Negación
I. Abandonado
Caminaba de un lado al otro con la mandíbula y los puños apretados mientras los ojos le escocían del esfuerzo por no llorar. Tenía que caminar, tenía que hacerlo porque de lo contrario no soportaría las ganas de salir corriendo a matarlo.
Sentía la mirada llena de angustia de Shôta en la espalda y eso le hacía sentir peor ¿Por qué? ¿Por qué aquella noticia no mató sus sentimientos por él? ¿Por qué no aniquiló en seco su cariño, su admiración, su respeto?
¿Por qué le dolía tanto que aquel al que llamaba hermano lo abandonara sin más?
Se detuvo y no pudo contenerlo más. Sintió como las lágrimas le corrían por las mejillas y eso le causaba más rabia. Porque Shôta tendría que verlo en ese estado tan lamentable.
— Kô— se acercó llamándole con voz gentil y sintió la calidez de su mano en su espalda—. Está bien. Déjalo salir.
— ¿Por qué me hizo esto? — Gimoteó entre la rabia y la confusión— ¿Por qué me abandonó también?
Recordó a su padre, recordó a su madre… recordó a su hermano, a todos los que lo abandonaron a su suerte. Pensó que Nowaki sería el único que no lo haría.
Sintió que era lo único que le quedaba a lo que podía llamar familia.
Shôta tomo su mano y lo guio hacia el sofá de la salita haciéndolo sentarse. Solo pudo llevarse las manos a la cara y seguir llorando.
Todo el tiempo sintió su mano subir y bajar por su espalda mientras lloraba. Y no podía creerlo. En su cabeza no cabía el hecho de que hubiese alguien más importante para Nowaki que ellos, alguien por quien decidiese abandonarlos así, sin explicarles nada, sin darles una razón.
—Pensé que para él nadie era más importante que nosotros— susurró finalmente—. Que tonto fui.
— No estoy de acuerdo— dijo Shôta en tono comprensivo, pero sin dejar de ser firme—. No eres un tonto al haber creído en él, Kô.
Hizo una pausa antes de agregar con tono visiblemente molesto.
Si él eligió abandonarte, definitivamente él es el tonto.
No pudo evitar sonreír un poco.
— Gracias— le respondió con esa sonrisa cálida que hacía que Shôta se incomodara un poco porque no lograba entender cómo alguien podría abandonar algo tan hermoso sin darle una explicación.
— Yo no te voy a abandonar jamás, Kô— prometió enlazando su mano con la suya—. Lo que sea que decidas, a donde quiera que vayas… yo voy a estar allí… contigo.
Kô sintió miedo de lo que pudiese hacerle el Señor Usami a Shôta si él decidía acercarse a exigir explicaciones a Nowaki.
— Tendremos que matarlo— susurró un poco triste, pero determinado—. Nowaki es un traidor.
