Tears of Heaven · Lágrimas del Cielo

FF de Harry Potter

El cielo lloraba aquella tarde de Julio. Sus lágrimas caían sobre la tierra, mojándola, en un tiempo atípico de verano. Los últimos años habían sido secos y áridos, mas, ahora, el tiempo parecía marcar una tregua para solidarizarse con los hombres.

El sol pendía en el firmamento claro entre las nubes grisáceas de lluvia. Sus rayos eran poco nítidos y la luz con que bañaba el mundo parecía grisácea y mortecina. Los árboles dejaban sus ramas a merced del viento, con las hojas verdes meciéndose con una ligera brisa que agitaba las negras túnicas de quienes allí se encontraban. No había animal alguno en aquel paraje de tristeza, exceptuando dos petirrojos y un gorrión entre las ramas de un árbol. Callaron su canto y contemplaron la escena.

Sobre el promontorio de la colina se juntaban varias figuras, todas ataviadas con negras túnicas. Llevaban varios paraguas del mismo lúgubre color y el único blanco que se veía eran las camisas bajo los trajes y los pañuelos de las damas. Eran pocos los que allí arriba se acompañaban unos a otros. Mas muchos más eran los que aguardaban más allá de las verjas. Muchos sabían quién era, pero pocos lo conocieron de veras.

Destacaba entre las figuras una de gran altura. Su cabello era oscuro y secaba sus lágrimas con un pañuelo blanco, sin hacer caso de la lluvia que lo mojaba. A su lado una mujer de melena rojiza ocultaba el rostro en el pecho de su marido y sus hijos se apoyaban entre si. Uno de rostro pecoso trataba de consolar a una muchacha de cabellos rizados y enmarañados, joven como él, a un mismo tiempo que sostenía el paraguas.

La lápida rezaba sobriamente:

HARRY POTTER

Murió como un héroe

Y acompañando a tan nobles palabras solo una fecha y dulces flores que se mojaban con el llanto de los siete cielos que pendían sobre ellos.

"Murió como un héroe". Así abrían ese día todos los periódicos mágicos. Mientras, los muggles, seguían sus vidas más allá del cementerio, desconocedores de la desolación, del luto oficial, que reinaba sobre la comunidad mágica. Para unos siempre estaría en sus mentes y sus recuerdos; para otros solo un desconocido más que adornaba el cementerio con su muerte y las actas del gobierno. Solo un nombre, una fecha y una edad enterrados por siempre en el olvido infinito.

Recibió el día anterior una carta su familia, atada a la última lechuza que visitaría el número cuatro de Privet Drive. Mas ningún mugle pisó ese día el cementerio para acudir al entierro. Solo un viejo que visitaba siempre las tumbas, buscando consuelo en los nombres que acompañaban el de su esposa. No conocía el muchacho que merecía las lágrimas del cielo, pero lloró por él. Por la juventud perdida, por el noble epitafio, por los que lloraban por él. Y contempló la ceremonia de lejos.

"Murió como un héroe", rezaban los periódicos de hoy.

"Murió como un hombre", digo yo. Murió por la esperanza, por que un nuevo amanecer surgiera en el mundo tras la muerte del mayor mago oscuro de todos los tiempos.

Y, al final del entierro, cuando todos se iban ya, encontrándose cerca el ocaso de aquel triste día de Julio, en la lápida se encontró otra frase, escrita a mano, con gran caligrafía y tinta indeleble:

HARRY POTTER

Murió como un héroe

Murió por la esperaza

FIN