Hola a todos! Después de un pequeño atasco emocional y personal, decidí volver a la carga con otra más de mis locas ideas. Espero sea de su agrado. Este fic es totalmente de mi autoría y como sabrán los personajes de CCS no me pertenecen.

Sabor a muerte

Siempre me había sentido desconectado del mundo exterior, trataba de solo pensar en lo que me haría bien a mí, sin pensar en las dificultades de los demás. Pero hasta el día de hoy, todas las inquietudes de las que había sido preso se arremolinaban en mi interior zumbando en mis oídos una y otra vez la respuesta.

-¿La amas?- escuché una voz. Por que de ser así debes hacer lo correcto.

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Hoy desperté a la hora habitual, mientras Nakuru preparaba el desayuno, desde el momento en que mis pies tocaron el piso me di cuenta de que definitivamente no sería un día como otros. No presté mucha atención, y continúe mi marcha. Me duché y esperé a que mi padre y hermana se reunieran conmigo en el comedor.

¿Quién era mi hermana? A mis ojos el ser más hermoso sobre la faz de la tierra, una criatura de una belleza equiparable a la de una diosa, y si, efectivamente muchos dirían que estoy enamorado de mi hermana. Y en verdad lo estoy. Siempre me reproché el nacimiento de este sentimiento, pero pensé que mientras nadie se enterara, y no diera muestras de ello, nada pasaría.

Tomoyo es su nombre, y a pesar de ser mi hermana, he notado claras diferencias en nuestras fisonomías. Lejos de pensar que es por ser mujer, lo cual resultaría obvio, ella posee unos hermosos destellos violetas en su cabello, y lo que más resalta de su rostro, esos increíbles ojos amatista. Tal pareciera que fueron creados para embrujar a más de una persona.

Pero antes de enumerar más cualidades de mi hermana, comenzaré por lo más importante, cronológicamente hablando: El principio.

Mi nombre es Eriol Hiragizawa, nací en Londres, Inglaterra el 23 de marzo de 1991. Hace exactamente 1 mes y varios días cumplí los 18 años, mi mayoría de edad. Mi padre es Clow Reed y mi madre Elizabeth Marshall, quien falleció a los 26 años de edad al dar a luz a mi hermana Tomoyo y a quien por cierto nunca conoci, excepto por fotos. Soy alto, de complexión delgada pero atlética, ojos color zafiro producto de mi madre y padre, y cabello azabache con toques azulados.

¿Quién es Tomoyo? Como ya mencioné, mi hermana menor, de 17 años de edad, lo cual quiere decir que nos llevamos 1 año, ella nació el 3 de septiembre, según mi padre durante una noche de luna llena. Por eso a veces él tiene la extraña costumbre de llamarla Tsuki, en relación a una leyenda que mi padre inventó. Desde que tengo uso de razón ella siempre ha sido muy quieta y dulce, es por ello que papá la quiere tanto.

Ambos seremos los herederos del consorcio Hiragizawa que se dedica principalmente a la venta, exportación y distribución de telas. Esta empresa fue fundada por mi padre a petición de mi difunta madre, y al parecer, fructificó muy pronto.

…..

Mientras comenzaba a degustar mi desayuno, mi padre y Tomoyo aparecieron en el comedor.

-Al parecer ya te vas al instituto.

-Así es, padre. Lamento haber comenzado a desayunar sin ustedes, pero se me hubiera hecho tarde.

-No te preocupes -relució la voz de mi princesa- es importante que llegues a tiempo hoy, no? Si no mal recuerdo, es tu examen de preparación..

-Sí, lo es Tomoyo, que buena memoria tienes-sonreí.

-Nada es suficiente si se trata de ti, Eriol-dijo mientras me dedicaba una de sus luminosas sonrisas-tengo que preocuparme por mi hermano más querido.

-Tu único hermano-rectifiqué- pero me alegra que estés al pendiente. Basta de plática, debo marcharme ahora, ¿no deseas que te lleve conmigo?

-Ammm.. no-respondió ella-hoy mi clase comienza una hora más tarde. Muchas gracias Eri, y suerte.

-La necesitaré-comenté entre risas-sabes que el profesor es muy estricto. Nos veremos más tarde. Ammm.. ¿papá?

-Dime..-respondió mi padre con su solemne voz.

-Nada.. solamente ten cuidado-solté consternado.

-No te preocupes hijo, "no existen las coincidencias, solo lo inevitable". Estoy preparado.

Sonrió, dejándome aún mas aturdido si se podía. Tomoyo hizo una mueca seria, y me despidió alzando la mano. Definitivamente ese día nuestras vidas iban a cambiar. Sin falta.

…...............

Me dirigí a la escuela en moto.. mi tesoro más preciado desde los 16.. aún me hacía gracia recordar las protestas de papá y las súplicas de Tomoyo para que no me subiera. Tomoyo.. de nuevo.. ¿es que tengo que pensar en ella las 24 horas del día? Qué martirio enamorarte de tu hermana menor, pero quién puede dominar los sentimientos, ahora me quedaba claro que ese sentimiento era obra del destino, tal vez me tenía preparado algo sorprendente que debía descubrir por mí mismo.

Otra vez haciéndome ilusiones.. Tomoyo nunca me amará.. como se me ocurre pensar en eso cuando tengo que presentar un examen apenas llegue al salón. Rayos. Aceleré la velocidad como pude, mientras los latidos de mi corazón cada vez se me hacían más estridentes.

Llegué con 15 minutos de anticipación.. bastante útiles si se trata de un maestro tan exigente como Alexandre Demartinis. ¿Quién? El profesor con más prestigio dentro de la Academia, pero también por ello muchísimo estricto que los demás. Definitivamente: día difícil. Recorrí apresuradamente los pasillos de la escuela, tratando de enfocar el número del salón: 23 del edificio K.

Quedé frente a la puerta que contenía una placa, en la cual relucía el número grabado en ella. 23. Empujé suavemente la puerta, esperando no interrumpir a los demás sustentantes, ya que seguramente estarían repasando los apuntes más importantes. Nada se aprende a último minuto, pero nadie parece comprenderlo. Me introducí al salón, y sonreí al observar, que en efecto, todos estaban repasando apuntes.

Me senté en el pupitre más cercano, contando con impaciencia los minutos antes de que llegara el profesor. Y como era de esperarse, acudió al recinto impecablemente puntual. Ni un segundo más ni uno menos. Se acomodó en el escritorio y de inmediato, comenzó a pasar lista, haciendo oral e individualmente el examen. Estaba nervioso. Lo cual no era muy común en mí. Mi mente comenzó a divagar entre imágenes de mi padre e imágenes de Tomoyo. Qué tortura. Mi cabeza estaba empezando a sucumbir al dolor cuando clara e imponentemente escuché mi apellido. Tuve ganas de desistir en presentarlo, pero ese examen era mi pase de ingreso a la Universidad, dependiendo de mi desempeño.

Me paré de mi asiento con un poco de dificultad, ante la mirada curiosa de mis compañeros. Seguramente creerían que se trataba de un ataque de pánico, cuando en realidad, mi malestar no tenía nada que ver con aquello. En verdad tenía miedo, y no podía controlarlo. Dí varios pasos al frente hasta quedar cara a cara con el profesor.

-A juzgar por su cara, Hiragizawa, está usted enfermo.

-No es así, profesor-le interrumpí-puedo tener un buen desempeño en el examen. Permítame presentarlo.

-Muy bien, así sera.

Con estas palabras como epílogo comencé una de las pruebas más importantes de mi vida. Tenía la certeza absoluta de que lograría pasarlo, mis notas eran simplemente excelentes, no me gustaba presumir, pero por alguna razón mis estudios siempre me han resultado sencillos. 20 minutos más tarde, se dio por finalizado mi examen, con un total del 98%. Seguramente mi padre se sentiría orgulloso. Y Tomoyo también. Después de todo esa era una calificación histórica hablando del profesor en cuestión.

Salí lo más pronto posible del aula, dejando atrás a mis demás compañeros que cuchicheaban cosas sobre mi calificación. No les presté mucha atención y salí, deseando respirar aire puro, esperando que mi dolor se atenuara.

En el pasillo reconocí la grácil figura de una joven que me observaba. Tomoyo. Mi ángel, musa y delirio. Por Dios, quien pudiera leer mis pensamientos diría que soy un cursi. Qué decepción, no acostumbro ser así.

-Hermano-pronunció sacándome de mis pensamientos y logrando que un pinchazo de dolor atravesara mi corazón. Eso era yo de ella: su hermano. ¿entonces para qué tanto esfuerzo?.

-¿Qué pasa mi pequeña?-respondí con una sonrisa que disimulaba mi dolor.

-Sólo quería saber que puntaje obtuviste en la prueba-comentó ligeramente sonroja. Un momento. ¿Sonrojada?

-Estuvo relativamente fácil la prueba, y eso que hablamos de Demartinis-reí- obtuve un 98-comenté entusiasmado.

-Eri, estoy orgullosísima de ti, y seguro papá también lo estará-comentó con una sonrisa-supongo que ahora estás libre, mis clases han terminado, así que ¿te parece que regresemos temprano a casa para almorzar con papá?

-Eso estaría maravilloso, Tommy. A esta hora todavía debe estar en la oficina, pero le diremos a Nakuru que lo contacte, tratándose de su familia seguramente accederá de inmediato.

Tomoyo solo asintió y salimos de la Academia hacia el estacionamiento para estudiantes, nos subimos a la moto e hicimos en silencio el recorrido a casa. Qué abrumador. Llegamos y descendimos de la moto, Tomoyo se apresuró corriendo hacia la mansión, como una niña pequeña. Algunas cosas nunca cambian. Esa pureza e inocencia suya.

La alcancé solo unos minutos después, y al entrar en la mansión vi a Nakuru y Tomoyo envueltas en lágrimas. ¿Qué había sucedido? Mi corazón comenzó a estrujarme el pecho, como si estuviera dando vueltas y acomodándose en mi pecho.

-Eri-habló Tomoyo con la voz quebrada- papá..papá..-balbuceaba, de repente corrió hacia mi y me estrechó con todas sus fuerzas- ¡Papá está muerto!

Por Dios, ¿cómo era eso posible?.. mi padre.. el ser que más admiraba y respetaba en la vida..¿estaba muerto? No era posible. No. Mentira. Tardé en reaccionar ante la noticia, y lo único en lo que pude acertar, fue en devolverle el abrazo a la pequeña y frágil criatura que se amoldaba en mis brazos.

-Eriol y Tomoyo-interrumpió Nakuru, tratando de componer su postura- hay algo que su padre quería que ustedes supieran al momento de su muerte.

Tomoyo y yo nos miramos desconcertados. ¿de qué hablaba Nakuru? ¿Algo que mi padre deseaba que nosotros supiéramos hasta el momento de su muerte? ¿Un secreto que pretendía ocultar en vida?. Ahora todo encajaba. El temor que había recorrido mi cuerpo antes del examen y los constantes presentimientos en el que veía a mi padre.

-Por favor acompáñenme a su despacho, y les explicaré todo-mencionó suplicante Nakuru.

Tomoyo y yo asentimos automáticamente, sin tener la menor idea de lo que nos esperaba ahí dentro. Algo que cambiaría completamente el rumbo de nuestras vidas.

Continuará...

N.A: Hasta aquí he llegado, esto se me vino en un chispazo cuando intentaba dormir en días pasados. Perdón por no actualizar tan seguido.. y sé que tengo pendientes otras dos historias.. pero no se desesperen. Cualquier cosa, duda, aclaración, sugerencia, dejen un review. Este fic dedicado a Emiko-chan..que de verdad es lindisima..!!* sayonara.. minna..!!*

..:: We live a dying dream, if you know what I mean ::..