- La leyenda de la cuarta casa -

Se dice que todo comenzó con un hombre, para algunos una personificación de la vida misma, para otros un dios y aun así, para todos ellos, un héroe. El hombre mostro el poder oculto dentro de todos y defendió a las personas, sin embargo al final era tan solo un hombre, no más que un humano. Las heridas marcaron su cuerpo y la edad solo dio el golpe de gracia.

Antes de morir, heredo su poder a tres jóvenes que el mismo había elegido. Su deber sería el de guiar a las personas después de que él se hubiera ido. Y fue así que las tres grandes casas nacieron. Los jóvenes formaron familias, se convirtieron en padres, abuelos y, finalmente, al igual que con el primero, dejaron este mundo a sus herederos.

Los jóvenes habían seguido el deseo de su predecesor, guiando a las personas y había sido su deseo que las generaciones venideras lo hicieran, sin embargo, al igual que con todo lo que se pasa de generación en generación, ese último deseo fue alterado con cada una de ellas.

Cada sucesor de cada uno de los jóvenes se encontró en desacuerdo con lo que los otros predicaban. Y fue así que la guerra comenzó, no solo fue por las tierras del país, no fue solo por el control del mismo, más que otra razón, fue por demostrar quién era el verdadero heredero de la voluntad del héroe. Las tres casas combatieron sin flanquear, los herederos de la pureza, los de la fuerza, he incluso los de la resistencia no conseguían derrotar a sus contrarios.

Fue entonces que alguien más intervino, una cuarta fuerza, forjada en la supervivencia, envuelta por la guerra que iniciaron las otras tres. Esta cuarta parte demostró ser más que solo un obstáculo en el camino de las tres primeras, no solo un obstáculo, sino el enemigo a vencer si querían obtener el control total de la guerra.

En ese momento la cuarta fuerza no poseía un rasgo característico, pues había sido formada a partir de los huérfanos que había dejado la guerra. Sin embargo, esta fuerza contaba con algo que las demás no poseían, no era un deseo de venganza, sino de protección a los que no podían defenderse; no deseaba la guerra, más bien anhelaba la paz; no querían gobernar por sobre los demás, sino entenderse con ellos.

Fue así que las tres casas mayores cayeron una a una ante la fuerza de la última y de esa forma los menospreciados pusieron fin a la guerra. Con el fin de la guerra, la cuarta casa predico su deseo de paz y entendimiento y, tal y como deseaba, las otras tres casas aceptaron su propuesta.

Y fue así que la paz envolvió a la región. Y fue así que la leyenda de la cuarta casa nació.


- Tiempo actual -

Han pasado siglos desde que la historia de las cuatro casas surgió, hoy esa leyenda es solo un cuento de cuna para los niños.

Pero, aunque ha pasado el tiempo desde esa era de muerte y sangre, las batallas siempre formaran parte de la vida, pues la sed de poder y el deseo de sentirse superior a los demás siempre formaran parte de la naturaleza humana.

Los pueblos y aldeas han crecido hasta formar ciudades y la tecnología ha traído un estilo de vida más civilizado. Con el tiempo el paisaje que se contemplaba cambiaria, de un denso bosque con árboles enormes, a esta gran urbe que se aprecia el día de hoy.


Ante nosotros se encuentra el valle del Fuego, lugar histórico debido a que fue aquí donde se dice tuvo lugar la 'guerra de las casas'. Situada en el centro de este gran valle se encuentra la ciudad de Konoha, una de las ciudades más importantes del país.

Konoha se encuentra dividida en cinco sectores, el área Central, también conocida como el área Comercial, en donde tiendas de todo tipo adornan las calles, así como también los grandes edificios de las compañías que se han asentado en la ciudad. Mientras que en el centro los edificios de las compañías adornan el paisaje central de la ciudad, en las afueras los templos que veneran a los diferentes dioses le dan un aire espiritual y, en la lejanía, se puede observar un gran complejo de edificios y campos deportivos hacia la orilla norte de la ciudad.

Este complejo es conocido como 'La academia'. Una escuela a la que todos los jóvenes asisten. Educación primaria, secundaria y hasta universitaria, la academia brinda estos servicios por igual. Fundada hace más de doscientos años la academia brinda educación sin distinción a todos los ciudadanos de la ciudad. Todos los provenientes de la ciudad e incluso foráneos a ella han pasado por las aulas de esta institución.

El sector norte consiste principalmente de la escuela y pequeños negocios a su alrededor enfocados a satisfacer las necesidades de los estudiantes.


Siendo los dos anteriores los sectores más importantes, en cuestiones públicas, los otros tres sectores son más bien privados, o así lo entienden los habitantes de la ciudad. Uno no puede simplemente andar por las calles correspondientes a los sectores sur, este y oeste sin meterse en problemas con las personas que ahí viven.

Pero dejemos de lado eso por el momento y enfoquémonos en el protagonista de esta historia.


Como ya se ha mencionado, el sector central de la ciudad alberga la mayoría de los negocios de la misma, sin embargo dichos negocios no ocupan todo el sector, hacia la parte norte de este, en los límites con el sector de La academia, se encuentra una villa antigua. Fundada casi al mismo tiempo que la ciudad, esta villa aun sirve de hogar para la familia de la leyenda.

En una de las habitaciones de la casa principal duerme tranquilamente un joven de no más de dieciséis años de edad. Su cabellera rubia y alborotada lo diferenciaba del resto de su familia. Con el sol saliendo por sobre el horizonte fue inevitable que algunos rayos de luz se colaran por su ventana y dieran directamente sobre su rostro aun hundido en la suavidad de su almohada, molestando su tranquilo sueño. Pero no fue sino hasta que el sonido de una molesta alarma lo desprendió por completo de ese maravilloso mundo de fantasías y horrores por igual.

Finalmente, y con mucho esfuerzo, el joven extendió su brazo por debajo de las sabanas y, alcanzando el aparato, dio fin al chillido, viendo la hora en la pantalla del aparato apenas pasan de las 7 por la mañana, no es realmente una hora en la que un estudiante se levantaría de la cama, en realidad pareciera que es bastante tarde, sin embargo recordemos la cercanía del hogar del joven con el sector escolar.

Su nombre es Naruto, un nombre elegido por su abuelo e inspirado en el personaje principal de una novela escrita por el hermano de este último.

Sentándose sobre la orilla de su cama, el joven miro nuevamente el reloj, paso una de sus manos por entre su cabellera e inicio su día a día. Despertar, vestirse, desayunar y partir rumbo a la escuela es la rutina diaria de Naruto, siempre igual, sin cambios, sin complicaciones.

Tras vestirse, el joven comenzó su camino hacia la planta baja de su hogar, donde, en la cocina de la misma, comía su desayuno siempre preparado sin falta por las sirvientas de la casa, sin embargo su día a día normal iba a tener un ligero cambio. Al irse acercando a la cocina el joven pudo percibir el dulce olor de panqueques recién hechos, combinado con el delicioso aroma de tocino frito, si su olfato fuera un poco más agudo quizás hubiera notado en el ambiente el tenue aroma de las naranjas frescas que habían sido usadas para extraer el dulce jugo de su interior.

Confundido, ya que su desayuno generalmente consistía de fruta, leche y el tradicional y nutritivo arroz con algunas anchoas, el joven rápidamente apuro el paso y al entrar a la cocina pudo ver al ser al que más apreciaba en todo el mundo preparándole el desayuno, su madre.

Kushina Uzumaki, la actual matriarca de la familia, una mujer hermosa, de cabello rojo cual sangre, ojos de un violeta claro, cuerpo esbelto y un aura tranquila, por ahora, a su alrededor.

Ante la imagen de su madre preparando el desayuno, Naruto sintió de inmediato como una cálida sensación llenaba su alma. Rápidamente entro en el cuarto y sin pensarlo dos veces llamo a su madre.

"¡Mamá!"

"¡Oh, Naruto!" Al escuchar el llamado de su hijo, la pelirroja se giró levemente con tal de mirar de frente a este, sin descuidar por completo las parrillas de la estufa. "Justo a tiempo, el desayuno está casi listo"

"¿Qué…? ¿Qué haces fuera de la cama?"

"Bueno, hoy desperté temprano porque quería prepararte el desayuno"

"Pe-pero…"

"Además, hoy es un día especial…" Tras apagar las llamas de la estufa, Kushina abrió la puerta del horno que se encontraba a su derecha y de dentro de este saco una caja envuelta con papel de regalo y un pequeño moño adornándolo. "¡Feliz cumpleaños!"

No fue sino hasta ese momento que el chico registro todo lo que estaba sucediendo, mirando hacia su izquierda, en un rincón de la barra de la cocina se encontraba un pequeño calendario, en el cual se encontraba marcado con plumón rojo un día: octubre 10, su cumpleaños. Mirando la cara de sorpresa que tenía su hijo, Kushina tomo asiento en una silla y coloco el regalo sobre la pequeña mesa al centro del cuarto y le dirigió a su hijo la mirada más tierna que poseía…

"Vamos, ábrelo" Dijo con alegría en el rostro la pelirroja y, obedeciendo las palabras de su madre, el rubio abrió a prisa la caja para toparse con una prenda de ropa. Si bien cualquier joven hubiera fingido alegría de recibir ropa en vez de alguna otra cosa sea lo que fuera, en el caso de Naruto no fue así, al sacar dicha prenda, el rubio se sorprendió al verla.

Una sudadera color negro con capucha y con detalles en color rojo así como con un símbolo tribal en la parte de la espalda en ese mismo color. Si bien pudiera no parecer mucho, al ver la etiqueta el rubio supo que no se trataba de una prenda común y corriente.

"¡Wow! ¡Es increíble! ¿Pero cómo?" Preguntó asombrado el rubio mirando a su madre.

"Bueno, aún tengo mis contactos en el medio, además, valió la pena con tal de ver tu rostro" Con una sonrisa en sus labios Kushina miro feliz como su hijo rápidamente se despojaba de las prendas que llevaba puestas y se vestía con las que ella misma le había regalado. "Veo que te gusto tu regalo"

"¿Bromeas? ¡Me encanto! ¡Muchas gracias mamá!" Al tiempo que decía esto, el rubio envolvió a su madre en un fuerte abrazo, de esos que la pelirroja disfrutaba siempre sin importar que.

"Me alegra que te gustara" Ninguno de los dos dejo ir al otro durante un rato, cuando ambos estuvieron satisfechos por fin terminaron el abrazo. "Bueno, ahora a desayunar"

Sin vacilar los dos comenzaron a devorar toda la comida que Kushina había preparado, bueno, Naruto devoro la comida mientras que su madre comía con calma disfrutando de la escena que le mostraba su hijo, en verdad momentos como este eran los que llenaban su corazón de alegría.

Hace dieciséis años que Kushina había dado a luz a su único hijo, el motivo de su vida desde entonces, a pesar de tener que criarlo ella sola nunca sintió tristeza, pues Naruto siempre conseguía poner una sonrisa en su rostro y alegrar su corazón. Aunque no es como si no hubiera recibido ayuda al criarlo…

"¡Kushina-sama! Le suplico nos disculpe, por alguna razón nuestra alarma no funciono y no hemos podido preparar el desayuno, en verdad lo sentimos…" Abriendo bruscamente la puerta de la cocina aparecieron varias jóvenes vestidas con el atuendo tradicional de sirvientas.

"¡Oh, chicas! No se preocupen, fui yo la que apago su alarma, quería prepararle el desayuno yo misma a mi hijo"

"Pe-pero… ¿Cómo?"

"Me escabullí en su cuarto y apague la alarma" Contesto con tranquilidad la pelirroja, como si fuera sentido común, mientras degustaba un sorbo de café.

"¡Kushina-sama! ¡Le hemos pedido cientos de veces que no haga eso!" Reclamo una de las jóvenes mientras se acercaba a la mesa.

"Jeje, lo siento chicas, es solo que…"

"Kushina-sama, sé que no le gusta tratarnos como servidumbre, pero al menos déjenos cumplir con nuestro deber" En ese momento una voz que reflejaba mayor edad que la de cualquiera de las chicas presentes se escuchó de entre el grupo y, tomando la delantera de este, una mujer notablemente mayor apareció, se trata del ama de llaves de la casa, Teriko.

Una mujer de carácter serio y terco, forjado a través de los años, su apariencia poco reflejaba su edad; su cabello largo y castaño, ligeramente descolorido, daba cuenta del paso de los años. Arrugas bajo sus ojos, producto de los desvelos a causa del exceso de trabajo auto impuesto, un arma de doble filo, ya que mientras que esto le había provocado dichas marcas faciales, también le había ayudado a que su cuerpo aun conservara esa figura de sus mejores años. Los anteojos que utilizaba delante de sus ojos cafés únicamente servían para complementar la imagen seria que proyectaba.

"Oh, Teriko, lo siento por eso pero es solo que…"

"Guarde sus excusas Kushina-sama, el doctor le recomendó descansar, lo que implica no hacer esfuerzos"

"Oh, vamos Teriko, solo es un leve resfriado lo que tengo, no es como si realmente fuese algo grave"

"Grave o no, el descanso es indispensable en su condición" Dirigiendo la mirada hacia el reloj del horno, la mujer nuevamente miro en la dirección de Kushina y, con su mirada más severa, le dijo "Espero que esto no se vuelva a repetir, Kushina-sama"

"Mmm, está bien, está bien" Dijo en un suspiro la pelirroja mientras aceptaba la derrota. "No lo volveré a hacer… al menos hasta el próximo año"

Llevando la palma de su mano hasta su frente, Teriko se propuso en ese momento, en silencio, estar al pendiente de la pelirroja, con tal de que lo que había sucedido no se repitiera.

"Naruto-sama, me parece que se le ha hecho tarde para la escuela" Finalmente Teriko dirigió su atención al joven quien, divertido por la escena anterior, aún mantenía una sonrisa en sus labios, al menos hasta que la mirada de la castaña se posó sobre él.

"Ah, sobre eso, la primera clase fue…"

"Ya he confirmado con el director que su primera clase no ha sido suspendida, así como ninguna otra del día de hoy, así que no habrá excusas, ¿entendido?" Con una expresión de desánimo en el rostro, el rubio no pudo hacer más por su situación, así que terminando su desayuno y, con un beso en la frente de parte de su madre, Naruto se despidió y comenzó su camino rumbo a la escuela.

Desde el arco de la puerta que da acceso a la propiedad, la madre del joven, las jóvenes sirvientas y la estricta Teriko despidieron a Naruto tal y como hacían todos los días. Una vez el rubio estuvo fuera de vista, todas volvieron al interior del lugar y de inmediato Teriko, al igual que todos los días, asigno tareas para cada una de las jóvenes que no tuvieran que asistir a la academia, mientras que las que si debieran asistir se preparaban para salir, una vez que todas se encontraron con trabajo asignado, ella y Kushina volvieron al interior de la casa.

"Kushina-sama, ¿Está bien ocultar su condición del joven Naruto?" La preocupación era evidente en las palabras de la mujer, una muestra de lo mucho que le importa el bienestar de su señora.

"No, sé que no debería guardarme esto solo para mi…" Con sus palabras, Kushina llevo su mano derecha sobre su pecho, justo sobre su corazón. "Pero tampoco es como si decirle cambiaria algo, si se enterara solo se preocuparía y entristecería, y no deseo verlo así, además, Shizune-san dice que voy mejorando."

"Entiendo, Kushina-sama" Al tiempo que respondía con estas palabras, Teriko hacia una ligera reverencia en señal de aceptación del deseo de su señora.

"Bueno, creo que volveré a la cama, dejo todo a tu cargo, Teriko"

La pelirroja se dispuso en ese momento a conciliar el sueño de nueva cuenta, sin embargo, al escuchar como Teriko aclaraba su garganta supo que eso no podría ser.

"Kushina-sama, le recuerdo que, hoy precisamente, tiene una junta con el consejo, así que será mejor que comience a prepararse"

"Ah sí, sobre eso… la junta fue… ah… ¿pospuesta?" Golpeando su frente con la palma de su mano, Teriko no pudo hacer más que suspirar y aceptar que en definitiva Naruto había heredado la conducta de su madre.


Caminando por las calles de la ciudad, Naruto disfrutaba del paisaje que esta brindaba, los parques públicos abundaban, grandes y verdes arboles hacían honor al nombre de la ciudad. Sin prisa por llegar a la escuela, el joven observaba a los niños de primaria correr entusiasmados, o mejor dicho preocupados, por llegar a tiempo a la escuela, el mismo conocía ese sentimiento, no era que le desagradara la escuela, de hecho no, lo único que no podía soportar es a ciertas personas, pero eso era otra cosa completamente diferente.

A medio camino el rubio pudo ver en una esquina a un joven recargado de espaldas contra un poste de alumbrado público, aunque su rostro se encontraba cubierto por la capucha de su chaqueta y los anteojos obscuros que portaba frente a sus ojos, Naruto lo reconoció de inmediato…

"¡Oy, Shino! Sin falta, como siempre"

"Naruto…" Con solo eso y un leve movimiento de su cabeza, el joven reconoció la presencia de su amigo y juntos se dispusieron a recorrer el resto del camino hacia la escuela.

El dúo no había alcanzado a doblar la esquina cuando el sonido de pisadas detrás de ellos llamo su atención, aunque ninguno volteo, pues sabían bien de quien se trataba, de pronto las pisadas aceleraron y justo cuando se encontraron detrás de los dos jóvenes…

"¡Oy, chicos! ¿Por qué no me esperaron? ¡Estoy cien por ciento seguro de que me vieron venir hace una cuadra!" Dijo el recién llegado joven a los otros dos mientras envolvía al rubio en un candado al cuello simplemente jugando. Su cabello castaño, tan rebelde como el del rubio, aunque un poco más corto, su chaqueta de cuero negro y su pantalón del mismo color le daban una imagen amenazadora.

"¿Viste el show de anoche, Naruto?" Pregunto Shino, ignorando por completo la pregunta del joven.

"Vamos chicos, ¿no les parece que ya es hora de olvidar lo que paso?" Lo que paso fue que hace ya casi dos semanas, mientras los tres jóvenes veían televisión en casa de Shino, durante una disputa por el control remoto, Kiba accidentalmente rompió el par de lentes favoritos de Shino, quien inmediatamente aplico una versión más ligera de la 'ley de hielo' en la que pretendía que Kiba era un completo desconocido. "¡Naruto! ¡Apóyame un poco amigo!"

"Shino, ya pidió disculpas, ¿no crees que ya sufrió suficiente?" Naruto trato de intervenir a favor de Kiba, solo para obtener una respuesta completamente indiferente por parte de Shino.

"Ese era mi par favorito" Contesto seriamente Shino mientras se giraba para ver de frente a sus amigos, aunque solo se dirigía a Naruto. "Me hacían ver genial"

"Eso es discutible…" Le susurro Kiba a Naruto y de inmediato los dos trataron de contener su risa por el comentario.

"¿Dijiste algo, Naruto?" Aunque Shino no alcanzo a escuchar el comentario de Kiba, si noto los rostros divertidos de los dos.

"Bueno, supongo que no quieres ver lo que encontré mientras ordenaba mi habitación el otro día…" dijo el joven tratando de apelar a la curiosidad de su amigo. "En otras circunstancias te cobraría por ello, pero hoy lo estoy ofreciendo gratis"

"Oy, Kiba, ¿qué es lo que encontraste?" Pregunto Naruto siguiéndole el juego a su amigo.

"Observa…" con eso Kiba descolgó su mochila de su hombro y le mostro el interior a Naruto, quien soltando un leve silbido asintió, dándole la razón a Kiba. "¿Ves? Bien podría cobrar una gran suma por esto ¿no lo crees?"

"Hermano, podríamos ganar una fortuna si lo vendiéramos en internet" exclamo el rubio.

"Pero si Shino no lo quiere supongo que no tendré más opción que arrojarlo al basurero en cuanto lleguemos a la escuela"

"¿Q…?¿qu…?" Shino en ese momento giro su cuello levemente para ver de frente a Kiba.

Los dos jóvenes no pudieron evitar reír un poco con la cara que hacia su amigo, ya que este trataba de evitar dirigirle si quiera una palabra a Kiba, ya que eso anularía el juego. Finalmente Shino se resignó, relajo sus hombros y soltó un respiro.

"Está bien Kiba, tu ganas, ¿Qué fue lo que encontraste?"

"¡Genial! Nunca falla, siempre te lo he dicho ¿no, Naruto?" Dijo el joven mientras golpeaba su antebrazo con el del rubio.

"¡¿Qué fue lo que encontraste?!" Shino alzo un poco la voz al ver que sus amigos celebraban.

"¡Ah sí! Esto te fascinara…" En ese momento el joven saco de dentro de su mochila una bandana de color amarillo con detalles en rojo y negro. En cuanto Shino poso su mirada sobre la bandana no tardo en quitársela de las manos a Kiba, dejando sorprendidos a sus amigos por la velocidad con la que lo hizo.

"¡No puedo creerlo! ¡Mi bandana del concierto del adiós de Yumin! ¡Ella la firmo solo para mí!" Dijo con gran alegría en la voz el joven mientras extendía el artículo para admirar mejor la firma sobre él.

"Aunque nunca he distinguido bien tu nombre, creo que más bien ahí dice 'para shihoo', ¿tú que crees, Kiba?" Dijo Naruto observando de cerca la firma.

"Naruto, tu no entiendes…" dijo Shino colocando su mano sobre el hombro de su amigo. "No importa si dice 'Shino' o 'Shihoo' lo que importa es que ella me reconoció de todos los eventos a los que asistí"

"¿Ah sí? ¿Y no habrá sido porque conseguiste burlar a los guardias y acercarte lo suficiente a ella antes de que te derribaran?" Dijo Naruto recordando el evento. "He de admitir que nunca te vi correr tan rápido y cuando te taclearon fue… jajaja"

"Cierto, dijiste algo como 'Yumin te am… guuuuhhh…' jajajaja" dijo Kiba complementando el recuerdo de la anécdota.

"¡Como sea! El punto es que he recuperado mi bandana…" dijo el joven mientras olfateaba levemente la prenda. "Ah, aun huele a ella"

"Oy, Kiba, ¿no estuvo perdida todo este tiempo en tu habitación?" Le susurro Naruto a su amigo.

"Así es, ¿Por qué?"

"Si se perdió hace años y estuvo enterrada bajo tus cosas y muy probablemente las de Aka, ¿no significa eso que lo que acaba de oler Shino es…?" Con algo de desconcierto en sus rostros Naruto y Kiba observaron a Shino mientras este seguía disfrutando del haber recuperado su bandana.

"Descuida hermano, estaba enterrada bajo los trapos que usa Akamaru como cama"


Residencia Uzumaki –

Igual que todos los días, las jóvenes encargadas de mantener en orden la casa se encontraban realizando sus deberes y, al igual que ellas, Teriko se encontraba realizando los propios. Se acercaba la hora en la que Kushina debería asistir a una junta importante, así que, haciendo una pausa en sus deberes, Teriko se dirigió a la planta alta de la casa con el fin de asegurarse que su señora no se atrasara para dicha reunión.

Golpeando levemente la puerta de la habitación de Kushina, Teriko espero por la respuesta de la pelirroja, después de unos segundos de no oír ruido alguno repitió su acción de hace unos instantes. Sin recibir respuesta después de tres intentos más, finalmente Teriko se decidió por entrar a la habitación solo para encontrarla vacía, cualquiera hubiera abandonado el lugar en busca del inquilino, pero Teriko había aprendido todas las mañas de sus amos. Dirigiéndose a la cama miro detenidamente el mueble, después de unos segundos finalmente coloco la palma de su mano en dirección de la cama, con gran concentración y al grito de 'Liberar' (Kai) deshizo la ilusión sobre esta.

"Lo sabía…" Golpeando su frente con la misma palma que uso para desvanecer la ilusión, Teriko se encontró con la imagen de su señora profundamente dormida, aun en su pijama e incluso babeando un poco mientras soltaba leves patadas entre sueños.

Será un duro despertar para Kushina.


Zona escolar de la ciudad de Konoha –

Después de lo sucedido con Kiba, el resto del camino a la escuela fue curioso, por así decirlo. Con Shino aprovechando cada oportunidad para presumir su bandana con cada persona que se cruzaran en el camino de los tres, Naruto y Kiba prácticamente tuvieron que arrastrar a su amigo hasta la escuela.

Finalmente, y después de varios inconvenientes para los jóvenes, llegaron a una de las muchas puertas que dan acceso a las instalaciones de la academia.

"Te lo digo Naruto, un tatuaje te haría ver más amenazador…" Decía Kiba mientras le mostraba al rubio una revista con varias ilustraciones de tatuajes en sus páginas. "Estoy pensando en tatuarme unas alas en la espalda"

"¿No se molestara tu mamá de que hagas eso?"

"Bueno, tal vez, si se entera… cosa que no hará, si sabes a lo que me refiero" Aunque Naruto sabía que su amigo intentaría a toda costa mantener el secreto de sus tatuajes, si es que se atrevía a hacérselos, también sabía que sería imposible ocultarlos de su madre y hermana de este.

"Ah, me gustaría hacerme un tatuaje, pero seguramente Teriko-baasan se daría cuenta y me lo quitaría con un rayador de queso" Aunque fuera exagerado, Kiba sabía que era más que posible que eso sucediera, después de todo, Teriko era capaz de hacer sudar frio incluso a su madre.

"Cielos, hermano, tienes razón, Teriko-san es aterradora" Fue en ese momento que Kiba choco contra la espalda de Shino, quien se había quedado quieto a tan solo una calle de la entrada. "¡Oy, Shino! ¿Qué demonios suced…?"

"Debo guardar mi bandana, no quisiera arriesgarme a que se manche…" contesto Shino. "O a perderla de nuevo o a que algún otro fanático de Yumin la robe o…"

"Si, si, ya entendimos, lo que digas hermano" Respondió Kiba deteniendo el delirio de su amigo.

A unos cuantos metros de la entrada los tres jóvenes se encontraron con una vista familiar. Se trataba de un gran grupo de alumnos que se encontraban indecisos sobre si entrar o no a la escuela.

"¿Huh? ¿Qué estará pasando?" Pregunto Naruto dejando atrás a sus amigos y acercándose al grupo de jóvenes.

"Kiba, parece que llegamos al mismo tiempo que ellos" Comento Shino mientras enfocaba su atención en los autos que ocupaban el frente de la entrada.

"¡Por dios! ¡Hermano! Por eso no me gusta llegar a tiempo" Contesto el castaño mientras miraba alejarse a su amigo rubio. "No es posible que sigan haciendo eso, siempre es lo mismo"

"En efecto…" Fue lo único que dijo Shino antes de seguir a Naruto, acompañado por Kiba.


Continuara...


Hola, si estas leyendo esto quiero agradecerte por haber leído este primer capitulo de mi historia.

Espero poder actualizarla en cuanto tenga la oportunidad, puesto que es una idea que llevo tiempo trabajando.

Cualquier comentario, critica o consejo sera bienvenido, mientras no raye en lo ofensivo.

Gracias.