Sueños

Sentía como sus pies eran sumergidos en la arena; era acariciado por un suave y cálido viento, mientras escuchaba el sonido de una hermosa voz. En otro momento hubiera sido algo agradable, excepto ahora. Hace tan sólo cinco minutos estaba cruzando las puertas de la academia y ahora estaba de cabeza, caminando por el techo mientras el resto de los estudiantes pasaban por su lado como si nada; cómo si no fuera extraño por dónde venía caminando ni que cayera arena del techo.

Bakugou gruño, ¿Acaso era el ataque de un villano?¿Cual podría ser tan idiota para atacar de esa forma?. Dobló en una esquina para encontrarse la cabeza de Sero saliendo a la superficie, porque el resto del cuerpo estaba enterrado en la arena. Arena que estaba en el techo.

—¿Que haces? —preguntó al estar a su lado, sintió como las miradas se posaban en él menos la de su compañero que seguía teniendo la vista fija en la nada; aunque con una sonrisa de idiota que celebraba estar en esa situación. Unos pasos más adelante estaba Ashido sentada en la arena y armando un castillo con esta, en un trabajo interminable ya que la construcción no hacía más que llover hasta el suelo. Pero la chica continuaba, con la misma expresión alegre, tomando la arena que se encontraba a sus pies para intentar convertirla en algo más. Aunque sin éxito. Al pasar a su lado pudo ver como llegaba Kaminari —que al igual que la chica estaba en bañador— para ponerse al lado de su amiga y ayudarla en la ardua tarea. Al poner el primer pie en las escaleras, Bakugou vio la quemada espalda de Kaminari; en esta tenía escrita "martes" con su color de piel siendo rodeado por un rojo furioso que por la alegría del chico parecía no molestarle.

Empezó a subir las escaleras, o más específicamente el techo que había sobre estas. Más que escuchar con mas fuerza el dulce canto, por suerte no sucedió nada mas molesto. Claro, hasta llegó al primer piso. Lo primero que vio lo hizo querer volver a las escaleras. Estaba Uraraka flotando, que no debería ser algo extraño considerando su quirk, pero si lo era que estuviera tomando sus rodillas contra su cuerpo para que su cara redonda se convirtiera en su ser redondo. La chica sonreía, aún cuando Deku saltaba (por suerte desde el piso, así no debía cruzarlo) para golpearla como si de una pelota de tratase. Siendo recibida por, creía él por sus extrañas piernas, Iida; ya que una fuerte luz salida de quien sabe dónde le golpeó los ojos. Se apresuró en seguir su camino llegando al aula.

Bien, por lo menos había dejado de caminar por el techo. No bien, dejó de caminar por el techo porque empezó a nadar, peor, aunque este fuera un sueño o una mierda por el estilo la falta de aire era real. Miró los alrededores del aula buscando una solución, podría volver al pasillo, pero tenía un fuerte presentimiento de que la forma de salir se encontraba en ese lugar. Primero empezó a nadar hasta su asiento, pero una fuerte luz roja llamó su atención haciéndolo desviarse. Esta luz salía de su meñique y podía asegurar que antes no se encontraba allí, era un hilo largo. Movió su dedo y sintió tensión como si estuviera unido a algo más, tal vez fuera el final de ese embrollo. Empezó a observar el camino que unía el hilo y justo cuando iba a ver dónde terminaba, pasó nadando con un poco atractivo traje de baño Tsuyu, tapándole la vista. La insultó mentalmente y aguantó la respiración hasta que terminara de pasar, con su forma tan ranosa de hacerlo.

Ya con la chica alejándose, empezó a nadar dirigiéndose al final del camino dónde ya había descubierto quién se encontraba. Era Kirishima, sentado en su asiento ajeno a todo. Ajeno al agua a su alrededor y a sus compañeros nadando en ella. Ajeno a las múltiples sillas y mesas flotantes, y al hilo unido a su dedo. Él solo hablaba, con alguien fuera de ese mundo y a quien podía ver solamente como una forma humana llena de brillos. Bakugou se distrae y desvía su vista, el aire se le estaba agotando; cuando vuelve la vista puede volver a respirar pero en este momento se encuentra en el aire. En Kamino, y Kirishima extiende su mano hacia él. No le importa Deku, ni Iida; que tienen al otro con la cintura. No les importan los villanos que lo habían secuestrado, solo le importa esa mano y el dueño que le pide tomarla. Él lo hace.

Todo a su alrededor desaparece. No hay arena, no hay mar, no hay compañeros en traje de baño y no hay Kamino. Esta Kirishima frente suyo con el uniforme de la escuela, preocupado, tomando su mano. Traga seco y disfruta el agarre, aunque solo por un instante, hasta que escucha a su alrededor y ve a sus compañeros que, según podía ver, se reían a sus expensas.

—Hombre, que fue eso —dijo Sero, con la boca tan abierta por las carcajadas que ocupaba la mitad de su rostro. Estaba inclinado, sosteniéndose el estómago— ¿Acaso estabas nadando? —termina de hablar por una explosión de risa.

Bakugou gira su mirada y la fija junto al asiento de Kirishima, a quién aún sostenía la mano, soltándola en ese instante. Observa a Kaminari, que seguramente era el que hablaba con el pelirrojo hasta hace unos instantes, moviendo sus brazos hacia adelante y atrás, fingiendo nadar. Cuándo Kirishima gira la vista hacia el mismo lugar, estalla en una risa parecida a la de Hanta. Bakugou entiende como lo estuvieron viendo sus compañeros en todo momento y hace pequeñas explosiones en sus manos, tentado a que cubran toda la academia y al infeliz que lo hizo pasar por ello. Tocan su hombro, es Yaoyorozu. Por suerte su madurez le impide sumarse a las risas del resto del salón, salvo muy pocos.

—Bakugou-san, lo están buscando en la puerta. Alumnos de otro salón.

Gira la vista hacia dónde señalaba la delegada y luego a su idiota salón riéndose de él, guardaría las explosiones para más tarde.

Ni bien llegó a la puerta vio como los dos extraños se tomaban las manos nerviosos. Eran una chica de cabello rosa en bucles, y grandes ojos azules; junto a un chico con el pelo atado, de cabello rubio y ojos grises. Parecían ser de años superiores.

—Lo lamento mucho —se adelantó el chico, con su novia escondiéndose detrás suyo— lamentamos mucho lo que te hicimos pasar —la chica solamente afirmaba con la cabeza sin animarse a levantar la mirada.

—¿Que? —cayó en cuenta— ¿USTEDES CREARON ESAS MIERDAS?

Mientras la chica se agarraba temerosa al brazo de su pareja y este miraba con miedo las pequeñas explosiones de la mano del menor pudieron escuchar un regaño de parte de Iida hacia Bakugou, por no ser respetuoso con sus superiores.

—No fue nuestra intensión hacerte sentir incómodo, es que estábamos haciendo un proyecto y, bueno, mi novia pudo ver que serías un posible cliente —Bakugou podía adivinar que estudiaban—, verás. El quirk de ella le permite ver el hilo rojo que une a dos personas, claro, en el caso que estás estén cerca. Como también la forma en que quedan unidos y el día, o días, en que se enamoran. Mi quirk en cambio, me permite crear sueños vívidos a partir de pensamientos. Lo que viviste hace un instante fue la combinación de nuestros quirks, aunque lo lamento, no lo controlo perfectamente y tal vez pasaste por situaciones extrañas.

—¿Que quieren? —ya estaba cansado de esa charla y las estupideces que soltaban.

—¿Viste una fecha en tu sueño? —preguntó la chica tímidamente desde atrás de su pareja.

—Martes

—¿Solo martes? —preguntó el chico con una expresión confusa, el rostro molesto del contrario lo tomó como un "si"— ¿Algo más? —la chica le habló al oído y siguió hablando—: Según me dice mi compañera, el lugar dónde sucedería todo es una playa ¿Verdad? —Bakugou no respondería, por suerte no los había atacado—. Entonces —la chica buscó entre un montón de papeles en su mochila, sacando un folleto de este y abriéndolo, mostrando fotos de una hermosa playa y ofertas de viaje— te presento la hermosa playa dónde el día martes —remarcando la fecha— podrás unir tu vida con tu otra mitad. Una fecha excelente ya que habríamos entrado a las vacaciones y cuándo vuelvan a las clases podrán hacerlo relajados, bellamente bronceados y con una mano atada a la propia que no podrá ni querrá soltar —la chica volvió a hablar en el oído de su pareja y Bakugou llegó a escuchar la palabra "precio", eso lo hizo llegar a su límite. Dando unos pasos para atrás, les cerró fuertemente la puerta en la cara ¿De que carajo hablan? Pensó acercándose a su asiento.

Ni bien se hubo sentado, Yaoyorozu se puso de pie frente a su asiento y se situó frente a la pizarra, aprovechando que Aizawa aún no había llegado. Golpeó sus palmas para llamar la atención de sus compañeros.

—¿Así que lo harás? —le preguntó Jirou con una pequeña sonrisa en sus labios, la delegada afirmó feliz con la cabeza.

—Mis padres han aceptado cedernos nuestra playa privada para unas pequeñas vacaciones, serán solamente durante tres días pero espero poder pasarlo con todos ustedes —terminó la chica con las mejillas sonrojadas por la emoción, en el aula resonó una ola de aplausos y silbidos en nombre de la niña rica.

—¿Cuándo iremos Yao-momo? —preguntó alegre Denki, Bakugou ya podía adivinarlo.

—Saldremos el lunes a la mañana en el yate de mi familia, dormiríamos ese día y el martes en la mansión y partiríamos el día miércoles al atardecer.

Lo siguiente fue un canto al unísono diciendo "Yao-momo" y las múltiples virtudes que poseía. Bakugou desvío la vista hasta Kirishima que estaba celebrando como los demás. Este sintió su mirada y la interceptó, sonriendo con todos sus dientes. Bakugou estuvo tentado a corresponder la sonrisa, pero no lo hizo. En cambio, giró su vista hacia el frente y al profesor/héroe que acababa de entrar. Parecía que no podía escapar a su destino, la sonrisa que escapó de Kirishima finalmente se apareció en su rostro.