Xxxxxxxxxxxxxxxxxx
Es una noche fría como muchas otras, Nueva York siempre ha sido la gran ciudad representante de Estados unidos y además el mayor centro financiero y comercial de este país; ¿Qué sí me gusta? En realidad no es lo que realmente me importa; muchos me dirían ¡Estás loca! ¡Es Nueva York! ¡La gran ciudad! Pues déjenme decirles que eso no importa cuando realmente no eres feliz ni siquiera un poco, este ambiente hostil e in-humano solo hace que me sienta más sola y abandonada.
Muchas veces me gustaría tener hijos y un esposo que me ame y me valore por lo que en realidad soy: una mujer con corazón y sentimientos que a pesar de la corrupción del mundo aún quiere amar. Sé que lo que hago no está bien; la prostitución es una mierda y te hace apestar cada vez más; no es grato que te señalen y mucho menos tachen de zorra o perra cuando lo único que quieres es poder alimentarte y vivir; el país no brinda la mejor ayuda a los que de verdad lo necesitan así que por eso terminan haciendo lo malo; el sistema nos abandona desde que somos muy pequeños y nos deja a la merced de la calle y todos su demonios. Muchas mujeres se quejan de mí por lo que soy y represento; una amenaza en sus relaciones; sean matrimoniales u otras índoles sentimentales, para mí no es algo que disfrute; además no es mí culpa que sus esposos les tengan tan poco respeto y vengan a buscarme a mí.
La cereza del pastel es que soy huérfana desde que tengo memoria; al parecer no era lo suficientemente buena para mis padres así que me desecharon, a veces quisiera conocerlos y preguntarles por qué me abandonaron pero sé que no va a pasar. Desde que mi razonamiento funciona la vida ha sido una perra conmigo, no sé qué pude haber hecho para merecer vivir todo esto; a veces quisiera solo desaparecer y dejar este asqueroso mundo a un lado. Cuando tenía dieciséis años comenzó mi vida como dama de compañía o prostituta como muchas personas nos llaman, creen que somos la peor escoria pero en realidad somos seres humanos de carne y hueso que también tenemos sentimientos. No es placentero acostarse con un hombre que apenas conoces; es algo totalmente repugnante, empiezan y no se haya el momento para que acaben, siempre intento pensar y mi mente divaga a cualquier situación; muchas veces algunos intentan sobrepasarse pero ahora sé defenderme: la calle es el mejor lugar para aprender aunque la mayoría de las veces las cosas son malas.
Estoy en la misma calle exhibiendo la mercancía para poder comer y pagar un lugar de estancia; porque sí: no tengo un lugar el cual pueda llamar hogar; lo único que tengo es un bolso el cual siempre lo llevo conmigo y tengo la ropa e implementos necesarios para estar bien, muchas veces algunos hombres gastan bromas sobre si voy a tener sexo o mudarme con ellos; preferiría morirme antes de vivir con un hombre así de asqueroso y repugnante.
El tiempo pasa y después de tanto estar sembrada como un árbol siento que me están saliendo raíces, mis ojos se abren cuando veo un hermoso Mercedes-Benz último modelo que se termina parqueando frente a mí, me acerco -¿Necesitas compañía guapo?- lo detallo, es un hombre joven con buen aspecto, facciones fileñas, ojos marrones y sobretodo muy bien vestido.
Me mira y sonríe, -necesito tus servicios, entra.- obedezco, -eres muy hermosa... Definitivamente eres perfecta.-
-No entiendo.- le digo confundida.
-Necesito tú servicio pero no de forma normal.-
Lo miro sorprendida, -lo siento pero no hago tríos, ni anales...- me interrumpe asqueado.
-Yo no necesito hacer tríos, te necesito a ti; eres perfecta para el trabajo.-
-¿Trabajo? Yo no estoy buscando trabajo... ni siquiera terminé de estudiar.- le digo intentando razonar con él.
-Yo necesito tus atributos... para ser una prostituta eres muy hermosa: un poco descuidada con tú apariencia pero de resto eres preciosa.- responde mirándome detenidamente pero no con deseo como los demás sino con un cierto interés en algo más.
-¿Que es lo que necesitas?-
-Necesito que seduzcas a un hombre.- lo miro impresionada.
-No creo que eso sea posible, necesito trabajar para poder...- me interrumpe.
-Te voy a pagar muy bien; no te vas tener que preocupar por nada que no sea lo que te estoy pidiendo.-
-Sí digo que sí cuánta plata me vas a dar?- él sonríe.
-Un millón de dólares si logras seducirlo y enamorarlo.- mis ojos se abren como platos al escucharlo mencionar tanto dinero.
-¿Por qué tanto interés en que lo seduzca?-
-Eso no es de tu incumbencia.-
-pero si voy a trabajar para ti tengo que saber las razones por las que me estás contratando.-
El se ríe con sorna, -que te baste con saber que por seducir a un hombre te van a pagar para que dejes esta vida tan deplorable y te conviertas en alguien para la sociedad.- sus palabras son hirientes pero con mucha razón.
Mi mente se enciende al escuchar sus palabras -Ahora que lo mencionas, ¿Por qué una prostituta para el trabajo?- su sonrisa vuelve a ensancharse.
-Porque quiero que al enterarse el dolor sea doble.-
-Entiendo.- lo miro extrañada; al hombre que quiere hacerle esto debe odiarlo demasiado.
-Unas preguntas más, -¿Te drogas?- niego, -¿Alguna enfermedad sexual? Bueno esa no la respondas.-
-Igual le voy a decir que mi último examen dice que no.-
-Muy bien, ¿Aceptas el trato?- lo pienso y creo que no puede ser más denigrante que lo que hago.
-Acepto.-
-Muy bien...- me entrega unos billetes y los coloco en mi seno izquierda sin siquiera ver cuánto hay, -necesito que ahora mismo dejes de pararte en la calle y no des tanto...-
-Visaje lo sé.- me mira confundido pero no me presta atención.
-Espectáculo...- mira su reloj, -mañana temprano necesito verte...- me entrega un celular desechable, -yo te llamo... No me gusta que me dejen ir a la contestadora así que intenta tenerlo encima.-
-No hay problema.- lo coloco en mi cadera.
-Como sea...- niega con la cabeza, -con ese dinero vas a comprarte algo decente, por favor nada de lo que llevas puesto...- dice haciendo referencia a mi atuendo: un pequeño top de cuero con una minifalda a juego y una medias veladas; -el maquillaje...- lo veo mirarme para luego decir: -mejor no lo hagas... Ah e intenta comer algo que de verdad te nutra bien; te necesito sana.-
-Muy bien jefe.- niega con su cabeza.
-Puedes bajarte y no te hagas la lista.- asiento con vehemencia. Salgo y el carro arranca.
Cualquiera dirá que estoy completamente loca al haber aceptar su propuesta; tal vez lo estoy pero él hombre se veía muy serio con todo lo que dijo y no tengo nada que perder, no creo que haya trabajado más denigrante que este. En el momento que empecé no tuve otra opción era esto o dejarme morir, pero al paso que voy moriré así.
Cierro bien mí abrigo y agarro el bolso mediano que tengo bien escondido y me dirijo a un restaurante para comer algo decente, unos momentos más tarde cuando llego tomo asiento y saco el dinero de mi brassier, hay setecientos dólares en billetes de cien y cincuenta; miro a mí alrededor, dejo uno de cincuenta y guardo el resto en el mismo lugar.
Anna, la mujer que atiende aquí se acerca, -espero que esta vez sí pagues.-
-Te voy a pagar todo lo que te debo y lo de esta noche.- le respondo pero ella me mira escéptica.
-Eso dices cada vez que no tienes dinero y adivina qué...- se detiene y me mira fijamente, -no pagas.- Coloco el billete de cincuenta sobre la mesa y ella lo toma y verifica si está bueno, -muy bien.- me lo entrega, -¿Qué deseas ordenar?-
-Tráeme una carne asada, papas fritas, ensalada y un jugo de maracuyá.- me mira extrañada.
-Sabes perfectamente que ese billete apenas y te alcanza para pagar y comer lo de siempre.-
-Tengo dinero para pagar todo lo que te estoy pidiendo, así que por favor toma la orden y pídela porque tengo hambre.- ella anota y asiente.
El lugar tiene gente pero no está tan lleno lo que en realidad me gusta, no necesito que me detallen mucho, cada vez que me miran siento que saben lo que soy y no es agradable.
Ahora pues solo voy a disfrutar comer, mañana será otro día y uno que sin yo saber cambiaría mí vida completamente.
