Disclaimer: One Piece no me pertenece, sino que al señor Eiichiro Oda.


Solo bastó una sonrisa

Ace en su infancia siempre había estado solo, siempre le había gustado estar solo.

Hijo de un gran pirata, Rey de los Piratas, cuya sombra le seguiría hasta el rincón más alejado del planeta, hasta el fin de sus días. Su destino era ser odiado, estar solo. El hecho de que ahora viviese no se le permitía pedir más. No a él.

Si muriera cualquier día de éstos no le importaba. A nadie le importaba.

Cuando Sabo llegó le brindó su amistad, aún así llegaba a pensar que cualquier día éste se marcharía, le traicionaría. Se sentía miserable pensar así de su amigo, pero no lo podía evitar. Sabía que su destino pronto actuaria.

Un día llegó ese crío con una actitud idiota, como si no vivieran en el mismo cruel y despiadado mundo. Lo odió. Cada vez que iba a ver a Sabo, el pequeño imbécil le seguía. Quería matarlo. No sabe por qué cuando esos piratas lo atraparon fue a salvarlo, y por qué éste lloraba cuando ya estaba bien.

"No quiero que mueras, Ace".

Se sorprendió con esa frase, cual había pensado que no era posible formarla, menos escucharla. Pero más le sorprendió aquel gesto, aquel regalo que le dedicó a él. Solamente a él.

Y solo bastó una sonrisa, una pequeña gran sonrisa para que se sintiera, finalmente, la persona más dichosa de ese mundo. Ya no le interesó su destino.

Fin


Notas de la autora:

Es corto, pero me gustó como quedó. Queria intentar expresar el sentir de Ace cuando pequeño, espero que se haya entendido. Cualquier error me lo dan a conocer, ¡Saludos!