Tenía razón


No quería que él le agradara. Le habían dado SU Eva. Había usurpado SU título como piloto. No era ya bastante malo que Shinji y Rei la hubieran desplazado en protagonismo. Ahora ni siquiera tenía chances. Más que de suplente.

Le hubiera gruñido cuando se sentó a su lado durante el receso. Reconocía esas cajas de comida. El desgraciado se aprovechaba de su estancia en el hospital para vivir con Misato y Shinji.

No es que a ella le importara esto último. Pero era cuestión de códigos.

Poco a poco recobraba algo de orgullo y amor propio.

Se dignó a hablar con él, un rato. El quinto elegido. El tema salió en seguida.

—Himmel, es tan marica que la primera vez que vio un Eva, comenzó a llorar y su papá tuvo que ordenarle que se subiera.

—Si, también llora después de eyacular.

—¡LO SÉ! Shinji es un desperdicio de cromosomas. Y pensar que es a mí a la que le dieron antipsicóticos.

Kaworu sonrió. Su expresión no era vacía como la de Rei, la muñeca modelo. Inquietaba por su calidez. Parecía que nada que Asuka pudiera decir lo alteraría.

No la irritaba, sin embargo. Tal vez la parte suya que podía rebelarse tanto había muerto de inanición en la bañera del ala destruída.

—¿Lo amas?

...Asuka se sonrojó profusamente. Aquello era casi tan horrible como que un montón de monstruos le picaran la piel y se la comieran.

—¡Qué dices! Además de homosexual, eres un pervertido.

No había sido ni siquiera una pregunta, en realidad.

—Naciste para amarlo. Al igual que yo. Y lo harías aunque te estrangulara.

La campana del receso sonó, dándolo por finalizado. Asuka puso los ojos en blanco y se tocó el cuello, que le dolía.

Aunque escuchaba lejanos murmullos, nadie más entró al aula. Volvió la vista hacia Kaworu pero se había esfumado.

Despertó con Shinji sobre su cuerpo, haciéndole daño.

Le acarició la mejilla.

—Me siento mal...

...pero el ángel tenía razón.