Este fic originalmente se baso en un reto para opuestos, con un two shot de lujuria/castidad para un foro

Sin embargo una historia que sobrepasaba el límite y un lemmon que no terminaba de tomar forma lo dejaron inconcluso

Disclaimer: Yo nada tengo y nada soy… Harry Potter y el potterverso (así como sus millones) pertenecen a JK Rowling, lo único que hago yo es jugar con sus personajes un rato para diversión mía y tortura de otros.

Advertencias:

Esta historia contiene material subido de tono (lime-lemmon), pareja slash, tal vez un poco de OoC y muchas incoherencias


Castidad


La mirada que me dirigía desde el otro lado del comedor me dejaba helado, era algo nuevo que hace mi estómago revolverse, las palabras mueren en mis labios y prácticamente salgo disparado en cuanto mis pies me responden, los pasillos se encuentran vacíos y esa sensación que siempre me logra llevar a Draco no logro percibirla por lo ofuscado que me siento…

Después de recorrer varios pasillos termino en los baños de prefectos y cierro los ojos mientras los recuerdos empiezan a arremolinarse en mi cabeza, de repente escucho un ahogado sollozo, algo me dice que he encontrado lo que buscaba.

Me dirijo hacia su orígen y lo veo temblando sobre el lavamanos, no era la primera vez que veía su coraza resquebrajándose, pero… no sé, mi mente continúa en blanco, simplemente lo observo…

Levanta su rostro y se vuelve hacia mí con furia, siento su magia golpearme y antes que mi cerebro lo registre, sale de mi boca….

—¡Desmaius!

Lo evade por unos centímetros , golpeando el hechizo al lavabo que se encontraba a su espalda.

— ¡Rictussempra!

—¡Reducto!

—¡Expulsso!

Los hechizos vuelan a diestra y siniestra, todo es tan frenético, el agua que salta de las tuberías rotas se confunde con el polvo y pedazos de vidrio que vuelan por todos lados, la atmosfera se encuentra tan sobrecargada de magia que cimbra a nuestro alrededor…

No se en qué momento hemos dejado de pronunciar todos los hechizos a fin de evadir a otro en esta frenética reyerta, de la cual surgen hechizos cada vez más complejos, la sangre, la furia se aglopa en mis oídos, en mi cabeza, me embota, mi visión se torna nublada y roja, me encuentro acorralado y lo primero que sale de mi cabeza es…

—¡Sectumsempraaa! — Malfoy sale despedido hacia las baldosas con un grito desgarrador que me recorre el espinazo, todo se congela y se torna gris por un momento, para lentamente y de manera centrífuga Malfoy las cosas alrededor se empiezan a tornar rojas, pero esta vez no era mi magia la que estaba modificando mi visión, el baño realmente se tenía de rojo…

El libro de pociones se vuelve una extensión de mí, no me atrevo a abrirlo o dejarlo. Lo contemplo con horror, cada que lo toco veo a Draco sobre las baldosas, no logro recordarlo de otra manera.

Todo sigue su curso, yo no. No había habido recriminaciones solo frío, sólo silencio. Ginny había estado alrededor de mí todo el tiempo siempre solícita a guiarme, respetando mi mutismo, confortándome con su roce.

Llegamos al cuarto de menesteres, cierra mis ojos y toma el libro de mis manos, yo la dejo hacer, sus tibias manos enmarcan mi cara, me estremezco, siento sus labios sobre los míos, apenas rozándolos, una sensación helada atraviesa mi cuerpo, me da miedo abrir los ojos. Escucho su voz trémula.

— Si deseas esto también puede quedarse aquí— su rostro enrojece tomando un color similar al fuego de su cabello, pese a la castidad con la que se ha caracterizado el beso, un canario trina y vuela sobre nosotros, ella ríe alegremente, me dirige una dulce mirada y se aleja saliendo de la sala de menesteres.

Yo continúo petrificado, y lentamente una sonrisa amarga se apodera de mi boca, donde su roce me ha llenado de frío, donde lo que ella interpreta como timidez en realidad era sólo vacío. Dejo escapar un suspiro y bajo mi cabeza mientras el silencio de la sala se rompe con un rechinido.