De nada Sirve Hablar.

Sasu&Saku


Summary: Los puños y la mandíbula de Sasuke se apretaron. -¿Quién es el estúpido padre de tu mocosa? – Sakura parpadeó confundida: Sasuke creía que Yuuki era su hija. –No te importa –dijo finalmente. -¿Qué no me…? –murmuró el Uchiha incrédulamente. ¡Ya le enseñaría un par de cosas a la pelirrosa!

Disclaimer: El timbre sonó. Me paré perezosamente a abrir la puerta y mi boca tocó límites insospechados cuando vi a Sasuke e Itachi, parados. Sin una sola prenda que les cubriera más que un triste moñito ahí. Si, ahí. Lamentablemente, Kishimoto-sama apareció de no sé dónde y me dio una sonrisa malvada. -¡Siguen siendo míos! –y se los llevó. No hay que negarlo. Eso me puso triste :C

En cursiva – Inner Sakura o flash back. Notarán la diferencia n_n


.

-Sakura –la pelirrosa emitió un pequeño sonido para hacerle saber a la pequeña niña que la estaba escuchando.

-¿Te tiñes el cabello? –Sakura volteó a mirar a la pequeña misión de Tsunade y juró haber escuchado una pequeña risita salir de entre los árboles. Miró de mala manera hacia arriba, sin encontrar nada y luego vio a la curiosa niña de la aldea de la Arena.

-No, Yuuki-chan. Mi cabello es natural –respondió pacientemente, sin dejar de tomar la mano de la pequeña para que siguiera caminando a un ritmo más o menos rápido.

-Oh –musitó la niña, frunciendo un poco su frente. A Sakura se le hizo curioso ese gesto y continuó caminando en silencio.

-Tienes una gran frentesota –comentó de pronto, sonriendo maliciosamente. Ella sabía que sería fácil hacer enojar a la pelirrosa. Tenía la pinta de impulsiva.

Sakura contó hasta mil para no dejarla colgada en la rama del árbol más alto que encontrara en el camino. Esbozó una sonrisa forzada. – ¿Si, verdad? Es una suerte que tú seas tan bonita, Yuuki-chan –la pequeña abrió la boca sorprendida, y la cerró abruptamente, disgustada. Sakura sonrió de lado pero su expresión cambió de repente.

-Mierda –siseó. Saltó a la copa de un árbol e hizo que Yuuki se abrazara a su cuello con fuerza, quedando colgada en su espalda.

-¿Qué está pasando? –preguntó la niña asustada. Sakura le indicó que guardara silencio y saltó a otra rama con rapidez. Murmuró otra serie de palabras inadecuadas para los oídos de la pequeña chica que la acompañaba y comenzó a correr con mucha más prisa.

-¡Frentona, dime qué diablos está ocurriendo! –en otras circunstancias, esas palabras le habrían causado una fuerte risotada a la kunoichi; Era un insulto tan propio de Ino. Pero no ahora cuando tenía a varios enemigos seguros con un potente chakra en su cuerpo. No debía arriesgar a Yuuki por detenerse a luchar contra ellos. Eran alrededor de ocho, y estaba segura que iba a ser difícil si lograban alcanzarla con Yuuki a su lado. Debía estar sola.

Sakura se detuvo a un lado de un enorme río, y bajó cuidadosamente a la niña. Ella la observaba con los ojos entre curiosos y asustados. No era tonta, sabía que algo grave estaba pasando.

-Escúchame bien, Yuuki-chan –colocó sus manos en los pequeños hombros de la niña y la miró con ojos graves. –Hay varias personas siguiéndonos, y quiero que te mantengas aquí, escondida en esa pequeña gruta –señaló con su cabeza una pequeña abertura en la pared cerca de la cascada. Yuuki asintió solemnemente.

-¿Qué harás tú? –preguntó, viéndola con un poco de preocupación.

Sakura sonrió y ajustó su guante derecho. –Iré a patearles su trasero apestoso. –Yuuki rió nerviosamente y antes de que su protectora se fuera, la retuvo por la muñeca. Sakura se giró confundida.

-¿Qué…?

-Ten cuidado, frentona –interrumpió, con la voz demasiado ansiosa. Sakura asintió con una sonrisa en sus labios y se dio la vuelta.

-No salgas hasta que yo venga, mocosa fea –murmuró burlona antes de irse. Yuuki no tuvo la oportunidad de verla mucho tiempo antes de que Sakura desapareciera saltando entre los árboles. Suspiró y se dirigió a la entrada de la gruta, entrando en ella con una mueca de asco.

-Por lo menos podría haberla limpiado un poco… -susurró, quitando con la punta de su pequeño zapato ninja una cosa extraña y asquerosa que estaba tirada ahí.

Se perdió del tiempo tratando de encontrarle forma y figuras al techo, hasta que un pequeño murciélago la hizo brincar en su sitio. Respiró de forma agitada y puso una mano en su pecho.

-Que tonta me estoy sintiendo… -murmuró. Cabeceó un par de veces y sintió sus ojos pesados, ¿Cuánto tiempo había pasado desde que esa frentona se había ido?

-Yuuki –la llamaron, desde afuera. Se levantó rápidamente y salió de la oscura cueva con entusiasmo, ¡ya era hora de que Sakura apareciera!

-Vaya frentona, te tardaste mu… -su voz murió en la garganta y abrió los ojos cuando miró frente a ella a un hombre de apariencia salvaje. El cabello del ninja era castaño claro, largo y puntiagudo, en descuido. Era corpulento y tenía una macabra sonrisa pintada en su cara blanca.

Los vellos del cuello se le erizaron en cuanto dio un paso hacia adelante. Ella retrocedió dos.

-¡No te acerques! –chilló, con miedo. El dichoso hombre rió y avanzó ahora más rápido. La levantó en vilo antes de que parpadeara y le propinó un golpe en la nuca que la dejó semi- inconsciente. Lo último que Yuuki pensó antes de cerrar los ojos, fue que siempre le habría gustado tener un perrito, o de comenzar su aprendizaje con Tsunade… No estaba segura de si podría siquiera volver a ver la luz del sol, y se permitió pensar que los pocos momentos en que hubo felicidad en su corta vida, nunca los olvidaría.

-Vaya… -suspiró él, en cuanto la pequeña terminó de cerrar los ojos. –Qué lástima, una niña tan bonita…

o.O.o

-¡Yoko! –la enorme tigresa blanca rugió mostrando sus afilados dientes y luego saltó hasta llegar a su dueña. Solo quedaban dos. Sakura sonrió y limpió su frente. No lo estaban haciendo nada mal, había cinco fuera de combate. Ella habría podido jurar que iban ocho chakras diferentes, pero resulto solo haber siete. Una suerte, se dijo, ya estaba bastante cansada.

Esquivó justo a tiempo un par kunais afilados, y se subió al lomo de Yoko para poder acercarse un poco más a los oponentes. A pesar de tener una cantidad exorbitante de energía, ellos no sabían usarla en técnicas. Eran más… a lo salvaje. Ladrones corrientes, al fin y al cabo, pero con una gran resistencia.

Puños, patadas, kunais, y katanas habían estado viéndose durante toda la pelea.

Hizo que Yoko parara en seco cuando sintió otra presencia bastante poderosa, y un chakra con el que se había estado familiarizando durante la última semana.

-Yuuki –susurró, en shock, desde el lomo del animal. Retrocedieron con velocidad y bajó de un salto cuando vislumbró una cabellera café y larga, perteneciente a un hombre musculoso, con la cara fina, pero marcada. Era guapo, si, pero en su cara la malicia siempre estaba presente. Sus ojos verdes bajaron hasta sus brazos, donde vio horrorizada a la niña, con sus ojitos cerrados, respirando pausadamente, como si estuviera dormida.

Apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos de tanta presión ejercida. Sus ojos se volvieron filosos, como si fueran un par de puñales atacando.

-Wakato Ryuga –masculló, con veneno.

El aludido le sonrió con picardía. –Mi querida Sakura… tan preciosa como siempre. ¿Cómo has estado? –le preguntó con cordialidad, como si fueran viejos amigos que se reencontraran agradablemente. Los otros dos atacantes se habían deshecho de su posición de ataque, y ahora estaban detrás de Ryuga, como si fueran sus guardaespaldas.

-Cállate estúpido. ¿Puedes explicarme que mierda te traes con esa pobre niña?

-No debería decirte, Saku. Ya sabes, aquello del voto de silencio y eso... Pero voy a decirte porque creo que entre tú y yo no debería haber secretos. Serás mi mujer después de todo… -le guiñó un ojo coquetamente y la pelirrosa le respondió con un gesto obsceno, que involucraba su dedo medio.

-Alguien quiere acabar con esa vieja de Tsunade, ¿sabes? –comenzó él, con una voz suave. –Me mandaron a matar a la discípula de la Hokage de Konoha, y me enteré por ahí de que esta mocosa iba a ser otra de ellas, así que, ¿Por qué no empezar con lo más sencillo? Estoy seguro de que contigo será otra cosa diferente. –sonrió ampliamente y a Sakura se le heló la sangre.

¿La habían mandado a asesinar? ¿Quién?

-Yuuki-chan es una invitada especial de Tsunade-sama. La información que te dieron está equivocada, imbécil –mintió, con mordacidad. –Ahora, suelta a la niña, y empecemos tu y yo con cosas serias, que no tengo todo el santo día para ti y tus estupideces –comenzó a acumular chakra en su puño, mientras el viento hacia que sus largos cabellos rosas bailaran sobre su cabeza con gracia.

Wakato suspiró con desilusión –Me gustaría iniciar cosas serias contigo, Sakurita, pero trabajo es trabajo –estiró los brazos, dejando expuesta a Yuuki, y luego sacó un pequeño puñal de su cintura. A la kunoichi se le agrandaron los ojos.

-¡Nooo! –gritó, abalanzándose contra él.

o.O.o

Escupió un poco de sangre y le pareció ver tres árboles más a aparte de los que había. Sacudió la cabeza y aseguró su agarre en Yuuki, que seguía inconsciente en el lomo de Yoko, a un costado de ella. Sakura iba apoyándose en ella para caminar, uno de sus pies le dolía muchísimo. Probablemente lo tenia fracturado.

La tigresa la miró con preocupación en sus grandes ojos blancos.

Sakura le sonrió –Estoy bien, tonta. Sigamos caminando, tenemos que encontrar un lugar para pasar la noche de hoy. Yuuki no está bien.

-Tú no estás bien, Sakura – oyó una voz de mujer ronca, pero hermosa, en su cabeza. Era la voz de Yoko.

Negó con la cabeza. –Yo estaré bien en un par de horas, no te preocupes.

Yoko emitió un gruñido bajo, en protesta. –A veces eres tan estúpida, frentona

Sakura rió, pero sonó más como a una tos seca. -¿Tu también, Yoko?

Siguieron caminando a paso lento, deteniéndose cada tanto para que Sakura descansara, la herida en su costado izquierdo se veía grave, y aun no había dejado de sangrar. La tigresa pensó que era poco comparado a lo que pudo haber pasado en una pelea tan desigual. Ella podía estar muerta en este momento.

Ocho contra dos.

Miró de reojo a la niña inconsciente a la que se aferraba su dueña con tanto empeño. Por curar a la mocosa Sakura se había quedado con un muy mínimo nivel de chakra, impidiéndole sanarse a sí misma. Estaba desangrando y no aguantaría mucho más si seguía a ese paso. Calculaba cuanto más soportaría la kunoichi antes de desmayarse finalmente.

¿Qué tenía esa niña de especial? No era fuerte y había sido una distracción en una pelea que ya tenían ganada.

Observó toser a la Haruno con preocupación y se detuvo en seco en medio de un claro.

-Descansemos aquí, Sakura –sugirió. La pelirrosa se sostuvo en un árbol y asintió desganada. No tenía fuerzas para ganarle en un dime y te diré contra la necia Yoko. Solo quería cerrar los ojos y dejar de sentir como se vaciaba poco a poco.

Se dejó caer con cuidado, apoyando su espalda en el tronco de un roble bastante amplio. Cerró los ojos e inhaló profundamente con algo de dificultad.

Yoko se echó sobre su panza y deslizó con cuidado a la niña, dejándola recostada sobre un montón de hojas. Sakura abrió un ojo.

-Dámela –estiró los brazos y Yoko la miró con duda.

-Cúrate primero, idiota.-la tigresa soltó un sonido muy parecido a un bufido de burla. Sakura se rió roncamentey luego le sacó la lengua.

Yoko se paró y dio un par de vueltas en círculo. Se detuvo al observar como la ojiverde tentaba con cuidado la herida. Sakura mordió su labio inferior para reprimir un gemido de dolor. El chakra no salía de sus manos. Estaba perdida, moriría desangrada en medio del bosque, con una misión fallida y una Tsunade enfadada. Qué bonito.

-No debiste curar a la mocosa, Sakura –le espetó molesta, mirando con impotencia a la kunoichi. Sakura la miró sorprendida.

-No podía dejarla morir, Yoko –suspiró. Había sido su culpa, no la había protegido bien, no había actuado como debería. Debió haberla cuidado mejor. Era una tonta, por eso Yuuki había resultado herida de gravedad.

-Si podías; era tu vida o la suya. No había mucho que pensarse, Haruno –la peluda cola de Yoko se movió graciosamente en pequeños círculos giratorios.

Sakura rió irónicamente. –Sabes que no es así, mi querida gatita –un gruñido hizo que una carcajada débil saliera del pecho de la pelirrosa. Acarició suavemente la cabeza de Yoko y acercó con gran esfuerzo a Yuuki. Seguía sangrando, pero poco le importaba de todas maneras.

No tardó mucho en escuchar unos ronquidos profundos, y supo que su poderosa gatita se había quedado dormida. Suspiró y dejó la cabeza de Yoko tranquila.

Recargó su cabeza en el tronco y respiró con dificultad, la visión se le estaba haciendo muy borrosa, sabía que no tardaría mucho en desmayarse.

Y rezó porque no muriera ahí, ese día.

o.O.o

Karin quizás no era una buena peleadora, no sabía cocinar, y no era muy agradable. Pero si había algo en que Karin fuera especialmente hábil era detectando personas por medio de sus chakras. Así que, en cuanto detectó uno inusual en el área de la guarida de Taka, fue inmediatamente a avisarle a su querido Sasuke-kun.

Suigetsu la miró atravesar corriendo la cocina, y Juugo suspiró cuando la pelirroja espantó uno de sus pajarillos cuando pasó por la sala como un torbellino.

-Estúpida zanahoria –murmuró Suigetsu distraídamente, hojeando una vieja revista de no sé qué.

Sasuke alzó la cabeza cuando escuchó la voz de Karin al otro lado de la puerta.

-Pasa –dijo, con su habitual tono de voz baja y firme.

-Sasuke-kun –hizo una pequeña reverencia. -Hay dos chakras desconocidos en el área, a unos ciento veinte kilómetros de aquí. Uno está muy débil, y el otro pertenece a un niño, probablemente. –el Uchiha dejó de afilar su katana y arqueó una ceja. ¿Un ninja débil y un mocoso en su territorio?

-Dile a Suigetsu que vaya a revisar –dijo, indiferentemente, siguiendo con lo que hacía.

-El chakra débil es de un ninja de Konoha…

o.O.o

-¡Qué bien! –dijo el albino, mientras estiraba sus brazos. -¡Hacia mucho que no peleaba con alguien de Konoha! Espero que sea fuerte.

-Hmp –Sasuke no estaba escuchando ni una sola palabra que Suigetsu decía. ¿Para qué escuchar más estupideces de las absolutamente necesarias? El sólo había ido para ver quien estaba invadiendo su territorio, darle una patada en su trasero y advertirle que no volviera a irrumpir. Punto.

Estaban cerca del lugar que había indicado Karin, así que disminuyeron su paso y se ocultaron entre los árboles. Activó su Sharingan y comenzó a buscar con cuidado. Suigetsu optó por buscar a lo salvaje.

-¡Eh, Sasuke! –llamó, algunos minutos más tarde. -¡Encontré algo interesante! –Sasuke se acercó caminando rápidamente.

-¡Mira esto! –era una cadena de oro con un pequeño colgante en forma de un circulo blanco. Los ojos de Sasuke se abrieron ligeramente, pero luego volvieron a mostrar su usual indiferencia.

¿El símbolo Haruno?

-Sasuke, ven a ver esto –guardó en uno de sus bolsillos el collar y se dirigió a Suigetsu, unos diez metros al este.

Arqueó una ceja cuando vio que en vez de flores y pasto, parecía haber hombres creciendo en la tierra. ¿Qué mierda hacían esos allí, muriendo como vil ratas en SU territorio?

Suigetsu silbó cuando comprobó que la mayoría de los hombres estaban muertos. Había uno o dos que no tardarían mucho en abandonar este mundo cruel.

-Vaya –dijo el albino. –El ninja que hizo esto estaba realmente furioso.

Escucharon una risita débil y sarcástica cerca. Sasuke levantó la mirada, encontrándose con unos ojos cafés muy oscuros. Un hilito de sangre estaba cubriendo su barbilla, y había otros moretones bastante serios repartidos por su cara. Estaba sujetándose un costado del torso con una mueca de dolor.

-La Princesa es muy fácil de provocar, pero es una perra. No te deja vivo a menos que quiera que sufras –susurró una voz ronca y pastosa. Sasuke lo observó cuidadosamente.

-¿La Princesa? –preguntó Suigetsu, exteriorizando la duda del Uchiha.

-Es una kunoichi de la aldea de la hoja. Muy bonita –sonrió de lado, aunque resultó más como una mueca. Luego suspiró y se removió en el piso –Es una lástima. No va a sobrevivir ella tampoco después de haberla atravesado con una katana electrificada –tosió escupiendo algo de sangre y cerró los ojos. Dolía mucho.

-¿Cómo es? –masculló Sasuke. Suigetsu le observó curioso.

-¿Por qué tendría que decirte? –preguntó de vuelta.

-¿Y por qué no? –contestó el pelinegro a la defensiva.

Ryu se encogió de hombros, al menos mentalmente. –Ojos verdes, cabello rosa, cuerpo de infarto. –torció la boca. –Trae una mocosa con ella.

El Sharingan giró descontrolado, mientras Sasuke cerraba los puños y se giraba sin decir ni una sola palabra.

o.O.o

Abrió los ojos muy desorientada, sin recordar mucho en realidad. ¿Qué estaba…?

-Yuuki-chan –susurró una voz pastosa. Giró la cabeza hacia la dueña de los ojos verdes que la estaban mirando con cariño en esos momentos. Entonces, como una película en velocidad alarmante, los últimos sucesos acudieron a su mente recordándole que ella había muerto.

Sus ojos se abrieron y su espalda se enderezó al momento, mareándose en el camino.

-Sa-Sakura, yo… yo… ¿morí? –preguntó, en un chillido ahogado. La pelirrosa sonrió condescendiente.

-No… solo te desmayaste, Yuuki –respondió dulcemente. La pequeña niña suspiró aliviada. Lo había soñado, entonces.

-¿Dónde estamos, Sakura?

-En… medio del bosque, supongo –rió. Yuuki rodó los ojos.

-¿Cómo te sientes, frentona? –preguntó, dándose cuenta del gran charquito de sangre que estaba junto a Sakura y de sus ropas manchadas.

-Podría estar mejor –susurró, con humor. Yuuki notó que ya había anochecido, y que solo se escuchaba la dificultosa respiración de la pelirrosa y de algunos animales. Tenía miedo.

-Sa-sakura –titubeó. La aludida abrió un ojo, y miró a la temerosa niña.

-¿Qué te pasa, Yuuki? –articuló, con la voz sumamente ronca.

-Tengo miedo… -sollozó, abrazándose a si misma. Un par de brazos la rodearon, interrumpiendo su llanto. Levantó la vista y se encontró un par de ojos verdes.

-No te pasará nada, Yuuki. No mientras estés conmigo. –Le aseguró, ignorando el dolor que tenía por todo el cuerpo. La pequeña le respondió efusivamente y Sakura sonrió.

Se quedaron abrazadas un rato, mientras la pelirrosa le acariciaba el cabello. –Duérmete un rato, Yuuki-chan. Yoko está vigilando los alrededores –Yuuki asintió y se abrazó más al torso de Sakura, sin lastimarla.

La moribunda Sakura se sobresalto cuando sintió húmeda su sucia camiseta, y comprendió que Yuuki estaba llorando.

-Koko ni aruno wa kimi ga ima made eranda michino … -Yuuki levantó la cabeza curiosa, sorbiendo la nariz.

Sakura le sonrió. -Mi mamá siempre me cantaba cuando lloraba… - susurró, rozando la nariz de Yuuki con la suya. Ella rió.

-Sakura tonta. Te estás muriendo y lo único que piensas es en mí. –le reprochó. Sakura abrió grandes los ojos.

-¡Mocosa! ¿Quién te ha dicho esa mentira? Si estoy fuerte como un toro –exclamó, fingiendo estar ofendida. –Además, ¿Quién se preocupa por ti? Me preocupo por mi fina camiseta –Yuuki le dio un golpe muy suave en la frente y volvió a abrazarla.

-Cállate y sigue cantando, frentona –Sakura hizo acopio de toda su madurez y le sacó la lengua.

.

Kota e tachiyo horajishinmotte susumebaii

tatemo shisenna no ameagarino

asufuaruto ni nijikakayou ni ooh ohh…

.

Sasuke se detuvo de súbito, por lo que el peliblanco se detuvo unos metros más adelante.

-¿Sasuke? ¿Qué te…?

-Cállate –dijo, con su voz autoritaria. Suigetsu torció la boca y paró la oreja. El también había escuchado algo cerca.

.

Lonely…

Kase ga fuite,

Feeling…

Kigatsuitayo

.

Sakura respiró con dificultad, y su voz se quebró en la última palabra, ya no aguantaría, estaba a punto de ceder, ella lo sabía.

.

Kotae wa, doko ni mo naikedo

Call me…

Wakatteru wa

With you…

Ai wa itsumo, atae aumono…

For you

.

La respiración acompasada de Yuuki hizo saber a Sakura que por fin la niña se había quedado dormida en su regazo. Sonrió tristemente y la abrazó más.

-Tsunade me va a matar cuando vea como te traigo–susurró, pasando los dedos por el enredado cabello de Yuuki. La pequeña no se encontraba en las mejores condiciones, tenía la ropa arañada y estaba algo chamagosa, aunque, por lo menos estaba mejor que ella.

El sangrado se había detenido gracias a que le había aplicado algo de chakra, muy poco, pero había servido. No había conseguido curarse más probablemente porque bueno… Ya no tenía más chakra. La herida aun seguía abierta y pronto se infectaría de no ser tratada. Se sentía bastante débil, estaba casi en ceros, y la sangre perdida le hacia la vista borrosa. Pero no podía permitirse dormir si no había nadie cuidando. Era su deber proteger a esa niña.

Cerró los ojos y los abrió de golpe cuando sintió dos chakras poderosos aproximándose. Era inútil intentar ponerse de pie, se caería antes incluso. Había mandado a Yoko por algo de comida y agua, así que estaban a merced de quien quiera que fueran esos.

-Mal…maldita sea –masculló, cuando comenzó a ver negro. Atrajo más a Yuuki a su pecho y sacó un par de kunais que le quedaban. Tenía la mano temblorosa pero estaba segura de poder acertar aun así.

-¡Lárguese quien quiera que sea! –dijo firme y alto. Parpadeo un par de veces pero no consiguió aclararse la vista. Seguía siendo igual de borroso.

Los vellos de la nuca se le erizaron cuando sintió que alguien la observaba fijamente. Se las arregló para echar a Yuuki a su espalda y ella se irguió un poco. Agudizó su oído y lanzó los kunais. No estaba segura de haber acertado completamente, pero ya no sentía ningún chakra cerca.

Respiró con mucha dificultad y tosió un poco. Miró su mano y alcanzó a ver algo rojizo.

-Mierda, es sangre –pensó.

-Sakura –la poca circulación de aire que tenía se le cortó en ese mismo instante. Con lentitud, levantó la vista. Sonrió con ironía cuando reconoció esa cabellera, y ¿Por qué no? Su voz seguía siendo igual de profunda, aunque había enronquecido con los años.

-…Uchiha Sasuke –dijo, bajito.


.

~ Hoa!

Les traigo esta idea que tenía guardada desde hace mucho tiempo. No se los negaré. Este bebé no iba a salir de mi carpeta de documentos porque… bueno, comencé a escribirla hace mucho, mucho, mucho, (en serio, fue hace mucho ._. ) tiempo, y luego, me perdí en los caminos de la vida, y cuando regresé a FF, vi como 4O mil fics parecidos y mi ánimo cayó hasta el más profundo de los pozos petroleros :C entonces dije, nah, ¿para qué publicarlo? Pero ustedes saben, es difícil tener un debate mental y ganarte a ti misma (?) así que… ya saben cuál parte de mi ganó, ¿no? En serio, ¿en serio lo publiqué? Oh si cariño. Lo hice (yn)

Oh, por cierto, la canción que aparece en este capítulo se llama "For You" de Azu; es de uno de los ending de Naruto. Y me encantó así que tenía que ponerlo en algún lado, jojojo!

Espero sinceramente que les agrade. Y bueno, si aunque sea hay una personita por ahí a la que le agrade mi idea, y me haga saberlo por medio de un review, seguiré subiendo los capítulos. Llevo escrita la mitad de la historia, más o menos. Creo que tomaré un día a la semana, como am, ya saben. Hoy es lunes, así que nos veremos el próximo lunes. :)

¡Besos!

AllieR.