Me gustaría comentar algo sobre el titulo, de porque he puesto de la roja flor valiente, pues porque según he leído, los himno de Escocia ( no hay uno oficial) es "Scotland the brave" ("Escocia el valiente") y "Flower of Scotland" ( "Flor de Escocia") y como normalmente lo dibujan pelirrojo, de ahí viene la roja.
Pareja: Francia x Escocia
Disclaimer: los personajes (Francia, Inglaterra y América), son personajes que salen en hetalia, por lo tanto son propiedad de Himaruya Hidekaz, supongo que Scott también…
Advertencia: este fic contiene sexo, frases en inglés y francés, si no se sabe que significa, lo tendrá que buscar.
Hoy era un día un tanto extraño, mejor dicho, fue una noche extraña, el día anterior mi hermano invitó a su novio, el estúpido americano, que siempre lo estaba liando todo, pero es la persona a la que mi hermano quiere, así que me tengo que aguantar; pero también invitó a un rubio de pelo largo, al que nunca antes había visto, había oído hablar mil veces sobre él a mi hermano, siempre decía que era un pervertido, un loco del amor, que siempre intentaba violarse a todo el que se le ponga delante, aunque cuando vino a nuestra casa, parecía normal, en ningún momento hizo cosa sospechosa alguna, solamente que al principio no quitaba los ojos de encima a mi hermanito, pero después de un rato, no los quitó de mí, y eso me incomodaba un poco, estábamos sentados uno al lado del otro, mi hermano y el estadounidense estaban sentados juntos en el otro lado de la mesa. El francés, estaba con un brazo y el codo del otro apoyados en la mesa, mientras que la cabeza la tenia colocada delicadamente sobre la mano, con una mirada penetrante dirigida a mí, giré mi cabeza al lado contrario donde estaba la del gabacho, pues mi rostro había entonado unos colores rojizos, así que disimulé un poco colocándome un pitillo en la boca, pero no encontré ningún mechero:
-Shit, donde habré metido el estúpido mechero – dije con un tono un poco bajo, lo suficiente para que la parejita de delante mío no escuchara nada, pero el rubio de ojos azules sí que me escuchó, y no sé de donde, sacó un mechero rojo, que me puso delante del cigarrillo, en ese momento, mi corazón empezó a latir más fuerte de lo normal, y mi rostro se adornó de un color que cualquiera me hubiera confundido con un tomate, y es que, aparte de su pervertida mirada sobre mi rostro, empecé a notar como una mano me manoseaba el trasero.
-Scott, mon amour ~, ¿por qué estas tan hermoso hoy? – me dijo con un tono seductor, que hizo que aún me sonrojara más, levantándome con la escusa de ir al baño, pero creo que nadie excepto gabacho me hizo caso.
-O my god, ¿pero qué me pasa? – me dije a mi mismo, mojándome el rostro con agua, y un poco el pelo, apoyándome con los brazos cada uno a un lado del lavamanos, con el rostro boca abajo, dejando caer mis cortos cabellos rojizos por los lados de mi cara, suspirando, mientras me quitaba la camiseta, intentando disminuir los fuertes latidos de mi pecho y la alta temperatura de mi cuerpo, o al menos, el calor que sentía.
De repente, un brazo me rodeó la cintura, una mano se posó sobre mi trasero otra vez, y algo me empezó a lamer el cuello, cuando giré mi rostro, solo observé unos largos cabellos rubios antes de que mi vista quedara tapada por una suave mano que me había dejado la cintura, y noté como él apoyaba su cuerpo contra el mío, impidiéndome cualquier movimiento, y su mano, estaba en el mismo sitio que antes, solo que dos capas mas hacia dentro, cuando noté como un dedo se intentaba dar paso por mi entrada, me giré, cogiéndolo por ambas muñecas, y alzándole los brazos por encima de los hombros.
-Venga amour~~ se que te ha gustado… - dijo acercándose rápidamente hasta mi boca, invadiéndomela sin permiso, pero no sé porqué, el muy idiota de mi, correspondió al beso, acariciándole la lengua, mientras observaba una orgullosa sonrisa en su rostro.
Empecé a aflojar mis manos, soltándole los brazos, pero creo que cometí el mayor error de mi vida, pues en un abrir y cerrar de ojos, el francés me levantó de la cintura sentándome en el lavamanos que tenia detrás, poniendo su cuerpo entre mis piernas, apoyado en el mueble, dejándome sin escapatoria, intenté alejarlo con mis brazos, pero me los sujetó con una mano en la espalda, y con la otra mano, me agachó la cabeza hasta la suya, invadiendo otra vez mi boca, y acariciándome mi cabello, yo cesé la fuerza con la que intentaba escapar, y él me dejó libre ambos brazos, con los que le rodee el cuello, y me abracé a él.
Cuando nos separamos del beso, bajó su cabeza, besándome el pecho, yo apoyé mi cabeza sobre la suya, y giré mi cabeza a la puerta, observando cómo gabacho había echado el pestillo. De repente volví a notar como su mano me acariciaba mi trasero por debajo de los bóxers, y su dedo volvía a intentar la misión fallida anteriormente, pero esta vez no opuse resistencia, simplemente me limité a agarrarme más fuerte a su cuello, haciendo que su cabeza estará sobre mi hombro; efectivamente, cualquiera que me observara en ese momento, adivinaría que era mi primera vez, siempre había esperado a esa persona especial que me hiciera sentir lo que nunca eh sentido, y creo que la había encontrado.
-Ah ~ - un pequeño gemido salió de mi boca, al sentir como su dedo acariciaba las paredes de mi entrada lentamente, y su boca, acariciaba mi cuello, dejándome unas marcas, casi tan rojas como mi cabello.
-Slowly, please, slowly… ah! ~ - dije antes de que otro gemido saliera de mi garganta, justo después de que Francis juntara un segundo dedo junto al primero, dando círculos en mi interior, sonriendo, viendo mi rostro ya cansado, seguro que ya sabía que era mi primera vez.
Pocos segundos después, empecé a notar un ligero aire en mis piernas, no sé como lo había hecho, pero en quistión de decimas de segundo, el Francés había dejado mis prendas inferiores al otro lado de la estancia, dejándome en clara desventaja en cuanto a vestimenta, pues él aún seguía con toda su ropa, así que me decidí a cambiar eso, levantando mi cabeza, agarré su rostro con ambas manos, nos quedamos cada uno al frente del otro, y lo acerqué hasta el mío, aunque casi no tuve que hacer nada, lo hizo él solito, cuando nuestros labios por fin se juntaron, coloqué mis brazos por debajo de los suyos, y poco a poco, los fui metiendo por debajo de su camiseta, acariciando su espalda, poco a poco, se la acabé retirando, al cabo de unos largos minutos, pero se la quité al fin y al cabo. Creo que ya no podría igualarlo más, ya que sencillamente no podía llegar más abajo, pero al menos algo había hecho ya, aunque no fuera mucho.
Al separarnos del beso, curiosamente, fui más rápido que él, por primera vez, agaché mi cabeza, besándole el pecho, que tenia ahora al descubierto, mientras que con las manos, le fui desabrochando el pantalón, pero antes de que pudiera hacer mi siguiente movimiento, solamente al levantar mis labios de su cuerpo, me agarró de la cintura, levantándome, quedando mi cabeza sobre la suya, no tuve más remedio que agarrarme a su cintura con las piernas, y a su cuello con mis brazos, se separó del lavamanos, y me puso boca abajo delante del inodoro (con la tapa subida claro está) , se colocó detrás mío, apoyando su torso sobre mi espalda, empujándome hacia la taza abierta, no tuve mas remedio que apoyarme en la cisterna, y mis piernas quedaron cada una a un lado del agujero ese. Gabacho, ya había retirado sus dedos de mi interior, así que noté como, mientras me aguantaba por la cadera, con la otra mano, empezó a masturbarme Edimburgo, justo cuando un gemido iba a salir de mi boca, quitó su mano de mi cintura para meter dos de sus dedos en mi boca, impidiéndome hacer sonido alguno.
Pocos segundos después, noté como algo empezaba a invadir en mi interior, y mi semilla cayó por la taza, aún así, el francés no se detuvo, empezó a embestir, ni muy fuerte ni muy flojo, besándome el cuello, y mordiéndome la oreja, mientras unos gemidos luchaban por salir de mi garganta, mi espalda se dobló, cosa que creo que agradó al rubio, pues embistió un poco más fuerte, y noté como su agitada respiración, casi tan agitada como la mía; chocaba contra mi piel, y su corazón, los latidos de su corazón, los sentía como si de los míos mismos se tratasen, haciendo que la sensación que sentía, de amor, placer, y algo de dolor; me inundara el cuerpo por completo, y para mas colmo, el francés, empezó a susurrarme al oído unas palabras en su idioma, de las cuales no todas entendía, pero las que entendí, decían cosas preciosas, llenas de amor y que provocaron que mi corazón aún fuera más rápido de lo que ya iba.
Solamente unas voces, se atrevieron a interrumpir aquel perfecto momento de mi vida, como no, el Americano…
-¡Scott! ¡Fast, fast! ¡ I have one emergency! – dijo golpeando la puerta como si la vida le fuera en ello, bueno… su vagina iba en ello…
- ¡Stupid! ¡Hay otro baño en la planta de arriba! – grité en cuanto el francés me retiró sus dedos de mi boca, enfadado y a punto de abrir la puerta y castrar bien castrado a ese angloparlante come hamburguesas de Estados Unidos.
En ningún momento el francés abrió la boca, en sentido que no dijo nada, pues todo el rato había estado lamiéndome y besándome en silencio todo el cuello y la espalda.
Oí como el americano se alejaba dando grandes zancadas, y gabacho, retomando el control sobre mi cuerpo, esta vez no me tapó la boca, y unos agudos gemidos no pararon de salir del fondo de mi garganta, mientras él me invadía, pero de una forma que no causaba mucho dolor, a comparación con el placer que sentía, tanto dentro como fuera de mi cuerpo.
En un momento dado, París rozó en final de mi próstata, y sentí en mi interior un líquido viscoso, que noté como bajaba por mi dilatada cavidad, produciéndome así una sensación que provocó que ese líquido blanco saliera otra vez de mi capital, ensuciando aún más el inodoro. Ya cansado, empecé a notar como mi cuerpo fallaba, y mi vista se empezaba a nublar, fui bajando la cabeza, y parece ser que el francés se dio cuenta, pues de los pocos momentos que me acuerdo fue como él me cogió en brazos, y me llevó hasta mi habitación, aunque no recuerdo muchos detalles, pues estaba casi inconsciente por el cansancio y tenía la vista borrosa. Aún así, fue el mejor día de mi vida.
