¡Hola! He aquí vengo con el reto de lamisteriosacristal.
Me había llamado mucho la atención porque amo a esta parejita y, aunque sabemos que el primer OVA ya se dio a conocer, me gusta el reto. Seguramente esto no pasó por las mentes de ellos pero es más o menos a lo que venía el reto. Estará divido en dos capítulos para que ambos personajes tengan sus puntos de expectativa.
Digimon no me pertenece.
I
Emparejados
Los ojos azules se desviaron del suelo y se enfocaron en los dos postres que tenía en sus manos. Se sonrojó al recordar cómo pasó vergüenza al pedirlos pero, al mismo tiempo, le daba algo de gracia pensar en ello.
Hikari había estado tras él en la fila, mientras le encargaba los pedidos a la señora, la castaña reía al verlo sonrojado. Con su codo lo molestaba, presionando las costillas del rubio para que este se sintiera más incomodo de lo que ya estaba. Rió nuevamente al recordar aquella secuencia, el helado casi se le cae por las carcajadas.
—Debes tener más cuidado, picaron —rió la castaña tras él, nuevamente—. Vamos, los demás nos deben estar esperando.
Takeru asintió y se encaminó fuera del local, donde los demás ya empezaban a tomar de sus helados, menos tres personas: su hermano, que no estaba con ellos, Jyou, quien estaba estudiando, y Meiko, cuyo helado estaba en las manos de él.
Era medio tonto que sus piernas empiecen a temblar antes de mirarla para dirigirse hacia ella. Era estúpido que sus mejillas se tiñeran de colorado al querer frenar el temblor de sus piernas. Era vergonzoso pensar en cubrirse las mejillas para ocultar el sonrojo, pues, el helado se le caería si hubiera hecho aquello.
Respiró hondo, intentando calmar su mente. Caminó hacía aquella cabellera larga color azabache y, desde atrás, la sorprendió colocándole el helado en sus pálidas manos. Igualmente la contra estuvo de su lado y el sonrojo se hizo presente en las mejillas del rubio, haciendo que maldijera por dentro aquellos ojos cerezas de Meiko.
Sintió a Hikari mirándolos con picardía, burlándose juguetonamente de él y eso provocó que sus nervios aumenten y no solo eso, notó que Sora y Mimi se habían volteado y se quedaron observándolo fijamente, confundidas de lo que le pasaba.
Meiko se quedó sosteniendo el helado, esperando a que él lo suelte o se lo llevé, depende del rubio y, cuando al fin lo soltó, el helado se terminó cayendo porque ninguno de los dos supo agarrarlo correctamente.
Ese fue el momento justo en que Takeru se insultó a sí mismo por dentro y supo que se había puesto nervioso sin sentido alguno. Gentilmente, y sin sonrojarse esta vez, le tendió el helado que le pertenecía a él y se disculpó de su torpeza provocando que Meiko se sonroje esta vez.
Hikari se acercó a su amigo y apoyó una mano en su hombro.
—¿Sabes? Comienzo a emparejarlos —rió.
—¡¿Eh?! —Gritó el rubio, sonrojándose de nuevo.
Esta vez, el helado de Hikari cayó al suelo. Pero, sonrojos no hubieron, solo unos ojos rubíes enfadados con los azules.
Takeru necesitaría de un milagro para no ser golpeado por la Yagami menor.
¡No sé qué es lo que acabo de hacer! Espero no haberte decepcionado con este capítulo, Cris.
¡Gracias por leer!
