Hola! Primero que nada decirles que esta historia no es mía sino que una adaptación de un libro de la colección Harlequin "Julia" y que la autora de esta novela se llama Sarah Holland.
La verdad esta novela a penas comencé a leerla me dije: ESTO DEBE SER UN SASUSAKU! por lo que me di el trabajo de adaptarla y pues... Aquí está! ^-^ espero les guste tanto como a mí.
Otro datillo, esta historia se desarrolla en Francia, por lo que deberán disculparme las partes en que aparezcan hablando en Francés, lo que sí es que son sólo pequeñas frases o simples palabras.
Los personajes de Naruto no me pertenecen sino que al gran Masashi Kishimoto *o*
Sin más que decir les dejo el primer capítulo
Deseo Peligroso
Capitulo 1:
Pasaron por la aduana, en el aeropuerto de Niza, con un carrito lleno de maletas y las chaquetas que se habían quitado cuando salieron de París. La gente se arremolinaba en la sala de espera del aeropuerto.
Sakura caminaba con el sensual andar de una japonesa, y su largo pelo rosa balanceándose por su espalda, mientras las curvas de su cuerpo y la mirada de sus ojos verdes atraían la admiración de los franceses.
-El trayecto en taxi hasta Mónaco dura sólo cuarenta y cinco minutos –le informó Ino-. Estaremos en casa a la una, hora europea.
-¡Estoy impaciente por llegar! –Exclamó Sakura en fluido francés, pero con el acento de Japón en las vocales-. ¡Toda mi vida he querido visitar Mónaco!
Las puertas de cristal se abrieron por el mecanismo electrónico. El calor se hizo patente. Una fila de taxis brillaba bajo la luz del sol, y las palmeras se movían con lentitud agitadas por la suave brisa.
-¡Mmm hace tanto calor como en casa! –comentó Sakura, mientras el aire cálido se le pegaba a la sedosa piel.
-¡Tenía entendido que ahora Francia es tu hogar! –Ino se rió, mientras buscaba un taxi con la mirada.
-Bueno, lo es por el momento –admitió Sakura, porque intuyó que nunca regresaría a Tokio debido a lo que había sucedido y al hecho de que por primera vez comenzaba a sentirse de nuevo.
De pronto, un Rolls-Royce blanco, conducido por un chofer se acercó. Tenía la capota bajada. Un hombre estaba reclinado en el asiento de atrás y su pelo negro se agitaba alrededor de un rostro de rasgos duros.
-¡Ay, mon Dieu! –Ino se llevó una mano a la mejilla-. ¡Es mi hermano!
Sakura sintió que se enfadaba al reconocerlo. Sasuke Uchiha, el multimillonario a quien le gustaban los coches veloces, las mujeres fáciles y vivir a tope. Era el tipo de hombre que ella odiaba justificadamente.
-¿Qué diablos hace aquí? –Se preguntó Ino-. ¡Se supone que debía estar en Nassau durante el verano!
-¿Quieres decir que regresa a Mónaco? ¿Al apartamento? –Preguntó Sakura, tensa-. ¿De verdad vivirá con nosotras?
-No lo sé… -Ino sabía muy bien lo que Sakura sentía respecto a los tarambanas ricos y dinámicos-. Iré a preguntárselo.
Sasuke Uchiha salió de su coche, era muy alto, apuesto y vestía un traje gris de Armani.
-¡Ino! Ça va? -inclinó la cabeza morena para besarla en las mejillas.
-Ça va, Cheri, ¿pero qué haces aquí?
-El asunto de Nassau quedó resuelto –vio a Sakura y se quitó las gafas de sol para observarla mejor-. Regresé a casa anoche…
Sakura se tensó mientras el seguía hablando con su hermana, al mismo tiempo que sus cínicos ojos negros la admiraban con una abierta sensualidad. Los ojos verdes de Sakura lo miraron con desprecio de arriba abajo.
-…despedí y reemplacé a algunas personas –seguía mirando a Sakura-. Me quedaré aquí durante el resto del verano.
-Muy inconveniente –suspiró Ino.
-¿Por qué? –murmuró él, mirando a su hermana.
-¡Porque yo también me quedaré todo el verano! Y he traído a mi compañera de apartamento de París.
-¿Tu compañera de apartamento? Ah, sí. La chica triste asiática. Me hablaste de ella. ¿Dónde está?
-Allí –Ino se volvió y la señaló.
Sasuke giró la cabeza y sus facciones se alteraron al fijar la mirada en Sakura. Hubo un breve silencio, antes de que dijera con voz ronca:
-¿Ésa es tu compañera de apartamento? ¿La peli-rosa del vestido verde?
-Sí, y se quedará aquí seis semanas –indicó Ino, muy pequeña al lado de su hermano, que medía cerca de un metro noventa y estaba en excelente forma-. ¿Te molesta?
-Por supuesto que no –murmuró, y se dirigió hacia Sakura para ofrecerle una mano fuerte y bronceada-. Enchanté, mademoiselle. Je suis Sasuke Uchiha, et…
-¡Lo reconocí… -Sakura retiró su mano y alzó las cejas con altivez-… cuando fijó la vista en mí, monsieur, como si yo fuera un maniquí en un escaparate!
-Discúlpeme, mademoiselle –sonrió bulón-. No sabía que fuera una amiga de mi hermana.
-Me llamo Sakura Haruno, y me alojaré en su apartamento. Me alegra conocerlo, puesto que es hermano de Ino.
-Pero no por ser quien soy. Lamento saberlo, mademoiselle. Quizá me permitirá hacerla cambiar de opinión durante su estancia.
-¡Quizá! –apretó los labios.
-¿Se quedará todo el verano?
-Sí –sus facciones mostraban altivez y serenidad-. Si le parece bien.
-Más que bien –murmuró él al levantar la vista a los ojos de ella-. Mi hermana no me dijo que su compañera de apartamento fuera tan bella.
De pronto el corazón de la joven comenzó a latir con rapidez, porque él la observaba de manera íntima, como si fuera a besarla y a quitarle la ropa con manos expertas para hacerle el amor. Sakura no dudó que él hubiera practicado millones de veces la misma mirada con otras mujeres. Lo odió por eso. No había nada más despreciable que un donjuán.
-Iré a casa en el helicóptero –Sasuke miró a su hermana-. ¿Puedo llevaros?
-¿En el helicóptero? –Ino aplaudió-. ¡Estupendo!
-¡Eres una cría! –su hermano sonrió con indulgencia.
Ino agitó las pestañas y él se rió.
-¿Éstas son vuestras maletas? –se volvió y chasqueó los dedos al chofer, que esperaba obediente-. Llévalas al helicóptero y lleva el Rolls a Mónaco.
-Oui, monsieur Uchiha –aceptó el conductor.
-Vamos –Sasuke se dirigió al edificio del aeropuerto con una masculinidad amenazadora que le valió miradas de admiración de las mujeres cercanas a ellos.
Sakura sintió hostilidad mientras los observaba.
-Ahora llegaremos a casa en veinte minutos –se rió Ino-. ¡Y lo primero que veas de Mónaco será espectacular!
Siguieron a Sasuke, y Sakura recordó la primera vez que lo había visto.
El apuesto rostro había aparecido en la portada de París-Match el mes que Sakura había llegado a Francia, tres años antes, y recordaba cada foto de la revista como si las hubiera visto el día anterior… Sasuke en su Ferrari, Sasuke en su avión privado, Sasuke seduciendo a una mujer en el campo, sin darse cuenta que los fotógrafos enfocaban sus cámaras a él.
¡Igual que Itachi! Entonces había pensado con odio y desprecio en el hombre que le había destrozado la vida, y en ese momento en que seguía a Sasuke Uchiha, se dijo que él era igual que Itachi. Un cerdo presumido, un donjuán, un mentiroso y un tramposo muy peligroso.
Cuando entabló amistad con Ino ignoraba que Sasuke era su hermano mayor. Ino odiaba a los fotógrafos de la prensa y a las personas con ambiciones sociales. Era muy cautelosa en cuanto a permitir que la gente supiera quién era ella, y apenas se lo dijo a Sakura cuando ésta aceptó ir con ella a Mónaco para pasar el verano allí.
-¿Te molestará que Sasuke esté con nosotras? –Le preguntó Ino en ese momento a Sakura-. Realmente pensé que estaría ausente todo el verano.
-Por supuesto que no –respondió Sakura, sonriendo con falsedad.
-Pero sí te molesta y no te culpo –Ino suspiró-. Sé lo que sientes respecto… bueno, ya sabes a qué me refiero. Respecto a Itachi. Lamento que haya pasado esto, pero Sasuke no es tan malo como…
-No es culpa tuya –le dio una palmadita en la mano-. Me mantendré alejada de él. Además, es posible que yo no sea su tipo.
-¿Qué no eres su tipo? –Ino frunció el ceño-. ¿Estás loca? Vi cómo te observaba, Sakura, y conozco a mi hermano. Él…
-No te preocupes –repuso Sakura en tono seco-. Me conozco bien y creo que podré manejar a tu hermano si se sobrepasa –Itachi le había dado una buena lección en cuanto a los hombres que vivían y amaban deprisa. La única diferencia era que Sasuke Uchiha no se andaba con rodeos e Itachi lo había ocultado hasta que fue muy tarde.
El helicóptero los esperaba en la pista lateral. Su color negro brillaba a la luz del sol, mientras los oficiales los acompañaban después de hacerles reverencias a Sasuke, quien los dejó atrás después de un breve movimiento de cabeza, como el multimillonario que era, acostumbrado a su posición social y poder y al respeto que inspiraba.
-¿Es su primer viaje a Mónaco? –Sasuke se volvió a mirarla cuando llegaron al helicóptero.
-Sí –respondió serena.
-Entonces, siéntese a mi lado en el asiento de delante –esbozó una sonrisa dura-. Lo primero que verá del principado de Mónaco será soberbio.
Sakura tuvo que obedecer, pero al deslizarse al asiento del copiloto le sonrió con frialdad.
-¿Estamos listos? –preguntó Ino al subirse al asiento de atrás y cerrar la puerta-. On y va!
Sasuke se puso unos audífonos en la cabeza y ajustó el micrófono frente a su boca firme y sensual. Comenzó a mover los interruptores con sus lagos dedos y se vislumbró su Rolex en su muñeca. Con desagrado, Sakura desvió la mirada de esas manos.
Él habló en francés con la torre de control. Las aspas comenzaron a ronronear. Los motores gimieron, antes de rugir al cobrar más fuerza.
De pronto, se levantaron del suelo para subir al caluroso cielo azul.
-¿De qué parte de Oriente es usted, mademoiselle? –preguntó Sasuke en voz alta.
-De Japón –su acento fue marcado al pronunciar el nombre con un sonido sensual que iba de acuerdo con el largo pelo rosado, los rasgados ojos verdes y el esbelto y curvilíneo cuerpo.
-Ah… -murmuró él, y le dirigió una mirada de admiración al mismo tiempo que repetía el nombre tal como ella lo había dicho-. Japón…
-¿Ha estado allí? –le preguntó ella.
-Recorrí parte de Japón cuando tenía veintiún años –le sonrió seductoramente-. Fue toda una experiencia. Ahora sólo voy ahí por negocios –dirigió el helicóptero hacia el mar. El agua del Mediterráneo rompía sobre las playas de arena blanca y las casas de estilo español coronaban las colinas a lo largo de la costa.
-Tengo entendido que usted dirige el imperio hotelero Uchiha –repuso Sakura, tratando de mantener la conversación lo más neutral posible.
-Sí –inclinó la cabeza-. ¿Qué hace usted, mademoiselle?
-Soy secretaria.
-Su francés es muy bueno –la miró sonriendo-. ¿Lo aprendió en alguna escuela? O…
-Mi padre es francés –lo interrumpió-. De Antibes.
-Vraiment? –Alzó las cejas-. Con razón su acento es tan grato al oído. Los del oriente hablan de manera muy diferente de los parisinos –acarició los tobillos femeninos con la mirada-. ¿Qué le hizo irse de Antibes para establecerse en Japón?
-Se enamoró de mi madre –respondió, y miró hacia las colinas. "La oportunidad que tuve de amar llegó y se fue. No puedo amar si ya no creo en el amor", pensó con melancolía.
-Una historia romántica, mademoiselle. ¿Es usted romántica?
-¿Romántica? –Lo miró y torció los labios-. No, no lo soy.
-Non? Su aspecto es romántico –sus ojos oscuros parecían decir: "Ven a la cama, cherie, y permite que haga que te sientas romántica"-. No me diga que en París no hay hombres que se mueren de amor por usted.
-No -cruzó los brazos.
-¿Ni siquiera uno? –la incitó con su sonrisa burlona.
-¡No!
-¡Lástima! –murmuró él-. Bueno, si los hubiera, ahora tendrían que olvidarse de usted para dirigirse a otra bella…
-No todos vivimos de acuerdo a su código amoral de conducta –masculló la joven entre dientes.
Él contuvo el aliento, sin dejar de observarla.
Ella le sostuvo la mirada con desafío. Él sería su anfitrión durante el verano y sin duda la catalogaba como una grosera. Pero tenía que hacerle ver que el flirteo y los halagos falsos no daban resultado con ella. Sasuke Uchiha podía tener mucho éxito con las mujeres, pero con ella no lo tendría y más valía que lo supiera cuanto antes.
Sasuke pareció comprender el mensaje, porque apretó los dientes y entrecerró los párpados guardando silencio.
De pronto, el helicóptero bajó como un avispón negro hacia Mónaco.
Sakura contuvo el aliento al ver el principado, extendido allá abajo, a la luz del sol. Vio las calles medievales alrededor del palacio del príncipe, las fortalezas antiguas de piedra a un lado, las serpenteantes calles que conducían al paraíso moderno de Montecarlo, con su muelle, sus yates de millones de dólares, balanceándose a la luz del sol, y los rascacielos que salpicaban la tierra.
Sasuke habló con la torre de control y obtuvo permiso para aterrizar en el helipuerto de Fontvielle.
-¿Qué te parece tu primera vista de Mónaco? –le preguntó Ino inclinándose hacia delante y hablando en voz alta para que la oyera.
-¡Es impresionante! –Respondió Sakura-. Me lo imaginaba así. ¿Realmente tiene sólo dos kilómetros de extensión?
-Un poco menos que eso –intervino Sasuke.
-Montecarlo es toda esa extensión –le informó Ino-. La parte moderna con los yates y los rascacielos, y nuestro bello casino. Allí arriba es la ciudad de Mónaco, la ciudad vieja con el palacio del príncipe y la catedral. Ahora estamos aterrizando en Fontvielle; la ciudad nueva. Creo que el príncipe Alberto colocó la primera piedra en 1981. ¿Estoy en lo correcto, Sasuke?
-Sí –respondió él, volando sobre la pista de aterrizaje.
-De cualquier manera, te garantizo que te encantará estar aquí. Y quizá conozcas a un apuesto monegasco de quien te enamores locamente –comentó su amiga.
-Lo último que querría encontrar aquí es un hombre -Sakura sonrió con ironía-. Además, seis semanas no bastan para que uno se enamore.
-¿No cree en el flechazo? –preguntó Sasuke con su devastador encanto.
-No –respondió-. ¡El amor a primera vista es un enfoque que usan los conquistadores para tratar de seducir a las mujeres tontas que les creen!
El helicóptero tocó tierra. Dos hombres de trajes oscuros corrieron hacia él, mientras Sasuke Uchiha se quitaba los audífonos, cerraba los circuitos y abría la puerta para bajar.
-Lleva las maletas a mi Ferrari –le ordenó a uno de los hombres, y al otro le indicó-: Llama a Naruto para decirle que llegaré tarde a la reunión.
Al salir a la luz del sol, Sakura admiró maravillada el mar azul y los viejos edificios iluminados por el sol, justo al otro lado del risco donde ellos estaban. Era la vista más hermosa que había contemplado. Era un sitio con mucha historia, de calles diminutas que parecían desmoronarse, y la sorprendente mundanidad de Montecarlo.
-No te llevas bien con él, ¿verdad? –le murmuró Ino, mientras Sasuke seguía dando toda una lista de órdenes a sus hombres.
-Lo siento mucho, Ino. Por más que trato de ser amistosa y amable, no… -torció los labios, al reconocer sus sentimientos-. Quizás sería mejor que me fuera.
-¡No, de ninguna manera! –declaró Ino decidida-. Necesitas estas vacaciones, te las mereces y yo me encargaré de que las tengas.
-Quiero quedarme, pero… -los ojos verdes de Sakura echaron chispas de furia-. ¡Él era la última persona del mundo que esperaba ver aquí!
-Él reabre tus viejas heridas.
-Sí…
-Eso no durará, porque no estará con nosotras todo el tiempo.
-Espero que así sea –repuso Sakura, irritada-. ¡Se me eriza el vello sólo con verlo!
-¡Qué inconveniente! –exclamó una voz enfadada, por encima de la cabeza de Sakura.
Ella se dio la vuelta y fijó la vista en el fuerte pecho de él.
Hubo un breve silencio mientras se miraban. Sakura levantó la cabeza con desafío en los ojos. Pensó que era mejor que la hubiera oído. Él no coquetearía con ella si le hacía ver, con toda claridad, que no le interesaba.
-¡Vamos! –dijo Sasuke con severidad disponiéndose a alejarse-. Las llevaré a la casa antes de asistir a la junta de directores.
Ino y Sakura intercambiaron miradas nerviosas al seguirlo por el helipuerto de Fontvielle hasta el aparcamiento, donde los esperaba el Ferrari rojo con las maletas en el portaequipajes.
Sakura se sentó atrás e Ino lo hizo delante, junto a su hermano. Los ojos de él se dirigieron con enfado al espejo retrovisor, al mismo tiempo que encendía el potente motor del vehículo. Arrepentida, Sakura desvió la mirada, conciente de que lo había ofendido. Ella no lo habría hecho si él no hubiera flirteado con ella ni la hubiera observado con tanta insolencia. El escrutinio sexual había reavivado sus complejos y había reaccionado como una gata furiosa. Se odió por eso, pero no podía evitarlo porque él era todo lo que resultaba peligroso para ella.
De pronto se dijo que quizá debía pedirle disculpas. "Es mi anfitrión y el hermano de Ino. No puedo quedarme las próximas seis semanas en su apartamento si sigo portándome así, y seguramente él ya sabe que no me interesa".
Pero sus ojos estaban fijos en la mano que descansaba junto a la palanca de velocidades.
-¿No les parece que hace un día precioso? –preguntó Ino, animada.
-Hmp –Sasuke permitió que sus enfadados ojos se enfrentaran a los de Sakura, en el espejo.
El coche recorría las atestadas y calurosas calles de Montecarlo, bastante debajo de los riscos del palacio y el helipuerto, más allá del muelle.
-¿Saldrás esta noche, Sasuke? –preguntó Ino.
-Sí –respondió él y encendió la radio, con lo que terminó la conversación y llenó el lujoso interior del coche de música.
El ritmo pareció fluir en la sangre de Sakura mientras observaba el duro rostro de Sasuke en el espejo retrovisor. Cuando sus ojos se movieron hacia la sensual boca, todo su cuerpo se estremeció al imaginar que él la besaba…
Él la sorprendió observándolo. De inmediato, ella desvió la mirada porque era conciente de que su rostro había revelado su fuerte deseo.
Él siguió conduciendo con el ceño fruncido y los párpados entrecerrados; miraba la carretera y luego el espejo… de pronto, se dibujó una sonrisa sensual en sus labios y hubo una señal de reconocimiento en sus ojos al encontrarse con los de ella en el espejo retrovisor. Sakura sintió que le daba un vuelco el corazón.
El Ferrari no tardó en desviarse hacia un camino para bajar por una pendiente que conducía a un pequeño aparcamiento privado, en una calle de tiendas muy exclusivas.
Todos salieron del coche. Sakura evitó mirar los ojos de Sasuke, a pesar de que él la observaba con insistencia, como si deseara que ella levantara la vista.
-¡Por fin hemos llegado a casa! –exclamó Ino, animada, y tratando de fingir que no existía un ambiente tenso ente ellos.
Sasuke se adelantó, presionó el botón del ascensor y un segundo después todos quedaron dentro del lujo claustrofóbico del aparato que subía hasta el piso superior, donde estaba el ático.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Sasuke caminó por el suelo de parquet hasta las puertas dobles de caoba que él abrió con facilidad.
-Oui, monsieur. ¡Ah, mademoiselle, bienvenida a casa, ma petite!
Riendo, Ino se acercó a los brazos de la mujer gruesa de pelo oscuro.
-¿Estás sorprendida? ¡Te dije que regresaría!
-¡Tanto tiempo en París, chérie! –la mujer levantó los ojos oscuros-. Creíamos que habías abandonado tus raíces por esa terrible ciudad.
-Tengo trabajo –intervino Sasuke-. Dusort… -miró al marido del ama de llaves-… ¿podrías bajar al Ferrari? Las maletas de ellas están dentro del coche. Súbelas y déjalas en sus habitaciones.
-D'accord, monsieur –Dusort se dirigió a la puerta sonriendo.
-Monsieur Uchiha, me gustaría… -murmuró Sakura dando un paso adelante.
-Voy a mi estudio, mademoiselle! –Respondió Sasuke-. ¡Si tiene algo que decirme, me lo dirá allí en privado!
Se volvió y caminó hacia una habitación que daba al lujoso pasillo, y dio un portazo después de entrar.
-¡Ay, Dios! –La señora Dusort hizo una mueca mientras observaba a Sakura-. ¿Qué ha hecho, mademoiselle, para que él cierre así las puertas?
-He sido un poco brusca con él –Sakura sintió que se sonrojaba-. Quizá he sido grosera. Creo que debería ir a disculparme.
-Ah, sí, a él le agrada que la gente se disculpe –indicó el ama de llaves-. Yo lo haría inmediatamente.
Ino se rió al ver la expresión de desconcierto de Sakura.
-¡Sólo te toma el pelo, Sakura! Pero tienes razón, porque una disculpa de tu parte definitivamente le hará recobrar el buen humor.
-¿Dónde lo encontraré? –Sakura frunció el ceño-. ¿Ahí dentro?
-Ése es su estudio –asintió la señora Dusort-. Pero llama a la puerta y espera a que él te dé permiso para entrar.
-¡Deja de exagerar, mujer traviesa! ¿Hay chocolat-froid en el frigorífico? –Ino condujo a la señora Dusort para alejarla de allí.
Al quedarse sola en el pasillo bellamente decorado, Sakura observó la puerta del estudio de Sasuke, y ensayó lo que le diría antes de llamar a la puerta.
-Entrez! –gritó Sasuke.
Sakura abrió la puerta y entró despacio. Hubo un largo y tenso silencio.
-He venido a disculparme por mi comportamiento, monsieur –cerró la puerta-. El vuelo desde París fue difícil. Yo estaba cansada y acalorada. Sé que he sido grosera con usted, pero debe comprender que no deseo que flirteen conmigo. He venido para pasar unas semanas con su hermana y no para proporcionarle diversión a usted.
-Es usted una mujer muy bella –murmuró él-. Estoy seguro de que está acostumbrada a tratar con hombres que flirtean: ¿Los trata a todos como lo ha hecho conmigo?
-No –respondió sin pensar-. Usted es diferente.
-¿Realmente lo cree? –se enderezó en el asiento y se la quedó mirando.
-No he querido decir lo que usted piensa –tronó ruborizada-. Sólo que hoy ha sido un día diferente. Se debió al vuelo, el largo trayecto. No estaba de humor para soportar un flirteo. Eso es todo.
-Hmp –los ojos oscuros la observaron-. Me temo que no acepto eso como una disculpa, mademoiselle, Quizá deba comenzar de nuevo.
Sakura sintió que se le erizaba el vello de la nuca
-Monsieur Uchiha –repuso en tono seco-… No tengo intenciones de pedirle otra disculpa.
-Entonces está desperdiciando mi tiempo –arqueó las cejas-. Si desea quedarse bajo mi techo en un ambiente civilizado, le sugiero que salga y medite respecto a los motivos reales de su comportamiento. Estaré dispuesto a aceptar una disculpa cuando crea que es la verdad. Hasta entonces, no tenemos más que decirnos.
Ella se quedó de pie, mirándolo, sin poder hablar por la rabia y la confusión. Él levantó un documento del escritorio y comenzó a estudiarlo. Sakura comprendió que le había dado permiso para salir. Sus ojos echaron chispas.
-¡Me parece muy bien, monsieur! ¡De hecho preferiría que no tuviéramos otra conversación durante toda mi visita! –se volvió y salió. Dio un portazo y caminó por el pasillo, hirviendo por dentro.
Pensó que no se quedaría allí mientras buscaba una puerta que le indicara hacia dónde ir. "No puedo quedarme aquí. He estropeado todo el viaje. Tendré que recoger la maleta y regresar a…"
-¡Sakura! –Ino la llamó con voz modulada desde el otro extremo del pasillo-. Ven a servirte un poco de chocolat-froid.
La joven se humedeció los labios y esperó unos segundos antes de volverse. Se dio cuenta de que las lágrimas le causaban escozor en los ojos y no comprendía por qué.
-¡Ya voy! –respondió, fingiendo alegría, y se obligó a sonreír al reunirse con Ino y la señora Dusort en la soleada y moderna cocina. No podía inmiscuir a Ino en esa horrible situación, diciéndole lo desastrosa que habías sido la entrevista.
Hasta aquí el primer capitulo
jejeje ojalá les haya gustado, en el próximo capítulo veremos un poco (mucho) más de esta tensión sexual entre Sasuke y Sakura jojojo va a estar interesante se los aseguro !
bueno me voy despidiendo
por favor sean buenitos y dejen reviews! onegai!
cuidense!
besiitooos!
WHITEXSUN
