1 de Septiembre, 1997. Querido diario:

Pienso que soy una buena persona, ya sabes, siempre he pensado que hay bondad en todo el mundo, pero... ahí estaba yo, Kyle Broflovski, primer día del último año de instituto y... miraba a mi alrededor y veía a todos esos niños que había conocido toda mi vida y me preguntaba, ¿qué coño ha pasado?

- ¡Aparta, friki!- Le gritó uno de los jugadores del equipo de rugby a Kevin Stoley mientras este pegaba un póster de Star Wars en el interior de su taquilla.

- Gilipollas...- Respondió él en un susurro para que no le oyese.

Solíamos ser tan pequeños y felices, jugando al escondite y al pilla pilla todo el día, cantando canciones y haciendo galletas, todos éramos amigos, era genial, era perfecto, era... maravilloso.

- Ugh, ahí están esos maricones...- Le susurró una animadora a otra pasando junto a Tweek y Craig, que iban andando de la mano por el pasillo de camino a clase.

- Que te den.- Respondió inmediatamente el moreno sacándole el dedo.

Pero nos hicimos mayores, ese fue el problema.

- ¡No te me acerques, lisiado!- Exclamó una chica alejándose de Jimmy en cuanto vio a este acercarse a hablar con ella.

Ese era mi instituto, aunque más bien parecía un campo de batalla. Solo necesitaba aguantar la respiración y contar los días hasta que llegase la graduación, la universidad sería el paraíso si aún seguía vivo para Junio.

Pero yo sabía que todo podía volver a ser maravilloso, que todos podíamos volver a ser amigos una vez más, no era algo tan complicado. Si ya cambiamos una vez podríamos volver a hacerlo, sería algo maravilloso...

Solo que hoy no, otro jugador de rugby acababa de tirar al suelo a Bradley Biggle justo delante de mí.

- ¿Te encuentras bien?- Le pregunté extendiéndole la mano para ayudarle a ponerse de pie.

- Déjame en paz, perdedor.- Respondió poniéndose de pie y esquivándome sin ni siquiera mirarme a la cara.

- Como quieras...- Dije rodando los ojos y entrando en la cafetería.

Las cosas irían a mejor, solo necesitaba que llegase mi carta de Harvard para despertar de ese coma, coger mi diploma y olvidar ese infierno de una vez. Soñaba con paredes cubiertas de hiedra y una buena taza de café, ¿era tanto pedir? Para conseguirlo solo tenía que aguantarme las ganas de incendiar este vertedero de una puta vez durante unos meses más.

- ¿Me dejas pasar, cariño? Gracias.- Dijo una chica rubia empujándome a un lado para ponerse delante de mí en la cola de la cafetería.

Bebe Stevens, 3er año siendo la capitana del equipo de animadoras, y 5º año colándose en la cola de la cafetería enseñando escote.

- ¿Has dicho algo, pelirrojo?- Me preguntó echándome una mirada asesina.

- No, nada...- Estaba seguro de que como le dijese algo traería a todo el equipo de rugby para defenderla, y yo no estaba precisamente en forma.

Aún así, yo sabía que todo podía volver a ser maravilloso, antes éramos amables, ¿por qué no podíamos serlo otra vez? Sería maravilloso. De repente noté a alguien tocándome el hombro, al girar la cabeza me sobresalté al encontrarme de cara con un chico rellenito de cabello castaño que me miraba sonriente.

- ¡Ah! Hola Clyde...

Clyde Donovan, mi mejor amigo desde que llevábamos pañales, tenía un gran corazón, pero eso en aquella jungla no solía importar.

- Hola.- Sonrió sujetando su bandeja del almuerzo.- Hoy quedamos para ver una película, ¿verdad?

- Claro, pero tú te encargas de las palomitas.

- He alquilado el señor de los anillos.- Me dijo emocionado.

- ¿Otra vez?- Pregunté levantando una ceja, en los últimos 3 meses la habíamos visto ya por lo menos 8 veces.- ¿No te la sabes ya de memoria?

- Disculpa, gordo, necesito pasar.- Nos interrumpió una chica de pelo negro apartando a Clyde de un empujón para colarse, haciendo que se le cayese la bandeja al suelo.

Wendy Testaburger, la chica más inteligente del equipo de animadoras, lo cual más o menos equivalía a ser el enanito más alto.

- ¡Oye! ¡Recoge eso!- Le grité al ver la comida de Clyde tirada por el suelo.

- ¿Perdona? ¿Me estás hablando a mí?- Preguntó girándose haciendo un movimiento de pelo intentando intimidarme.

- Sí lo estoy, quiero saber por qué piensas que puedes tratar así a mi amigo. En el fondo solo eres una zorra insegura, una futura trabajadora de Raisins.- Wendy guardó silencio unos segundos pensando algo que responderme.

- Y tú eres más virgen que el aceite de oliva, perdedor.- Una respuesta sin sentido, típico de animadora.

Querido diario:

¿Por qué? ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué nadie se defendía? ¿Por qué la gente actuaba así? ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué nadie decía lo que pensaba? Necesitábamos que alguien nos ayudase, que alguien nos arreglase, que alguien nos salvase, una señal, un poco de esperanza, algo a lo que aferrarnos...

- ¡Ya vienen!- Exclamó Heidi Turner entrando en la cafetería corriendo.

Inmediatamente todos hicieron paso para los que venían y guardaron silencio expectantes, un chico vestido con una americana roja abrió la puerta prácticamente de una patada y entró seguido de otros 2 chicos que también iban con chaquetas de color amarillo y verde respectivamente.

El chico rubio vestido de amarillo era Kenny McCormick, vice capitán del equipo de rugby, su familia no tenía demasiado dinero, pero había conseguido arreglárselas para entrar en la pandilla de los populares consiguiéndoles alcohol fácilmente.

El rubio de verde era Butters Stotch, colaboraba con el periódico del instituto, no tenía una personalidad destacable, pero se había hecho hueco en aquel grupo a base de besarle el culo a Cartman.

Y el castaño que iba de rojo era Eric Cartman... El todopoderoso... El mayor hijo de puta de todo el instituto.

Ellos 3 eran los chicos más populares del instituto, flotaban por encima de todo, eran como hierro sólido, admirados y envidiados por todos, nadie les molestaba, nadie les acosaba... Yo habría dado lo que fuera por poder ser así...

...

Al sonar el timbre del final del almuerzo, todo el mundo empezó a marcharse de la cafetería para ir de vuelta a clase, yo me separé de Clyde para ir al cuarto de baño y allí me encontré a Eric Cartman y Kenny McCormick sentados en los lavabos compartiendo una bolsa de peditos de queso mientras se escuchaba a alguien vomitando dentro de una de las cabinas.

- Madura, Butters, la bulimia pasó de moda hace como 2 años.- Se quejó Cartman cogiendo un puñado de patatas de la bolsa ante la mala mirada de Kenny por haber cogido tantas.

- Necesito un caramelo de menta...- Pidió el menor desde el interior del cubículo.

- Lo que necesitas es ver a un médico, Butters.- Suspiró Kenny buscando un caramelo en alguno de sus bolsillos.

En ese momento, entró al baño el Sr. Mackey, el orientador del instituto, enseguida me escondí detrás de la puerta del baño para que no me viese allí.

- ¿Qué estáis haciendo aquí? Las clases ya han empezado, ¿sabeeen?

- Butters se encuentra mal, le estamos ayudando.- Respondió Kenny escondiendo la bolsa de patatas a su espalda.

- Sin un pase de pasillo no podéis estar aquí, ¿sabeeen? Os quedaréis castigados después de clase.

- ¡Señor Mackey!- Le llamé saliendo de detrás de la puerta, en lo que Kenny les justificaba tuve tiempo para escribir un falso pase de pasillo.- Sí tenemos pase de pasillo, somos del equipo del periódico de la escuela.

Mackey me miró algo confundido ya que no se había dado cuenta de mi presencia hasta entonces y le entregué el pase para que lo revisase, tras haberlo leído varias veces me miró de arriba a abajo y me lo devolvió con expresión seria, ¿se habría dado cuenta de que era falso...?

- Hmm... No tardéis en ir adonde tengáis que ir.- Respondió simplemente marchándose.

Cartman me miró levantando una ceja al ver que había conseguido librarles del castigo y se levantó del lavabo quitándome el papel de la mano.

- Esto es una falsificación casi perfecta...- Dijo sin levantar la vista del pase falso.- ¿Quién eres?

- Kyle. Broflovski. Kyle Broflovski. Eh... Necesito un favor.- Respondí al ver que los 3 parecían interesados en mí por haberles ayudado.

- Es apellido judío...- Musitó el castaño en tono algo asqueado.- ¿Qué favor?

- Dejadme sentarme con vosotros durante el almuerzo, solo una vez, si la gente se piensa que os conozco me dejarán en paz a mí y a mis amigos...- Los 3 chicos se miraron y echaron a reír, lo admito, sonó muy patético, pero aquel era un trato que podía ser muy beneficioso para mí.- Antes de que digáis nada, también puedo haceros carnets falsos, justificaciones por ausencia...

- ¿Y recetas médicas?

- Cállate, Butters.- Le cortó Cartman acercándose más a mí para mirarme de arriba abajo.- Para ser un judío perdedor, no tienes tan mala pinta.- Me dijo dando vueltas a mi alrededor, creo que se suponía que eso era un cumplido.- Y tu cara es simétrica.

- Aunque no le haría mal perder un par de kilos...- Susurró Butters mirando al suelo para que Cartman no le regañase por haber vuelto a interrumpirle.

- Podríamos hacerte parte de nuestro grupo, solo necesitas buscarte una ropa mejor y quitarte esa cara de judío atontado. Kenny, trae algo de ropa de tu taquilla, y Butters, necesito un cepillo para el pelo, podemos hacer que esto quede maravilloso.- Sonrió de medio lado cogiéndome de la barbilla y mirándome de la cabeza a los pies como si fuese una muñeca Barbie.- ¿Está bien?

- Está bien...

Pasó una hora y el pasillo volvió a estar a rebosar de gente por el siguiente cambio de clase. Kenny me había prestado unos pantalones grises, una camisa blanca y una chaqueta azul eléctrico, y de alguna forma durante aquella hora Butters había sido capaz de aplastarme y peinarme el pelo, me sentía totalmente emperifollado, como si fuese a acudir a una fiesta importante y tuviese que ir arreglado, aunque así era como iban vestidos esos 3 siempre, menuda incomodidad.

Una vez me dieron el visto bueno, Cartman abrió la puerta del baño y salió de este, pude escuchar perfectamente cómo la gente del pasillo le abría paso al verle, Butters y Kenny le siguieron inmediatamente y este último me miró como para indicarme que hiciese lo mismo, les acompañé y empezamos a caminar en fila india de camino a nuestra siguiente clase, sentía las miradas de todo el mundo sobre mí, pero no me miraban de forma despectiva ni burlona, me miraban con admiración y curiosidad, porque había entrado a formar parte del grupo de los chicos populares, y para qué mentir, me encantaba que me mirasen así. Continué caminando detrás de los demás, escuchando cómo todo el mundo cuchicheaba a mi espalda preguntándose quién era, hasta que de repente, entre todas aquellas voces, escuché mi nombre.

- ¿Kyle...?- Musitó Clyde al verme pasar junto a él así vestido.

Al oírle me giré mientras todo el mundo en el pasillo empezaba a hablar mencionando mi nombre una y otra vez, Clyde me miró confundido y apenado al ver que había entrado en aquel grupo dejándole atrás, pero a estas alturas ya no podía hacer otra cosa, era eso o dejar que me siguiesen acosando durante todo el resto del año, no podía hacer nada por él en ese momento... Había conseguido lo que tanto tiempo llevaba deseando, tuve fe en que todo podía volver a ser maravilloso, lo deseé con todas mis fuerzas y al final se había hecho realidad.

Se sentía tan bien, sentir que encajaba por fin, que ya no era un chico más entre todos los del instituto, que ya no era un perdedor, era maravilloso, yo me sentía maravilloso, y cuando te sientes así, también es un día jodidamente maravilloso.

...

Próximo capítulo: 3 de Septiembre (Actualizaciones los Miércoles y Domingos).