¡Hola a todas y a todos! Muchas gracias por darle una oportunidad a este fic que se ocurrió escribir, ya lo tenía en mente desde hacía tiempo pero me daba mucha vergüenza publicarlo y eso per meh~ ahora ya está. AVISO: Uno de los personajes importantes en la historia es una OC (Original character) mía, espero que eso no sea un problema, es muy maja y seguro que le cojéis cariño. Nada más que decir, muchas gracias y disfrutad del cap, besitos :3


La luz de sol se filtraba por la ventana provocando reflejos plateados en el cabello realmente cuidado de un chico de 15 años que dormía profundamente hasta que un molesto sonido le impidió seguir haciéndolo. Con desgana se levantó, se estiró y salió de su dormitorio dispuesto a averiguar que dominios era ese sonido infernal aunque en el fondo se lo imaginaba, no era muy difícil imaginárselo ya que su compañero de piso solía emitir sonidos algo peculiares cuando perdía a algún videojuego. Bajó las escaleras del dúplex y se encontró con una imagen que ya le era familiar pero que no por eso le resultaba menos divertida y patética: su compañero de piso estaba jugando al Guitar Hero vestido con un pantalón corto de pijama, una camiseta con un mensaje de ánimo estampado y una cinta en la cabeza. Por la cara que tenía parecía que no le iba demasiado bien y las ojeras revelaban que se había pasado prácticamente toda la noche jugando a ese juego. Inevitablemente sonrió, para él Torch siempre sería como un niño y se quedó a observar el espectáculo a una distancia prudente, para evitar acabar como ese jarrón que nadie sabía cómo había llegado al salón y que ahora yacía en el suelo hecho pedazos por culpa de los exagerados movimientos del pelirrojo que se encontraba jugando.

-El estruendo del jarrón rompiéndose debió ser lo que me despertó- pensó al mismo tiempo que Torch se giraba y le dedicaba una mueca que le hizo reír, lo cual sorprendió de gran manera al pelirrojo.

-Oye, Gazelle –el de cabellos plateados se volteó a mirarle con interés mientras seguía preparando el desayuno en la moderna cocina- hoy te ves feliz, ¿ocurre algo especial?

-No, realmente no pasa nada, sólo me levanté contento hoy, y eso es extraño teniendo en cuenta que tu torpeza fue la que me despertó.

-Pff… que malo eres, aún encima que te hice un favor, ese jarrón era verdaderamente horrible.

Asentí con la cabeza al mismo tiempo que colocaba los dos platos cuidadosamente sobre la barra de la cocina, acostumbrábamos a desayunar allí en vez de en la mesa:

-La verdad es que sí, se parecía al pelo de Jordan en la Academia Alius.

No pensé que mi comentario fuera a provocar una reacción tan exagerada en Torch, pues se empezó a reír como loco mientras yo le miraba con cara de estar preguntándome si sería buena idea anotarse el número de alguna psicóloga, por si las moscas. Diez minutos después se le pasó el ataque de risa, justo cuando yo me terminaba lo que me quedaba de zumo y me levantaba para irme lo más rápido posible de la cocina, ya que una de nuestras normas de convivencia decía que el último en abandonar la cocina debía fregar los platos. El ojiámbar se dio cuenta ya que me dirigió una mirada asesina mientras se limpiaba una de las lágrimas provocadas por mi anterior comentario con el dorso de la manga de la camiseta. Al momento sonó el teléfono y tuve que salir literalmente corriendo de allí para cogerlo a tiempo, aunque después me arrepentiría de haberlo hecho.

Varios minutos más tarde, Torch pasó detrás de mí mientras yo seguía atendiendo mi llamada telefónica y comenzaba a perder la paciencia. El pelirrojo comenzó a hacerme gestos extraños para preguntarme con quién estaba hablando y no pude evitar soltar una carcajada que acabó arruinando la conversación:

-¡Gazelle! ¿¡Te estás riendo de mí!?

-C-claro que no María, yo ja-jamás haría eso, jeje.

-Más te vale, porque si no le enseñaré a mi mamá mis fics lemon y le diré que tú me enseñaste a escribir esas cosas, y también le explicaré que fuiste tú el que me explicó que es el hard yaoi –seguramente en ese momento mi prima estaba sonriendo al otro lado de la línea telefónica mientras que mi cara se tornaba en una mueca de puro pánico.

-¡Te juro por mi pelo que no me estaba riendo de ti! Era mi compañero de piso que estaba, y sigue haciendo tonterías; y todo eso es mentira, ¡yo no te enseñé nada de eso!

Una sonora carcajada proveniente de mi derecha me hizo dar un pequeño salto en el sitio, al parecer a Torch le pareció gracioso mi juramento y estuvo un rato sin poder articular palabra por culpa de la risa, hasta que finalmente consiguió calmarse y preguntarme con quién estaba hablando:

-Es mi prima María- volví a acercar el teléfono a mi oreja- Meri, saluda a Torch, es mi compañero de piso.

Desde el interior del aparato se escuchó un sonoro: "¡Hoolaaaaa! Soy María, pero puedes decirme Meri, es un placer hablar con el novio de mi primo". Esas palabras provocaron la sorpresa en Torch y a mí me hicieron enfadarme y comenzar a gritar como un desquiciado a través del teléfono de estilo antiguo, es uno de esos que tiene la ruedita para marcar los números, pero lo cierto es que también disponía de teclas normales en el audífono*.

Finalmente mi desgaste de garganta sirvió para que mi prima se disculpara y me dejara tranquilo, pero con una molesta condición: que permitiéramos que se quedara con nosotros para asistir a un evento que duraba una semana donde se reunirían roleplayers, escritoras de fics y dibujantes de doujinshis. Ella estaba realmente emocionada por ir y no podía negarme si quería poder colgar de una vez el maldito teléfono, así que le respondí con un sí poco entusiasta pero que bastó para que inmediatamente cortara la casi eterna llamada y se fuera a preparar las maletas.

Ya habían pasado dos horas desde que María y yo habíamos hablado y en ese tiempo había arreglado mi cuarto y me encontraba ayudando a Torch con el suyo. Su habitación era un poco más grande que la mía, con una gran cama de matrimonio que debíamos hacer, un armario empotrado que ocupaba toda una pared y en el que guardaba todo tipo de cosas y un comodísimo sofá de color crema. Las paredes del dormitorio estaban pintadas de rojo, bueno, realmente solo dos de ellas lo estaban ya que en una se encontraba el armario y por tanto no se veía pared alguna, y en la otra Torch había colocado como si de papel decorativo se tratase una enorme foto de sí mismo ejecutando un lanzamiento en un partido. Por la única ventana del cuarto pude divisar la silueta de una chica de unos doce o trece años cargada con una maleta que se acercaba a la puerta del edificio donde vivíamos; mi prima había llegado. Con un suspiro bajé de nuevo al salón para abrirle el portal desde el contestador. Definitivamente iba a ser una semana muuuuuy larga.


Yo: Espero que os haya gustado y si fue así no dudéis en dejarme muuuuchas reviews, por cada review que dejéis os daré una gelleta ^^

Torch: ¡Pero las galletas son mías!

Gazelle: Nah, no lo son, son para mí, está claro.

María: -twitteando- #FreeCookies #GalletasTorch #GalletasGazelle, quien ganrá?

Yo: ¡Ya déjense de chorradas! Son para los lectores y no hay más que hablar, hum!