Solo decir que este fic no es solo de Sax, sino también de Ivana... aunque francamente no sé si la continuación la están escribiendo en conjunto o solo sax, como sea, me pareció justa y necesaria la aclaración.

Capítulo 1:

Hostile Force

Cuenta la historia de un Mago, que un día, en su bosque encantado, lloró. Porque, a pesar de su magia, no había podido encontrar el amor.

Quizá era una aparente calma en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; los alumnos desayunaban tranquilamente, casi al final del curso, en la mesa de Gryffindor, Harry, Ron y Hermione festejaban el haber obtenido la Copa de las Casas en el último año, y el curso había terminado un mes antes de lo acostumbrado.

De pronto, por el techo comenzaron a surcar algunas lechuzas que tenían unas cartas en sus patas y las dejaron caer en el regazo de los chicos, más aparte en Luna, Ginny, Malfoy y Blaise.

Harry de inmediato tomó su carta y la abrió, comenzando a leer:

"Señor Harry Potter

Comedor de Howgarts:


Como final de su curso y por haber sido un destacado estudiante en Defensa contra las artes oscuras, me complace invitarlos a pasar dos semanas en el castillo "Hostile Force", para un curso intensivo, y así aumentar mas sus posibilidades de entrar a la academia de Aurores"


Atte. Marius Jackard"

-¿Alguien conoce a este tipo? – preguntó Ron confundido.

-Yo no – dijo Harry leyendo la carta una y otra vez -. ¿Hermy?

-He escuchado esto antes… Hostile Force… Hostile Force… pero…

-¡Es parte de una leyenda! – chilló Luna sentándose a su lado - ¿no lo recuerdan? Lo debieron ver en historia de la Magia...

-¿En serio?

-¡Claro que sí! Es la famosa leyenda de Amor del Hada y el Mago…

-¿Un Hada y un Mago, enamorados? – gruñó Ron, ya sabía que Luna creía cosas descabelladas, pero eso de que un Hada… y un Mago… pues era inverosímil.

-Fue breve lo que cuenta el señor Bins, sobre la poción para contrarrestar el sueño eterno¿en serio no te acuerdas Hermione?

-Espera… ya… Hostile Force… el castillo con el bosque maldito.

-¿Y ahí nos invitaron¡No muchas gracias! – espetó Ron.

-¡Es una leyenda Ron, una leyenda urbana, por supuesto que no están malditos y que nunca un Mago se ha enamorado de un Hada!

-Son pocos los que recibimos invitaciones – Advirtió Harry – si no fuera porque Voldemort está muerto, creería que es una trampa…

La Luna, su única Amiga, le daba fuerzas para soportar todo el dolor que sentía por culpa de su tan larga soledad.

-¿Piensas ir?

-¿Y si ese castillo está maldito? – preguntó Ron con miedo y Hermione le lanzó una mirada exasperante.

-¡Ron, ya te dije que…!

-¿Por qué no crees, Granger? – Preguntó Luna un poco molesta -. ¡No es sólo una Leyenda, es verdad lo que sucedió hace muchísimos años!

-Es una Leyenda tonta, Luna, y como no tengo miedo, yo sí quiero ir, ese castillo es muy antiguo y debe tener libros de Magia interesantes.

-¿Qué dices, Harry?

-Bueno… - miró a Luna y a Hermione – creo que podríamos echar un vistazo ¿no lo creen? Digo, aquí no dice que estaremos encerrados, sólo será preparación para que ingresemos a la Academia.

-Harry, sinceramente no creo que necesites esa "preparación extra", prácticamente estás adentro.

-Aun así, no me apetece quedarme aquí…

-¡Así que los invitaron! – Dijo de pronto Malfoy y aventó su invitación a la mesa - ¡Zabini y yo, también fuimos requeridos!

-¿Tú también? – Gruñó Hermione – La verdad pensé que con tu desempeño escolar tendrías que repetir último grado.

-Muy graciosita, Granger, lo mismo podríamos decir de Potter…

-¡Para tu información, las notas de Harry son buenas y al menos no necesita ayuda en Defensa como otros!

-¡Mira Granger, yo…!

-¡Silencio! – Gritó McGonagall –. Bien, veamos ¿Quiénes recibieron invitaciones?

Harry, Ron, Hermione, Luna, Ginny, Malfoy y Zabini se pusieron de pie, al menos los que estaban sentados.

-¡Pero ustedes son de sexto! – dijo la profesora a Ginny y Luna.

-Pues, sí…

Es que Él sabía muy bien que en su existir nunca debía salir de su destino. Si alguien te tiene que Amar, ya lo sabrás, sólo tendrás que saber reconocerlo.

-¿Qué dice el profesor Dumbledore de esto?

-El director no está – dijo McGonagall – así que yo debo tomar las decisiones… con ustedes no me preocupa, ya terminaron el curso, pero las señoritas Lovegood y Weasley…

McGonagall les lanzó una mirada a los chicos y finalmente:

-¡Bueno, sólo verificaré sus calificaciones y si todo está bien, no tendré problemas en que acudan… si quieren ir…

-¡Yo si quiero! – dijo Ginny emocionada.

-Yo también – asintió Luna.

-Está bien, entonces si ya terminaron, ustedes a sus últimas clases, y ustedes – dirigiéndose a Harry, sus amigos y sus enemigos - ¡Vayan a hacer algo de provecho!

-¡Sí, profesora!

Los chicos salieron algo confusos, pero Ron no quitaba el hecho de que le diera miedo ese lugar y atosigaba a Hermione.

-¡Vamos Hermy, cuenta todo lo que sepas sobre la leyenda antes de ir!

-¿Por qué no lo lees, Ron? Debe estar en el libro de…

-¡Yo quiero que tú me lo cuentes, por favor!

-¿Miedo Weasley? – alcanzó a decir Malfoy, que pasaba con aire de príncipe a pesar de todo.

-Idiota – chilló Ron.

-¡No le hagas caso! – gruñó Hermione, aunque no pudo dejar de echarle un ojo al chico, ya que según las últimas encuestas, el chico se había puesto bien, y era de los más deseables, pero poco perseguido, por su mal humor, del colegio.

-¡Vamos pues, cuéntame lo de la Leyenda!

-¡Sí Hermione, cuéntanos!

-¿Tú tampoco te la sabes, Harry?

-Pues… no.

-¡Está bien! les cuento… según la Leyenda, hace muchos años hubo un Mago que buscaba la grandeza… como ya saben, el que se nos fue, el que se murió… ok… y se dedicó a las artes oscuras, pero debido a eso, todo lo negativo se apoderó del bosque y del castillo que habitaba… llevándolo a estar solo siempre…

-¿Y qué más?

Es que Él sabía muy bien que en su existir nunca debía salir de su destino. Si alguien te tiene que Amar, ya lo sabrás, sólo tendrás que saber reconocerlo.

-¿Qué dice el profesor Dumbledore de esto?

-El director no está – dijo McGonagall – así que yo debo tomar las decisiones… con ustedes no me preocupa, ya terminaron el curso, pero las señoritas Lovegood y Weasley…

McGonagall les lanzó una mirada a los chicos y finalmente:

-¡Bueno, sólo verificaré sus calificaciones y si todo está bien, no tendré problemas en que acudan… si quieren ir…

-¡Yo si quiero! – dijo Ginny emocionada.

-Yo también – asintió Luna.

-Está bien, entonces si ya terminaron, ustedes a sus últimas clases, y ustedes – dirigiéndose a Harry, sus amigos y sus enemigos - ¡Vayan a hacer algo de provecho!

-¡Sí, profesora!

Los chicos salieron algo confusos, pero Ron no quitaba el hecho de que le diera miedo ese lugar y atosigaba a Hermione.

-¡Vamos Hermy, cuenta todo lo que sepas sobre la leyenda antes de ir!

-¿Por qué no lo lees, Ron? Debe estar en el libro de…

-¡Yo quiero que tú me lo cuentes, por favor!

-¿Miedo Weasley? – alcanzó a decir Malfoy, que pasaba con aire de príncipe a pesar de todo.

-Idiota – chilló Ron.

-¡No le hagas caso! – gruñó Hermione, aunque no pudo dejar de echarle un ojo al chico, ya que según las últimas encuestas, el chico se había puesto bien, y era de los más deseables, pero poco perseguido, por su mal humor, del colegio.

-¡Vamos pues, cuéntame lo de la Leyenda!

-¡Sí Hermione, cuéntanos!

-¿Tú tampoco te la sabes, Harry?

-Pues… no.

-¡Está bien! les cuento… según la Leyenda, hace muchos años hubo un Mago que buscaba la grandeza… como ya saben, el que se nos fue, el que se murió… ok… y se dedicó a las artes oscuras, pero debido a eso, todo lo negativo se apoderó del bosque y del castillo que habitaba… llevándolo a estar solo siempre…

-¿Y qué más?

Fue en una tarde que el Mago, paseando en el bosque, la vista cruzó con la más dulce mirada que en toda su vida jamás conoció.

-Una tarde, al estar caminado en los linderos del bosque, se encontró con un Hada… ¡La más hermosa Hada que haya visto jamás! Según la Leyenda… fue Amor a primera vista, y, supuestamente, todo iba bien, pero la maldad del bosque se la arrebató, dejándolo solo, y Él dedicó su vida entera, para recuperarla, porque la maldad, la sumió en el sueño eterno…

-¡Vaya!

-¡Y cuenta la leyenda que… el Mago ya no quiso vivir mas, destruyó su piedra filosofal y en su lecho de muerte, maldijo… maldijo a su estirpe, negándoles la posibilidad de Amar!

-¡Que ridículo! – sonrió Harry, apoyado por Ron-.

-¿Qué?

-¡Claro, es tonto! Y tienes razón, es una leyenda bastante tonta…

-Y es obvio que alguien habita ese castillo, ese tal Marius… así que yo sí quiero ir…

-A mi me da mala espina – dijo Hermy, preocupada.

-¡No pasa nada! Un mes se pasa rápido…

-¡Claro!

Los chicos partieron una noche, en un carruaje que los llevaría directamente a Hostile Force, los caminos eran oscuros y en todo el camino se escuchaban el croar de las ranas, había muchos árboles por todo el camino, el cielo estaba negro y los relámpagos cruzaban el cielo amenazadoramente.

Harry, por más que trataba de ver por donde iban, era imposibles, es más, se le figuraban amenazantes formas de los árboles que se azotaban por el fuerte viento y el frío que les calaba los huesos a pesar de que iban bien protegidos dentro del carruaje, hasta que poco a poco, uno a uno se fueron hundiendo en un sueño profundo.
Despertaron aún de noche, el coche estaba detenido, uno a uno salieron del coche, sorprendidos, estaban frente al imponente castillo, y junto a su carruaje había otro, tirado por caballos, la reja de acceso al castillo estaba abierta. Así que los chicos caminaron hacia la puerta, y todos entraron un poco extrañados, no se sentían muy cansados, pero era obvio que ya habían llegado. Harry, Ron, Hermione, Luna, Ginny, Malfoy y Zabini inspeccionaron el lugar, cuando de pronto...

-¿Ustedes quiénes son¿Qué hacen aquí?

Todos voltearon, y, en las escaleras principales, había un joven, tal vez un par de años mayor que ellos, con ropa de viaje, era alto, con pelo castaño claro y un poco largo, hermosos ojos color azul violeta, pero sin brillo.

-Eh… Nosotros fuimos invitados a un curso intensivo para entrar a la Academia de Aurores…

-¿Qué?

-Sí… lo envió Marius Jackard…

-Yo soy Marius Jackard, y les aseguro que no he enviado invitación alguna – dijo el chico.

-¿Cómo?

-¿Para que querría invitar a un grupo de extraños a esta prisión?

-No… no comprendemos…

-Yo vine aquí por voluntad propia… la maldición de Osmar Jackard alcanza a todos, y si es nuestro destino la soledad, qué mejor que este castillo que es prácticamente una prisión…

-Pero… pero si tu no nos enviaste la invitación... ¿Quién se atrevió a hacernos una broma así?

-Broma cruel y macabra – dijo Marius – porque, por si no lo saben… una vez dentro de los linderos del castillo… jamás podrán escapar de él…

Los chicos palidecieron…

-¿Quieres explicarte? – se adelantó Hermione temblando.

-Cuando a Osmar le fue arrebatado su Amor, no solo maldijo a toda su Familia, así mismo y a su alrededor… para que nadie entrara a rescatarlo, y, mucho menos, ayudarlo, más que nada, cuando todos sus intentos fueron inútiles para que Sky volviera a Él…

-¿Sky?

-Su Hada…

-La Leyenda… ¿La Leyenda es cierta? – preguntó Ginny nerviosa.

-¡Claro que sí! – brincó Luna – ¡Yo siempre se los he dicho, pero ustedes no me creen nada de lo que les digo!

-¡Que pésima broma, si no es porque Malfoy está aquí, pensaría que Él fue el causante! – espetó Ron.

-¡La broma no es sólo para ustedes! – Gruñó Marius - ¡Se supone que yo debía estar solo, y no esperando el fin con ustedes!

-¿Esperando el fin?

-Sí mi destino es la soledad, no sé qué hacen aquí…

-¡Tenemos que irnos! – Dijo Zabini y al salir, los carruajes ya no estaban - ¡Se fueron los carruajes, no están!

-Tal vez nunca existieron – respondió Marius.

-¿Qué va a pasar con nosotros?

-Tranquilos – dijo Harry – cuando amanezca, nos iremos…

-El bosque no los dejará ir…

-Eso lo veremos…

-¿Eres descendiente de ese tal Osmar Jackard?

-Sí, por parte de su hermano menor: Terence Jackard… tenemos el árbol genealógico al final de las escaleras…

-¿Toda su familia está… maldecida?

-Sí… no puedes Enamorarte, y mucho menos ser correspondido, porque la persona a la que Amas, morirá sin remedio…

-¡Qué terrible!

-Pero tú eres muy joven…

-Yo no creía en la Leyenda – sonrió Marius con amargura –, pero hace un año, mi prometida murió a pocos días de nuestra boda, fue que empecé a creer, porque había tantos viudos en la Familia, porque si te logras Casar, no dura tu Felicidad…

-¡Bueno! – carraspeó Harry - ¡Pero nosotros no somos de tu Familia!

-¡Es verdad! – Asintió Ron - ¡No nos puede pasar nada!

-Pero no entiendo que hacen aquí… yo no los invité, y, además, están atrapados…

-Saldremos de aquí mañana – dijo Harry con determinación – ahora, si no te importa… buscaremos en donde dormir…

-Hagan lo que quieran… en el tercer y cuarto piso encontrarán muchas habitaciones disponibles – respondió Marius, permaneciendo en el sillón frente a la chimenea, y los chicos subieron para buscar una adecuada. Cuando lo hicieron, Marius, se acercó a una cortina y al jalar de un cordoncito, estaba el retrato de Osmar, pero, curiosamente, no se movía, parecía una simple retrato muggle.

-¿Qué pasa aquí, Osmar? – Preguntó Marius - ¿Quién los trajo y por qué? Ahora están atrapados… y yo que quería estar solo para siempre… - pero el cuadro permanecía inmóvil.

Arriba, Harry supervisaba muy pensativo una de las habitaciones. Y al acercarse a la ventana, vio a través de los cristales, como en el bosque, había como unas lenguas de fuego que se movían de un lado a otro con rapidez. Y escuchaba el susurrar del bosque, como si los llamara y la luna parecía sangrar.

-¡Espero que no sea verdad! – Pensó el chico nervioso - ¡Y que mañana podamos salir de aquí!

Pero de entre el bosque, un par de ojos vigilaban desde la copa de un árbol, entre las sombras y la oscuridad - ¡Ya están aquí, mi ama! – Pensó aquel ser - ¡Ya están aquí! – y una sombra oscura se paseaba por todos los arbustos, rápidamente y se escuchaban risas burlonas.

Cada chico se acomodó en una mullida cama y de nuevo de fueron quedando dormidos, y Harry entre sueños, comenzó a visualizar algo… algo extraño, unas vaporosas telas que se mecían al aire, que se rasgaban entre las ramas, unas sandalias rotas que parecían flotar y que al correr atravesaba los árboles , pero desviaba su camino cuando una sobra negra maligna se atravesaba, y de pronto, caía al piso, y veía una espesa y larga melena azul cielo se desparramaba en el piso y al levantar la cara, vio el rostro mas hermoso que jamás sus ojos pudieron haber visto nunca.

-¡Harryyyyyyyyyyy! – se escuchó un grito lejano y el chico despertó… pero no fue el único, todos despertaron porque también habían escuchado sus nombres en la lejanía, sin embargo, nadie quiso asomarse y muchos se escondieron entre las sábanas, tratando de descansar.

Los rayos del sol eran tenues, cuando los chicos ya estaban listos para irse, no permanecerían mucho tiempo ahí, pues a veces escuchaban voces que los llamaban y no veían espíritus en el castillo, Marius estaba en el comedor y los vio bajar a toda prisa.

-¡Nos vamos!

-¿Sin desayunar?

-¡Tenemos prisa y no tenemos hambre! – dieron los chicos y salieron del castillo, mientras que Marius bebía jugo.

-Volverán mi señor – dijo de pronto un viejo elfo doméstico que echaba mas leña a la chimenea.

-Es inevitable… solo espero que regresen vivos todos…

-¿No los ayudará?

-Ni yo mismo sé si los quiero aquí, Bagdad…

-Mi señor… es muy raro, esas invitaciones… ¿Quién pudo haber sido?

-No lo sé… pero están aquí atrapados… aunque lo mío fue voluntario…

-Gran peligro corren – suspiró el elfo – deben regresar antes del anochecer… si es que antes no se pierden…