Antes que nada quiero dar las gracias por darle una oportunidad a esta historia, a la cual le tengo mucho cariño. Sin mentir creo que ya son como 7 años que la tenía guardada sin atreverme a publicar nunca el primer capítulo jaja…luego de tanto tiempo me pareció penoso que incluso siendo el naruhina cannon y habiendo el manga de Naruto terminado todavía no hubiese compartido nada…así que lo hago ahora… aprovechando que estoy de vacaciones y que mi casa está atestada de gente a la que no quiero atender y esta fue mi escapatoria XD

La única advertencia que tengo…como ya dije anteriormente…fui escribiendo este fic a lo largo de muchos años, por lo que puede que en cada capítulo noten que el estilo va cambiando ligeramente…Bueno en fin, espero que la disfrute tanto como yo.

Los personajes de Naruto son Propiedad de Masashi Kishimoto

Capítulo 1: Un retrato difícil… ¿es un sueño o realidad?

Se encontraba allí, frente al lienzo en blanco, con pincel en mano derecha y rodeada una gran cantidad de pinturas de todos los colores e implementos que se supone que debería haber en una sala dedicada exclusivamente a la pintura.

Las luces de la habitación se encontraban apagadas, pero unos tenues rayos se infiltraban entre las persianas, lo que permitía que hubiera la suficiente visibilidad para que Hinata, realizara su trabajo de costumbre, aunque el cuadro que haría ahora no tenía nada de común, en realidad, le sería bastante complicado.

Sus obras eran la sensación del mundo actual. Era bastante reconocida desde que comenzó sus estudios como artista, trabajando arduamente para poder mantenerse.

Sus retratos eran los que la habían impulsado a la fama, solo miraba al retratado concentradamente por unos minutos y lograba magníficos cuadros en los que representaba la esencia de sus modelos.

Hasta el momento ninguno de sus retratos era erróneo y las personas daban testimonio de que cuando eran parte del trabajo de Hyuga Hinata, sentían como la mirada de la bella joven los penetraba totalmente, incluso algunos podrían jurar ver como la irrigación de sus ojos perlados aumentaban a tal nivel que se podían ver la venas marcadas alrededor de sus ojos. Sus fans habían bautizado a esta condición como "Ojo blanco".

Ella era considerada como una de las mejores artistas de la universidad de Konoha y pronto sería reconocida incluso fuera del país.

Se encontraba inmóvil y con la cabeza gacha sentada en esa pequeña silla frente al lienzo aún en blanco, su aspecto a simple vista hacía pensar que se encontraba en una especie de trance o estado de meditación, pero si se le observaba más detenidamente, cualquiera se podría dar cuenta de que se estaba preparando mentalmente para comenzar, visualizando en ese rectángulo sin color, todos los cambios que se realizarían.

Observó una vez más ese trabajo sin empezar.

-…Antes de reencontrarme con él me parecía bastante a ti…-. Una sonrisa melancólica invadió sus labios.

Desvió la vista por una milésima vez a su mano derecha. Una pequeña venda descansaba abrigando la profunda herida del dedo índice.

Aunque en ese mismo momento deseaba con toda su alma deshacerse de ese pedazo de tela tan simple y que le traía a su mente un sin fin de recuerdos, no podía, ¿por qué?

Porque no los quería olvidar ni abandonar de ninguna forma, porque a la par de que se sentía indignada y traicionada al hacer memoria de todo aquello, también, le recorría por el cuerpo una sensación cálida y reconfortante que le hacía sentir más segura de sí misma, porque le daba algo de risa el hecho de que se aún se sonrojara al máximo al visualizar aquella cara, porque le gustó pensar que era apoyada y entendida completamente por una persona.

Porque… no quería olvidarlo.

No quería olvidar al hombre el cual la embelesó desde pequeña con su sonrisa zorruna, sus palabras fuera de lugar, sus distracciones en clases, su inagotable hiperactividad, su ayuda en los momentos difíciles en los que ella acostumbraba a llorar, las últimas noches en la playa, las risas, los abrazos, las lágrimas y por sobre todo y lo que le había impulsado a realizar sus sueños… su fuerza de voluntad…

Su expresión cambio radicalmente se enderezó en la silla, ahora sus ojos denotaban una total concentración y determinación. Cambió el pincel a su mano izquierda, organizó los colores que ocuparía, rojos, anaranjados, amarillos, violetas, azules. Tomó la paleta con algo de dificultad y comenzó la acción, con unos movimientos rápidos y gráciles de su mano mezclaba la pintura y la deslizaba suavemente con el pincel por el lienzo que poco a poco iba perdiendo su virginidad.

Su blanca y suave piel se iba manchando de color al igual que la mínima luz que se escurría por las persianas iba desapareciendo lentamente.

Si hubiera empezado a llover dentro del cuarto no lo hubiera notado, si su celular hubiera comenzado a sonar, no lo habría escuchado, si en ese mismo instante su hermana Hanabi hubiera entrado haciendo un escándalo no se habría dado cuenta.

Una vez que comenzaba a trabajar no había nadie ni nada capaz de sacarla de ese estado… y allí se quedó por varias horas.

Sin duda ese era la representación más extravagante y complicada que había hecho en su corta vida, se había visto obligada a cambiar su estilo, pero había quedado satisfecha con el resultado.

Dio un gran suspiro, ya había terminado, sus ojos perlados ahora reposaban en su condición normal, se había esforzado tanto que respiraba con dificultad, le dolían los brazos y minúsculas gotas de sudor resbalaban por su frente. Apretaba fuertemente el pincel en su mano y contemplaba impresionada la obra que acababa de hacer, la luz en la habitación escaseaba, pero eso no importaba, ella podía apreciar con total claridad su más reciente obra.

Su expresión nuevamente cambió, pero ahora mostraba una mezcla extraña de sentimientos, una radiante sonrisa se posaba en sus labios, dando a pensar que estaba más que satisfecha…pero… algo la delató, solitaria una lágrima que escapó sin permiso de sus ojos, escurrió por su tersa mejilla y calló al vacío… un susurro casi inaudible la acompañó en su caída…

… Naruto…kun…

Este es el cercano fin de una larga y confusa historia, todo comenzó en un día común y corriente para ellos, pero que cambiaría el curso de sus vidas.

En una habitación a oscuras y más que desordenada, con una cantidad impresionante de ropa sucia tirada por todos lados, se encontraba un joven rubio, de unos 20 años de edad, piel tostada, un físico trabajado sobre todo sus bien formadas piernas, con unas marcas muy llamativas en su rostro, 3 de ellas cruzando cada mejilla.

Dormía cómodamente en su cama revuelta, sus ronquidos hacían estremecer toda la casa y un gorrito algo infantil para su edad cubría su cabeza. Lo interesante en este chico, obviamente no era la postura en la que se encontraba, si no era lo que su subconsciente le estaba anticipando.

El lugar en que estaba era la nada misma...

Ni un alma paseaba por allí… a donde mirara solo veía el blanco vacío… el silencio retumbaba en sus oídos, ni siquiera podía escuchar el eco de sus propios sus pasos… todo era tan austero que llegaba a sentirse desahuciado. Nunca había estado en una situación parecida, tenía la extraña sensación de que debía encontrar a alguien y darle apoyo, pero no sabía quién era, ni como buscarle, nada más pasaba por su cabeza.

-… ¿Dónde…dónde estoy?-.

Fue lo único que atinó a decir… inesperadamente obtuvo una respuesta, que lo alivió, haciéndole pensar que no estaba solo en aquel sombrío lugar.

-Estás dentro de mi mente… Puedo saber ¿quién eres tú?-

Contestó una tímida voz femenina. Sin duda ella era la persona que estaba buscando, esa sensación de alivio al escuchar su voz lo confirmó.

Se dio vuelta para contemplar a la persona que lo acompañaba en ese momento… Lo que tenía frente a sus ojos lo dejó boquiabierto, sencillamente era hermosa, más o menos de su misma edad, tenía el cabello de una tonalidad azulada largo hasta la cintura y liso, unos cuantos mechones cubrían su frente y los márgenes de su rostro, su mentón redondo hacía resaltar sus simétricos labios, usaba ropa totalmente negra, lo que hacía demarcar su escultural silueta, en esa piel y fondo blanco, jugaba con sus dedos como si fuera una niña a la que acababan de regañar, cosa que le pareció encantadora.

Solo había algo que no podía contemplar… sus ojos… los había escondido bajo unas gafas negras al igual que su atuendo. Esto le incomodó, por alguna razón sentía que esas gafas no debían estar allí, pero su meditación y su aspecto serio se vieron quebrados nuevamente por la voz de la mujer

-¿Quién… quién eres?-. Volviendo de su ensimismamiento, habló entrecortadamente, nervioso de sentir que aquel monumento tuviera su atención puesta en él.

- A… bueno… yo…yo…Uzumaqui Naruto…si ese es mi nombre jejeje… y… ¿tú eres?…-

Se rascaba la nuca mirándola fijamente, esperaba una respuesta, que finalmente fue reemplazada por un notorio sonrojo que le pareció conocido.

Ella retrocedió un paso como si no hubiera escuchado nada de la respuesta del hombre que se metió en su mente.

-¡Respóndeme por favor! -.

El eco de su súplica rebotaba en los oídos del rubio, retrocedió otro paso, no entendía por qué trataba de alejarse de él -Soy Naruto. ¡Mucho gusto!-

Le tendió la mano en forma de saludo, pero nuevamente el gesto no fue correspondido, la joven parecía más asustada que antes y miraba la mano tendida frente a ella, como si de aceptar la muerte tratara, retrocedió más aún, temerosa y agregó, mientras se volteaba para irse- No…no puedo darle… la mano a alguien que no deja ver su rostro...

Confundido por lo que acababa de decir la joven se palpó la cara, después de todo el tiempo que había pasado en ese extraño lugar, recién se percataba de que tenía cubierto el rostro con una especie de tela muy particular, era como si estuviera formada solo por luz. Intentó sacársela, pero no pudo, estaba unida a su piel.

Se olvidó de la tela cuando la joven comenzó a correr rápidamente, el pánico le inundó, no quería que se alejara de él, debía ayudarla.

-¡Espera no te vayas!-

Salió corriendo tras ella, pero sus esfuerzos no llegaron a nada, aunque fuera un gran corredor mientras más aceleraba el paso, ella más lejos parecía ir, el escenario iba cambiando con el tiempo, a la vez, ella se deshacía en el nuevo ambiente hasta desaparecer.

Paró de golpe, ahora se encontraba en una especie de bosque a oscuras en la noche, buscó con la mirada a la chica, mas no la encontró, dió unas cuantas vueltas en el lugar, se fijó en cada rincón sin obtener buenos resultados. Se detuvo un momento decepcionado por su fracaso, pensaba rendirse de una vez y tratar de volver, pero algo le desconcentró a lo lejos se escuchaba el sonido de agua corriendo y sin tomarse si quiera el tiempo de preguntarse a sí mismo el por qué, se dijo que debería dirigirse a ese lugar. Echó a correr nuevamente.

Cuando hubo llegado a la cascada miró a su alrededor, cada vez estaba más confundido por lo que estaba sucediendo, y por qué sus instintos le llevaban a los lugares más inhóspitos.

-¡QUE DEMONIOS PASA AQUÍ!-

Arqueó una ceja, nuevamente algo más le sacaba de quicio, su voz sonaba algo aguda… suponiendo lo que le había pasado, se atrevió a mirar su reflejo en el agua iluminado por la luz de la luna… sus suposiciones, eran verdaderas -P…p…pero... ¡SOY UN NIÑO!-

Perplejo, confundido y harto de verse en esa estresante situación actuó de manera acorde a su nueva apariencia.

-¡AAAAAAAAAAAAAAHH! Se acabó, esto tiene que ser un sueño, tengo que despertar ahora-.

Preparado, respiró profundo, levantó su mano y se dio una fuerte cachetada a sí mismo, después de comprobar que seguía en el bosque, un poco aturdido, lo volvió a hacer, pero con más energía, al comprobar nuevamente que no había pasado nada, histérico, empuñó su mano y se golpeó con todas sus fuerzas. Para colmo al no medir su empeño, perdió el equilibrio y calló al majestuoso caudal.

Después de unos segundos emergió de las profundidades, la corriente era demasiado fuerte para tratar salir de ella, y como su fuerza había desaparecido le resultaba inútil tratar de luchar, debía apresurarse por buscar una solución al problema rápidamente o no podría contarlo, sin otra opción empezó a buscar algo a lo que aferrarse, el agua lo remecía brutalmente, por suerte, un poco más lejos había una rama de sauce, el único problema era que estaba demasiado cerca de la orilla, pero si no la tomaba lo más probable era que no hubiera vuelta atrás.

Se preparó mentalmente para lo que venía, cada vez estaba más cerca del clímax, su corazón latía rápidamente, estiró sus brazos esperando que fuera suficiente para alcanzar la rama…Ya estaba lo bastante cerca, era ahora o nunca. Tomó algo de impulso contraatacando la corriente y ¡lo consiguió!

Apretó la rama con todas sus fuerzas para no resbalar. Un gran suspiro de alivio escapó de su boca, al fin podía tranquilizarse un poco.

Sin embargo en ese momento su mente prácticamente le gritaba que ya había vivido esto, en algún momento pasado, una fuerte punzada cruzó toda su frente, tratando de llamarle la atención.

Esa pequeña molestia que duró menos de unos segundos, fueron al parecer demasiado para la frágil rama en el que él estaba depositando su vida, no aguantó más el peso quebrándose, dejándolo a merced de la corriente.

Llegó el momento ya no era posible salir de esa terrible situación, cerró los ojos fuertemente y calló por la cascada dejando escapar un sonoro grito de horror…

Recuperó la conciencia después de un rato, sentía su cansado cuerpo flotar en la superficie del agua, quizás hubiesen pasado unas cuantas horas, pero no estaba seguro de su noción del tiempo en ese extraño lugar.

Su visión se había oscurecido, sin embargo poco a poco esta iba aclarando nuevamente por la luz de la luna llena, que se encontraba justamente en ese momento por encima de su cabeza.

Abrió completamente sus ojos, dejando que estos nuevamente se acostumbraran al paisaje, la cabeza le estaba matando, la punzada que había tenido anteriormente antes de caer por la cascada se había convertido en una terrible jaqueca. Se dejó flotar sin energía, estaba adolorido, pero al parecer no tenía nada roto, después de un tiempo en el que supuso que habría recuperado parte de su energía, se incorporó apoyando sus brazos y piernas en el suelo húmedo y arrastrando los pies se dirigió a tierra firme, no se explicaba cómo había sobrevivido, al parecer había exagerado en la magnitud de la caída, pero no le importaba lo único que quería era salir de ese extraño lugar que lo estaba volviendo loco.

No aguantó más, sus fuerzas aún no estaban totalmente repuestas, cayó de espalda detrás de unos arbustos, respiraba con dificultad, la cabeza aún le dolía, pensó en ponerse a descansar allí y después salir de ese maldito bosque, pero lo que le impidió esta vez cumplir con su cometido fue una voz.

"…Mira al pie de la cascada…"

Se calmó un poco, pero seguía impresionado, definitivamente esto se volvía cada vez más raro.

"…Mira al pie de la cascada…"

Apoyando sus manos en el suelo se incorporó con algo de agotamiento, asomó su cabeza por el arbusto… la emoción lo incitó a temblar, al ver aquella imagen, entendió por qué esa sensación de haber vivido esa experiencia antes, todo esto lo había vivido a la edad que aparentaba tener.

-¡Ella es la chica que vi en el campamento de verano, cuando tenía 12 años!…- expresó en un inaudible susurro.

Se le quedó viendo embobado, con la boca semiabierta, en sus ojos azules se reflejaba totalmente la escena, esa era la chica de sus fantasías cuando era niño, aquella que lo había dejado embrujado con su baile en el agua, la cual estaba seguro que un día encontraría.

-¡Cuándo ella movía sus manos el agua la seguía!-. Le había dicho a sus compañeros el día siguiente, pero nadie le creyó y habían insistido en que era otro de sus sueños locos resultado de su fragante imaginación, llegó un tiempo en el que él mismo había llegado a creer en esa explicación, pero en realidad nunca había abandonado ese "sueño loco" y ahora lo comprobaba, ella estaba allí realizando nuevamente esos movimientos circulares, como si hiciera un conjuro para embrujarlo nuevamente.

Su silueta era demarcada perfectamente bajo la luz de la luna, se movía grácil y suavemente e incluso parecía levitar por encima de la superficie, pero aunque el espectáculo que estaba contemplando era digno de una diosa, lo que él quería de verdad era ver su rostro…

No podía soportar más esa curiosidad que lo había carcomido por años, milagrosamente recuperó sus energías, salió de su escondite de manera muy sigilosa.

La última vez había dejado que escapara, por un estúpido tropezón, ella se había dado cuenta de su presencia y se había escabullido antes de que él pudiera adivinar su dirección, pero ahora no desaprovecharía tal oportunidad, sentía como su corazón se aceleraba con cada paso que daba, al parecer la hermosa chica no se había percatado de sus movimientos, y eso le ponía cada vez más ansioso. Al principio había pensado en abrasarle desde atrás, pero cuando la distancia se acortó entre ellos se dio cuenta de que estaba desnuda, sus mejillas se encendieron al rojo vivo, pero eso no le acobardó.

En un movimiento fugaz tomó sus muñecas y las puso detrás de su blanca espalda, ella dejó escapar un alarido de sorpresa, mientras en la cara del ojiazul se dibujaba una majestuosa sonrisa de triunfo.

Había comenzado a moverse inútilmente intentando soltarse del agarre del rubio, él, después de volver de su mundo, habló rápidamente para calmarla.

-No hay necesidad de que trates de escapar, no voy a hacerte daño, lo que pasa es que…bueno…- un rubor cubrió sus mejillas delatando sus ambiciosos pensamientos, tragó saliva y continuó - Hace tiempo que quería conocerte… y tenía la certeza de que si me acercaba tu escaparías…¡bueno, me llamo Uzumaqui Naruto, es un gusto conocerte! ¿Quién eres?-

Mientras preguntaba lo último la soltó suavemente y colocó su chaqueta sobre sus hombros.

Pudo notar que ella había comenzado a temblar y se había encogido sobre sí misma, agarrando la chaqueta fuertemente para cubrir su desnudez.

De espaldas a él intentó responder tímidamente -Yo… yo soy… la mujer… que… que te preguntó quién eras en mi mente- Patidifuso por lo que se la había revelado recientemente, no pudo evitar gritar de sorpresa-¡QUEEEEE TU Y ELLA SON LA MISMA PERSONA!-.

Ella por su parte seguía tartamudeando por la cercanía. -A…sí… así es-

Rascándose la nuca dejó escapar una risa zorruna y continuó hablando para evitar un silencio incómodo entre los dos. -Bueno así es mejor, he matado dos pájaros de un tiro jejeje-.

Se notaba que ella podría caerse en cualquier momento por el nerviosismo, sus piernas temblaban, sin embargo no parecía querer alejarse -S… sí, es…eso creo…entonces… ¿tú eres Naruto?

- ¡Hai, ese es mi nombre! ó animadamente.

A tal repuesta la misteriosa chica suspiró profundamente, parecía haberle calmado saber la identidad del ojiazul, aunque él se la hubiera dicho anteriormente-ya… ya veo…tu eres el de ver… verdad-.

Levantó una ceja al escuchar esa expresión "¿El de verdad?¿Qué querrá decir con eso?"

Dejó esas preguntas para después, ahora venía lo que él estaba esperando desde hace más de 8 años, se estaba dando vuelta lentamente, su expresión se desencajaba…

- Yo…yo…soy…- Se inclinó un poco sobre ella para poder contemplar mejor sus faciones…-¿Tú eres?-

- M… me llamo-

Naruto no podía estar más impaciente, sus manos comenzaron a sudar, su corazón latía desenfrenadamente, solo era un nombre, algo que lo haría muy feliz.

-Yo…me llamo…Hi…

¡ RING-RING-RING-RING…

Abrió los ojos al escuchar la desesperante máquina, estaba tirado en el suelo al lado de su cama, su estúpido gorrito estaba fuera de su alcance y su despertador estaba sonando, anunciando la hora de salir de su casa. Unas ojeras enormes remarcaban sus ojos azules…lentamente se sentó en el suelo con una disposición que daba miedo en él, el despertador seguía saltando encima del velador, frotó sus ojos como tratando de deshacer su mal despertar, y se levantó pesadamente… estaba inmóvil en esa posición como recordando algo…

¡RING-RING-RING-RING…

Giró su cabeza, por fin tomando atención a ese molesto aparato, su expresión seguía somnolienta …pero esa expresión no le duró mucho.

Si cualquier persona pasara frente la humilde morada de los Uzumaqui en un día común y corriente lo que escucharía sería un cómodo silencio, tal vez a esa hora sería un despertador sonando, anunciando la hora de levantarse al joven de la casa y que iniciase la rutina del día. Desgraciadamente este no era un día común y corriente, se escuchaba el despertador sonar, pero….pronto eso cambió.

RING-RING-RIN! MALDITO! ¡Plaf!, RING!, CARAJO! ¡puff! , ING!, H*JO DE P*TA! , ¡zaaazzzshh! RIANNG!,¡AAAAAAAAAAAAAAAA!

¡Taaaaappp!RAAAAAaaannngg

Luego de ello volvió a reinar el silencio profundo.

Espero no les haya parecido demasiado loco XD.

Cualquier comentario sugerencia que me quieran dar es bien recibido yyyy algo que me olvidé mencionar antes… el verdadero argumento de esta historia no lo dejo ver si no hasta el capítulo 5 creo y allí todo se vuelve más confuso…algo más idiota a mi parecer también, pero a esta altura ya no puedo ni quiero cambiarlo askahdsk

Hasta el próximo cap.