¡Buenas noches mis estimados lectores y lectoras! Aqui vengo yo a dedicarles un pequeño bebe que escribi cuando me encontraba melancolico y deprimido. La hice con mucha emocion y creo que a mi me gusto mucho, espero que ustedes la disfruten tanto como yo lo disfrute al escribirla.

Aclaraciones: Esta historia contiene muchos spoilers, pero no de la serie en si. La mayoría de las aventuras mencionadas aqui las vi, lei y escuche en diversas paginas de tumblr, youtube y la serie original de Dr Who. Todo lo aquí escrito es sacado de ahí si quieren ahondar mas en el tema, les recomiendo que lean Discorded Whooves, Dr Whooves adventures y la serie original, claro esta.

Sin mas que agregar, les dejo leer, espero en verdad lo disfruten. Nos vemos al final vale?

Disclaimer: My Little Pony: Friendship is Magic no me pertenece, sino a Hasbro y a la gran Lauren Faust. Yo solo hago uso de sus personajes para mi propio entretenimiento y el de algún que otro lector.

Summary: Y ahí, tendida sobre el sofá de la Tardis, la veo dormir con una sonrisa en el rostro, soñando con las aventuras que están por venir y con finales felices que haré realidad.

"Fin del Sueño"

"Un señor del tiempo es un ser nacido para sacrificarse por los demás, para vivir y morir como un héroe. Maldecido por la soledad y la desolación, marcado por la tristeza y el dolor. Un ser que enfrenta al destino día a día. Quien, pese a la maldad del universo, sigue en pie y que, al final del día, sólo puede mirar hacia delante, porque tras el no existe nada más que el pasado que deja a sus espaldas: amistades, amores, sueños de un futuro mejor y feliz, porque sabe cuál es su misión, y no existe nadie más capaz de realizarla. Ese es un señor del tiempo."

Ese había sido el credo que desde pequeño le habían inculcado. Aun después de tantos años y vidas, tantas aventuras y tantas caras conocidas, lo recitaba como si fuera la primera vez. Y sin perder la costumbre, lo maldecía, como una vez hizo en el pasado y como una vez más hará en el futuro.

¿Por qué? Se preguntaran. La respuesta es simple si logran ver más allá de los beneficios de ser un, tan afamado, Señor del Tiempo.

¿Qué es lo correcto? ¿Sacrificarse por personas que no conoces? Por personas que siquiera tienen conocimiento de tu existencia. Para que al final, cuando todo acaba, te des cuenta que no basta, que debiste haber dado más, más de tú fuerza, más de ti.

Para ser testigo, que al fallar, se pierden vidas y se gana odio por no poder triunfar. Para que veas a tus compañeros envejecer uno a uno, ir consumiéndose sabiendo que no se puede hacer nada más que esperar la inevitable despedida.

¿Entienden ahora, por qué odio tanto el título de "Señor del Tiempo"?

Porque se lo que sucederá, como ha sucedido en múltiples ocasiones en el pasado. La veo dormir con una sonrisa en el rostro, soñando con más aventuras que están por venir, con finales felices que sé, no llegaran jamás.

"Un Señor del Tiempo no puede amar. El simple hecho de tomar tal decisión es clavarse un puñal en el corazón. Porque sabrás desde ese mismo momento, que tu estarás siempre para ella, pero también sabrás que ella no estará siempre para ti… Y tu quedaras completamente solo, como siempre lo has estado, con una nueva cicatriz que no cerrara, por cuanto tiempo te quede en la vida."

Y eso lo había aprendido el mismo, a costa de lágrimas y llantos. A costa de incontables noches maldiciendo al destino que lo condujo hasta donde estaba. A costa de haber perdido a todos sus seres amados. A costa de tener un corazón tan roto y herido, que ya no latía con tanto coraje y valor como antes, y que ahora dudaba de seguir el camino que le había sido impuesto.

Y ahí está el de nuevo, tropezando con la misma piedra, aun sabiendo que terminaría igual. ¿Acaso era masoquista? ¿Le gustaba vivir una ilusión aun sabiendo cómo terminaría? ¿O es que su estúpido corazón no estaba suficientemente lastimado? ¡¿Acaso quería sufrir más?!

-Doctor, usted es un pony raro-

Le había dicho después de un tiempo de conocerlo. Él no lo dudaba, y a pesar de encontrarse en una situación tan bizarra como esa, convertido en un equino con un reloj de arena tatuado en el costado sin saber quién era o donde se encontraba, sabía que sería extraño para cualquiera. Pero ella le sonreía, como Rose lo hizo una vez.

Derpy le había ayudado más que ningún otro compañero, ella le había enseñado a caminar, a comer e incluso a tomar los objetos con sus cascos, regañándolo de vez en cuando por la manía de sostenerlos con la boca. Educándolo como se educa a un recién nacido, con días y semanas de practica y mucha paciencia. Y verla allí, durmiendo en el sofá de la Tardis era algo que se había acostumbrado a hacer, un pasatiempo como ver el cielo en un día soleado, o ver las burbujas ser movidas por el viento, el veía a Derpy dormir, su Derpy.

-¡Yo le ayudare doctor!-

Y ese fue el comienzo de su travesía. Se había unido a él sin siquiera conocerlo, sin siquiera tener idea de lo peligroso que era estar cerca de él. La había cuestionado, advertido, negado incluso. ¿Por qué ella seguía con la idea de ayudarlo? Ella nunca contestó. Tantas respuestas que pudo haber pensado y que jamás dijo hasta ahora.

Porque es lo correcto. Porque quiero hacerlo. Porque me siento sola. Porque quiero sentir que alguien me necesita. ¿Cuál sería la respuesta correcta?

-Entonces sígame señorita Derpy, hay un mundo que salvar-

-Por cierto Doctor, ¿Cuál es su nombre?-

-Solo llámame Doctor Who-

-¿Dr. Who? Qué curioso nombre-

Y con esa presentación dio inicio nuestra gran amistad, muchas aventuras, sonrisas y alegrías, y también la cuenta atrás de un reloj que no se detendría con nada hasta separarnos.

Siempre estuvimos en peligro, cada vez que salvábamos a muchos, dejábamos nuestra vida en riesgo y ella, conociendo lo distraída que era, se lanzaba al campo de batalla sin pensarlo siquiera. Siempre me hacia sonreir cada vez que lo hacía, porque hasta ahora no se si era una valentía increíble o una torpe sin remedio.

-¡Doctor, no te rindas!-

Y yo jamás lo hice. Por todas las vidas que dependían de nosotros, por no dejar que el mal triunfara, sin embargo, mi mayor motivación era esa pegaso de pelaje gris y ojos dorados. Quería que viviera feliz, que fuera infinitamente feliz antes de que su fin llegara, como a todos aquellos mucho antes que ella.

Aun recordaba la invasión de los Daleks a Equestria. Definitivamente sin ella no habría podido salir triunfante. Ella había sido la heroína en esa ocasión, y en muchas otras más, dándole fuerza y coraje, seguridad en los momentos que sentía derrumbarse; ella era sus alas para seguir hacia delante.

-¡Doctor por favor abra los ojos!-

Y tan importante se había vuelto, que estaba seguro, regresó de la muerte solo para verla una vez más. Despertó de su inconciencia para verla llorando desconsoladamente abrazándose a él, como un náufrago aferrándose a puerto seguro.

Y ahí comprendió que cada uno era muy importante para el otro.

-Afortunadamente todo salió bien, Derpy-

Se veía hermosa al dormir, con su cabello rubio como el sol que caía libremente en hebras doradas, con sus mejillas sonrosadas y sobretodo, esos labios que se moría por besar, esos labios que entre sueños se movían y dejaban salir su nombre entre susurros de cariño y amor.

Y sus aventuras continuaron, con el dándose cuenta del sentimiento que comenzaba a nacer en su corazón. Su lelgada y nueva vida en Ponyville, la invasión Changeling y la Vashta Nerada, en todas y cada una de ellas habría muerto de no ser por la intervención directa o indirecta de Derpy, y se lo agradecía infinitamente.

Cuando atacó Discord y convirtió Ponyville en un lugar de caos, ella también le ayudó. Había sido más divertido que problemático, pero tenían que intentar resolverlo, y aunque no fueron ellos directamente, al menos contribuyeron a reparar todo el daño que la deidad del caos creó.

Y cuando conocieron a Dinky y Sparkler, fue más divertido aun. No solo tenía a Derpy como su compañera, dos hermanas unicornios se habían unido a su aventura; la pequeña con una inteligencia sorprendente para su aparente edad y una divertida y burbujeante hermana mayor que siempre conservaba la sonrisa a pesar de todo. ¿Y lo mejor? Llamaban a Derpy, "Mamá". Se sentía como la familia que nunca logró tener y que siempre había deseado, todo era perfecto.

-¡Doctor, Por favor!-

Pero no había durado lo suficiente.

Discord descubrió en él una excelente forma de divertirse. Le mostro una falsa realidad, una mentira que lo volvió demente y lo lleno de odio y resentimiento contra el mundo y sus habitantes.

-¡Para! Por favor ¡detente!-

Pero no la había escuchado. Entre mi tristeza y odio, sumido en los más profundos miedos que ocultaba mi corazón, lastime a quien más amaba. Física y mentalmente la herí como nadie jamás hizo.

-No tienes idea de cuando me arrepiento, Derpy-

Y me arrepentiría hasta el último día de mi existencia. Si existía algún lugar de castigo en las miles de religiones en la galaxia, iría al peor purgatorio solo por haberla hecho llorar. Me arrepiento tanto que duele en verdad.

Y a pesar de todo lo que hice y ocasione, a pesar de todo el daño que le cause a ella y a las niñas, me perdonó. Me recibió con los cascos abiertos y una sonrisa, con el singular brillo en sus hermosos ojos. ¡Me había perdonado, no cabía en felicidad!

-¡Perdóname! ¡Por favor! ¡Perdóname!-

-No hay nada que perdonar… no eras tú. Y aun así, incluso en esos momentos, nos protegiste a todas-

Sparkler no tardó en perdonarme, Dinky en cambio requirió meses para volver a confiar en mí, pero Derpy hizo su magia de nuevo. Con su ayuda, volvimos a ser la casi familia que éramos antes. Y fue ahí que me di cuenta que jamás me alcanzaría la vida para pagarle a Derpy lo que debía. Nunca jamás tendría el suficiente amor y cuidados para tan siquiera, devolver lo que ella me había dado.

La amaba, lo sabía. Había cometido el error que tanto temía desde mi despertar como un pony. Había vuelto a amar, y seguramente volvería a sufrir. Pero sentía que con Derpy seria diferentes, no, sabía que con ella y las niñas podrían ser diferentes.

¿Por qué lo sabía? Se preguntaran. Simple mis queridos amigos. Lo había soñado. Había tenido el más hermoso sueño que pudiera existir. ¡Me casaba con Derpy! ¡Ella me correspondía! Y no solo eso, ¡Dinky y Sparkler estaban con nosotros! ¡Todos éramos una familia por fin!

Esta mañana había despertado con una felicidad inconmensurable, tanto que había vuelto a mi manía de hablar con tecnicismos y que solo Dinky me entendía. Pero no importaba, sabía que era una señal del destino que por fin me sonreía. Podía ser feliz, después de tantas lágrimas derramadas podía ser feliz al lado de la pegaso que amaba y mis dos hijas, porque eso eran, ¡mi familia!

Y viéndola dormir tan pacíficamente, me di cuenta que debía luchar por ella y por las niñas. Que me enfrentaría al mismo destino en persona si osaba ponerlas en peligro. Ya no me separaría de ellas, siempre estaría a su lado.

Y la sortija que tenía en mi casco, la que esta noche Derpy portaría como mi esposa de ahora en adelante, era fiel prueba de ello.

-Ho..Hola Doctor- dijo ella abriendo los ojos.

-Buenos días, Derpy- y él le sonrió. –Es hora de despertar, hoy será un gran día-

-jejeje… ¿de verdad?-

-Créeme, Derpy. Lo será-

Fin

¿Y que les pareció? ¿Les gustó?

Bueno, prometo continuar mis demás historias, si, es que eh estado ocupado y también cuando me llega la inspiración me llega para otras historias... lo siento mucho.

Pero bueno, me esforzare mas, lo prometo! Espero puedan apoyarme a seguir escribiendo.

Nos leeremos pronto. Cuidence, ¿vale?