KHR! pertenece a Akira Amano.

NA: Muchas gracias a Riles Reckless por corregir esto.


Llegó a casa tarde como de costumbre pero esa noche era demasiado pronto, su madre aún seguía despierta. Silenciosamente fue hasta su habitación esperando que su madre estuviera demasiado borracha como para oír la madera crujiendo bajo sus pies, no tuvo tanta suerte. Su madre abrió la puerta del pasillo violentamente y agarrándola con fuerza del pelo la tiró al suelo de la sala de estar. Mila desde el suelo la miró con rabia, harta de sus continuos golpes y humillaciones.

-¿Quién te crees que eres, puta de mierda?-chilló su madre.

Mila intentó levantarse pero recibió una patada.

-Quédate en el suelo perra y escúchame bien-Mila desde el suelo asintió-Estoy cansada de pagarte la escuela, a una zorra estúpida como tu no merece la pena enseñarle nada. Además, así podre gastarme el dinero en algo útil.

-Como en bebida,¿no?-susurró la niña en el suelo.

Al ver la actitud desafiante la agarró del cuello de la camiseta y le acercó el cigarro encendido al ojo. En un auto reflejo Mila puso el antebrazo en la trayectoria del cigarro recibiendo una quemadura mientras su madre lo retorcía en la carne quemada. Finalmente la volvió a agarrar por el cabello y la arrastró hasta su habitación cerrando la puerta con fuerza.

Una vez se aseguró de que su madre no volvería se secó las lágrimas con la parte baja de la camiseta. A través de sus ojos nublados por las lágrimas vio la quemadura circular que aún tenía ceniza adherida a la herida. Cogió una toalla pequeña y la humedeció con agua de una botella que encontró debajo de la cama. La herida le dolía y le escocía pero eso no era lo peor sino el sentimiento de impotencia. Terminó de limpiar su herida y fue al espejo roto que había en su habitación. Su cabello fucsia apagado estaba desordenado y sus ojos escarlata estaban hinchados.

-Soy patética-susurró apoyando la cabeza en la pared.

Con esto se alejó del espejo y se tiró a la cama. Sin poder dormir se quedó mirando el techo. Antes del amanecer había guardado todas sus cosas y en el silencio de la madrugada salió del apartamento por la ventana bajando por las escaleras de emergencia. Caminó por las calles sin vida y sin lugar donde volver ni nadie en quien apoyarse.