Declaimer: Prince of tennis no me pertenece.

Aviso: AU, leve OOC. Sí lees ésto y sigues mi Fic, sólo una cosa. Lo edite.

Midnigth Lovers

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By: Gαα-kuи

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Capítulo I:

—¡Cállate! —Espeto una voz varonil —

—¡No!... no me puedes hacer esto, dios…f-fue mi culpa —intimidación, dolor, pena, tristeza, susto… inseguridad —

—¡Es lo mejor!, ¡es que no te das cuenta! —Él también tenía miedo… pero todo era por ella —

—¡No!, fue mi culpa —lágrimas incontenibles mientras se agarraba la cabeza en señal de frustración y dolor —

—¡Dios!, está muerto —masculló por lo bajo la voz varonil para luego observar la figura femenina, hincada resguardada en sus brazos por un demonio se veía tan débil —

—¡No!, tú no fuiste —le espeto la joven chica, mientras se levantaba con los ojos llorosos; lágrimas dolorosas, miró a la figura masculina que intentaba protegerla, estaba llorando por él —

—No sobrevivirás, ¡Fue mi culpa!, a todos diles lo mismo, por un demonio Sakuno en la cárcel no sobrevivirás —la zamarreaba mientras él también lloraba, eran lágrimas de desesperanza y dolor, antes lo tenía todo…ahora no tendría nada —

—Te amo… —Murmuró —

—¡Escapémonos!, busquemos una solución —esperanzas rotas por un cadáver lleno de sangre, a lo lejos se oía la música estruendosa y ruidos festivos —

—No… escúchame —serenidad que no sentía, serenidad aparentada —

—No… no lo hagas —murmuró, tenía miedo. Estaba desvalida y a la única persona que tenía estaba enfrente intentando protegerla de su atrocidad, la figura masculina se acerco a ella entre tambaleos hasta que la abrazo, un abrazo lleno de desesperación y unos últimos deseos de sobrevivencia —

—Escúchame Sakuno… —Murmuró ya en su oído mientras la restregaba a su pecho, las ropas llenas de sangre y las lágrimas vertidas ya no servían para nada —

—Tan solo escúchame… yo fui, para todos yo fui; nadie debe saber de esto… yo lo maté, yo le pegué, fui yo quien te encontró muerta de miedo, fui yo… tú no —sujetó con firmeza el rostro de la muchacha—, mantente en vida —todo al caño, toda una vida destruida… pero todo eso era por amor —

—Me dejarás…—Se aferró con frenesís a las ropas de aquel muchacho, eran solo unos críos, solo tenían diescisiete años ¡Todo un futuro a la mierda! —

—Te amo —volvió a murmurar Sakuno —

—Te sacaré, te salvaré lo prometo —sollozaba por lo bajo mientras se hundía ante aquel pecho que siempre le brindo protección, aún ahora —

—Te amo —y lloró aún más, ésta sería su despedida quizás por cuanto tiempo… sería su última noche quizás hasta cuando —

—No quiero –espetó mientras intentaba separarse de él, pero mientras más intentaba sus esfuerzos eran en vano, siempre tan fuerte, aún hasta ahora —

—No olvides que te amo —volvió a pronunciar cuando la alejo para ver su rostro. Ambos lloraban. Y como si de aquello se tratará con brutalidad la acorralo en la pared fría, mientras los ruidos de la música llegaban a sus oídos, esa cavidad que siempre lo recibía ahora aún más, besos brutales, demandantes y dolorosos, mientras más lagrimas caía, estrechaban sus cuerpos con dolorosa parsimonia mientras más lagrimas de dolor se apoderaban de la pequeña figura —

—Ya vienen —murmuró él, se alejo de ella mientras le sonreía con arrogancia y esta sería la última vez… maldita sea cuando se enamoró de él… esos orbes…—

—Eres mía…recuérdalo…

Una respiración agitada, unos orbes carmines… y unas lágrimas que nunca olvido; todas las noches era lo mismo desde aquel día, todo era lo mismo… el mismo sueño, las mismas circunstancias y el mismo final.

El calor proporcionado no era suficiente pero aquella figura femenina grácil y bien delgada se levantó desnuda de la cama, de nuevo había soñado con él…se paso las manos con desesperación por su cuerpo pensando en él… a los veintidós años había cumplido su promesa, dejando muchas cosas de lado, entre ellos los amigos, se lo había prometido y lo cumpliría.

En dirección al baño, entró a la ducha necesitaba el agua fría, muy fría…necesitaba pensar, pensar que mañana podría terminar todo o comenzar su lucha… el agua correr por su cuerpo no la ayudaba en mucho quería que fuera él quien la contorneara con sus manos masculinas, un sordo gemido escapó de sus labios cuando había decidido capturar uno de sus senos entre sus manos, quería que fuera él quien la tocara y que fuera ahora… cinco malditos años sin verle, sin hablarle y sin saber nada de él además de saber que estaba vivo. Ella lo quería ahora y todo se vería en unas horas más.

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Era lo mismo, todos los días lo mismo, la misma oscuridad y repugnancia, la misma humedad y vestigios de sangre… la misma celda con los mismos barrotes la misma comida esparcida por el suelo y no pudo evitar pensar en su vida pasada, donde por lo único que se tenía que preocupar era por que no le sucediera nada a ella, maldijo el día en que se tuvo que enamorar de ella siempre tan débil y hermosa; ahora tendría que ser toda una mujer le dijo que no lo olvidará que nadie la tocará, ella era de su posesión, gimió con frustración al mirarse las manos vendadas… las gasas en desuso con grandes vestigios de sangre producto de su reciente riña, algo común; se miró los brazos: blancos, envidia de los hombres que sostenían negros por trabajos forzados, se tocó el cuello en una búsqueda por su tatuaje: una maldita barra de códigos. Palmó sus músculos algo contraídos por la falta de alimentos, no podía negarlo la comida de ese lugar era asquerosa, ahorró su regurgitación para otra ocasión al ver una rata en su celda y observó la Luna apoderarse del cielo… todo esto por un absurdo romance… pero aún así no se arrepentía de haberlo hecho, por que aún la amaba.

Escuchaba los ronquidos de los demás reclusos mientras pensaba en lo que había sido su vida en todos estos años, y quizás en la vida de ella que debía estar hermosa, llevó sus manos adormecidas por el dolor a su cabello rebelde, algo largo por la falta de cortes, y también paso su mano por una gran cicatriz en su pecho producto de su casi muere; suspiro derrotado… ¿Cuánto más tendría que esperar ?

Ella se lo prometió… y el ciegamente creía en su palabra, con prontitud los rayos del Sol se apoderaron del cielo dando la bienvenida al Astro Rey, los golpes en las barrotes de las celdas se escuchaban fuertemente mientras que las risas de los policías llegaban a sus oídos, aún con todo el dinero del mundo no podía salir de ese maldito lugar, su familia lo había abandonado…

—Veo que estas despierto Echizen masculló por lo bajo un policía, escupió lo más cercano que pudo hasta el muchacho mientras sonreía y evidentemente se veía su carencia de dentadura

Vamos chico bonito, hoy tienes una sorpresa espetó por lo bajo mientras abría la celda e iba en su búsqueda

Maldito hijo de perra, ahora verás donde te mando por esa socarrona sonrisa murmuró mientras lo empujaba a patadas mientras lo esposaba, era así… todos los maditos días desde entonces

Daremos una vuelta a la celda solitaria por lo menos hoy no tendría que reñirse por que lo molestaban… suspiro, ¿Cuánto tiempo más, Sakuno?


Editado.

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