con una única cosa que decir.
– ¿dónde Giratinas estoy? – preguntó a nadie en específico.
No era ajeno a la soledad, desde que tiene memoria siempre que se encuentra con otros pokémon, estos suelen escapar de él debido a la mala fama de su especie.
Sin embargo, hasta donde recuerda, él estaba en una montaña antes de cerrar los ojos ¿cómo fue que de la nada terminó en un bosque? Y más aún, un bosque aparentemente deshabitado.
Decidió no darle más vueltas al asunto, con suerte encontraba algo que lo ayudara a orientarse, pues estaba seguro de que cualquier pokémon se alejaría en el momento en que lo viera.
– a veces la vida es tan injusta – comentó para sí mismo con un tono de fastidio, aun también podía notarse y toque de tristeza.
Sacudió la cabeza, este no era el momento para quejarse sobre su vida. Debía orientarse para volver a su hogar ¿por qué? Por el simple hecho de que era el único lugar que conocía y con el que estaba familiarizado.
Otro motivo para avanzar era que…
– tengo hambre – mencionó al aire mientras su estómago rugía. Acababa de despertar y no había comido nada aún.
Normalmente en su vivienda tenía un buen número de bayas para las mañanas o en caso de tener hambre entre comidas. Pero como no estaba allí, le tocaba buscar otras para saciar su estómago.
Sin más opciones empezó a caminar por el bosque en una dirección al azar en búsqueda de alimento.
Los minutos pasaban y el Absol seguía deambulando por el bosque, sólo cambiando su dirección en caso de encontrarse con un obstáculo que no pudiese atravesar o pasar por encima.
Sin embargo, su búsqueda parecía inútil, pues no encontraba nada de lo que pudiese alimentarse.
Frustrado, dejó de caminar y se recostó junto a unos arbustos.
– ¿es en serio? ¿ni una sola baya en todo este trayecto? – pensó frustrado, y no era para menos, los bosques suelen estar llenos de bayas de todo tipo, sólo debes buscar un poco y ya está, bayas a montones. Pese a eso, en este bosque no había ni una, lo cual era algo muy extraño.
Tan enfrascado estaba en sus pensamientos que no notó que algo se le acercaba, o más bien alguien.
Del arbusto junto al que se recostó salió un ser cuadrúpedo, tomándolo por sorpresa.
– ¿pero qué-? – no pudo terminar su pregunta/pensamiento debido a que dicho ser chocó contra él, provocando que ambos rodaran en dirección opuesta de la que este vino.
El Absol abrió los ojos lentamente por segunda vez en el día, sólo que esta vez fueron por el dolor. Dicen que cuando recibes un golpe estando desprevenido te duele el doble, y al parecer tenían razón.
Era un pokémon cuadrúpedo de pelaje color cían claro, acercándose un poco al blanco. Sus patas tenían un tono de azul verdoso al igual que la zona interior de sus orejas y algunas manchas en su cuerpo, así como en la punta de su cola. Poseía en su frente tres triángulos celestes que se unían a dos cintas en los costados de su cabeza, similares a unas coletas. Este pokémon, además, despedía una baja temperatura.
El Absol pudo reconocer la especie sin muchos problemas.
– ¿un Glaceon? ¿qué hace un Glaceon en un bosque como este? – se preguntó mentalmente mientras se levantaba observando al pokémon nieve fresca. Sin embargo, oyó gemir al pokémon, claramente oyendo un tono femenino.
Estaba claro que era una hembra.
Movido por su curiosidad, acercó su rostro al de la Glaceon frente a él.
No era muy común para él poder ver a otro pokémon tan de cerca, normalmente se alejaban ni bien lo notaban, sin importar si lo veían de cerca o de lejos, por lo que una oportunidad como esta era extraña.
Fue entonces que la Glaceon abrió sus ojos, uno a la vez, se veía algo aturdida por el golpe que se dieron.
Lo primero que vio fue a un Absol con su rostro un poco, MUY, cerca del de ella.
La pokémon nieve fresca dio un grito por el susto y se levantó de golpe, causando otro golpe entre ambos que chocaron sus cabezas debido a lo repentino de la acción.
– owww – se quejó por el dolor la Glaceon mientras se sobaba el lugar con su pata derecha. Abrió levemente uno de sus ojos para ver al pokémon siniestro frente a ella, tomándola un poco por sorpresa el hecho de que él también se sobaba por el dolor.
– lo-lo siento – se disculpó la pokémon de hielo, tomando desprevenido al Absol.
– uh, no te preocupes – contestó sin saber bien qué decir, era la primera vez que alguien se disculpaba con él, se sentía extraño.
Un silencio incómodo inundó el lugar, una parecía que era bastante tímida, y el otro no sabía el cómo intercambiar palabras con alguien que no fuera de su raza. Pero debía intentar, de esa forma quizás y ocurría más seguido.
– y, uh ¿qué te trae por aquí? – preguntó algo inseguro, aunque realmente tenía esa duda.
– ummm, bu-bueno, yo… viajo, si, eso, yo viajo por muchos lugares y hoy terminé aquí jeje – respondió algo nerviosa, y el pokémon catástrofe no sabía si era porque mentía o porque era tímida, aunque su sonrisa nerviosa lo hacía dudar.
Sin embargo, decidió pensar la segunda, lo último que quería ahora era desconfiar de la primer pokémon que acepta estar cerca de él por voluntad propia.
– ¿y-y qué hay de ti? – preguntó la Glaceon.
– es una buena pregunta – contestó causando algo de duda en la pokémon de hielo, por lo que decidió continuar – desperté en lo profundo del bosque, y hasta donde recuerdo yo me había recostado en mi cueva, y ahora no sé ni dónde estoy – aclaró, causando algo de pena en la pokémon nieve fresca.
– ya veo – dijo algo triste por él, pero luego se enfocó en otra cosa – ¿vives en una cueva? – preguntó con algo de sorpresa.
– ajá – respondió con simpleza, no pensó que algo así causara sorpresa.
Nuevamente el silencio reinó entre ambos, pero quien lo quebró esta vez fue la Glaceon.
– y, emm ¿cómo te llamas? – preguntó, nuevamente tomándolo desprevenido.
– uh, me llamo Hyuta – respondió el pokémon siniestro.
– oh, es un placer – hace una reverencia, desconcertando al ahora nombrado Hyuta – mi nombre es Lily – volvió a alzar la cabeza mientras sonreía.
– uh…. ¿por qué haces eso? – preguntó confundido.
– ¿hacer qué? – ahora la confundida era ella.
– la reverencia, quiero decir – aclaró su duda.
El rostro confundido de la ahora conocida como Lily lentamente pasó a uno de vergüenza.
– eh, bu-bueno, yo….. – intentaba pensar en una excusa, pero sus nervios le impedían pensar con claridad. Esto causó una leve risa en el pokémon siniestro – ¡no te rías! – se quejó mientras adquiría un tinte rojizo en su rostro.
Hyuta juntó y soltó aire, relajándose.
– bueno, fue un gusto conocerte Lily – comentó de repente mientras se volteaba para seguir con su camino. Fue una charla agradable y todo, pero él aún tenía que continuar su camino.
– e-espera ¿ya te vas? – preguntó la Glaceon.
– sí, debo seguir buscando comida, además de una forma de salir de este bosque, y no quiero quitarte más de tu tiempo – le respondió con tranquilidad.
El pokémon catástrofe empezó a caminar, ignorando o desconociendo la mirada de tristeza y con algo de nervios de su nueva "amiga".
– ¡E-ESPERA! – gritó de repente la pokémon de hielo, provocando que Hyuta frenara y la mirara confundido.
– y-yo, quisiera saber si, bueno, no tienes que aceptar si no quieres, porque yo quería, emmm…. – empezó a murmurar varias cosas similares mientras se rascaba una pata con la otra.
– eh, no te entiendo – interrumpió Hyuta, causando un leve sobresalto – si quieres pedirme algo sólo dilo – le comentó con tranquilidad.
– ¿e-eh? Bu-bueno, yo… – iba a comenzar a murmurar de nuevo, pero en lugar de eso inhaló y exhaló con fuerza, entonces dijo – ¡qui-quisiera ir contigo! – tras su levantamiento de voz el Absol sólo dio un par de parpadeos.
– umm ¿por qué quieres viajar conmigo? – preguntó el pokémon siniestro, y no era para menos, toda la charla fue sorprendente considerando lo marginado que era, y esto sólo fue el remate, si es que no había más claro.
– este, yo, había oído que los viajes se vuelven más amenos cuando lo haces con alguien más – fue la respuesta de Lily.
Hyuta se quedó pensando un rato. Claro, la pokémon de hielo no era una mala compañía, y probablemente sería un buen cambio a su rutina de viajes silenciosos. Ya había oído de esa frase sobre la compañía, pero siempre creyó que nunca lo podría comprobar por su cuenta.
Hasta ahora.
– uh, claro, si así lo quieres – por el exterior podía verse tranquilo y como si la idea fuese el tema más trivial del mundo, pero en realidad poseía una mezcla de sentimientos entre los que se encontraban la felicidad y la esperanza, pero también algo de miedo y desconfianza.
Definitivamente era un lío de emociones.
– ¡siiiiiii! – chilló de alegría mientras daba saltos, desencajando un poco a Hyuta, pero lo dejó pasar, supuso que ya luego se conocerían y quizás la entienda mejor.
– vamos entonces – dijo la pokémon nieve fresca mientras empezaba a caminar, con una gran sonrisa en su cara, Hyuta sólo tenía una gota de sudor mientras se preguntaba si su nueva compañera era bipolar debido a sus drásticos cambios de humor.
Desconocido para él, la Glaceon también tenía sus motivos para actuar de esa forma, así como de preferir viajar con alguien.
Algo lejos de ellos, dos figuras se encontraban buscando algo por el bosque.
– ¿seguro que vino por aquí? – preguntó una de las figuras, era alta, humanoide con tres picos en su cabeza y pinzas en lugar de manos, además de dos alas con forma de insecto en su espalda. Se encontraba buscando entre los arbustos.
– efectivamente, la vi entrar al bosque cuando se escapó – contestó la otra figura, bípeda como la otra, poseía tres dedos en sus manos, mientras que tenía algo parecido a dos hojas en sus antebrazos, poseía, además, un arbusto algo grande al final de su espalda a modo de cola. Este se encontraba trepado en un árbol, buscando desde las alturas su objetivo.
Para cualquier que los viera estaba más que claro, se trataba de un Scizor y un Sceptile. Ambos buscando a alguien en específico.
– debemos encontrarla antes de que alguien más lo haga – comentó el pokémon tenaza luego de que su compañero bajara del árbol – si alguien la reconoce estaremos en problemas – agregó al final.
– en resumen, hacerlo antes que alguien más – respondió el pokémon campo con fastidio – porque admitámoslo ¿quién puede ser tan ignorante como para no reconocerla si la tiene frente a él? – preguntó con ironía.
De vuelta con los cuadrúpedos, Hyuta dio un fuerte estornudo repentinamente.
– uff, eso fue raro – comentó este confundido, él habitaba en las zonas más altas de las montañas, lugares en donde hacía bastante frío, y aun así nunca se enfermó ¿de dónde vino entonces ese estornudo?
– oh, lo siento, debe ser por estar cerca de mí que te enfermaste – comentó Lily con tristeza.
– ¿eh? No, no fue por ti – le aclaró el pokémon catástrofe.
– ¿seguro? – preguntó algo insegura.
– sí, no te preocupes, no siento la nariz tapada por lo que no estoy enfermo – le dijo para tranquilizarla – sólo sentí ganas de estornudar – agregó.
Por suerte sus palabras lograron su objetivo y la pokémon de hielo se animó.
– ya veo – respondió ella, pero luego notó un detalle – entonces ¿no sientes frío estando cerca de mí? –
– ¿uh? No – esto la sorprendió – en donde vivía antes era una zona de bajas temperaturas, podría decirse que me acostumbré a ellas – estaba seguro de que su abundante pelaje también influía en esa resistencia, pero no era algo que debiera decir. Por no hablar de que su compañera probablemente ya lo intuía.
– vaya, no me lo esperaba – genuinamente la Glaceon quedó sorprendida – supongo que eso significa que no sé mucho de tu especie – comentó casualmente, aunque esto provocó que su compañero frenara de golpe, confundiéndola – ¿Hyuta? –
– ¿uh? – aparentemente no había notado que dejó de andar – oh, disculpa, creo que me tildé – dijo a modo de excusa. Ahora lo entendía. El por qué ella no le molestaba estar junto a él.
Ella no tenía idea de lo que se hablaba sobre su raza.
No era algo malo, pero tampoco algo demasiado bueno, pues si ella llegaba a oír lo que otros dicen sobre los Absol podría pensar que la engañó.
– oh, ya veo, pero no lo vuelvas a hacer, haces que me preocupe – comentó más tranquila.
– realmente es agradable esto de estar con alguien más– pensó Hyuta mientras continuaba su camino con Lily.
Poco sabía que, desde hoy, su vida tendía un cambio drástico.
Saludos, este será mi primer fic de pokémon, y será con dos de mis pokes favoritos.
Si será largo o corto la verdad no tengo idea, supongo que tanto ustedes como yo lo descubriremos con la marcha.
Bueno, cualquier duda, crítica o sugerencia no duden en ponérmela en los reviews o mandarla por mensaje privado.
Ya sin más que agregar.
Hasta la próxima.
