Hola guapas y guapos, gracias por entrar aquí. Hoy les traigo un nuevo Three-Shot, historia basada en un pequeño relato anónimo llamado "Noche salvaje", el cual leía hace varios años atrás (historia no relacionada con fanfics). Una narración de no más de quinientas palabras que, en su tiempo, me encantó. Trabajé la idea principal del relato, por lo que agregué cosas nuevas, cambié otras, argumenté algunas ideas, cambié el estilo de narración y vocabulario, y cambié el final, convirtiéndolo en una Comedia Shikatema. En resumen, mi nuevo fic es una adaptación, espero que les guste.

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Todos los créditos de la idea principal, le corresponden a su autor(a) anónimo(a).

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Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias y dejan reviews, a las que marcan mis historias o a mí como favorita y/o siguiendo, y a las que simplemente leen. Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar :D

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Capítulo dedicado a las todas las lindas personas que me dejaron un review en mi última actualización: ANABELLITA N, MarFer Hatake, Yi Jie-san y Roronoa Saki. Chicas, muchas gracias por comentar, les mando un beso y un fuerte abrazo.

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Un saludo especial para Mel-Nara Hatake, que apenas leyó mi actualización de "Sin arrepentimientos", me envió un PM. Fue uno de los comentarios más rápidos y divertidos que he recibido últimamente en Fanfiction.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es una adaptación, y la publico sin ánimos de lucro.

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De lo virtual a lo real

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Capítulo 1.- Una cita concertada.

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Hoy estaba muy ansiosa, no sé cómo pude mantenerme tranquila en la oficina hasta la cinco de la tarde, sin embargo, lo conseguí. La razón de mi nerviosismo: hoy iba a conocer en persona, al hombre que hace tres meses me hacía suspirar, entre otra cosa más.

Lo conocí en uno de esos chats para conocer pareja o gente nueva, algo que jamás hubiese hecho en otra etapa de mi vida, pero por circunstancias de ésta misma, había terminado sumergida en uno de éstos. Hacía como dos meses que había terminado con mi novio de casi siete años, lo significaba mucho tiempo fuera de las pistas, sin embargo, estaba dispuesta a recuperar el tiempo perdido, como también, quería disfrutar al máximo de mi soltería.

En el tercer día que me conecté en el chat, luego de haber repasado varios perfiles, y haber conversado con uno que otro personaje, di con él. Su foto era interesante, proyectaba una imagen atractiva e intrigante. En resumen, era el hombre perfecto para saciar cierta necesidad fisiológica. Así que decidí hablarle.

Tuve suerte y me respondió, comenzando de esta forma a conocernos. Lo primero que hizo fue confirmar su nombre y su edad, ya que según él, no quería engañar a nadie. Estuve de acuerdo con él, así que confirmé mi nombre y rectifiqué mi edad, veintinueve, ya que en mi perfil me había puesto dos años menos. En resumen, era tres años mayor que él.

Así fue como entablamos una conversación. Hablamos sobre nuestras profesiones, sobre los intereses y gustos que teníamos, e hicimos una breve descripción de nuestras personalidades, tema que dio para conversar mucho más. Entre charla y charla, nos dimos cuenta que vivíamos en ciudades distintas, sin embargo, no fue algo que nos impidiera seguir chateando.

De esta forma, pasamos varios días compartiendo conversaciones, las cuales, poco a poco, comenzaron a tornarse más pecaminosas. Esto, de cierto modo, a mí me fascinó, ya que yo no había llegado al chat con intenciones muy santas.

Cada noche, luego de llegar de la oficina, y haber preparado mis cosas para el siguiente día, me conectaba para chatear con él. Todavía tengo en mi mente, la primera vez que disfruté viendo cómo se masturbaba, gracias a la webcam.

Bendita cámara, gracias a ella, terminé teniendo sexo virtual.

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Flashback

Estaba sentado en una silla de escritorio frente a la cámara, y sin camisa. Pude apreciar todo su torso bien definido.

Me encantó.

Comenzó a susurrar cochinadas, mientras deslizó su mano derecha desde su torso hasta introducirla bajo la tela de su ropa interior, la cual pude observar bastante bien, ya que tenía el pantalón desabrochado.

Abrí mis ojos de forma exorbitante, y por inercia, me mordí el labio inferior.

Empezó a agitar rápidamente su miembro bajo la tela que la cubría, y yo no me pude aguantar, le pedí que se quitara todas las prendas, para así poder observar.

Me sonrió con picardía, y accedió, quedando tal como Kamisama lo había echado al mundo. Se volvió a acomodar sobre la silla, y reanudó la masturbación.

Con semejante espectáculo a la vista, no pude evitar mojarme. Estaba extasiada, por lo que no dudé ni un segundo en sacarme el vestido, la braga y el sujetador.

El éxtasis que comencé a sentir, al ver como seguía dándose placer, me hizo rápidamente perder el juicio. Empecé a sobajearme los senos sentada sobre la silla; luego de varios segundos en esa excitante labor, deslicé mi mano derecha hasta alcanzar mi intimidad. Froté los dedos sobre mi clítoris por un momento, para luego introducir dos de éstos por mi cavidad.

A medida que me masturbaba, pude ver cómo su esencia se derramaba.

Gemí, al ver cuándo alcanzó el clímax, mientras yo continué masturbándome hasta alcanzar mi orgasmo.

Fin del flashback.

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Todas las noches, sucesos como el remembrado se repetían. Esto de alguna forma comenzó a repercutir en mi vida. Mis amigas comenzaron a molestarme, ya que últimamente estaba muy distraída.

Si supieran en qué divagaba mi mente, de seguro, se morirían.

Mi jefe también se percató de aquello, llamándome más de dos veces la atención. Menos mal que no se enojó conmigo, ya que pensó que estaba algo estresada, debido a la constante presión con la que trabajaba.

Si supiera en qué divagaba mi mente, de seguro, me hubiese despedido.

La verdad es que no me lo podía sacar de la cabeza, pensaba en él y me excitaba, era algo que no podía evitar. Para saciar mi calentura, tenía que encerrarme en el baño, de donde estuviera, y así con mis dedos, calmar mis pasiones. Soñaba con el día en que él me acariciara de verdad, el día que él me tomara de forma real.

Hasta que por fin llegó ese bendito día.

Después de tres meses de charlas, y de sexo virtual, decidimos conocernos en persona. Hoy, viernes, tomaría un vuelo directo a Suna para pasar el fin de semana, acá. Quedamos en juntarnos a los ocho en punto en un exclusivo restaurant.

Faltaba una hora para nuestro encuentro, y yo era manojo de nervios. Mientras me secaba el cabello, repasaba en mi mente cómo había evolucionado nuestra «amistad», y no pude evitar sentirme avergonzada por aquello. Menos mal que a los pocos segundos, recapacité, y me puse a reír de lo que estaba sintiendo.

Abrí mi armario, y saqué uno de mis mejores vestidos. Me lo puse rápidamente, para luego, colocarme unos zapatos de taco fino. Terminé de acicalarme, y salí rumbo a mi destino.

Al ingresar al restaurant, pregunté por la mesa reservada a nombre de Shikamaru Nara, el metre me dijo que me estaba esperando, y amablemente me indicó el camino.

Avancé hacia el sector que me indicaron, y él al darse cuenta de que había llegado, se puso de pie.

Lo escaneé rápidamente de arriba abajo, y enseguida, le sonreí. No podía negar que estaba muy lindo, parecía modelo sacado de revista, sin embargo, me faltaba esa mirada de hombre salvaje que estaba acostumbrada a ver.

Me regañé mentalmente por las tonteras que estaba pensando, y me detuve enfrente de él.

Él fue el primero en romper el hielo.

—Hola Temari, un gusto de conocerte en persona —me sonrió de medio lado, y lentamente se acercó a mí para besar mi mejilla.

Yo, al mismo tiempo, besé la suya.

—Hola Shikamaru, el gusto es mío —le respondí algo nerviosa, aunque traté de disimularlo.

Me invitó a tomar asiento, y yo enseguida, accedí. Nos sentamos uno frente al otro, no pudimos evitar sonreír.

Poco a poco, la conversación fluyó entre nosotros. Las risas aparecieron con espontaneidad, mientras disfrutábamos la cena, lo que nos hizo sentir más a gusto.

Mi nerviosismo se esfumó.

Estábamos charlando amenamente cuando, de repente, su tenedor de postre cayó al piso. Inclinó su cuerpo para recogerlo, pero en vez de hacerlo, acarició con su mano, una de mis rodillas.

Di un respingo, y los nervios volvieron enseguida. No supe cómo reaccionar, así que opté por lo más fácil.

—Permiso, voy al baño —rápidamente me puse de pie, y me dirigí a éste.

Una vez adentro, me mojé la cara. Necesitaba refrescarme, y disminuir el rubor de mi rostro, ya que un extraño calor comenzó a inundar mi cuerpo.

De un momento a otro, la puerta se abrió. Dirigí mi mirada hacia la entrada, y me di cuenta que era él. Su mirada salvaje se clavó en la mía.

Mis pulsaciones se aceleraron, presintiendo lo que se venía a continuación.

Olvidándose de todo a su alrededor, Shikamaru se abalanzó sobre mí. Me besó con pasión y desenfreno, apegándome exquisitamente a su cuerpo. Pude sentir su abultado miembro a través de la tela de su pantalón, lo cual inmediatamente, me hizo gemir sobre su boca.

—Aaaahg —gemí con ansiedad. Era real y no virtual, estaba más que feliz.

Con prontitud, sus dedos bajaron el cierre de mi vestido, para luego deslizar la tela que cubría mis hombros. Moví mis brazos para que la tela cediera, logrando que la prenda cayera al piso.

Sentí cómo sus dedos rápidamente jalaron mi pequeña braga hacia abajo, y en un dos por tres, me sentó sobre el mueble del lavabo, sacándome, por último, el sostén. Mientras él comenzó a deslizar su lengua por cada rincón de mi cuerpo, yo aproveché de sacarle hábilmente su saco, y desabotonar su camisa.

Le desarmé la coleta.

Mis manos se deslizaron hasta su cinturón, desabrochándolo rápidamente, y enseguida, continué con su pantalón. Una vez desabrochado, deslicé la tela hacia abajo, continuando con su ropa interior.

Al fin pude liberar su erección, y yo no pude evitar morderme el labio inferior.

Él acercó su prominente miembro a mi ardiente hendidura, y de una sola estocada me penetró hasta el fondo.

—Aaaahg, Shika —gemí aferrándome firme a su espalda. Estaba feliz, por fin lo tenía adentro de mí.

—Mujer, gime más bajo que nos pueden pillar —susurró extasiado, antes de morderme la clavícula.

Rápidamente, comenzó un frenético vaivén de caderas que me dejó obnubilada. Me embistió hasta el fondo, una y otra vez, de forma salvaje, lo que me hizo gemir extasiada.

—Ayyy, Kami —gemí en voz baja, era imposible quedarme callada. .

—Más bajo, mujer —musitó con lascivia, deslizando su boca a mis pechos —, terminarán descubriéndonos.

Contraje el rostro.

Todos sus movimientos, podía verlos a través del espejo que estaba en la pared del frente, aunque también podía ver la puerta, la cual, en cualquier momento podía ser abierta. Era un riesgo inminente, no cabía duda, sin embargo, era algo tan excitante, que valía la pena arriesgarse.

Sus salvajes arremetidas no tardaron en provocar una exquisita fricción en nuestros sexos. El éxtasis estaba en ascenso, al igual que nuestros gemidos y nuestros jadeos.

Aceleró bruscamente el ritmo de sus estocadas, incrementando notoriamente el éxtasis en mi interior. Sus penetraciones eran tan duras e intensas que mi cuerpo rápidamente colapsó.

—Aaahg, Kamisama —gemí en un susurro, cerrando fuerte mis ojos.

Mis paredes se contrajeron, aprisionando su erección. Él se tensó de golpe, derramándose en mi interior.

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Una vez ya saciada la calentura, salimos de lo más normal del tocador. Había pocas personas en el sector donde estábamos cenando, por lo que nadie se percató de lo que había pasado en el baño.

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Salimos del restaurant con ganas de más. Sin perder tiempo, nos subimos a mi auto, y nos marchamos a la brevedad.

—¿A dónde vamos? —espetó con entusiasmo, Shikamaru, apenas salimos del estacionamiento —, ¿a tu apartamento o al hotel donde me estoy quedando?

—A mi apartamento, ya que está mucho más equipado —acoté con convicción, sin despegar la vista del asfalto—, pero primero pasaremos a buscar tus cosas al hotel. Supongo que te quedarás conmigo hasta el domingo, ¿no?

Me miró con detenimiento.

—¿Tengo otra alternativa? —inquirió curioso.

—No —respondí seriamente, virando hacia la derecha.

—Acabo de comprobar que más que una mujer autoritaria, eres una mujer problemática —espetó con parsimonia, sonriendo al final.

Dirigió su mirada hacia el frente.

—¿Algún problema con eso? —inquirí con curiosidad, mirándolo de reojo.

—No, mujer, ninguno —acotó sereno, volteando su rostro hacia mí—. Definitivamente, me quedaré en tu apartamento.

Disminuí la velocidad, y me detuve en el semáforo.

—¡Vaya!, al fin encontré a un hombre que no le gusta discutir —espeté con sorna, sonriendo al final.

Giré mi rostro para esperar su respuesta.

—No es que me guste o no, discutir, mujer, lo que pasa es que sé cuándo hay que hacerlo —me respondió con serenidad —; y créeme que hoy, ni el resto del fin de semana, tenemos tiempo para hacerlo.

Me sonrió con picardía, deslizando su mano por mi muslo, hasta llegar a mi entrepierna.

Enseguida, entendí su indirecta.

No le dije nada más, así que apenas el semáforo cambio a verde, aceleré la marcha. Al parecer, este fin semana, con suerte íbamos a tener tiempo para conversar.

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CONTINUARÁ...

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Gracias por leer, espero que les haya gustado.

Cualquier cosa que quieran decirme, pueden hacerlo a través de un review, me encanta leerlos y responderlos. Recuerden que los reviews siempre motivan al escritor (yo los amo).

Más rato responderé los reviews pendientes, disculpen la demora.

Disculpen también las posibles faltas de ortografías, apenas tenga tiempo las corregiré.

Nos leemos en mi próxima actualización.

Que tengan una linda semana.

Les mando un gran abrazo. Saludos.