Advertencias: Una boca sucia que dice 3 palabras soeces, un Romano asustado y un tulipán mutante gigante.
Nota de la autora: Cosa rara que se me ocurrió cuando estaba viendo de nuevo "Hetalia: Axis Powers". ¡Amo a Chibi Romano! Es tan asdfasdfds. Por cierto, gracias a los reviews de mis otras dos historias (si se pueden llamar historias, claro xD). Como no puedo responderos por PM, os lo agradezco aquí. Grazie ^^ me inspiran mucho, la verdad. Voy a intentar a hacer un fic multi-chapter. Seguro que os gustará. No sé si lo haré bien y no tiene pairings, pero por probar no se pierde nada ~ (Matadme plz)
Disclaimer: Hetalia no me pertenece (por desgracia). Pertenece al grandioso y awesome Hidekaz Himaruya, más conocido como el mayor troll de todos los tiempos. Alabadlo. *alaba*
A Romano no le gustan los tulipanes.
Es más, los odia.
"¿Por qué?" te preguntarás.
Yo, la autora, tengo la respuesta.
Esto sucede en aquellos tiempos en los que el pequeño Romano aprendió a levantarse por la noche e ir a hacer pis al baño. Pero una noche hubo tormenta.
A Romano no le gustan las tormentas.
Es más, las odia.
Se despertó con la inmensa necesidad de ir al baño. Se levantó de la cama y comprobó que estaba lloviendo. "Por mí vale, mientras no caigan rayos..." pensó.
Abrió la puerta de su cuarto y se encontró con una inmensa oscuridad en el pasillo.
A Romano no le gustan los pasillos oscuros.
Es más, los odia.
Empezó a caminar, siempre pegado a la pared, buscando la puerta hacia el baño. Se encontró una puerta y la abrió, comprobando de que esa era la habitación de España. Supo que era de España por los ronquidos que se escuchaban.
- Idiota... -murmuró, cerrando la puerta sigilosamente. Por suerte, el jefe no se despertó.
Siguió tanteando la pared. Por poco se cae por las escaleras.
- ¡Joder! -casi chilló Romano, a punto de caer.
Siguió tanteando la pared. Encontró una ventana por la que se veían las gotas de la lluvia caer. El sonido siempre relajaba a Romano cuando estaba enfadado y/o mosqueado con alguien.
Cuando iba a cruzar, una sombra lo alarmó.
!
- ¡YIAAAAAAAAAAAAA! ¡AHHHHHHHH!-gritó y gritó dos veces seguidas antes de que la sombra se acercara y le tapara la boca.
- ¡Cállate! ¿Acaso quieres despertar a los demás? -siseó el extraño ser con una voz ronca.
Entonces sonó un trueno. Acompañado de su resplendor correspondiente. Y pudo ver que la cabeza de la sombra era un tulipán.
Un. Puto. Tulipán.
A Romano no le gustan los tulipanes.
¿No lo había dicho ya?
- ¡MIERDA! ¡U-UN MONSTRUO! ¡SOCORROOOOO! -Romano se zafó de las garras de la extraña criatura y salió corriendo sin saber a dónde iba.
Entonces se topó con el baño. Se encerró dentro y pasó la noche metido ahí. Al día siguiente, España lo encontró metido en la bañera abrazando un bote de champú y con una mancha sospechosa en la parte sur de su pijama. Romano se defendió diciendo que un tulipán lo atacó por la noche, pero España sólo se limitó a decir "¡Pero qué mono es mi tomatito~!".
A Holanda no le gusta Romano.
Es más, lo odia.
"¿Por qué?" te preguntarás.
Yo, la autora, tengo la respuesta.
Romano era demasiado miedica.
