Souichi salía presuroso a la universidad, era una mañana fría del final del invierno, la nieve aun cobijaba la tierra, Souichi no se dio cuenta que se había detenido a observar como pequeñas flores como campanillas blancas rompían la nieve, parecían tan frágiles, pero eran fuertes nacieron en el frió y el viento helado las mecía.

Una sensación de esperanza le sobrecogió el corazón. Ya falta poco para la primavera, ya falta poco para que Morinaga vuelva, todo un año había pasado con la certeza de que el regresaría a su lado, pero esta vez no serán solo uno o dos días que eran como un oasis en el desierto tan extenso como los kilómetros que les separaban, y se bebían con desesperación los besos y las lágrimas como quienes están a punto de morir de sed, despacio, recuperando fuerzas, agradeciendo cada gota, empapándose el alma.

Vivían por esos días, Souichi se rindió ante ellos, al igual que el que Morinaga utilizara el nuevo futón cuando lo visitaba en su apartamento de una sola habitación, porque el también se moría de sed, le añoraba tanto que un suave dolor presionaba su corazón cada que le recordaba, y era una maldita cosa porque no dejaba nunca de pensarlo, su ausencia duele, y lo hacía aún más insoportable que también lo añoraba su cuerpo, soñaba frecuentemente con esas manos gentiles acariciando su piel y en esa cara de felicidad absoluta mientras lo sostiene y le dice una y otra vez cuanto lo ama.

El viento que mece las flores le hace estremecer, de nuevo ese sordo dolor en su pecho cuando piensa en Morianga le hace respirar profundo para aliviarlo un poco. Ya falta muy poco se repite, ya casi es primavera.

Morianga volvió con la primavera, de nuevo a revolucionar su mundo, el era el sol que con su calidez derrite la nieve sobre la tierra y la convierte en flores de miles de colores.

La persistencia de Morinaga logro conseguir el mismo apartamento que compartían, estaba tan feliz que lloraba y su sonrisa era tan sincera como el amor y la gratitud con la que lo miraba.

Esa noche mientras hacían el amor tiernamente, mirándose a los ojos, con el corazón tan lleno de sentimientos que parece que va a reventar.

Como soportar sin morir de felicidad la sensación de estar dentro de la persona que más amas, tan profundo que tocas su alma y te enternece su dulzura, solo tu has descubierto su lado mas vulnerable, sabes muy bien que eres amado, lo sientes, por eso no te has rendido, por eso aun luchas tan duro y perseveras, porque puedes percibir su amor que es aún más vehemente que el tuyo, que es tan inmenso que Souichi no puede contenerlo en dos palabras.

Como soportar sin morir de felicidad la sensación de plenitud al sentir como suavemente se sumerge dentro de ti la persona que es más importante para ti que el aire para respirar, y le recibes tan profundo que lo sientes parte de ti, como si hubieras sido hecho para estar así con él, siendo uno, y sintiendo su amor inundarte y calentarte el alma, y sientes tanto, tanto que ya no puedes pensar y solo puedes sentir.

Morinaga y Souichi comienzan en primavera una nueva vida juntos, en el corazón de Morinaga la inseguridad ya no es un monstruo que devora su felicidad, y Souichi bueno el es cada día mas consiente que solo siente felicidad si Morinaga sonríe tontamente y que su corazón no duele si están juntos.


Creí que terminaría aquí este drabble pero aun estoy imaginando lo que sigue, donde are que el terco Souichi al fin diga te amo, al fin reconozca ante todos su relación con Morinaga!