Algún demonio debería haber intercedido en su destino. Porque nada más explicaba el resultado de las cosas.

Sentado en su sillón imperial, con una copa de vino francés entre sus dedos y los ojos cerrados, Klaus permanecía atento a la discusión que se desarrollaba en el salón contiguo.

Rebekah estaba gritándole a Kol. ¿Cuántos años tenían? Francamente, uno pensaría que la inmortalidad le otorgaría algo de madurez a sus hermanos.

Klaus sintió la presencia de Elijah a su lado y lentamente levantó la mirada.

-¿Ahora por qué discuten?

Su hermano le dedicó una mirada llena de significado.

-¿Necesitan algún motivo para discutir? Llevan siglos haciéndolo.

-Debería clavarle una estaca a cada uno y mandarlos a su ataúd. Entonces, esta casa volvería a estar en silencio.

"Y tú eres un idiota resentido"

"Tengo como hermana a una puta y no me ando quejando"

Elijah tomó asiento frente a su hermano mayor y opinó con resignación

-Uno creería que sus respuestas serían más inteligentes luego de tantos siglos de práctica. Déjalos, ya dejarán su rabieta para más tarde.

-Están interrumpiendo mi pintura, Elijah. Me encantaría recordar dónde he dejado mis estacas…

Elijah no le dio importancia, Niklaus siempre amenazaba con matar a sus hermanos; y no dudaba que alguna vez que esté especialmente irritable lo hiciera, pero de momento sólo se limitaba a despotricar contra ellos.

-…y además, ¿Qué hacen todos viviendo en mi casa? ¿Ninguno de ustedes tres puede mantenerse por si solos, acaso?

El híbrido siguió quejándose por unos cuantos minutos hasta que escucharon un fuerte golpe proveniente de dónde estaban discutiendo Rebekah y Kol. Se escuchó el ruido de cientos de vasos caer.

-Ahí fue mi colección de vajilla india. Y pensar que hubo un tiempo en el que anhelaba una familia.

"Y si quiero haré mi fiesta de cumpleaños aquí, maldita sea"

"No habrá pastel donde quepan todas las velas, hermana. Estás vieja"

"Eres insufrible. Haré mi baile, tendré mi fiesta y tú no podrás arruinarlo"

-¿Están discutiendo por la fiesta de cumpleaños de Rebekah?-. Preguntó Elijah perplejo-. Aún faltan dos meses.

-…si yo recordara dónde dejé mis estacas…

Madera rompiéndose.

Klaus se puso de pie con un rugido. En un principio (como cien años antes) le había parecido bien que su familia se encontrara reunida bajo su techo, después de todo era el jefe de familia. Por más que la civilización y la historia avancen las cosas que te inculcan de pequeños suelen incorporarse fuertemente en uno y él nunca eludiría la obligación para con su familia.

Rebekah nunca se había despegado de su lado. Luego, Kol encontraba divertido tener un lugar a donde acudir luego de una serie de fiestas y por último, Elijah se había instalado casi sin proponérselo. Una hermosa y funcional familia de vampiros originales viviendo bajo el mismo techo.

Más ruido, eso parecía su escritorio. Muy bien, basta de ruido. Los dos enterraditos en su respectivo ataúd durante un par de años para que aprendan a…

"Haré mi fiesta si quiero. ¡Nada me lo impedirá!"

"Caroline puede oponerse a tu fiesta. Siempre ha dicho que no tienes estilo"

"Al único que tengo que pedirle permiso es a Nik. Él es el Jefe, ¡Él es el Rey de los originales! Y si él es el Rey, yo soy su princesa"

"Si Nik es el Rey, ella es su Reina. Já."

Klaus oyó el grito de guerra de su pequeña hermana y decidió que no intervendría en esa discusión de momento.

Elijah murmuró algo que sonó peligrosamente a "cobarde" cuando pasó por su lado.


Para vos, amiga.

Lita.