Que lindo es un drabble.
Bien, am... ¿qué venía aquí? Ah, cierto. El Disclamer: Ouran Koukou Host Club no me pertenece (ni aquí ni en "El rey que quería tocar la luna"). Ya saben, Bisco Hatori y todos los demás.
Esto es un POV (hyde) pero es facilito de adivinar. Y no traten de entenderlo mucho, no lo creo recomendable.
Gracias a todos los que leyeron "El rey que..." y paciencia a los que esperan Broken Mirror. Eso.
Psicopatía
El aburrimiento se lo comía.
Nada en absoluto variaba entre un día y otro, y la rutina parecía comérselo vivo, pedazo a pedazo. Sentía como le mordía los dedos y le respiraba sobre la nuca, como una bestia, como un violador ansioso, como un acosador, como un terror, como un miedo… como la muerte…
Con sus ojos dorados recorrió la gigantesca habitación que poseía y que nunca usaba. Enorme… ¿para qué tan grande? Podía contar con los dedos de una mano la cantidad de días que había estado en ella los últimos tres meses.
Siempre en la otra habitación. Siempre con él, siempre con el único que hacía que la rutina valiera la pena.
Pero ahora ya no estaba. Estaba con ella, estaba con los demás. Estaban todos juntos. Todos menos él.
¿Desde cuando se había alejado? La verdad es que no tenía la más mínima idea, pero ahí estaba, viendo el tiempo pasar, sintiendo como su propio hastío mordía ahora su muñeca y subía por al antebrazo, lamiendo la piel herida.
Herido… Si, así estaba… herido… Destrozado por la libertad, por la amistad, por el mundo exterior del que siempre huyó.
Nunca debió abrir las puertas del jardín secreto. Sabía que si él se negaba, su hermano también lo haría, pero quería lo mejor para él, quería ver alguna vez una sincera sonrisa, quería que amara, que disfrutara…
Felicitaciones, ya lo había logrado. ¿Y qué con él mismo? .¿Qué con su propia felicidad, sus sinceras sonrisas, su amor y su diversión?
A la basura ¿verdad? Claro, si con que uno fuera persona bastaba. El otro podía fingir y nadie se daría cuenta.
Arrugó la nariz cuando sintió los dientes de su bestia personal cerrarse sobre el hombro. A estas alturas ya sangraba en abundancia. No veía su índice ni su dedo corazón. Casi no veía la mano completa, que colgaba apenas desde un tendón solitario.
La luz entraba en exceso por la desmesurada ventana. ¿Para qué querían mansiones los ricos? Una casa un poco más grande de lo normal bastaba. Ah, pero era cierto. En casas pequeñas sus intentos de suicidio y sus perversiones serían escuchadas por los vecinos. Claro, para eso era la inmensidad, para ocultar la mierda que tenían por vida.
Acarició el cabello de su monstruo querido cuando este atacó su cuello y le abrió la yugular. Sintió la tibia sangre caer por el pecho y resbalar hasta el cinturón que no necesitaba.
Los ojos se nublaron y de pronto todo desapareció.
Sonrió nuevamente al saber que estaba muriendo por cuarta vez en la semana.
++Finnis++
