Disclaimer: Haikyuu! Pertenece a Haruichi Furudate.

Futuro.

Por aquel entonces, todo el mundo sabía que te gustaba Oikawa Tooru; a pesar de lo mucho que te esforzabas en ocultarlo: Ser su fanática secreta y solo verlo desde las sombras sintiendo el suave estremecimiento de tu corazón cuando él estaba cerca. Claro, que al final ese plan se fue por la borda pues no controlabas el brillo de tus ojos al verlo, ni la emoción de tu rostro al oírlo acercarse, así que nadie, absolutamente nadie te creía cuando les decías que el atolondrado y excéntrico jugador de volley te daba igual.

Cuando estabas en primer año de Aoba Johsai todo el mundo sabía que te gustaba Oikawa Tooru, menos -por alguna razón- el mismo Oikawa Tooru.

—...Es porque siempre ha sido un completo idiota —sonreíste al recuerdo con nostalgia antes de levantarte de la cama.

Ahora estabas en tu tercer y último año de prepa y casi a finales del mismo, por lo que los profesores comenzaban a hablar y presionar hasta llegar a fastidiar con lo del "futuro", había llegado tu momento de elegir también y no podías creerlo, si según apenas ayer tenías 8 años y soñabas con ser una princesa del reino mágico, el tiempo definitivamente pasaba volando. Aunque no te agobiabas tanto por ello como los demás, lo único que fastidiaba tu día a día respecto a ese tema es que el plan que habías detallado desde segundo de secundaria no te funcionara.

Desde que tu abuelo había sido encerrado en prisión de manera injusta, solo una palabra se te pasaba por la cabeza: Abogacía, pues jurabas e hiper jurabas que las cosas no se quedarían así, y eso ya lo demostrarías en algunos años más.

Sacudiste la cabeza al salir de casa, no tenías que ir de malas los últimos días de escuela, sino que los tenías que disfrutar.

Caminaste alegremente hacía las puertas de la escuela, el día estaba muy bonito como para llenarlo de feos recuerdos y además, según la calendarización del instituto, esa mañana debían entregarles ya el formato en el que debían llenar sus opciones para el futuro durante la charla de asesoría a la que todos los alumnos de tercero debían ir sin excusas.

—¡Darling-chan! —oíste que te llamaban y de inmediato fuiste rodeada por los ponderosos brazos del responsable.

—¡T-tooru! —anunciaste feliz de verlo, estar con él era muy divertido, aunque a veces era un poco ruidoso—, ¡m-me estás asfixiando!

—¡Ah, lo siento! —te soltó para empezar a caminar a tu lado, ya se hallaban a unas cuadras de la entrada de Seijoh y varios estudiantes y charlas paralelas aunaban a su al rededor.

—No pasa nada —sonreíste despreocupadamente.

—¡Por eso me agradas Darling-chan! Eres muy buena conmigo y nunca te enojas.

—Por su puesto, sino soy yo, ¿quién podría aguantarte? —se dedicaron una mirada de complicidad.

—¡Maldita sea Oikawa! —el estruendoso y furioso grito los dejó helados a ambos— ¡¿cuántas veces te he dicho que no eches a correr así?! —Iwaizumi llegó junto a ustedes con el rostro fruncido y una expresión de muerte que hizo temblar a ambos y sudar en frío.

—¡Wah, Iwa-chan da miedo! —se quejó el castaño.

—¡Y te voy a aterrorizar cuando pueda darte tu merecido!

—¡¿Eh?!, ¡¿y por qué?!

—¡Porque ya es la tercera vez que te desapareces y me dejas hablando solo!

—Los siento, ¡pero es que vi a Darling-chan y no pude evitarlo!

—¡No metas a nuestra amiga en esto!

—¡Pero Darling-can no es mi amiga! —renegó, tú e Iwaizumi lo vieron algo sorprendidos por sus palabras—, ¡es mi mejor amiga! No puedo evitarlo, me gusta estar con ella —infló sus mejillas a modo de puchero y tú suspiraste relajada.

Iwaizumi también dejó escapar una gran bocanada de aire.

—De acuerdo, te perdono esta vez solo porque sé que eres muy impulsivo, pero hazlo de nuevo y no tendré piedad.

—¡Yei! —celebró animado—, ¡Iwa-chan me perdonó y todo gracias a Darling-chan! —volvió a abrazarte muy fuerte pasando su brazo sobre sus hombros, apegándote a él.

—¡No es nada! —dijiste y sonreíste complacida por tu papel en toda esa historia.

Cuando estabas en primer año, probablemente te hubieses deprimido por meses si te llamase "mejor amiga", pero ahora te enorgullecías de tener ese título, también pasó por tu mente la idea de que si te hubiera abrazado como lo hacía ya, cuando eras pequeña e inocente te hubieses derretido de amor ahí mismo; pero ahora las cosas habían cambiado.

Después de haber estado casi tres años acoplándote a su presencia constante, era más que obvio que lo superases.

Aunque nada comenzara, jamás.

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Eras más joven e ingenua cuando ingresaste a Aoba Johsai, además de haber visto demasiadas historias de amor ficticias en libros y películas en las que te habías adentrado para olvidar un poco los problemas de tu familia, y que además dada tu juventud e inexperiencia, las creías completamente reales y estabas completamente decidida a vivir un historia así con el chico que te gustaba.

Oikawa Tooru en este caso.

Con la fachada de que no eras fan suya decidiste acercártele, habías planeado usar la estrategia de fingir que no te interesaba y que incluso tal vez lo detestabas para que él, acostumbrado a las atenciones de las chicas, sintiera curiosidad por ti, mordiera el cebo y cayera en tus garras pintadas con esmalte rosa. Era una técnica infalible según tú, cortesía de la película que habías visto la otra noche.

Aunque no contabas que elegirías un mal momento para aplicarlo; lo esperabas pacientemente del otro lado de una esquina en la que él tenía que doblar forzosamente para volver a su casa después de su entrenamiento,escuchaste sus pisadas aproximarse y pusiste en marcha la misión.

Saliste de ahí para "casualmente" chocar con él y "accidentalmente" caer al suelo. Hasta habías ensayado tu caída varias veces para que se viera natural.

—¡¿Qué demonios crees que haces, imbécil?! —actuaste una vez que tocaste el suelo de sentón. Alzaste la mirada esperando ver su seductora sonrisa, la que usaba para salir de los problemas pero en vez de eso, viste sus enormes ojos decaídos y su boca que se curvaba, pero hacia abajo.

Tooru estaba triste.

Era bastante extraño en un chico tan extrovertido y alegre como él, así que no supiste que hacer, solo te sonrojaste un poco y te pusiste de pie tu sola, pues no estabas herida y no era el mejor momento para continuar con tu actuación.

—Oye, ¿estás bien? —preguntaste buscando su mirada, que se escondía tras su flequillo.

—Perdón, por hacer que te cayeras... —susurró bajito cuando lograste conectar sus ojos con los tuyos, que estaban curiosos.

—¡Oh, no te preocupes por eso, no fue nada grave!

—Ya veo —suspiró con cansancio.

—¿Te pasa algo? —indagaste—, ¿necesitas ayuda?

—No quiero decírselo a una extraña —como niño pequeño, desvió su rostro a modo de berrinche.

Te hubieras desmoronado en ese momento, al enterarte de que a pesar de estar en el mismo grado y en clases cercanas, él ni siquiera te había notado, pero no lo hiciste porque querías ayudarlo, en serio, de corazón. Así que con la sonrisa más cálida que tenías, le tendiste la mano para saludar al estilo occidental y te presentaste ante él, por su parte, dudó un poco, pero después correspondió tu apretón con algo de mala gana -como toda un diva- y se dignó a hablar nuevamente:

—Oikawa Tooru —musitó entre dientes.

—Muy bien, Oikawa-kun, ya no somo desconocidos, así que puedes contármelo.

—¿Aquí y ahora?

—Hay una heladería a una cuadra.

—Lo sé, vivo por aquí —contestó tajante.

—Entonces vamos, yo invito esta vez —dijiste, Tooru te observó un poco más aun algo inseguro, pero terminó por aceptar con una sonrisa.

Una vez allí, los ojos de ambos se iluminaron al ver los distintos sabores que el mostrador ofrecía, al menos ya tenía algo en común, a ambos les gustaban las cosas dulces y ese ya era un gran avance, según tú.

—¿Ya decidieron que van a pedir? —preguntó amablemente el anciano que atendía el local. En su gafete podía leerse el nombre de "Señor Pingüino".

—¡Chocolate con menta! —gritaron al unísono con emoción, y cuando se dieron cuenta, fue la primera vez que compartieron la mirada cómplice.

Ya que tuvieron listos los helados, decidieron sentarse en la banca que estaba afuera del local; lo observaste comer el helado muy feliz, así que decidiste esperar a que terminara, tú saboreaste el tuyo lentamente para parecer una dama delante de Oikawa cuando la verdad es que querías succionarlo, como una aspiradora aunque se te congelara el cerebro después.

—Entonces, ¿qué es lo que te atormenta? —preguntaste una vez que volvió de depositar su envase vacío en el cesto de basura. De inmediato su expresión cambió de nuevo.

—Es, porque soy un mal senpai... —expresó deprimido, tú parpadeaste varias veces con confusión.

—Pero si apenas estamos es primero.

—¡Es que me lo dijo un kohai, que no era para nada lindo, que tenía en la secundaria! Lo encontré hoy en el camino después de entrenar —explicó ahora frustrado— ¡Demonios, Tobio-chan!

—¿Por qué te lo dijo?

—¡Porque no quise enseñarle a servir! Entonces me dijo que era un mal senpai porque aparte de idiota, no podía ayudar a un kohai, ¡pero es que no es justo, él es un niño prodigio y yo tengo que esforzarme todo el tiempo! —suprimiste una risa, pues a pesar de sonar algo sencillo, supusiste que para él realmente era importante.

—¿Por qué no solo le enseñaste a medias para evitarlo y ya?

—¡Porque yo soy el Gran Rey de la Cancha y no quiero que un mocoso prodigio me supere sin hacer casi nada! —explotó jalándose sus mechones castaños con ambas manos demasiado frustrado, para luego suspirar con cansancio— Perdón, eso sonó demasiado egoísta.

—Está bien —comentaste, él volteó a verte con sorpresa.

—¿De verdad lo está?

—¡Claro! Es decir, tu trabajaste mucho para obtener ese título y te sientes orgulloso de el, además, así es el ser humano, es natural y una emoción como cualquier otra, ¿a qué clase de persona no le gustaría ser la mejor en lo que hace y más si ha derramado sudor y lágrimas para ello?

—¡¿Verdad?! —tomó tus manos entre las suyas emocionado de que al fin alguien lo comprendiera.

—¡Sí!, ¡el punto está en como manejar tus sentimientos! Creo que incluso resultó mejor, así Tobio-chan podrá mejorar por su cuenta.

—¡Eres bastante comprensiva!

—Pues, gracias —sonreíste halagada.

—¡Vengamos por un helado mañana también!, ¡ahora correrá por mi cuenta!

—¡De acuerdo!

De ahí, comenzaste a hablarle y a frecuentarlo seguido, te llevaba a las prácticas del equipo y hasta te había puesto el apodo de "Darling" porque ese era el nombre del personaje de una película que habían ido a ver al cine y que según él era idéntica a ti. Se hicieron bastante cercanos, que incluso conocías a su familia.

Al principio planeabas seguir con tu plan de conquista "encubierto" desde otro ángulo, pero estar con él era tan... Divertido, relajante, interesante y agradable, además de tener muchas cosas en común, que pronto y sin darte cuenta, dejaste de intentarlo.

Decidiste quedarte como su mejor amiga para siempre, porque el pensamiento de que eso no te molestaría en lo absoluto llegó a tu inexperta mente.

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—Por cierto, buenos días Hajime-kun —pronunciaste poco después de su llegada.

—Ah, buenos días, perdón por lo de antes, pero a veces Oikawa logra sacarme de mis casillas, sabes a que me refiero, ¿no?

—Entiendo —sonreíste—, Tooru a veces puede ser molesto.

—¡Darling-chan! —se quejó y tú comenzaste a reír divertida—, ¡no digas eso!, ¿en dónde está la empática y dulce niña que conocí en primero?

—Murió cuando nos hicimos mejores amigos —respondiste despreocupada, el tronó la lengua.

—Da igual, Iwa-chan —dirigió la vista a su acompañante—, que no se te olvide el balón para practicar durante el almuerzo.

—Aun no entiendo porque debo hacerlo yo si tu eres el que está interesado.

—Porque Iwa-chan es malo en el piedra, papel o tijera —canturreó con un gesto burlón.

—¡¿Eh?! —discerniste de inmediato—, ¡¿practicarán durante el almuerzo?!, ¡pero si ustedes nunca hacen eso!, ¿serían capaces de abandonarme, par de bastardos?

—No nos queda de otra, ya que no tendremos entrenamiento debido a que prestaron el gimnasio por la plática sobre el futuro que nos darán a los de tercero —explicó Hajime.

—Y después de todo, yo quiero seguir siendo el mejor —prosiguió Tooru—, no lo lograré si no entreno todos los días, además, no es como si no pudieras acompañarnos.

—¿Puedo?

—¡Claro que sí!, ¡será más divertido si Darling-chan está ahí!

—De acuerdo —suspiró Iwaizumi—, ¡pero sin hacer nada estúpido par de idiotas! —aclaró muy firme, pues ya sabía que ustedes dos era un peligro estando juntos.

—¡Tranquilo, Hajime-kun! —interviniste— Nos portaremos bien, ¿verdad, Tooru?

—Sí, todo está bien, deberías relajarte un poco Iwa-chan.

—No puedo relajarme cuando ustedes dos están involucrados en algo, no quiero tonterías, y por tonterías me refiero a sus "grandes y maravillosas" ideas —aseveró.

—¡Vamos, Iwa-chan! Debes admitir que algunas de ellas son realmente increíbles —argumentó el castaño.

—¡¿Increíbles?! —replicó—, ¡¿ya se les olvido lo que pasó en el club de natación?!, ¡aun no puedo explicarme como demonios fue que incendiaron una alberca!, ¡una alberca llena de agua!

—¡Ah! Esa vez fue genial, es muy fácil Iwa-chan, solo pones un poco de gasolina y...

—¡No quiero que me lo expliques!, ¡solo quiero saber ¿por qué demonios se les ocurrió?!

—¡Queríamos aguas termales! —respondiste alegre

—De verdad, no puedo con ustedes —lloró ante el recuerdo de su última travesura como un manojo de nervios, le hervía la sangre al pensar como después de que tuvieron que llamar a los bomberos, solo compartieron su típica mirada de complicidad y sonrieron inocentemente mientras fingían demencia cuando los interrogaron sobre lo que había pasado, y para colmo, salieron bien librados— Solo prométanme que de verdad no harán nada.

—¡Prometido! —asintieron al mismo tiempo.

—Bien, entonces nos vemos en punto del almuerzo en el gimnasio. Lo usaremos antes de que empiecen a habilitarlo para la charla, por lo que no podemos perder ni un segundo, ¿de acuerdo?

—¡Captado, Iwa-chan!

—¡Ahí estaré! Finalizaste antes de que entraran a las instalaciones de su escuela.

Ese día sería bastante interesante.

Continuará...

Nota final: Bueno, me desaparecí mucho tiempo, pero es porque no sabía con que personaje seguir, ninguno se me antojaba, hasta que en un review vi que me habían sugerido a Oikawa, entonces pensé que como ya le había hecho demasiado bullying cuando aparecía en mis otros fics, quise darle un poco de protagonismo y como el héroe, esta historia consta de dos partes, la primera es la introductoria en la segunda vendrá todo el romance y el climax de la historia, así que espérenlo por favor.

¡Bye-bye!